58| Famosos por una noche

Cuando llego a mi casa después de haberme despedido de Raph y tras la promesa de «te veo en la noche», todavía me encuentro suspirando embobadamente como si él siguiera frente a mí, mirándome y poniéndome nerviosa como solo él puede hacerlo. Con esos ojos suyos que siempre me dejan sin palabras. No tengo remedio si de ese tema hablamos; cada momento con Raph se siente como si fuera el primero, cada palabra que me dice se graba en mi corazón con tinta indeleble y, para variar, cada vez que lo veo caminando entre una multitud pareciera que una luz desprende de él haciéndolo destacar de entre todos los demás, sumándole a eso que ahora suelo sonrojarme con facilidad cada vez que lo tengo cerca. Se ha vuelto algo habitual en mí, pero supongo que esos son simples síntomas de que estoy pasando por eso que el mundo llama amor.

El primer amor. Jamás pensé que Raphael Thompson lo sería.

Sacudo la cabeza y trato de calmarme un poco con la intención de poder preparar mi mente para los sucesos que se llevarán a cabo esta noche, porque no será una noche como las demás. Subo las escaleras con dirección a mi cuarto mientras tarareo la última canción de Katy Perry, sin embargo, en el camino me doy con la sorpresa de que me falta algo muy importante con lo que olvidé por completo contar: el permiso. Como estaba tan emocionada y distraída solo pensando en lo que pasaría en dicha premiere se me pasó enteramente asegurarme de tener permitida la salida. No le mencioné nada a mis padres con respecto a ello. Si salgo a las 7 con Raph sin permiso, solo podría llegar a mi casa hasta las 9 (por lo del "toque de queda"); en cambio, si pido permiso, ese horario podría extenderse. Papá conoce a Raph, es decir, lo ha visto y sabe cómo es, quizá el saber que estaré con él en un lugar público consigue que  haga a un lado sus preocupaciones y me conceda el permiso. Conociendo como conozco a papá, es más efectivo con él pedir permiso por llamada que por mensaje, así que busco su número en mi registro de llamadas y le marco.

Tomando en cuenta su horario de trabajo, el cual me sé a la perfección, a estas horas debe estar en su oficina revisando documentos sobre la fábrica. Confiando en que hoy no haya hecho ninguna excepción, continúo con la llamada a la espera de su respuesta. Esta tarda más de lo previsto en llegar; estoy por colgar para volver a marcar, pero casi al último pitido me responde.

—¿Papá?

—Dime, cariño.

Bien, me ha dicho «cariño». Significa que está de buen humor y que vamos por buen camino.

—¿Estás ocupado? —pregunto solo para alargar el momento de tener que lanzarle mi petición. Él me dice que no, porque, según comenta, ya terminó de redactar su informe—. Bueno, lo que pasa es que quería pedirte permiso para salir hoy. Sucede que, eh, Raph... ¿te acuerdas de él, verdad? Pues me invitó a la premiere de una película que se estrenará hoy. Es que sus padres son...

—¿Raph? —interrumpe mi padre, ignorando toda mi explicación anterior. A decir verdad, no es muy normal que yo le pida permiso. Al menos, para mí no lo es. Antes solía hacer todo a sus espaldas y en nuestras reuniones de padre a hija omitía contarle sobre los chicos con los que salía porque consideraba que era parte de mi vida privada. Y lo es, pero él es mi padre. Mientras puedo tenerlo conmigo, quiero que entre nosotros no haya ninguna clase de secretos.

—Sí, es el que fue a la casa la vez pasada.

No agrego más detalles a mi respuesta para que papá no recuerde que ese mismo día Raph se presentó ante él tal y como es normalmente; es decir, serio y de pocas palabras sin temor a generar una mala impresión debido a su estoica forma de ser y actuar. Porque por lo que pude notar, a papá le agradó más Ralph esa noche.

Se hace un martirizante silencio de casi un minuto hasta que papá empieza con su interrogatorio sobre cuál es mi relación con el chico en cuestión, sobre a qué hora pienso volver, si es que Zach me puede acompañar, dónde será dicha premiere y que si es que termina muy tarde él mismo puede ir a recogerme. Trato de ser lo más honesta con mi padre, pero por cierta razón omito contestarle la primera pregunta y le cambio de tema para que no trate de reincidir en ella. Quiero hablarle sobre Raph y yo en persona y no por una simple llamada. Por supuesto que papá no es un hombre cuyas preguntas fácilmente puedes evadir, pero justo cuando la vuelve a formular, su asistente ingresa a su oficina y comienza a informarle sobre algunos asuntos pendientes de la fábrica que requieren de su pronta resolución. Ante esto, a él no le queda más remedio que decirme que hablaremos luego y que tiene que colgar. Me despido de él a la velocidad de la luz a la vez que le pido que no se preocupe.

