Capítulo 53: Un mundo de caminos y atajos.




Mansión Min | 11:20 p.m.

La puerta de la habitación se abrió y Yoongi entró con una expresión cansada, tenía los ojos nublados con una ira negruzca de la que Jimin sabía, había estado conteniendo porque en ningún momento del camino de la bodega abandonada hacia la mansión, el alfa le dirigió la palabra.

Jimin siseó una maldición escondidamente y masajeó sus sienes, no le había dicho a nadie que en realidad le habían intentado inyectar una mierda extraña, no necesitaba más pegajosos encima suyo. Pero le extrañaba sentirse tan agotado cuando su dragón tenía una excelente resistencia, no tenia la inmunidad completa a los venenos como Jungkook, pero no cualquier cosa podía enfermarlo.

—¿En serio vas a mantener la ley de silencio?

—Mmm... —Yoongi tarareó algo que pudo haber sonado como una afirmación. El alfa se dirigió al closet, entrando en él con una maleta de mano.

—Ya me disculpé varias veces... —murmuró mirando hacia otro lado, si de pronto le dio escalofríos y sus mejillas se sintieron calientes no tenia nada que ver con la presente situación.

Sentándose en la orilla de la cama, Jimin jugueteó tranquilo con sus dedos, no se sentía bien. Lo aceptaba, pero tampoco quería decir algo porque sus últimas semanas habían sido de todo menos tranquilas. Durante su primer embarazo no tuvo muchos síntomas así que suponía que este sería igual, por lo que el entumecimiento en su pecho lo asociaba a la carga de estrés que había estado acumulando de forma excesiva sin decir nada.

No estaba acostumbrado al trato silencioso, ni mucho menos viniendo de una persona que siempre le otorgaba su completa atención como Yoongi. Se sentía extraño, raro, solo.

—Que día tan jodido... —susurró.

Después de que Yoongi había hecho su esplendorosa entrada, Wonho le dedicó una ultima mirada al omega y murmuró algo que, a pesar de todo el ruido, Jimin pudo entender.


"—Siempre lamenté no haberme quedado con Jaemin esa noche, pero hasta el día de hoy, ¿no pareció una noche muy sospechosa?"


Entonces Jimin lo dejó ir. Con la promesa mental de que lo volvería a encontrar, y saldarían cuentas del pasado a mano armada.

Jimin no recordaba con exactitud los hechos de la noche en donde la mansión fue atacada, su espacio sub omega le había provocado lagunas mentales por el mismo trauma, y cada vez que intentaba visualizar rostros, o pensar en cosas especificas sólo recibía espacios en blanco. Sin embargo, después de eso, si tenia muy presente la depresión en la que Wonho pareció sumirse. Incluso si su matrimonio fue arreglado y ellos personalmente acordaron una relación con beneficios, el omega no había esperado la dedicación que la serpiente había puesto en la crianza de su hijo.

Por lo que verlo derrumbarse bajo una personalidad tosca y explosiva por reprimir la tristeza del duelo por su hijo, fue relativamente sorpresivo para Jimin. A veces, cuando compartía sus observaciones con Seokjin, el alfa lobuno le explicaba con un suspiro que después de todo era su hijo y que lo más normal para Wonho sería llorarle su muerte.

Pero para Jimin, quien había crecido observando y sintiendo de primera mano lo cruel que puede ser un padre alfa con sus crías, las lagrimas de Wonho eran dudosas, y lo fueron durante muchos años, especialmente cuando después de salir de su sub espacio, Wonho aparecía y desaparecía como si nada, sarcástico y con comentarios irónicos siguiendo la espalda de su padre a todos lados.

Porque después de todo, seguían siendo un matrimonio arreglado, no debió esperar que algo de eso fuera real por más que lo hubiera sentido así.

Mentiría al decir que su corazón no se sintió traicionado, pero no tenia tiempo de darle la importancia que no se merecía, su mente estaba ocupada en planear, ascender y poseer.

Con un largo suspiro, Jimin se dejó caer hacia atrás en la cama, rodando y dando la espalda al closet, abrazando una almohada—Malditos alfas de mierda, que tienen de bueno, que tienen de especial, ¿un nudo? —se emberrinchó susurrando para sí mismo—, los omegas masculinos también tenemos un pene, que pueden hacer ellos que no pueda hacer yo.

