Capitulo dos

"Supongo que mi mayor defecto es estar soñando todo el tiempo, con lo que pudo y no fue al final, citando aquella vieja canción de Andy y Lucas.

La verdad es que por mucho tiempo, el miedo ha sido de esos compañeros fieles que están contigo cada día, que te susurran cosas que parecen estar bien, un gran respaldo para la soledad. Pero obviamente el peor de los consejeros para avanzar.

No es fácil, y todos lo saben, pero claro, que nos gusta mentirnos, ya eso es otra cosa".

Abril 22, 2015. Miércoles

Los planes no iban tan bien, su playlist llamada "rolitas" lo confirmaba. Que tampoco es que era una lista completamente absurda y deprimente, y las canciones no estaban matándola como habitualmente, no la habían puesto a llorar aún, pero esa playlist no es ni de cerca la adecuada para salir de ese foso y comenzar a parecer más viva, joven y normal.

Ahora existían tres nuevas metas, de hecho las acababa de pensar mientras terminaba de engullir papas fritas y pollo en su hora del almuerzo.

Otros nuevos pasos fundamentales a seguir en su plan de ser menos patética y de lograr lo que quería antes de su cumpleaños, pero que hasta pronunciar daba vergüenza, y más vergüenza daba el título que le había asignado en las notas de su teléfono:

"#BuscandoUnBeso".

Ser patética es definitivamente lo tuyo Agatha.

Los nuevos pasos tenían un poquito más de dificultad que los anteriores, solo un poco, y a la vez infinita:

4. Dejar de comer pollo y papas tres veces a la semana.

5. Conocer seis personas nuevas al mes.

6. Aprender a bailar salsa.

Ese último paso definitivamente no lo lograría en una semana, y menos cuando la última vez que bailó fue en la escuela primaria, en una de esas presentaciones absurdas que te ponen más tímido y acomplejado y en las que en realidad nadie te ve. Pero eso es ya pasado.

La nueva Agatha puede con eso, bailar salsa y hasta reggaetón antes de su cumpleaños número veintiséis, porque todo es posible cuando te lo propones, nueva frase de gurús de la autosuperación.

Pero con esos nuevos pasos, es momento de empezar.

-¿A dónde vas? Aún te quedan veinte minutos de descanso.

-Mmm... -que literal fue. Se había puesto de pie en medio de la destartalada zona de almuerzos.

Definitivamente Lisa cada día le dedicaba más miradas angustiadas, como si dudara de su estabilidad mental. Y quizás si alguien conociera un poco de lo rara que era en sus pensamientos, posiblemente podría terminar en terapia, o en una clínica psiquiátrica.

-Te estaba diciendo que este fin la fiesta será en la playa, es el cumpleaños de mi prima Tamara -Lisa continúo con su conversación normalmente, era una relación en la que debía escuchar siempre, pero en dónde a Lisa no le interesaba mucho lo que ella tuviera que decir.

»¿La ubicas? te enseñe una foto de ella en facebook el otro día, la que es un poco perra.

-¿La que tiene un Sugar Daddy?

-Justo ella. El viejo va a pagar, dijo que podría llevar amigas y estaba pensando decirle a Jesica de RH. Pero sabes que siempre tiene problemas con su novio y no quiero que ese gordo se meta conmigo ¿Entiendes? es un controlador, y ni siquiera es guapo.

-¿Crees que puedo ir? -la carcajada resonó en la pequeña sala.

-¿Tú quieres ir? Si ni siquiera sabes bailar, seguramente no usaras un bikini, y no vas a tomar.

-Nunca me has invitado a una fiesta, así que no puedes saber nada de eso.

-Te invitaba y no querías ir, y claro que lo se, eres de las que no saben bailar y no saben beber. Que pena pasarás cuando algún chico te invite a bailar y tengas que rechazarlo Agatha. No te quiero toda la noche con cara de aburrida dañando el ambiente, así que mejor no. Quédate en casa leyendo.


Abril 24, 2015. Viernes.

Los dos siguientes días fueron un camino largo e insistente para que Lisa aceptara llevarla a la fiesta, esa era la primera meta. El problema con ese descabellado inicio de sus planes, es que una fiesta no garantiza a alguien a quien besar, de hecho besar a alguien no debería ser un plan, salir con alguien tampoco, y gustarle a alguien menos, no deberían ser cosas tan difíciles. De hecho para la mayoría de las personas no lo son.

