Capítulo 12. Fiesta

🦋 17 años de edad.

Jungkook estaba comiéndose a Taehyung con la mirada, mientras éste esperaba que el barman le sirviera su primer par de copas en la vida.

Es que... Agh, Taehyung se había vuelto tan lindo... tan espectacular... tan hermoso... tenía una figura esbelta y delicada, su complexión era perfecta para ser el hombre más fino del mundo, y la caída de sus ricitos solo ayudaba a que se viera más tierno y deseable... De verdad, era increíblemente precioso, por eso no podía dejar de verlo ni un solo segundo, aumentando el gusto por su persona de una manera proporcional.

Entonces, Taehyung le regresó la mirada desde su sitio y le sonrió en grande, cerrando sus ojitos por el abultamiento de sus mejillas... y Jungkook sintió que se iba a desmayar.

No lo iba a negar, cada noche, al estar en su habitación, se arrepentía una y mil veces de ver a su mejor amigo de esa forma, pero es que era imposible no hacerlo. Era un descarado, sí, pero Taehyung no le dejaba otra opción.

Si tan solo las cosas fueran diferentes y el castaño se sintiera en confianza para confirmar que le gustaba tanto como a él, seguro se lo comería a besos en ese mismísimo momento, incluso siendo el tipo más heterosexual del lugar.

—Listo, Jungkookie —dijo, Taehyung, regresando a la mesita que compartían en la fiesta donde se encontraban.

—Somos menores de edad —fue lo que contestó el azabache y el ajeno solo asintió.

—Por eso solo tomaremos una, porque Namjoon dijo que una no es ninguna.

—Tonto —le insultó, Jungkook, al reír.

Sin embargo, llevaron las copas al centro, brindando en un movimiento que resonó cristalino aún sobre la música del lugar, y de pronto se las llevaron a la boca, ingiriendo, de un solo trago, el contenido del transparente vaso.

—¡Agh, amargo! —mencionó Taehyung, haciendo una mueca de limón y, provocando, por enésima vez, la risa del azabache—. ¿Por qué a la gente le gusta esto?

—Es porque...

—¡Taehyung! —saludó Wooshik, llegando a la mesa de golpe y sonriéndole, inesperadamente, a ambos chicos: sí, también al mejor amigo del bonito castaño—. ¿Qué tal, Jungkook?

—Hey —contestó, sin nada de ganas, sintiendo, por primera vez en la noche, la necesidad de salir de la fiesta y estar en la habitación de Taehyung, abrazándolo mientras, recostados, se cuentan cualquier tontería.

—¿Crees que pueda robarte a Tete unos minutos?

—¿A mí? —preguntó el mencionado, totalmente sorprendido.

—Sí, quiero bailar contigo —y el rostro de Taehyung se tornó más rojo que el tomate más colorido del mundo—... ¿Te gustaría?

Y la mirada de Taehyung fue directo hasta la del ojigris, pidiéndole opinión al respecto, esperando saber lo que pensaba; sin embargo, aunque no quería, el azabache solo asintió, queriendo pegarse un tiro en ese mismo momento, al experimentar una especie de celos llenarle el estómago.

—Ya... ya vuelvo —le dijo a su amigo y se puso de pie, dejándose guiar hasta la pista de baile por la mano de Wooshik que tomó la suya, haciendo, sin ninguna intención, temblar de la rabia a Jeon Jungkook.

¿Quién se creía ese idiota de Wooshik?, ¿Cómo podía andar por la vida llamando a Taehyung cómo Tete?, Eso solo podía hacerlo él, nadie le había dado derechos a ese infeliz.

Ay, pensándolo bien, estaba completamente perdido.

No obstante, prefería no mirar hacia la pista, pues parecía que Taehyung se comenzaba a divertir y eso le partía el alma, por eso sacó su celular y comenzó a jugar con su Talking Tom, entreteniéndose casi a la brevedad. Pero, justo cuando atendía las necesidades del gatito, la voz de Chaeyoung lo interrumpió.

—Vamos, estamos en una fiesta, deja esa cosa.

—Chaeyoung...

—Jungkook, no seas aguado y mejor invítame a bailar.

—¿A ti? —preguntó incrédulo, y aclaró su garganta cuando se dio cuenta del tono maleducado que había utilizado—, ¿Quieres... quieres bailar conmigo?

—¡Por supuesto! —contestó ella y, fingiendo que no le dolió aquello, tomó la mano del joven, casi arrastrándolo hasta el sitio.