Una vez que la llamada finaliza, puedo respirar más tranquila. Mientras espero a que llegue la hora estipulada me dedico a alimentar a Presidente, ordeno mi cuarto, me doy un baño para estar presentable y me aliso el cabello. También aprovecho para poner al corriente a Ale por medio de mensajes que ya estoy por alistarme y estrenar ese vestido que tanto empeñó dispuso en comprarme. Ella se tarda en contestar, porque está en el trabajo y su jefa podría aparecerse por detrás de la nada si la ve en posiciones sospechosas que no sean mirando al frente por si algún cliente se acerca, pero como puede me advierte que me comporte acompañando la oración con un emoji de puño. Ruedo los ojos cuando leo lo que ha escrito, aunque no puedo evitar reírme. Es tan consciente de cómo soy y me conoce muy bien. Me alegro tanto de tenerla en mi vida. Para tranquilizarla le aseguro que así será y me despido en el siguiente mensaje porque ya empezaré a alistarme.

Dejo mi celular sobre mi cama y me acerco hasta el clóset para sacar el vestido que Ale eligió para mí. Es muy bonito; queda claro que sus gustos son mejores que los míos.

Diez minutos después ya estoy lista casi al cien por ciento. Solo falta que me coloque los pendientes que me regalaron mis abuelos cuando cumplí quince años. Siento que combinan muy bien con el vestido que llevo puesto. Una vez que me los pongo, escucho que alguien toca el timbre de mi casa. Por un segundo pienso que es Raph que ha llegado más temprano de lo normal, pero mi mandíbula casi cae al piso al abrir la puerta y ver quién es la persona que realmente ha venido.

—Parece que alguien sabía que vendría —se jacta Aidan repasando en mi aspecto.

La verdad es que no, no lo esperaba. Desde hace varios días que había dejado de contactarme, así que supuse que se había cansado de estar tras de mí y se había buscado a otra. Quizá fue así, quizá solo está aquí porque vino a buscar a mi hermano y no a mí. Quién sabe.

—No tengo por qué mentirte, no lo sabía.

—Entonces es cierto —concluye sin saber yo a qué se refiere—. De verdad ya estás saliendo con esa estatua. Lástima que no te hayas arreglado así para mí.

—¿Cómo lo...? Un momento, él no es ninguna estatua.

Sé que Raph sería la última persona en este mundo que le daría importancia al hecho de ser llamado de esa manera, pero por alguna razón siento la necesidad de defenderlo.

Aidan rueda los ojos.

—Alessandra fue quien se encargó de ponerme al día cuando me la encontré. Me advirtió que si volvía a aparecerme en tu camino e intentaba algo contigo iba a poner en peligro a mi futura descendencia.

—Hiciste bien, ahora Raph y yo estamos juntos —declaro con orgullo, ya que Aidan más que nadie creía que eso era algo imposible de darse—. No tiene caso que sigas pretendiéndome; no va a funcionar, así que deja de buscarme.

Aidan me dedica una sonrisa ladina y, sin quitar la mirada divertida de su rostro, comienza a dar pasos hacia mí, que retrocedo hasta el interior de mi casa para no tenerlo cerca.

—Créeme que lo tengo muy claro, querida Nad, pero no vine a buscarte a ti.

Lo miro directamente sin poder ocultar mi sorpresa, él me regala un guiño.

Justo en ese momento Zach baja las escaleras y sale al encuentro de Aidan. Ambos intercambian un par de palabras antes de abandonar el lugar sin mirar atrás. Cierro la puerta de mi casa repasando todo lo que acaba de pasar en los últimos ocho minutos. Hoy, está clarísimo, no esperaba ver a Aidan, su presencia fue como un balde de agua helada que me hizo recordar que antes hubo la promesa de que lo intentaríamos. Aunque fuera mentira. Hoy por fin hemos dado por finalizado aquello que nunca empezó entre nosotros.

El reloj que se muestra en el canal de noticias indica que faltan solo cinco minutos para las siete, pero yo lo tengo en mute para poder oír cuando Raph toque el timbre al llegar. Me miro como doscientas veces al espejo para comprobar mi aspecto y asegurarme de dar una buena impresión ante los padres de Raph ahora como novia de su hijo, porque no estoy segura de si es que él les ha dado la noticia a los señores Thompson. A las 6:59 PM alguien toca el aldabón de la entrada. Mi corazón salta en mi pecho cuando compruebo por la mirilla que es Raph. Me cuelgo una pequeña cartera en el hombro en el que llevo mi celular y salgo a recibirlo.

—Hola —es todo lo que se me ocurre decirle. A esto es a lo que me refiero; siempre me quedo sin palabras cuando se trata de él, sobre todo ahora que está vestido en traje y se ve irremediablemente guapo.

