Capítulo 16: Un mundo de intereses.
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—Omega, baja eso, no quieres faltarle el respeto a tu alfa.
Jungkook pudo tensarse, pero esa voz no provocaba nada en Jimin, al menos no el tono leve que usaba el alfa.
Sin embargo, el que Yoongi utilizara su submando, y que aún mantuviera sus ojos de ese potente rojo, hizo saber a Jimin que en realidad no era Yoongi quien hablaba.
Frente a él se encontraba su dragón, y no parecía muy contento.
Jimin rió falsamente—¿mi alfa? por favor, mira, por allá esta la fila.
El dragón de Yoongi se sintió amenazado y emitió un fuerte gruñido, su submando aún en su voz—¡Soy tu alfa!
Apretando su agarre sobre su espada, Jimin le gruñó de igual forma—no estas ni cerca de ser mi mascota ¿y así quieres ser mi alfa?
Entonces ambos quitaron su mirada del otro al escuchar un jadeo.
Jungkook se encontraba en el suelo, con los ojos denotando clara sorpresa, pero luego confusión.
—¿Alfa? ¿mi hyung tiene un alfa? —susurró el menor, como si lo que acabara de escuchar no tuviera absoluto sentido—Minnie tiene alfa, Minnie tiene alfa, Minnie tiene otro alfa, ¡otro más!, ¡otro estorbo más!, ¡pero tú también te irás! además no te necesita, yo puedo ser su alfa, ¡soy su hermano! —Jungkook tuvo la audacia de señalar a Yoongi con una expresión enojada y Jimin trató de no rodar los ojos, no, definitivamente él no dejaría que las cosas se repitieran.
Jungkook estaba tan agitado que sus emociones comenzaban a manchar su aroma, penetrando la angustia y el enojo a través de un fuerte sándalo y aroma a café. Sin embargo, el dragón de Yoongi estaba comenzando a pensar en el menor como una cría sin rango y su instinto desafiante lentamente se fue apaciguando, por lo que todo se volvió extrañamente paternal, finalmente sus ojos abandonaron el tono naranja rojizo y volvieron a ser de aquel extravagante color whisky.
Yoongi bufó, podía sentir a su dragón rugir en la superficie de su cordura, pero no lo dejaría tomar el control de nuevo.
—¿Su alfa, dices?, ¿cuántos años tienes, cinco?, crece niño, te falta mucha vida.
La expresión de Jungkook fue casi asesina—Y a ti te sobra mucha, abuelo.
Los ojos de Yoongi brillaron del rojo carmesí levemente—Creo que alguien aquí tiene un problema, ¿necesitas ayuda?
El alfa menor bufó, ignoró al shifter dragón y miró a Jimin, acercándose una vez estando de pie, sus ojos grandes y redondos miraron a su hermano como un cachorro herido.
—hyung, ¿por qué este señor raro dice que es tu alfa?
Hubo un pequeño silencio en la sala antes de que Jimin resoplará y guardará su katana, la dejó a un lado mientras se acercaba a su hermano y sacudía el casi inexistente polvo de su ropa.
—La vejez.
Yoongi le miró directamente, alzando una ceja—soy demasiado viril a mis treinta y cinco, no parecías demasiado preocupado por eso antes de que el renacuajo nos interrumpiera.
Casi al instante Jungkook pareció recordar algo—Oh, hyung, si este hombre raro es tu nuevo alfa, ¿te casaras de nuevo?
(...)
Se encontraba furioso, enojado, todo lo que había invertido, todo el tiempo para nada. Su hermano lo había obligado a cancelar la investigación, se había quedado sin inversores, sin nada, le habían quitado todo, y ahora no podía evitar gruñir, su pantera erizándose por completo en el interior de su ser.
Pero no quería rendirse, no lo haría. Aún tenía en su disposición su preciosa carga, había luchado bastante para conseguir un buen armamento de especies, niños eran transportados desde lo más profundo de Rusia hacía Alemania en esos momentos, especies por las que pagarían cientos, miles, y él volvería a reabrir su investigación, tenía todo perfectamente calculado, nada podía salir mal, su plan de salvación era simple, sin complicaciones. Exportar, vender y reabrir.
