Capítulo Doce
Tengo una cita, tengo una cita. ¿Tengo una cita? ¡Tienes una cita!
¿Por qué tengo una cita? Tengo una cita... ¿Haré el ridículo en la cita? Joder... No quiero ir a la cita.
Si querías ir a una cita. ¿Por qué no vas a la cita? Porque es una cita!
Una cita que puedes arruinar...
Cita.
Las citas son horribles... pero hace siete años que no tienes una cita. Pero el concepto de citas no ha cambiado en siete años, ¿O si?.
No, obvio no.
¿Recuerdas por qué no sueles tener citas? SI. ¿ENTONCES POR QUÉ TENDRÁS UNA CITA AHORA?
Porque es un un paso. porque debes madurar. Iras a una cita.
Junio 16, 2015. Martes.
El fin de semana pasó relativamente rápido, y es que a pesar de que su hermana estuvo llevando una bandera de intensidad y malos comentarios, sus pensamientos estuvieron bastante dispersos en el final de la noche de viernes y esa invitación por un helado, bastante decente y tranquila que le había realizado Andrés. la frase de despedida había retumbado en sus oídos hasta ahora.
"—Es una cita".
Casi quería preguntar si no era una broma. Claro, se hubiese visto bastante ridícula, pero es que ese tipo de acontecimientos no es para nada común, con eso de que ya le dicen señora, muchísimo menos.
Por suerte el domingo su cuñado había aparecido con un ramo de rosas, sus sobrinos, y un nuevo bolso muy caro, lo que había llevado a su hermana a tomar la muy sensata decisión de volver con él y los niños a casa.
La verdad es que a pesar de todo amaba a su hermana, y le alegraba la vida agradable y de estilo novelesco que había logrado obtener Pam. Siempre fue una mujer ambiciosa y perseverante y eso la llevo a conseguir el hogar que quería, pero también una buena posición profesional.
Otra cosa que le parecía absurda de si misma es que a pesar de estar rodeada de mujeres excelentes, perseverantes, dedicadas, aplicadas, y exitosas, ella no logro tener todas las buenas cualidades necesarias hasta ahora para mantener su vida a flote de la mejor manera. En eso Pam tenia razón, si se la pasaba llorando por los rincones y sin poner el suficiente empeño en mejorar, pero siempre hay un motivo para frenarse, siempre hay un miedo.
Como ahora, en que la posibilidad de la cita la estaba ahogando y afixiando, aunque ese solo era un pequeño paso.
Aún todos lo demás de quererse y mirarse al espejo de mejor manera no eran ni minimamente logrado, y todo ello solo refuerza la poca autoestima que quiere, y lo poco que se quiere, entonces "si no te quieres nadie te querrá", viene como un eco de si ella se ve tan fea como se ve, todos la verán horrible. Y claro, tener una cita de helado, a las claras del día, con todos sus defectos mas visibles que en la noche del viernes con un par de tragos encima y las luces opacas de la discoteca no era taaaan atractivo.
En situaciones desesperadas, cuando o queda nadie lo suficientemente cercano en tu vida, terminas tomando medidas desesperadas, como un mensaje a tu sobrina de trece años, con más experiencia amorosa que tú, ella de repente te agrega a un recién creado chat, con tres chicas mas de la misma edad llamado:
"SOS A MI TÍA SOLTERONA!!!!"
Y te sientes más patética y fracasada.
Katy Sobrina: Chikys, las pongo en contex, mi tia agatha, la gordita que conocieron en mi cumple, esta super out en citas y necesita consejitos.
Joder con la jodida sobrina, definitivamente digna sobrina de Pam, digna hija de Andrea, y jodida-mente una chica con complejo de popular de novela.
Las demás amigas, Yuri, Sara, y Nailin, habían comenzado a enviar mensajes también, los consejos iban desde ropa bonita y sexy, hasta no actuar demasiado torpe e interesada, es innegable que se había convertido en un chat gracioso, y del cual podía concluir tres cosas:
1. Solo puedes vestir y maquillarte al estilo de los mejores videos de las youtubers.
2. Debes lucir muy segura y tierna.
3. Definitivamente no puedes actuar muy tú.
Una risita inconsciente salio de sus labios al pensar en si misma a esa edad y en sus compañeritas de la escuela diciéndole que debía gustarle alguien porque es muy bonito tener novio.
—¿Qué es lo gracioso?¿Quien te escribe? —Pablo la miraba extrañamente serio mientras ella ponía los objetos de aseo que había ido a comprar sobre el mostrador.