Por ahora vamos bien, nada de cometer los mismos errores del pasado.

—Hola —responde Raph devolviéndome el saludo—. ¿Estás bien?

Asiento.

Caminamos juntos hasta la pista frente a mi casa en donde se encuentra estacionada una camioneta ploma. Diviso a Ralph sentado en el volante y a Nadine en el asiento del copiloto. Los saludo con la mano mientras me acerco y cuando me acomodo en los asientos traseros junto a Raph aprovecho para hablar con ellos. Nadine es la acompañante de Ralph para este evento y se ve igual de radiante con un vestido lila y su cabello recogido en un moño. El otro gemelo Thompson tampoco se queda atrás, su parecido con Raph se acentúa más ahora que ambos están vestidos con un traje por ser parte de los invitados de honor. Sonrío de felicidad.

En el trayecto Ralph se encarga de hacer bromas y de expresar sus quejas debido a que, según relata, los señores Thompson se negaron a darles algunas pistas sobre la película que verán, alegando que por ser la primera premiere que verían después de años tendría que ser una sorpresa. Y concuerdo con ellos. Nadine, después de escucharlo, rueda los ojos y sonríe negando con la cabeza a lo que el gemelo que va conduciendo le pincha la mejilla con un dedo. No sé muy bien qué es lo que hay entre ella y Ralph, pero debo decir que se ven bien juntos.

—¿Por qué tan callada, Valiente? —pregunta el gemelo elocuente mirándome a través del espejo retrovisor—. De Raphita no me sorprende, pero de ti desde luego que sí.

No puedo evitar reírme por la manera cómo llama a Raph.

—Solo estoy un poco nerviosa.

Un poco... claro. Estoy demasiado nerviosa.

—Te aseguro que mi mamá no te intimidará por salir con su hijo, es más, te agradecerá que lo soportes —la última oración la dice casi murmurando para que el aludido no lo escuche—. Y bueno, por papá no debes preocuparte.

De alguna manera sus palabras consiguen que mi nerviosismo disminuya. Miro a Raph y le regalo una sonrisa para demostrarle que así ha sido.

Varios minutos después, Ralph detiene el auto frente a lo que parece ser un teatro lleno de gente que espera en las afueras. Uno de ellos parece reconocer a los gemelos, hijos de los protagonistas de la película que se va a estrenar, y no dudan en acercarse hacia donde estamos. De inmediato reparo en los periodistas que, cargando sus cámaras y micrófonos, esperan a que nos bajemos para que puedan entrevistar a los gemelos. Cuatro hombres fornidos que parecen ser de seguridad nos abren la puerta y evitan que los periodistas se acerquen a nosotros. Incluso algunas chicas que pasan por las afueras del teatro se detienen a contemplar a los causantes de tanto alboroto. Los flashes de las cámaras por poco y me dejan ciega, las preguntas que los periodistas lanzan al aire en un vano intento de ser respondidas también ponen en peligro mi sistema auditivo. Raph, en medio de todo el caos, busca mi mano y así juntos caminamos hasta el interior del lugar siendo escoltados. Se siente como si fuéramos famosos y estos hombres vestidos de negro fueran nuestros guardaespaldas.

Ya dentro del teatro el ambiente es un poco más tranquilo. También hay periodistas, pero estos parecen más mesurados que los de afuera y esperan su turno para formular sus preguntas. Reconozco en la lejanía la figura de la señora Thompson, quien está despampanante con un vestido plateado con un abertura por un lado de la pierna al lado del señor Thompson, ambos siendo entrevistados. Al verme, me hace una seña para que pueda poner en alerta a sus hijos y hacer que se acerquen. Los dos gemelos, Nadine y yo caminamos hacia ellos. Apenas los ven, los entrevistadores se encargan de enfocar sus cámaras en los hijos de los protagonistas. Esto ocasiona que Nadine y yo nos alejemos un poco para no aparecer en cámaras. Me da un poco de vergüenza.

En un segundo Raph y Ralph, puestos de pie al lado de sus padres, están siendo entrevistados como si fueran dos famosos cantantes. Me río por las expresiones en el rostro de Raph, pues responder preguntas no es uno de sus hobbies, mucho menos que se las hagan gente que no conoce. Ralph, en cambio, es todo lo contrario. Fiel a su forma de ser, no escatima en responder, hacer bromas muy a su estilo y sonreír en todo momento. A causa de eso, la entrevista se extiende un poco más de lo esperado. Los señores Thompson, por otro lado, siguen respondiendo a otros periodistas acompañados de otros miembros del elenco de la película. De un momento a otro, uno de los que lleva una grabadora en su mano formula la pregunta a los gemelos sobre quiénes son sus acompañantes. Nadine y yo nos tensamos. Ninguna de las dos desea salir en televisión nacional.

