Capitulo 7

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Divine love.

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Nico di Angelo Pov

—Vanessa kershawi, cuyo nombre vulgar inglés es Australian painted lady, es una mariposa australiana de la familia Nymphalidae.— El profesor de biología señala la pizarra, dónde había un dibujo mal hecho de una mariposa con las alas extendidas.

Recuesto mi espalda en la silla y desvío mis ojos a la ventana.

La clase de biología no era una de mis favoritas, no me gustaba para nada. Y solía ignorar las clases, y solo estudiar lo necesario por mi cuenta para pasar los exámenes. Así que en su mayoría ignoro lo que dice el profesor.

—La Vanessa kershawi tiene como zona de distribución casi exclusiva el territorio de Australia, aunque los vientos del oeste suelen dispersarla por las islas al este de Australia.—El hombre señala el mapa, justo la zona donde está el territorio en el que nos encontramos.—Incluyendo Nueva Zelanda, en una extensa migración. Durante la primavera, las mariposas adultas migran en un gran número desde los estados de Queensland y Nueva Gales del Sur hacia el sur.— Su tono se llena de diversión.— Un dato curioso es que en 1889, la migración de estas hermosas mariposas fue tan grande que los trenes eran incapaces de generar suficiente tracción debido a la gran cantidad de mariposas que cubrían las vías.— Explico el hombre.

Trato de imaginar lo que describe y la delirante imagen me hace sonreír.

Me preguntó cómo fue verlo en persona, tantas mariposas batiendo sus alas en un solo lugar. En New York la fauna común consistía en ratas de gran tamaño y algunos drogadictos durmiendo en los parques.

Tenía que admitir que Australia era más «verde» y agradable.

Las calles no olían a marihuana, así que no estaba tan mal.

— A lo que quiero llegar, es que incluso un insecto tan pequeño puede afectar a un ecosistema estable— Su voz se vuelven más rápida, tratando de explicar todo antes de que suene la campana.—Todos tiene un papel, son importantes, incluso algo tan pequeño y efímero como una mariposa.

La campana que indicaba el final de las clases estalló de forma estridente.

— ¡Hagan un reporte sobre una mariposa típica de nuestra región!—Exclamo el profesor de biología.

Todos mis compañeros salieron corriendo del salón como si lo estuvieran persiguiendo. Yo, en cambio. Me tomé mi tiempo.

Espero a Shiera para ir juntos a mi entrenamiento de esgrima. Ella no aparece por ningún lado.

— Vamos, hombre.— Walker pasa su mano por encima de mi hombro y me arrastra con él.— Esos trofeos no se ganan solos, la práctica ya comenzó.

Resoplo y me voy al gimnasio solo.

La práctica dura unas 2 horas y cuando termina estoy bañando en sudor. Me dirijo a las duchas salgo, me visto con ropa holgada. Apenas pongo un pie fuera del gimnasio, la diosa de la tierra choca contra mí. Shiera se disculpa una y otra vez por llegar tarde. Siento curiosidad por saber dónde carajos estaba, pero no me atrevo a preguntarle.

Durante el almuerzo y cena, incluso cuando me voy a dormir, tengo un sentimiento extraño en mi pecho.

La cama se siente demasiado fría.

Me siento solo. Es decir, desde que murió Bianca me siento solo, pero nunca como ahora. Estoy rodeado de personas todo el tiempo.

Tengo compañeros de clases y equipo con los que hablo, bromeo y juego.

Pero no son mis amigos, todo lo que conocen de mí es mentira.

No puedo ser honesto con ellos. No tienen ni idea de quién soy.

Cuando preguntan por mi madre, digo que es ama de casa y me espera con el almuerzo después de la práctica.

Cuando preguntan por mi padre, viaja por negocios y lo veo muy poco.

Cuando me preguntan si tengo hermanos o soy hijo único, digo que tengo una media hermana y otra que está en un internado para señoritas.

Todo lo que digo es mentira y eso me hace sentir malditamente solitario.

Una parte de mi extraña poder hablar con mis pares, gente que es igual a mí, la que conoce la verdad de mi vida y otra parte está llena de alivio por el océano que nos separa. Es difícil.

Y otra vez tengo ese extraño sueño.

Dónde estoy solo en las sombras.

Todo se siente frío.

En lugar de luchar, tratar de escapar de la oscuridad. Solo me quedo allí.

Pensé que si me alejaba del campamento dejaría de tener los famosos sueños mestizos.