Un ruido lo sacó de su rabieta y Jimin se giró perspicazmente para ver a Yoongi en bóxer y con el cabello húmedo, ¿había estado tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que el alfa ya estaba arreglándose para irse? Los ojos del rubio cayeron sobre el bulto entre las piernas del hombre y con velocidad volvió a girarse, escondiendo su rostro en la almohada.

—Bueno, ¿y qué si tienen un mejor tamaño que yo? —se quejó en voz bajita contra la esponjosa tela—¿y qué si es grande, grueso y llena muy bien?

—¿Qué tanto murmuras ahí?

Jimin chilló sobresaltado, lanzando la almohada al alfa que apareció de sorpresa inclinándose a su rostro.

—¡Me asustaste, idiota!

Yoongi alzó una ceja—Estoy literalmente aquí contigo, ¿Qué pudo haberte sorprendido? Además, ¿Cómo es que tus sentidos no captaron eso?, ¿te sientes bien?

—Nada, nada —resoplando, Jimin se sentó y peinó sus cabellos hacia atrás—Bueno, ¿ya ha decidido levantarme su castigo silencioso, señor?

Rodando los ojos, Yoongi terminó por abotonar su camisa—No era un castigo, sólo necesitaba tranquilizarme. No tienes ni idea de lo que hiciste ¿verdad?

—Bueno, perdóname por haber sido secuestrado, la próxima vez que simplemente decida caminar por ahí tratare de que no me lleven los hombres malos.

—Oh vamos, sabemos que no fuiste solamente a "caminar por ahí". Aun así, sé que no fue tu culpa, por dios que no. Pero no estoy hablando de eso, quiero decir, lo dejaste ir, a él.

Yoongi se miró agitado por unos momentos y añadió: —En mi cabeza me atormentan muchas respuestas de porque lo dejaste ir libre y ninguna de ellas me gusta, eres mi omega ahora, mío, ¿por qué maldita sea me tengo que sentir así si eres mío?

Jimin levantó su mano y atrajo al alfa consigo—Escucha, de Wonho me encargaré yo, no era el momento ni el lugar, morirá o pagará su traición, pero no ahora.

El gruñido del alfa reverberó sólo en su pecho, más Yoongi esquivó su mirada y terminó por maldecir en voz baja negando con la cabeza.

—No entiendes, te llevó, te secuestró, esto no es un atentado simple, él malditamente te intentó alejar de mí —gruñó fuerte, sus ojos cambiando de negro a rojo, de rojo a negro.

—Shhh... no te alteres gatito, no voy a minimizar lo que sucedió, entiendo tu preocupación —llevó una de sus manos para acunar una de las mejillas del alfa con suavidad.

—¿La entiendes? no parece —Yoongi besó la palma de Jimin y la apretó con la suya propia a su mejilla—, yo estaba apunto de quemar la ciudad entera, Jimin. De comerme las cabezas de todos y no dejar ni un hueso. Tú no sabes —río con los ojos cerrados, pero cuando los abrió, eran de un rojo fuego—del alcancé que tienes en mí, de la locura que detona tu persona. Y parece ser que no entiendes, del fuego de mi enojo, quemando cada gota de mi sangre porqué tengo que controlarme y abstenerme de defender a mi omega, a la madre de mi cachorro.

—Alfa tendrás tu venganza, como mi alfa, en mi nombre, a mi protección, pero no ahora, Alfa —Jimin insistió.

Yoongi parecía menos tranquilo con eso—Dime que no quieres verlo, dime que ya no te interesa, quiero escuchar de tu boca salir que no hay otro alfa en tus ojos que no sea yo.

—¿Y dejar a Jungkook por fuera? —preguntó divertido.

—Omega —gruñó en levedad.

Jimin terminó por sentar al alfa en la cama y se acomodó sobre él, pasando sus brazos por atrás de su cuello en un abrazo inesperado.

—La inseguridad no te pinta bien, Min Yoongi. Después de todo, eres mi alfa, mío, el más fuerte y el único para el puesto.

Yoongi lo rodeó con sus brazos y lo abrazó con fuerza, besando la piel expuesta de su cuello, sus mejillas, y la comisura de sus labios.