El punto es que problemas van, y problemas vienen, y el de este viernes en la noche, es uno de esos evidentes, que no borras con pensamientos positivos, que definitivamente no puedes borrar facil y que no desaparecen si no piensas en ellos:

Estrías.

Años de kilos de más, y años de bajar y subir, y más tangible que fotos, son las putas estrías. Debajo de los brazos, en los muslos, en las nalgas, en el abdomen, hasta en las rodillas... Estrías, estrías, estrías.

A veces ellas gritan: ¡Gorda por siempre!, y otros días ¡Gorda y acomplejada! El punto es, que aunque las estrías gritan y gritan, ahí estaba de nuevo, ahogando los gritos de la peor manera. Comprando tres bolsas de frituras, tres ponqués, y una Coca-Cola tamaño familiar.

-¿Sabes que la Coca-Cola mata? -Pablo, su vecino raro la miraba risueño.

-El cáncer de pulmón por exceso de humo, también.

Pablo se la pasaba fumando en sus turnos, que por lo general eran nocturnos. Llevaba años encargándose de la tienda perteneciente a su familia, y ella solía considerarlo un vecino raro, y su único amigo real. Lo conocía desde que se mudaron hace diez años, y un Pablo tres años menor que ella se hizo su amigo, y le regalaba Coca-Cola en secreto cuando sus hermanas intentaron prohibirsela, porque según era el motivo central de su sobrepeso.

-¡Reprendo esas palabras en el nombre del Señor, y me cubro en su sangre preciosa, y con el manto de la virgen María! -se hizo la señal de la cruz y dió dos golpecitos en la madera-. Me estás deseando el mal al hacer ese comentario Agui. No seas ave de malos augurios.

-No me digas así. Odio que me digas asi. Y también me deseaste el mal al decir que la Coca-Cola mata.

Él como siempre le dedicó su mirada divertida antes de ofrecerle una bolsa con sus cosas, Pablo no le hablaba demasiado últimamente, pero era cómodo estar a su alrededor, siempre agradable con ella. Se podría decir que su único amigo duradero con los años, pero claro... Pablo no es de los que se estancan como ella.

-¿Ya terminas la carrera?

-Si, académicamente si. Ahora me jode pensar en el proyecto final, la tesis es mi depresión, y mi asesor mi mal karma, así que no lo menciones Agui querida, a menos que me vayas a ayudar. Necesito mucha ayuda para tabular y calcular.


-¡Ja!. Eso es algo en lo que joderse solito, a mi nadie me ayudó en el mío. Nos vemos Pablo.

-Deberias ayudarme -siguió hablando mientras ella salía-. Eras mi tutora de las tardes, esas son cosas para siempre.

Rodó los ojos mientras cruzaba la calle.

El problema con la Coca-Cola, es cuando termina. Te das cuenta, que dos paquetes de frituras, tres rebanadas de ponqué y 1.5L de Coca-Cola no eliminan tus problemas, y en el fondo sabes que los agravan.

Las estrías seguían ahí, y la incapacidad de quererse un poquito también, y ahora de paso una fiesta en la que nadie la quería, pero que decidió convertir en reto ir, quizá pa' sentirse más novelesca. Ahí es cuando te das cuenta que leer tantas tonterías no te hace más inteligente.

Ahora necesitaría un vestido de baño, algo encima del vestido de baño, y romper su presupuesto ajustado para llegar al lugar de la fiesta. El lado positivo de esto es que significa que es un tris más sociable, y ese se supone que es un buen camino para lograr su meta. Quizá en su fiesta de dulces veintiséis ya habrían muchos invitados, y un novio, solo con el pequeño acto valiente de salir de casa ese domingo.

Sería perfecto porque también podría usar un vestido ajustado como el de la tienda de camino al trabajo, se vería guapísima, y quizá el cabello le habría crecido un par de centímetros. Pero... El problema real que la tenía en esta situación, es la capacidad de su mente de vivir divagando todo el tiempo, imaginando mil escenarios que no pasaban, y que por pura inercia el universo no atraía.

Desde que tiene uso de memoria había hecho lo mismo, según su yo de los dieciséis, a los veintidós ya tendría auto, tres libros publicados, y un novio guapo. Que fracaso su yo de los casi veintiséis y un plan de primer beso.

Definitivamente el plan de primer beso necesita una meta más. Una que sería un primer paso más contundente:

"#BuscandoUnBeso".

1. Dejar de divagar, y enfrentar con todo la realidad.

****

El miedo de volver a escribir sigue acompañándome, pero lo satisfactorio de hacerlo es mayor.

Espero que les guste.

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