Pero aquí estoy.

Eh soñado tantas veces con esto que sé exactamente lo que va a pasar.

Escucho un suave aleteo y cuando abro mis ojos veo una mariposa entre la oscuridad volando en mi dirección. El pequeño insecto alado se posa en mi mano e inmediatamente me invade una sensación cálida.

Suspiró profundamente y en un parpadeo estoy en un prado dorado.

¿Han escuchado sobre el amor divino? Ya sabes, una persona que es absolutamente desgracia encuentra consuelo en una figura divina.

Cuando siento unos brazos rodearme los hombros desde atrás y recostar su pecho de mi espalda. La calidez solo aumenta al igual que mi comodidad. Me siento tan bien que quisiera estar así toda mi vida. Entonces lo siento, el amor divino. La gente normal tiene que conformarse con la fe ciega.

Si Shiera, una diosa, cree que soy digno su amor y atención, entonces…

No es posible que sea tan malo.

No si ella sigue allí, mirándome como si fuera la cosa más interesante que sus ojos han visto. Cuando me sonríe y me dice que quiere estar conmigo.

Me gusta este sueño. Es tranquilo y siempre que lo tengo levantó al día siguiente estando muy descansado. Como si hubiera dormido durante días y estuviera lleno de energía.

— Es hora de irme.— Escucho su suave voz a mis espaldas.

— ¿Por qué?

La busco con la mirada, ella pasa a mi lado entrando en mi campo de visión. Su cabello castaño con luces rubias se enciende con la luz del sol y su piel se ve de un brillante dorado. Camina por la yerba alta, no puedo verle los pies, y sin mirar atrás, se dirige a la entrada del profundo del bosque de pinos.

—¿Shiera?— Ella se aleja y todo se siente frío de nuevo.— ¡Shiera…!

No importa cuánto la llame, ella no me escucha. Solo se aleja.

Un grito se ahoga en mi garganta. Despierto cubierto de sudor frío y el corazón latiendo por todo mi cuerpo. Me levanto de golpe, lo primero que hago es ir a la habitación de Shiera. 

Abro la puerta de golpe y siento mi sangre enfriarse cuando encuentro su cama vacía. Trato de no alarmarme.
Pero no lo consigo. La busco por toda casa, es pequeña y está en las afueras, la rentamos aunque tuviéramos que tomar 2 autobuses para poder llegar a la preparatoria. Pero a Shiera le gustó lo colorida que era y nos quedamos.

No está.

Shiera no está en la casa.

Me apoyo de la mesa y trato de pensar dónde se abra metido.

¿Se fue? ¿Para siempre?

Una gota de sudor se desliza por mí cien hasta mi mandíbula.

¿Y eso qué importa? Es una diosa, ellos nunca se quedan. Si se va ya no la tendré pegada a mí como un koala todo el día. Puedo deshacerme de ella.

Por fin podré sacármela de encima. Y entonces estaré completamente solo.

Tomo mi chaqueta y salgo de la casa, el frío de la noche golpea mi rostro.

— ¡Shiera! ¡Shiera…!— La llamo en medio de la oscuridad y rezo por qué los vecinos indiscretos no se asomen por las ventanas y llamen a la policía.

— ¿Nico?— Escucho su voz femenina a lo lejos y corro en su dirección.

Le doy la vuelta a la casa, el patio está conectado con el bosque. Y allí está la castaña dorada, acostada en el césped, lejos de las luces de la casa, mientras su cuerpo desprende un suave brillo divino. Hay una docena de pequeños insectos que se posan con delicadeza batiendo sus hermosas alas para el deleite de la diosa de la tierra, que juega con ellas de forma distraída.

—¿Qué haces?— Grito entre susurros, exaltado.— ¡Son las 3 de la mañana!—Me aproximo a ella a zancadas, y me quedo parado a su lado. Furioso sin razón aparente, solo sé que estoy…

Que ella me hizo enojar.

— Están migrando.— Shiera alza una de sus manos lentamente, sobre ella descansa una mariposa de hermosas alas.— Harán un largo viaje para esas hermosas pero delicadas alas. La más mínima presión las rompería… Y aun así, hacen el viaje.— Susurra y vuele a bajar su brazo, muy lentamente.

Me apartó con rapidez cuando una de las pequeñas intenta apoyarse en mi hombro y me sacudo como un perro al salir del agua. Shiera se ríe.

De lejos son lindas y todo, pero de cerca parecen sacadas del Tártaro.