—Respetaré tu decisión, pero si vuelve aparecer, si su estupidez hace que surja frente a ti y te mire con esos ojos suyos, me encargaré de arrancárselos yo mismo y quemarlos con mis llamas, ¿comprendes, mi omega? —repartió pequeños besos por su mandíbula que hicieron cosquillear al rubio—y si te toca con esas manos, se las cortaré y haré que se las coma, si logra saborear una bocanada de tu delicioso aroma, de tus exquisitas feromonas, jalaré su lengua tan fuerte hasta desprenderla. Y espero, que tú respetes eso como yo lo haré hasta que su ignorancia lo haga volver.

Jimin dejó salir un silbido tembloroso cuando las manos de Yoongi se escabulleron bajo su camisa—No espero menos del padre de mi bebé y del alfa... —sus ojos centellaron en plata, el azul dejado atrás y el glaciar helado en gris reinando su iris—que he elegido como mi compañero.


(...)


12:56 a.m.


Taehyung estaba loco de ira y enojo, pero años de entrenamiento lo mantuvieron quieto en su postura y con la boca cerrada a pesar de las inmensas ganas de maldecir al patético sistema de seguridad de la mansión Min, y también a la imprudencia de Jimin.

—¿Y que más sucedió? —Seokjin intentó consolar a Jungkook haciendo preguntas con un tinte de fingida emoción. El menor había estado silencioso desde su crisis ansiosa y lo comprendía, pero aun así se sentía preocupado por el dragón más joven.

—Yoongi hyung se subió a un helicóptero —contestó mirando distraído a otras direcciones.

—Eso debió ser extraordinario de ver, pero, ¿tú te sientes mejor? —preguntó el médico.

Jungkook asintió—Yoongi hyung me calmó, su aroma funcionó.

Rápidamente tanto Seokjin como Taehyung se giraron a mirarlo estupefactos. La condición hibrida de Jungkook lo había hecho crecer con muchas peculiaridades, y aunque Taehyung decía que era por el lazo con Jimin, Seokjin creía firmemente que Jungkook tenia una aversión a los aromas de especies más débiles que la suya. Desde niño lo hacían vomitar y enfermar con frecuencia, por eso Jimin lo marcaba con su aroma de forma constante.

Ahora, ya un joven pronto a ser adulto, los síntomas no eran tan fuertes. Pero, todavía sentía disgustos por la mezcla de aromas de otras especies. Seokjin sólo pudo resoplar cansado, una vez más Min Yoongi demostrando la enorme compatibilidad que tenía no sólo con Jimin, si no con ambos dragones basiliscos.

—Insisto en que te quedes conmigo —murmuró Taehyung acercándose al joven dragón, lo abrazó y obligo a que el más chico escondiera su rostro en su cuello en un gesto protector—, como estarás allá fuera sabiendo que hay chicos malos que te persiguen.

Jungkook se separó—No seas idiota, estaré con Jimin hyung, y también Yoongi, ¿Qué más protección quieres?, ¿acaso no confías en ellos?

Taehyung lo ignoró olímpicamente—Repito, como estarás allá fuera sabiendo que hay chicos malos que te persiguen.

—Oh por favor, no me hagas hablar sobre la seguridad de Jungkook en tus manos porque hay cosas que no te van a gustar —Jimin finalmente apareció, todos los hombres se pusieron en hilera haciéndole una reverencia. Detrás suyo, Yoongi hablaba por teléfono y llevaba dos maletas en una mano que pronto entregó a Hoseok.

Jungkook se marchó veloz en cuanto sus ojos vieron al alfa mayor. Y tanto Seokjin como Taehyung se acercaron sigilosos al omega, retirándolo un poco del equipo de empleados y susurrando entre ellos.

—¿Estas seguro de esto? —el alfa lobo preguntó primero, se giró levemente para mirar a Yoongi, quien tenía de la mano a Jungkook y daba órdenes a sus hombres a unos pasos de lejanía, después volvió al rubio con ojos desesperados—Jimin... si algo vuelve a pasarte.

El nombrado respondió—Se supone que me estoy yendo unos días para que no se vuelva a repetir.

Taehyung gruñó con levedad y tomó de forma brusca al omega de la muñeca—¿Sabes lo preocupado que estaba, pastelito? Verte tan tranquilo me está provocando una aneurisma, ¡fuiste secuestrado en las narices de todos!, ¿sabes que tan mal posicionados nos deja eso como sindicato?, la humillación... y, sobre todo, con que maldito coraje se atreven a intentar llevarte.

