No Somos Los Mismos

Conocía esa isla como la palma de su mano, no por nada la recorrieron de palmo a palmo decenas de veces en sus últimos años en el colegio. Era un lugar realmente reconfortarle con una vista preciosa desde la parte más alta donde se encumbraba una pintoresca casa. Por el noreste las playas de arena blanca rodeaba la isla, el agua era de un color azul intenso y se extendía hasta donde la vista alcanzaba a divisar. Las extensiones de playa terminaban en grandes formaciones de roca y más allá los acantilados al sur tomando como referencia la casa.

Draco paso muchos veranos en ese lugar antes de que la guerra estallara, con la única compañía de Blaise que era un increíble anfitrión.

-Este lugar es lo único verdaderamente mío. –Le había confiado alguna vez hace muchos años el moreno en un ataque de sinceridad y Draco entendía a la perfección el trasfondo de esa declaración.

El padre de Blaise había muerto de una manera que solo puede ser calificada de misteriosa, cuando el apenas era un niño de 8 años. No recordaba mucho de el a decir verdad, pero lo que si tenía presente es que poco antes del trágico accidente que le quito la vida lo había llevado a aquel lugar y le había dicho un par de cosas que no entendió hasta muchos años después.

-Este lugar es tuyo, solo tuyo. Nadie que no sea de tu entera confianza debe de saber de su existencia, especialmente tu madre. –Llegado a ese punto Blaise miraba a su padre con curiosidad, lo vio hacer una pausa antes de suspirar y llenar sus pulmones de aire para hablar de nuevo. –Tenía pensado que fuera tu regalo cuando cumplieras tu mayoría de edad pero creo que este es un buen momento para adelantarlo.

Blaise tenía muchas preguntas revoloteando por su pequeña cabeza en ese momento, pero no se atrevió a formular ninguna. Se contentó con recibir una pequeña llave de las manos de su padre.

-Con ella podrás venir aquí siempre que quieras. Pero se cauteloso tu madre no debe saber que existe, este es nuestro secreto. –Le dijo posando su mano en el hombro de su hijo. –Mi padre me la dio a mi, asi como su padre se la regalo a el. Este es un refugio protegido por décadas y nunca a sido registrado ante el ministerio. Cuando crezcas sabrás lo necesario que es tener un sitio donde puedas alejarte de todo lo demás. –Su rostro era serio mientras hablaba pero Blaise casi podía jurar que su mirada era triste.

Esa quizás había sido la conversación mas larga que habían tenido a pesar de que el pequeño moreno se había limitado a escuchar con atención lo que su padre le decía. Pero cuando estaban por partir le hizo prometer que cumpliría sus deseos y hacia había hecho.

-¡Te lo prometo padre!

Blaise Zabini cumplió hasta cierta medida esa promesa, guardo el secreto de ese lugar de todos menos del único que consideraba su verdadero amigo, pero incluso lo escondió de su madre y conforme creció se dio cuenta por si mismo del peso de las palabras que escucho ese día.

Era un secreto a voces que su madre asesino a su padre a sangre fria para hacerse con su fortuna pues se corrían rumores de que estaba haciendo trámites para solicitar el divorcio.

El apodo de viuda negra con el que era conocida, no era gratuito su madre había hecho lo mismo con su siguientes esposos amasando así una enorme fortuna que lleno sus arcas lo suficiente para pagar los sobornos correspondientes para seguir cubriendo sus fechorías y poder presentarse ante el mundo con una imagen intachable aun cuando la mayoría de la personas en los altos círculos sociales conocían sus historias mas oscuras.

Su madre marco de manera irremediable la vida de Blaise convirtiéndolo en lo que era ahora. Un ser resentido y lleno de odio, con sed de poder, enloquecido por la rabia acumulada de los años que lo llevo a convertirse en un aliado de lo que más detestaba.

No habia marcha atrás para el moreno y Draco lo tenía claro. Malfoy fue quizás el único amigo que tuvo, el que podía entender la complejidad de su vida, al menos hasta cierto punto, pues ambos estaban sumergidos en la misma mierda de la sangre pura y las obligaciones que esto traía a su vida.

La única diferencia radicaba en que aunque Lucius era un hijo de Puta y le jodio la vida de todas las maneras posibles, a su manera retorcida de ver la vida lo intento proteger. Sumado a eso Narcisa no era la mejor madre del mundo pero en comparación con la señora Zabini era algo así como una princesa encantada sacada de los cuentos muggles.

A Draco le dolía regresar a ese lugar a sabiendas lo que implicaba tener que enfrentarse con Blaise Zabini, mas no estaba dispuesto a permitir que le hiciera daño a Hermione.

Malfoy aprendió por las malas que las personas se vuelven la suma de sus decisiones, que todo acarrea consecuencias de todo tipo; buenas y malas en menor o mayor grado. Blaise y el habian sido marcados, sin embargo, ahora se enteraba que su amigo había ejercido a completa plenitud con el papel de Mortifago.

