Capítulo 6. Pecera
🦋 11 años de edad.
Cuando Taehyung terminó de subir las escaleras y su mirada divisó el cuerpecito de su mejor amigo, su corazón se partió en mil pedazos.
Entonces, se le dejó ir y se sentó a su lado, sin mero cuidado de no lastimarse y ninguna noción de lo peligroso que aquello podía ser, pues Jungkook se encontraba en el tejado de su casa, observando, en un silencio sepulcral, la puesta de Sol más eterna de su vida.
—Jungkookie —le murmuró con tristeza, ya abrazándose del cuello del niñito que ni siquiera se inmutó un poco—. Lo siento —y fue cuando las lágrimas del azabache volvieron a salir, repletas de melancolía, mientras su mirada viajaba hasta lo que estaba sosteniendo: la pecera de Nemo—. Estaba preocupado porque no fuiste a la escuela y, apenas que llegué, mamá me dijo lo que pasó. Lo siento, de verdad.
—Taehyungie —susurró Jungkook, casi sin aliento, haciendo un pucherito que lo sumergió en una laguna de dolor—. No me di cuenta, fui un mal dueño.
—No, no es cierto, Spidey... sabes que no es cierto.
—Sí lo es: dejé de prestarle atención —explicó y, al escuchar sus leves sollozos, los ojos amielados también se llenaron de lágrimas—. Soy el peor humano del mundo. Ni siquiera pude darle un final mejor, mamá lo echó por el inodoro cuando me puse a llorar.
—Jungkookie —susurró Taehyung, cerrando sus ojos fuertemente y pegando su frente en la mejilla que Jungkook le compartió—... Nemo... Nemo sabía que lo querías.
—¿Tú crees? —preguntó, cerrando los ojos a la par y acurrucándose al costado del cuerpo de su pequeño amigo.
—Por supuesto. Tú no eres el peor humano del mundo, no. Tu eres la persona más bondadosa, gentil y cariñosa que conozco. Siempre demuestras cuando aprecias a alguien, así que estoy completamente seguro de que Nemo sabía que lo querías —Jungkook suspiró, no tenía idea de lo que, según Taehyung, podía transmitir, así que se sintió conmovido—. Lamento mucho tu pérdida.
—Gracias, Tete —le susurró y sus manos se buscaron, entrelazándose a la brevedad. Ambos se quedaron en silencio, viendo como los colores naranjas, amarillos y rosados se iban convirtiendo más y más en azul—. Tae, yo me moriría si te llegara a perder... Eres la persona que más quiero en el mundo, eres mi otra mitad y, si te pierdo, mi vida se termina en ese momento.
—Jungkook, no digas eso.
—Hablo en serio.
—Lo sé, pero no lo digas —le pidió, solo tratando de sentir su bonito calor todo lo posible—. Sabes que eres lo mismo para mí, ¿Verdad?, Sabes que te quiero más que a nadie y que mi sueño es tu felicidad, ¿No? —Jungkook asintió levemente, muy consciente de las palabras que estaba recibiendo—... Si me muero primero que tú, Jungkookie, quiero que sigas adelante y seas muy feliz. No deseo que te pongas triste y te deprimas inmensamente, no; quiero que me recuerdes con cariño y digas: ah, Taehyung debe estar en el cielo peleando con algunos ángeles, mientras sostiene la pecera en la que cuida a Nemo.
—Tete —el azabache sorbió su nariz al reír en perezoso.
—Anda, promételo.
Y la bonita mirada de Taehyung fue suficiente para que el pecho de Jungkook se apaciguara—. Lo prometo, osito.
—Gracias, lindo Koo. Ahora, anímate, Nemo no querría verte así.
—Es imposible que me anime, Taehyung.
—Lo sé, por eso he venido a cargar tu pena también: para eso están los amigos.
—Te quiero.
—Te quiero más.
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