Jimin lo miró estoico—Tu rostro serio ya había durado mucho para mi gusto, deja de lloriquear y escúchame, escúchenme los dos —los señaló en un siseo susurrante—, necesito que estén al pendiente de cada movimiento de Sanghyuk, y tú —se zafó del agarre de Taehyung y lo empujó con molestia—más te vale hacer tu trabajo porque jodidamente te perseguiré en tus pesadillas si dejas que algo así vuelva a pasar.

—¿Qué deje que vuelva a pasar? —el shifter pantera se rió de forma seca—Que yo lo deje pasar dice, ay, mi nuca, mi nuca, ya me duele este tumor en mi cabeza llamado "maldito seas Park Jimin" —gruñó enojado—, confíe en que Min Yoongi te llevaría sano y salvo a la mansión, y maldito sea ese estúpido nudo de carbón que, ¡enfrente de toda su carota estúpida dejó que te llevaran!, ¡y más aún, sabiendo que tu fuiste a entregarte en bandeja de plata!

—Cuida tus palabras, no estás hablando con cualquiera —Jimin gruñó con sus ojos centellantes.

Taehyung se acercó como un toro rabioso con su iris verde oscureciéndose cada vez más—Yo tampoco soy cualquiera, soy tu segundo, no cualquier perro lacayo, ¿entiendes? maldita sea me preocuparé y me enojaré, ¡tengo derecho de sentirme así cuando tu vida es la que esta en peligro, Jimin!

—Ya, bajen la voz —los regañó Seokjin metiéndose en medio—, no es momento de enojarse.

Jimin gruñó frustrado y después suspiró cerrando y abriendo sus ojos—Entre ustedes y frijol, harán que vomite de verdad.

—¿Frijol? —preguntó el dúo confundido y desconcertado.

—Como sea, estén al tanto de los distritos de Sanghyuk, he recibido una llamada de las chicas, el imbécil ha comenzado un tiroteo en su territorio, ¿motivos? hay muchos, traición, despecho o búsqueda, y si es lo último, ustedes se encargarán de averiguar que jodidos esta buscando porque nos conviene encontrarlo primero, ¿me entendieron?

—¿Qué distrito? —preguntó la pantera con un mal presentimiento.

—Kyuga —murmuró Jimin.

Taehyung no entendió porque de pronto la imagen de tres adorables niños apareció en sus recuerdos, no los conocía, no tenía por qué preocuparse, sin embargo, las coincidencias eran tan grandes, pero también bastantes refutables.

—Me encargaré de eso —asintió.

Jimin asintió de vuelta y giró para irse sin embargo se volvió para enfrentar a ambos alfas, señalándolos.

—Ahh... casi lo olvido, investiguen a Kim Namjoon.

—¿Al segundo? —pregunto Jin sorprendido.

—Si, han pasado muchas cosas en estos días y no he tenido el placer de verlo, no debería de estar tanto tiempo separado de Yoongi y sin embargo no ha hecho acto de presencia, definitivamente Yoongi lo mandó a trabajar en algo y obviamente ese alfa testarudo no va a decirme, así que también manténganse alertas.

—Pero-

Jimin miró el debate en el rostro de ambos y sólo pudo sonreír quisquilloso. Estiró su mano a Taehyung en forma de saludo y la pantera la tomó con una ceja alzada.

—Oh, queridos, me gusta Min Yoongi, confío en él, pero el narcotraficante Min es otra cosa y me gusta creer que no soy un idiota, así que, los veo en unos días y suerte con sus tareas —movió su mano restándole importancia y en una leve onda de despido.

Taehyung se quedó parado ahí mirando la espalda de su jefe, pero la curiosidad fue a su mano donde el fragmento de un pequeño papel arrugado había sido dejado discretamente por el omega.

Seokjin resopló dándole la espalda para marcharse—Serán días ocupados.

Los ojos verdes del cambia formas sólo podían repasar las arrugadas letras del papel, miles de preguntas en su cabeza, pero entendiendo que necesitaba sacar información de eso.

"De Park Kangjoon, para mi noble corazón, Min Hangkyu"

—¿no vienes? —preguntó el shifter lobuno.

Guardando el papel en su bolsillo, Taehyung miro hacia la mansión Min—Adelántate, tengo algunos asuntos que atender aquí.


(...)


1:10 am.