Y entonces lo tendría... una cría dragón. Ya quería ver el rostro de todos aquellos que le dieron la espalda y le gritaron lunático, pero lo haría, lo conseguiría.
—Lee Dong Gun.
Una voz sonó cerca, Dong Gun levantó su mirada de su tarro de cerveza, frente a su mesa en ese sucio bar se encontraba un hombre, de aspecto joven, alto y de buen rostro, parecía un perfecto niño rico y aquello llamó su atención. Alzó una ceja y resopló.
—¿Y tú quién eres?
—Alguien interesado en un negocio que traes en tus manos.
Entrecerró sus ojos con sospecha, pero aun así hizo una ademan indicándole el pase—Toma asiento.
El joven desconocido se sentó entrelazando sus manos sobre la mesa mientras lo miraba con un aspecto sereno, fue entonces cuando Dong Gun notó el anillo en su dedo y sintió que le faltaba la respiración.
—¿Qué hace un miembro de la familia Park aquí? no tengo asuntos con serpiente dorada, ya no trabajo para Mijaíl, no busco problemas con los tuyos.
Arqueando una ceja, el chico Park sonrió con levedad.
—Oh por favor, hoy no vengo en nombre de mi clan, y Mijaíl pagó todos sus daños con su propia vida hace mucho tiempo, hoy vengo por algo más interesante.
El mayor sintió su cuerpo nervioso, pero no lo demostraría, actuaría como naturalidad, en este momento podría estar rodeado de miembros de la mafia dorada de Corea y cualquier movimiento en falso le costaría la vida.
—No tengo nada que pueda interesarle...
Reclinándose en su asiento, el joven Park sacó un cigarrillo de su bolsillo encendiéndolo mientras lo miraba.
—En realidad sí, he estado buscando por un largo tiempo algo, y a mis oídos ha llegado que un grupo de traficantes capturó una especie extraña, una criatura que aún no catalogan, en Rusia.
Frunciendo el ceño, Dong Gun simplemente se encogió de hombros—Nada interesante, sólo especies felinas exóticas, y algunos trasmutadores, pero pensé que serpiente dorada no hacía negocios con el tráfico de especie.
—Y no lo hace, sólo me encuentro curioso por esta gran hazaña de la que he oído hablar, tengo oídos en todas partes, Lee Dong Gun, sé lo que han encontrado y lo quiero.
Dong Gun sintió a su alfa gruñir, pero se contuvo—Tiene un precio, mucho dinero, ya sabes.
Dándole una calada a su cigarrillo, Park sonrió—Aquí viene mi parte, no planeo darte un peso, porque tengo algo que te interesa, es un beneficio mutuo.
—¿De qué mierda hablas, chico? no hago trueques, deberías saberlo.
Park alzó una ceja y sonrió—¿ni siquiera por dos dragones?
Rápidamente, Dong Gun sintió su cuerpo congelar, los dedos de su mano podrían estar azules, sin embargo, trago saliva y después de mirar alrededor, observó nuevamente al joven hombre.
—¿Qué es lo que sabes?
—Nada nuevo —exhalando el humo, el menor lo miró—, se esconden bajo nuestras narices, criaturas pretenciosas que creen que poseen el mundo.
—¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
Park finalmente dejó su cigarro de lado y volvió a sonreír—Diecinueve años atrás, Nov Mijaíl te ordenó matar a Lee Hyorin, segunda al mando de la mafia Min , así como te pidió liderar el ataque contra la mansión Park, lo que no venía en tu plan era un niño que estaba ahí, cabello rubio, ojos azules hipnotizantes, intento de secuestro que acabó mal, Mijaíl murió, pero tú... tú te quedaste con algo importante, arrancaste una de sus escamas cuando frente a tus ojos ese niño se transformó.
Estupefacto, Dong Gun tragó saliva dificultosamente.
—¿Quién diablos eres?