— ¿Te dan miedo?

— No.

— Parece que te dan miedo.

Chasqueo mi lengua, fastidio.

— Solo no me gustan.— Resoplo.— ¿Qué te hace pensar que me asustan?

— Es que te ves asustado.— Ella se sienta lentamente y la mayoría de las mariposas huyen al bosque, aunque algunas se quedan revoloteando a su alrededor.— ¿Estás bien? ¿Tuviste una pesadilla?— Pregunto.

— No estoy asustado, solo…— Gruño y sobo mi cien.— Volvamos adentro.— Le pido, ella me mira en silencio por un momento y se levanta.

— Sí, mañana hay que levantarnos temprano.— Opina. Sacudiendo la tierra de su pijama. No me sorprende que use una de mis camisas y un simple shorts de tela suave.

Entro a la casa detrás de ella y cierro la puerta con llave. La veo dirigirse a su habitación, pero no entra, se gira y me mira con curiosidad y extrañeza.

— ¿No irás a dormir?— Pregunta.

— Sí.

Me mira en silencio y alza una ceja.

— ¿Y eso cuando será?

No quiero dormir.

No quería volver a soñar.

—¿Quieres dormir conmigo?— Pregunta tímidamente.— De esa forma, si tienes una pesadilla, te despertaré.— Me ofrece.

— No.

Me acuesto a su lado en la cama. Es más suave que la mía y está llena de mantas, almohadas y peluches. Ella se envuelve en mantas como un burrito y cierra los ojos. Miro como sus largas pestañas descansan sobre sus mejillas y al darme cuenta de que la he estado mirando por mucho tiempo desvío mis ojos para ver su habitación.

Es muy colorida. No se parece en nada a la mía, todo está en tonos verdes.

Amarillo.

Blanco.

Y rojo.

Hay un par de peluches en forma de hongo. Pinto el techo con garabatos de diferentes flores y estoy seguro de que vi una pecera llena de tierra.

Hay un olor en el aire, solo que no distingo que es ¿El olor de la tierra después de la lluvia? ¿Madera? ¿O son pinos? Huele como el bosque, pero mejor, menos intenso y agradable.

— ¿Shiera…?

—¿Mmm?

—¿En serio vas a quedarte conmigo siempre?— Pregunto en un susurro.

— Seee.— Alarga adormilada y se acurruca contra mi costado.

Todo empieza a ponerse borroso.

El sueño me ataca.

Y siento que empiezo a ceder.

— Mentirosa.— Susurró.

Mis párpados pesan. Las sábanas son cálidas y puedo escuchar a lo lejos los latidos del corazón de Shiera. No sé en qué momento me quedo dormido.

No soñé nada.

Dormí profundamente.

Fue un parpadeo. Cuando abrí mis ojos de nuevo entendí por qué estaba escuchando tan claramente el latido del corazón de Shiera. Ella se había deshecho de las sábanas, abrazaba mi cabeza contra su pecho y tenía una pierna encima de mis costillas. Su brazo está sobre mi boca y apenas puedo ver este los mechones de su cabello que se cuelan en mi cara.

Bueno, al menos no tuve pesadillas.


Shiera Pov;

Han pasado 6 meses desde que nos mudamos a Australia. Durante ese tiempo aprendí dos cosas, amo con locura meterme debajo de la piel de Nico, molestarlo, jugar con él, solo por qué me parecen adorables las caras que hace cuando está molesto.

Se ve tan lindo cuando arruga el rostro, aprieta sus labios. Sus ojos oscuros se encienden y se le ponen las mejillas sonrojadas. Es delirante.

Dos, Nico es un prejuicioso y odia Australia. En realidad, odia la salvaje cantidad de insectos gigantes que hay aquí y las enormes olas de las playas. Y lo soleado que está todo el tiempo.

A veces hago cosas tontas apropósito para verlo perder la cabeza.

Llegué un poco tarde a la parada del autobús y Nico se fue sin mí. Resople, y me quedé para esperar el siguiente.

No solo llegué tarde, en realidad llegué una hora tarde.

Entiendo por qué no me espero.

Nico siempre se está quejando sobre lo horrible que es tenerme pegada a su cadera las 24 horas, así que no creo que le moleste irse solo. En realidad, imagino que será refrescante para el tener un tiempo lejos de mí.

Conocí a una viejecita en la parada y me regaló una manzana, así que las cosas no estuvieron tan mal.

Llegué casa luego de una caminata de 10 minutos y por los dioses.