Comenzaron a moverse. La verdad es que Jungkook no era muy bueno en eso, pero ella sabía cómo manejarlo y solo debía hacer movimientos que empataran con la ajena. Y todo estaba yendo bien, hasta que, sin poder evitarlo, las cosas empezaron a subir de nivel cuando la chica inició a abrazarlo por el cuello y a restregar su delgado cuerpo contra el suyo.

Se estremeció, sí, pero no porque la rubia lo estuviera seduciendo, no: más bien, porque se topó con la mirada de Taehyung, quién se había quedado perplejo al otro lado de la pista, dejando a Wooshik bailar solo por unos instantes.

Pero Wooshik no era tonto y lo tomó por la cintura para girarlo, evitando que pudiera ver a Jungkook y que su concentración estuviera en el baile de ellos dos; sin embargo, Taehyung no aguantó más de un minuto para volver a buscar a su mejor amigo, mirándolo resentido, cómo si le estuviera reclamando con una expresión recriminante... tan triste y arrepentida como la suya.

Y la canción cambió a una balada romántica, transformando completamente la atmósfera del lugar a una repleta de amor. No obstante, Taehyung no iba a bailar aquello con Wooshik: no podía, no tenía la fuerza; así que, cuando iba a ser abrazado para bailar románticamente, se zafó del agarre con delicadeza y sus ojos dieron con los ajenos.

—Wooshik, lo siento —fue lo que dijo—. Tengo que ir a decirle algo a Jungkook —y, sin más, se giró, atravesando la pista y llegando hasta donde Chaeyoung y el azabache aún no comenzaban a bailar, pues la chica apenas le estaba tomando las manos al ojigris para que éste las atara a su cintura. Sin embargo y justo a tiempo, Taehyung la detuvo, tomando un brazo de la chica—. Oye, dame un minuto con Jungkook.

—Taehyung, Dios. Tú siempre estás con él, ¿No puedes darle ni cinco minutos de tranquilidad?

—No, no puedo —contestó, sin pensarlo mucho y obligó a que Chaeyoung soltara las manos de su mejor amigo—. Es urgente —trató de explicar y la chica solo se hizo a un lado, después de quejarse y maldecir al castaño.

Sin embargo, cuando apenas se retiró unos centímetros, Taehyung se metió desesperado en el abrazo de Jungkook y llevó las manos del azabache hasta rodearle la cintura, abrazándolo por el cuello también, sintiendo un alivio gigantesco que le llenó el cuerpo.

—¡Oye! —se quejó la rubia, pero el castaño solo la ignoró y escondió su rostro en el pecho del ajeno, agradeciendo que éste se hubiera puesto más alto y fornido en el último año.

—Chae, te busco después —fue lo que pudo decir Jungkook, cuando volvió a la realidad, una en la que estaba tocando la bonita cintura de Taehyung, siendo éste su sueño más culposo y anhelado. Entonces, la rubia se fue, permitiendo que el ojigris se animara a hablar—... Tae...

—Baila conmigo, Jungkook.

—¿Qué? —preguntó, pues no estaba seguro si había escuchado bien o si ya estaba alucinando.

—Por favor, baila conmigo... solo conmigo —le pidió y levantó su rostro, provocando que el corazón de Jungkook se quisiera salir de su pecho al dejarle tan cerca esa boca preciosa con aliento a su primera bebida alcohólica.

Pero solo acató la orden, como siempre lo hacía, tomando el mando de aquella balada que le incitaba a balsear con Taehyung durante toda la eternidad. Y sus ojos solo estaban ahí, completamente conectados y adheridos a los mielecitos de su amigo, haciéndole sentir un zoológico en el estómago.

—Yo... lamento que me hayas visto con Chae...

—Lamento haber aceptado bailar con Wooshik... Te dejé solo y no fue justo, yo te traje aquí.

—Está bien, tienes que convivir con otras personas.

—No, no necesito a otras personas, ya te tengo a ti... y tú eres el más importante para mí, eres lo que más quiero... siempre eres primero, sobre todas las cosas y personas... por eso, no sabes cómo me arrepiento de haber ido con alguien más.

—Taehyung...

—En serio te quiero, Jungkook —estableció—, no bailes con nadie más y no me dejes a mí hacerlo.

—Pero, entonces, ¿Cómo encontrarás a tu príncipe azul?

—No hace falta encontrarlo —soltó, con sinceridad—, ya me abrazas tú —y dicho eso, su rostro fue a esconderse de nuevo en el cuello del joven que sintió como, por primera vez, de manera consentida, estaba tomando al mundo entre sus manos.

Ya te abrazo, Tete... ayer, hoy y para siempre.

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