—Nadie, no seas entrometido —otra sonrisa se posó en sus labios—. ¿Por qué estas serio hoy?
—Porque si, tampoco seas entrometida.
—Vaya... De verdad estas de mal humor. Es bastante raro y sorprendente.
Pablo no respondió nada mientras pasaba todo por el escaner de la maquina registradora y ponía los objetos en una bolsa. ¿Donde está el Pablo feliz?
—¿Sucede algo?
Él la miro a los ojos por unos largos segundos, como si fuera a decir algo serio o importante, pero simplemente negó con la cabeza y le dedico una sonrisa falsa.
—No es nada, solo no dormí bien.
—Vale, digamos que te creo —respondió mientras sacaba de su bolso el dinero y media caja de Tic-Tacs—. Toma, para que te animes.
Por alguna extraña razón esas mentas eran el "dulce" favorito de Pablo.
—Gracias —respondió cuando ya ella salia—. Suerte en tu cita.
No pudo responder nada y siguió su camino a casa sintiendo de nuevo los nervios en la boca del estómago.
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—Hola —saludó a Andrés con un beso torpe en la mejilla.
—Hola, que gusto verte.
Solo pudo intentar dibujar una sonrisa en su rostro como respuesta.
>>¿Nos sentamos dentro? Hay aire acondicionado y está calurosa la tarde.
—Si, claro.
Andrés fue el único en hacer comentarios mientras pedían el helado y tomaban asiento en una mesa para dos junto a la ventana.
—No eres muy conversadora, ¿Cierto?
Este es el final... definitivamente seria la cita más corta porque no deja de ser torpe y no podía entablar una jodida conversación decente y amena como mujer adulta que se supone que es.
>>¿O soy muy aburrido?
—Si... No. Digo no, lo siento. No soy muy conversadora. Lo siento.
—Tranquila, solo bromeo —él rió suave intentando hacerla sentir cómoda—. Escuche que trabajas en el puerto.
—Si, soy encargada de inventario.
—Suena interesante. Yo recién regrese a la ciudad, estuve en un largo viaje y tal vez tenga que trabajar en inventarios también, papa tiene una ferretería.
—Es bueno.
—Si, pero solo temporalmente. Mi padre es horrible como jefe.
—Entiendo, que te sea leve.
—Gracias —va a morir la conversación. Definitivamente—. Espero conseguir un trabajo como contador pronto.
¿Contador...?¿Entonces es amigo de Pablo de la universidad?
—¿Conoces a Pablo de la universidad?
—No, tomamos clases juntos. Pero no lo conozco de ahí —la miraba risueño, y contestaba como si estuviera muy interesado en la conversación—. Lo conozco de antes, hace años. Y a ti también.
—¿A mí?¿Nos conocimos antes?
Definitivamente tengo buena memoria, y no recuerdo haberlo visto, ni hablado con él antes. Imposible.
—Si, que feo de tu parte no recordarme —Andrés hizo un puchero intentando parecer tierno.
—Lo siento... —un inevitable pensamiento de que se veía ridículo cruzo su cabeza, y otro de que ella seguramente se vería aun más ridícula haciendo pucheros también.
—Tranquila —él volvió a reír—. No nos conocimos directamente, pero quienes conocíamos a Pablo en aquella época definitivamente te recordamos.
—¿Disculpa?¿A que te refieres, por qué me recordarian?
—Conocía a Pablo del salón de vídeo-juegos en la plaza mayor.
—Espera ya sé, ¿El salón de maquinitas de los Olivera?
—Si, ese lugar. Te recuerdo entrando como un loquita enojada y gritando, te llevabas a Pablo siempre a tirones.
A pesar de ser una historia vergonzosa, el recuerdo la llevo a soltar una risita que se convirtió en carcajada. claro que lo recordaba, por aquel entonces era tutora de Pablo, y él siempre se escapaba a jugar en vez de llegar a tiempo. Ella siempre tenía que ir a buscarlo y solía armar escándalos.
—Lo recuerdo, Pablo siempre se iba a ese lugar a escondidas.
—Bueno de ahí te conozco —el chico la miró sonriente—. Debo confesarte que me parecías muy guapa enojada y gruñona.
—¿Gracias? —otra risita salió de sus labios, un poco nerviosa, pero a la vez más cómoda y sorprendida.
¿Si la miraban chicos en aquella época?¿Si pudo llamarle la atención a alguien?
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Gracias por leer hasta aquí .
Cada leída es realmente especial para mí.
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