—¿Cuánto más vamos a tardar? Estoy muy cansado —Jungkook restregó su rostro contra la nuca de Yoongi, el alfa parecía inmune a su peso en su espalda mientras leía algo en su teléfono con una expresión seria.

—Se paciente, cachorro.

—Señor, ya está todo listo—murmuró Hoseok abriendo la puerta del vehículo.

—¿Cansado, bebé? —Jimin apareció revolviendo el cabello de Jungkook.

El chico asintió desde su lugar, Yoongi finalmente guardó su teléfono y asintió en dirección a Hoseok. Necesitaban apresurarse en llegar a la cabaña para que tanto el omega como el cachorro alfa pudieran tener un descanso tranquilo.

Una vez dentro del auto, Hoseok encendió el motor esperando las indicaciones del destino, el plan era que varios autos de seguridad los escoltarían hasta pasar las vías del tren, al menos eso fue lo que indicó Yoongi. No fue hasta que pasaron por un túnel oscuro que el alfa ordenó a Hoseok estacionarse, y Jimin, al tanto del nuevo plan, instó a Jungkook que lo acompañara, al otro lado en la oscuridad estaba un auto menos llamativo estacionado, esperando ser abordado.

Cuando Yoongi se subió tras el volante, Hoseok salió del túnel en el primer auto siendo seguido por la escolta, así, cuando se hubieran alejado, tanto Jimin, Yoongi y Jungkook saldrían en el segundo auto hacia el atajo. El alfa Min estaba seguro de su sindicato, pero no iba a arriesgarse a ojos mirones y bocas sueltas que pudieran delatar su ubicación. Por lo que el cambio y camuflaje de autos fue necesario para la seguridad de los tres.

Jungkook miró por la ventana, ya no podía ver ningún rastro de la larga escolta, y ahora después de haber pasado una arboleda, sólo había hectáreas grandes y de pasto amarillento. De día probablemente era una vista campirana muy bonita, pero a esa hora de la madrugada todo se veía como el escenario de una película de miedo.

—¿Realmente no nos seguirán? —preguntó con voz pequeña.

—Esa es la idea, cachorro —Yoongi contestó, miró por el espejo retrovisor y después al frente—, voy por el camino correcto, ¿no?

—Lo haces, si es que mi memoria no me falla —después Jimin se burló de sí mismo—, bueno en realidad si lo hace, pero confiemos en que las coordenadas son las correctas.

—No me gusta este camino —Jungkook tenia las cejas fruncidas en confusión, su mirada estaba en la ventana, específicamente en el pasto seco y largo que se mecía con el viento.

—Mejorará cuando lleguemos a la cabaña —Jimin resopló dejando finalmente descansar su cuerpo de la tensión, cerró sus ojos unos momentos y los abrió frustrado cuando los chillidos de Jungkook se hicieron mas fuertes.

—¡Mira esa cosa!, ¡esta siguiendo el auto!, ¿Qué carajos es eso? —preguntó estupefacto el joven alfa, entre las figuras de la sombra, estaba seguro que algo horripilante se escondía entre lo alto de la maleza amarillenta.

Yoongi frenó de golpe, mirando cauteloso por su ventanilla—¿nos siguen?

—¡No!, ¡No pares el auto, hyung!, ¿es que acaso nunca has visto una pelicula de terror en tu vida?, es un regla de vida, jamás debes detenerte —. Jungkook lucía escandalizado—, ¡vámonos, vámonos!

El alfa mayor bufó una risa—No puedo creerlo, bebé park, nunca se me pasó por la cabeza que serías tan fácil de asustar tomando en cuenta que perteneces a un sindicato.

Jungkook alzó sus brazos para quitarse el cinturón con prisa—No me importa lo que digan, los humanos morimos con mucha facilidad, ¿pero los fantasmas?, ¡Como matas a un fantasma, hyung!

Jimin rodó los ojos desabrochando su cinturón—No te muevas, me iré atrás contigo —estuvo apunto de abrir la puerta cuando Yoongi de forma rápida estiró su brazo evitándolo, reforzando el seguro.

—Jungkook, ponte el cinturón de nuevo —. La voz de Yoongi era seria, llamando la atención de ambos hermanos.

Fue cuando Jimin notó el enorme letrero al fondo, las luces altas del auto le daban la suficiente luz para leer aunque con dificultad.