—Mi nombre es Park Sanghyuk, y creo que muy pronto seremos socios.
(...)
Ubicación desconocida.
Soñar siempre se había sentido como un tesoro para él, un lujo extravagante con el que su mente le premiaba cada cierto tiempo. Le gustaban los sueños porqué pensaba que eran otras realidades no tan lejanas, mundos fantásticos que sólo tenían entrada al dormir y desaparecían al despertar. Amaba los sueños, su hermano pequeño, o al niño que consideró su hermano, siempre hablaba de como soñaba cosas maravillosas y que, en su mayoría, lo acompañaban sus personas favoritas.
Lo único que él había soñado continuamente con diferencia de lapsos de tiempo prolongados, eran un par de ojos azules en un rostro casi borroso, si tenía la suerte una noche y era bendecido con un sublime sueño, lo único que cubriría su mente serían ese par de ojos azules, zafiros, pero casi plateados, con las olas del mar en su iris y el brillo de un costoso diamante en leves pinceladas. A veces eran más claros, como los glaciares, a veces eran tenues, casi grises, pero con todas las estrellas del universo en oleadas y en ocasiones especiales, eran de un azul marino puro y cristalino, uno que envidiaba la noche.
Entonces, a veces, soñaba con un par de ojos, y si tenía aún más suerte, una fragancia que su memoria había tatuado en su nariz. Era atrayente, dulce, pero fresco, tan exquisita como beber agua en el desierto, pero tan acaramelada como el más delicioso pastel. Era sólo así, necesaria, satisfecha, todo lo que pudiera sentir.
Sin embargo, también odiaba un poco los sueños, a pesar de su gran admiración, el mundo de fantasía que su cabeza creaba para consolarlo no era suficiente, no cuando al abrir sus ojos no quedaba más que hacerle frente a su realidad, como ahora.
—¡Wow! hermano mayor, eso... ¡genial! —el niño tigre exclamó sorprendido cuando se encontraron corriendo fuera del viejo almacén, su coreano un poco quebradizo—, ¿qué haremos ahora?
No conocía al chico, ni siquiera sabía su nombre, pero esa sonrisa tan inocente era suficiente para saber que su nuevo amigo era un amante puro de los sueños también, y por eso carraspeó, miró alrededor y simplemente añadió: —Vete.
Ladrando la cabeza, el niño de cabello oscuro le miró asustado—pero... ¿Por qué quieres que me vaya? —ahora su ruso era más tosco.
—¿Acaso planeas quedarte?, vete, corre.
Negando, el pequeño shifter felino lo tomó de la mano—Hermano mayor, no me hagas esto, ¿que haré yo?, ¿de qué me sirve correr si hay probabilidad de que vuelva a ser cazado? incluso si corro muy lejos, yo ya no tengo familia a la que regresar, yo no fui cazado, hermano, yo fui vendido.
—Confía en mí, nadie te perseguirá.
El niño gimoteó cuando se dio media vuelta, corriendo detrás de él.
—Starshiy brat (hermano mayor), ¿de qué hablas?, ¿por qué estás diciendo que nadie me perseguirá?
Entonces pensó en esos ojos azules, y en un rostro que, aunque era levemente borroso, sabía que era hermoso. Sin embargo, la sonrisa ladina que tenía grabada en su memoria lo hizo cuadrar sus hombros, fruncir el ceño y mirar al niño tigre haciendo una perfecta imitación de esa sonrisa y respondió:
—Porque los muertos no caminan.
para mi una maratón son capítulos seguidos, ya saben, uno detrás del otro ¿no? pero como enferme hace unos días no he podido terminarlos todos, así que subiré un capitulo diario hasta que termine la pequeña maratón, es algo ¿verdad? ¡espero les haya gustado! uwu gracias por leer!!
Creo que voy muy rápido? bueno, no muy rápido, si no que hay muchas cosas bomba como para que apenas vayamos en el cap 16 pero bueno, todo a su tiempo ! gracias por leer nuevamente !!
cuídense mucho, con amor
-susy
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