—Yo he venido con una amiga muy especial —contesta Ralph extendiéndole la mano a Nadine, quien, dudosa, la acepta. Como era de esperarse, comienzan a sacarles fotos e intentan que Nadine responda a algunas de sus preguntas.

Por su parte, cuando le hacen la misma interrogante a Raph, él declara tranquilamente que ha venido con su novia, provocando la sorpresa en los entrevistadores quienes parecen estar al tanto de que él es el gemelo más impasible. Lo miro con cara de circunstancias para después amagar una sonrisa ante los presentes. En un instante todas las cámaras apuntan hacia mí. ¿Por qué tenía que decirlo así como si nada? ¿Que no ve que deseaba pasar desapercibida?

Obviamente, las preguntas hacia mi persona no se hacen esperar: ¿Cómo la llamamos? ¿Hace cuánto que han empezado su relación? ¿Dónde se conocieron? ¿Asiste usted también a Midtown High School? ¿Cómo surgió el romance entre ustedes? ¿Tiene algún familiar que esté involucrado en el mundo del cine? ¿Cómo describiría a Raphael Thompson en una palabra?

Y eso que esas son solo unas cuantas. Hacen tantas preguntas al mismo tiempo que terminan por aturdirme. Felizmente, antes de que tenga la oportunidad de responder, alguien se acerca a los señores Thompson y les avisa que la película ya va a comenzar, así que nosotros obedecemos y empezamos a despedirnos agradeciendo por la entrevista.

En el camino hacia la sala del cine, Nadine hace un chiste diciendo que pareciera que saliéramos con unas súper estrellas. Yo me río dándole la razón antes de regresar a mi posición al lado de Raph. Los señores Thompson nos saludan y nos indican los lugares que han sido reservados para nosotros. Una vez que nos sentamos, las luces se apagan y la película comienza.

•••

Dos horas después, lo único que se muestra en la gran pantalla son los créditos con los nombres de todos los que participaron en la cinta. Poco a poco, los invitados, así como el personal de la película empiezan a ponerse de pie para salir de la sala. Algunos conversan entre ellos sobre la trama, otros hablan sobre las actuaciones de los actores, en especial la de los protagonistas; yo en cambio, camino en silencio hasta la salida en compañía de los gemelos y Nadine. Afuera de la sala hay un pasillo amplio en el que ahora se han asentado los periodistas a la espera de poder entrevistar a los presentes, ahora que han podido ver la película. Ralph, al verlos, toma a la europea de la mano y la lleva hasta donde están las cámaras y los demás actores con la intención de poder conversar con ellos. Resignada, estoy por seguirlos, pero entonces siento que alguien me toma de la mano y me conduce por la dirección contraria de donde está toda la multitud.

Solo cuando cruzamos una puerta que dice "Salida" y que lleva hacia unas escaleras me permito respirar. Ha sido un trayecto corto, pero hemos llegado hasta aquí prácticamente corriendo. Huyendo, mejor dicho. Levanto la vista y compruebo que Raph también tiene la respiración agitada. Es la primera vez que estamos solos en toda la noche, ya que desde el comienzo tuvimos compañía. Aún seguimos de la mano, por lo que le sostengo la mirada.

—Gracias —le digo acomodando mi cabello con la mano que tengo libre—. Necesitaba respirar un poco.

—Lo sé, pero no es por eso que te traje aquí.

Miro a mi alrededor. El lugar está un poco oscuro y no hay nadie que nos vea. ¿Será que...? Me sonrojo sin remedio. Él esboza una sonrisa de lado al verme, posiblemente burlándose de mí y de mis pensamientos.

—Tampoco para eso —aclara luego de que tal vez haya leído mi mente. Siento mi rostro aún más caliente. Cielos, iba tan bien en esto de no avergonzarme. Supongo que tendré que seguir trabajando en ese aspecto. Como Raph me tiene de la mano, me atrae hacia él hasta que su rostro y el mío quedan a unos diez centímetros de distancia. Por un segundo pienso que me va a besar, pues él traslada sus manos hasta mis mejillas—. ¿Lista para nuestra verdadera cita?


•••

¡Hola! Antes que todo me quiero disculpar por la demora, pero no quiero tomar mucho tiempo en esto porque siento que ahora todas mis actualizaciones terminan con una disculpa xd El motivo de mi demora es el mismo que el de las anteriores, así que espero que puedan entenderme.

Tal vez algunos no lo saben, pero aquí en mi país estamos pasando por una "cuarentena" que se ha extendido hasta abril, así que las cosas no están nada fáciles. Aún así, trataré de seguir poniéndome al corriente con esta historia.

Espero que les haya gustado. Si fue así, no duden en votar y comentar. Amo leer sus comentarios.

Gracias por todo, y, por favor, cuídense mucho ❤️

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