Capítulo 2. Bicicleta

🦋 5 años de edad.

—¡Tete! —gritó Jungkook, dejando caer su bicicleta sin ningún cuidado, mientras corría despavorido a atender al pequeño niñito que lloraba en el piso, entretanto se tomaba la rodilla.

—¡Kookie! —el contrario chilló desesperado y sintió que el corazón le dolía, mientras la sangre le cubría su piel suavecita.

—Tete, te dije que tuvieras cuidado. Hubiéramos dejado las rueditas a tu bici.

—¡No!, ¡Yo quiero aprender!

—Tete —trató de regañar, pero los ojos amielados y llorosos del pequeño, le partieron el alma en dos—. ¿Te duele? —le preguntó, tratando de retirar las manitas que temblaban y estaban sucias por haber tocado el asfalto.

—Mucho, Kookie —confesó, haciendo pucheros de manera caótica: Taehyung siempre había sido un chiquillo mimado, Jungkook lo conocía, pero podía intuir que, por primera vez, ese mohín adolorido no lo efectuaba por simple capricho.

—Osito, cálmate... o lloraré también —le dijo y sus manos acunaron las pequeñas mejillas rojas, mientras intentaba limpiar las largas lágrimas—. Vas a estar bien, le diré a mi mami que te diga: "Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana" y te cure con la medicina morada.

—No, esa duele —pidió Taehyung y Jungkook puso un puchero angustiado.

—Pero así sanará más rápido.

—Pero dolerá más.

—Solo al principio.

—Koo...

—Tae...

—Solo quiero aprender a andar en bici para jugar contigo y que no tengas que detenerte para esperarme siempre —confesó y volvió a soltar el llanto en grande, causando una tristeza inmensa en el pequeñito que lo veía conmovido, pero asustado.

—Tete, a mí no me molesta detenerme a esperarte —admitió—. Me gusta mucho saber que vienes hacia mí mientras sonríes.

—Pero... Pero... Quiero ser también un niño grande, Jungkookie, como tú.

—Ya eres un niño grande, el otro día no corriste del perrito de Namjoon hyung —le dijo y Taehyung se quedó pensando, mientras hipaba con descontrol—. Quitarle las rueditas a tu bici no te hace ser maduro, ni tampoco es un pecado mantenerlas. Si quieres aprender, seguiremos practicando otro día, pero no hay nada de malo en ello, y yo en serio voy a esperarte por siempre.

—¿De verdad?

—Seguro que sí —soltó y Taehyung sonrió entre las lágrimas—. Anda, vamos con mi mami. Ya eres un niño grande y debes aguantar la medicina.

—¡Jungkookie!

—¡Taehyungie!

—No quiero levantarme, me duele.

—Osito —rogó Jungkook, pero supo que Taehyung no bromeaba—. Ya no llores —y un besito en la mejilla le fue dejado de forma repentina, haciéndolo abrir los ojos en grande y detener su actuar—... Aquí estoy, no te voy a dejar —soltó y lo tomó, ayudándolo a ponerse de pie y llevándolo hasta la casa, mientras lo abrazaba de costado, esperando que el raspón en la pielecita de su pequeño Taehyung, desapareciera cuanto antes.

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