"Bienvenido a Jinghan"

—Alfa, conduce rápido —murmuró el omega viendo como a lo lejos se veían las luces del pequeño pueblo. Yoongi acató sus ordenes sin decir nada, avanzando pero dando vuelta en otro atajo dejando atrás el deteriorado letrero de bienvenida.

—Oh, era un pueblo, que susto me di —exclamó divertido Jungkook sin notar la seriedad de sus otros dos acompañantes. Sus ojos grandes y curiosos viendo como el letrero se hacia cada vez mas pequeño.

Jimin simplemente negó con la cabeza y suspiró, era el cansancio, definitivamente era el cansancio, porque no había manera de que se hubieran topado con un pueblo que hace mucho tiempo había desaparecido.

"No me interesa" pensó el omega dejando caer su cabeza con lentitud contra el vidrio de su ventana, cerrando sus ojos "mientras no interfieran con mi mundo, no me importa".


(...)


Seúl, distrito de Kyuga | 3:30 a.m.


Mirando la calle a través de un espacio entre la cortina y la ventana, Jaemin frunció el entrecejo al ver que aun había hombres merodeando a esas horas.

Después de reunirse con los demás, encontraron el apartamento que habían invadido, no era más que un cuarto de al menos tres por cuatro, con una extensión para el baño. Había una colchoneta y Yakov nuevamente había conseguido sabanas gruesas y limpias (Jaemin se rehusaba a preguntarle como lo había hecho después de ver esa sonrisa socarrona en la serpiente al entregarle las cosas).

Echó una vistazo a sus compañeros, Yakov descansaba en el lado izquierdo con ambos brazos cruzados detrás de su cabeza como una almohada improvisada. A la derecha, Cillian y Beomgyu estaban acurrucados con el pequeño bebé oso en medio, casi no se veían en el nido improvisado hecho con las mantas mas gruesas.

Sus ojos volvieron a la ventana cuando detectó el mínimo ruido, y es que horas antes se había desatado lo que creía era una pelea de pandillas, disparos y hombres corriendo habían invadido el lugar. Y si bien Jaemin sabía que no habían llegado a un distrito exactamente tranquilo, no había esperado meterse al territorio de algún pandillero o criminal.

Por la forma en que todo se había dado, lucia como si hubieran estado buscando a alguien, incluso escuchó disparos en la planta baja de donde se encontraban, sin embargo agradeció que para entonces ya se habían apresurado a resguardarse bajo llave. No quería hacerlo todavía pero temprano se irían de ahí en busca de otro lugar, no iba arriesgarse una vez más, no cuando ya estaban ahí.

"Estas ahí, ¿pero qué?, no has hecho nada de provecho"- Los pensamientos intrusivos se infiltraron en su cabeza haciéndolo tragarse un gruñido. De alguna forma tenían razón, había logrado llegar a Seúl, ¿para que?, que iba a lograr con eso, ¿Qué ganaba con llegar a una tierra que lo vendió muchos años atrás?

—Todo por un recuerdo —se rió de si mismo por lo bajo, se sentía tan patético. Haber planeado estratégicamente su salida de la trata de especies para que al final su imprudencia por perseguir un par de ojos azules le hubiera costado la vida de los que se habían apoyado en él para encontrar otro tipo de libertad.

Y aunque las palabras de Cillian consolándolo, las de Yakov recordándole que todos eran responsables de sus propias decisiones, golpeaban su mente con fuerza. La voz pequeña de la negatividad le susurraba muy cerca que la culpa era suya, que había sido estúpido venir a corea, ¿por qué no regresó?, ¿Por qué no se quedó en rusia? Pudo haber comenzado otra vez, pudo haberse entregado a las autoridades aun sabiendo que iba a terminar igual o peor en un reclusorio del gobierno para niños sin padres. Y entonces no se hubieran perdido vidas.

—¿aem'in?

El susurro somnoliento lo sacó de su ensoñación. Cillian se restregaba un ojo adormilado, el chico tigre levantó su mirada, y le sonrió con ojos taciturnos.

Ah, esa sonrisa.

Jaemin sonrió en levedad mientras se quitaba de la ventana, -por esa sonrisa, si... que se jodan esos pensamientos intrusivos-.


holiiii porfin haciendo aparición, espero les guste la actualización~ tengo muchísimo sueño asi que no tengo más que decir además de gracias por su paciencia, por sus bonitos comentarios y muchísimas gracias por leer, cuidense mucho y nos leemos pronto! 

-susy

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