Me detuve frente a la puerta cuando mis ojos se encontraron con una hoja pegada a la madera de la puerta con cinta adhesiva que decía «Bienvenida a casa, perra infiel» en letras rojas. Y entonces supe que Nico iba a tener unos de sus momentos dramáticos.

Cómo cuando llegamos a Australia e hizo un berrinche.

Y como esa vez que se desmayó por qué le dio el sol mucho tiempo.

Oh, cuando ese profesor de catecismo quería continuar su línea familiar con mi ayuda y Nico hizo un escándalo.

Extraño mucho Italia, casi todos los sacerdotes pensaban que tenía una genética privilegiada y me querían para continuar su linaje. No los culpo por tratar de seducirme. Es obvio que les daría descendientes fuertes.

Empecé a sudar como loca, tome la manilla de la puerta lentamente y la gire. La puerta de entrada apenas rechino cuando se abrió y pase.

Cerré la puerta muy, muy lento, asegurándome que no sonara.

Vi a Nico sentado en el sofá viendo una película, aún no me había visto, así que camine de puntillas detrás del sofá en dirección a mi habitación. Si lograba llegar allí sin que me viera, quizás podría evitar la montaña de mierda que venía sobre mí.

Pase detrás de él sintiendo que mi corazón se iba a salir de mi garganta. Cuando llegue a mitad de camino, me gire para asegurarme de que Nico no me había visto. Y al instante los ojos oscuros del hijo de Hades taladraron mi rostro, estaba parado aún lado del sofá. Mirándome. Sonríe apenas. Mi cuerpo se enfrió y empecé a sudar a chorros, mi corazón se apretó en mi pecho y mi estómago se sumió.

¿Qué es esto que sentía? ¿Esto era la culpa? ¿El miedo? ¿Nervios?

—Perdón por llegar tarde— Balbuceó.— Estaba… Haciendo un proyecto en la biblioteca y olvidé ver la hora.

Nico me miro intensamente.

—¿Crees que soy idiota?— Me cuestionó con voz ronca.

Se me baja la presión.

Abro los ojos por completo.

—¿Eh?— Jadeo.

—¿Crees que no sé dónde estabas?—Gruñe el pelinegro a la vez que suelta una risa amargada, mirándome con ojos entrecerrados. Miro a los lados.

—¿De qué hablas?—Pregunto confundida por sus palabras.

—¿Crees que no reconozco las señales?— Me pregunta.—Postura recta, siempre llegas tarde, y cuando cenamos no tienes hambre— Me mira con ojos asesinos.— Hueles a bastardo divino.— Sisea, exhalando fuego.

Bueno, quizás estoy exagerado con lo del fuego. Pero así parece para mí.

— Puede quizás huelas tu propia esencia.— Digo y se me quiebra la voz a media frase, nerviosa.

—¡Estás viendo a otro semidiós!— Me acusa y no hay rastro de duda en él.

Me quedo callada unos segundos, solo mirando su cara de desquiciado.

Entonces pregunto;

—¿Estás drogado?

—¡Shiera no me mientas!— Grita.

Y yo me quiebro ante la presión. Me arde la cara y tiemblo como gelatina.

— ¡No es lo que crees!

—¿Quién es?— Exige saber, avanzando hacia mí.

Yo retrocedo.

—¿Eso qué importa?

—¡¿Quién es?!

— Isabella, salón B-12 es un año mayor—Respondo rápidamente.—Pero no es importante, la noté hace un par de semanas y la salve de que se la comieran unos lobos mágicos.— Trato de explicarle, pero estoy muy nerviosa y las palabras se cortan.

—¡Hubieras dejado que se la comieran!— Chillo el semidiós.

Lo miro escandalizada.

—¡Nico…!

— No pasaremos otro año en este lugar, empaca tus cosas.— Resopla con molestia, dándose la vuelta para encaminarse a su habitación.

— Dejaré de verla.—Lo persigo.—¡Ella no significa nada para mí! ¡Lo juró!

— ¡Eso no es suficiente! ¡No puedo confiar en ti!— Me cierra la puerta en la cara. Segundos después vuelve a abrirla y deletrea.—EM-PA-CA.

Y luego vuelve a cerrarme la puerta en la cara. Ahora yo soy la que está haciendo un berrinche.

— ¡Grrr…!

Hola chicas y chicos.

Espero que les haya gustado el capítulo, y no se impresionen si hay grandes saltos de tiempo en la historia.

Bye bye.

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