Apareció en la playa, con el sol poniéndose a su espalda. El cómo llego a la isla no fue tan difícil como había supuesto que sería en un principio. Después de todo y como una manera de perder el tiempo había observado el cielo nocturno muchas noches en su estadía en ese paradisiaco lugar, logrando así establecer una localización. Su buena memoria jugo a su favor.

. . . .

Hermione estaba de nuevo al borde. A punto de perder todo de nuevo y a pesar de todo había algo diferente dentro y fuera de su persona.

Estaba indefensa a merced de su capto, quien le miraba con los ojos impregnados de una sed sanguinaria que solo había visto antes en la mirada desquiciada de Bellatrix Lestrager mientras le torturaba.

Seria mentira decir que no tenía miedo, lo cierto era que estaba aterrada con el cuerpo inundado en un sudor frio que la hacia tiritar.

-De nuevo así. –Soltó el moreno con cierta burla. –Resulta incluso cómico si lo piensas bien, después de todo parece que tu destino es terminar acorralada como perro.

Apretó los puños al escuchar el insulto, pero no contesto en ningún momento, se limitó mantener su mirada desafiante, con el rostro lleno de orgullo.

-¡Crucio! –Conjuro con odio y la vio caer retorciéndose de dolor en el piso, con los ojos llenos de lágrimas y un hilito de sangre escurriendo por la comisura de su boca al morderse el interior de su mejilla para no gritar.

La dejo respirar por un momento, solo para burlarse. Pero aun en el piso, intentando ponerse de pie había algo en ella que no lo complacía, que por el contrario comenzaba a molestarle. Pronto comprendió que su malestar se debía a que tenia ciertas expectativas que la bruja estaba frustrando.

La vio ponerse de pie tambaleando, abrazándose ella misma con fuerza como intentando amortiguar el dolor que sentía en el cuerpo. Con esfuerzo volvió a levantar el rostro esperando un nuevo ataque.

-¡Crucio! –Conjuro de nuevo. -¡Crucio! – escupió con rabia.

Blaiser sudaba por el intenso calor, pero también por el esfuerzo. Granger ya no se levantaba, solo temblaba hecha un ovillo en el borde del acantilado.

-Ya no pareces tan altanera Sangre sucia. –Soltó con sorna, pero con la insatisfacción haciéndolo vibrar de rabia.

Si, tenia expectativas de ese rencuentro. Esperaba verla suplicando por su vida, arrastrándose a sus pies clamando piedad, sin embargo, nada era como lo había imaginado.

Ya levantaba de nuevo su varita cuando un grito lo hizo girarse en redondo.

-¡Déjala! –Advirtió con voz temeraria.

Draco sostenía la varita en alto apuntando con ella al moreno que por un momento se quedo congelado.

-Es bueno volver a ver a los amigos. –Soltó recomponiéndose de la sorpresa de ver a su antiguo amigo a escasos metros de distancia.

-Me gustaría decir lo mismo Blaise.

-Se me olvidaba que ya no eres quien fuiste, ahora eres un defensor de sangre sucias. –Se burlo acercándose a donde yacia casi desmayada su víctima para levantarla. –A pasado tanto tiempo.

-Mucho. –Afirmo moviéndose lentamente sin dejar de apuntarlo.

-¿Qué dices viejo amigo? Torturamos juntos como en los viejos tiempos.

El sufrimiento se hizo presente por un breve intante en los ojos de Malfoy.

-Ya no soy quien fui.

-Lo imagino, si vienes a salvar a quien fuera tu victima predilecta.

-¡Por favor Blaise! –Su tono de voz se escuchaba suplicante. –No compliques mas las cosas ¡Suéltala!

-¿Quieres que la suelte? –Pregunto con inocencia fingida acercándola más al borde amenazando con soltarla para que terminara en el fondo del acantilado.

-¡No lo hagas! Si no...

-Si no... ¿Qué? ¿Me mataras? Hubo un tiempo que fuimos amigos, los mejores. Y ahora prefieres a esta perra impura.

-Muchas cosas han cambiado, incluso yo no soy el mismo.

-Se nota. –Soltó con depresión. –Eres un traidor.

-Sabes que nunca crei en las causas que proclamaba el señor oscuro, como también se que tu pensabas lo mismo.

-De eso ya han pasado demasiadas cosas y tantos años como para que pretendas que voy a liberar a Granger solo porque me lo pides.

-Eres muy inteligente Blaise y lo que te propongo estoy seguro que te interesara.

-¿a que te refieres?

-Si no le haces daño te dejare ir.

El moreno solto una carcajada.

-¿Crees que soy tan estúpido para creerte?

-Fuimos amigos. –Le recordó. –Si la dejas libre te prometo que me are a un lado para que huyas antes de que lleguen los aurores.

Zabini lo pensó unos minutos antes de contestar. –Y si no acepto tu propuesta.

–Si vuelves a lastimarla te prometo que no me importara mancharme las manos con tu sangre, porque ¡Te juro que te matare! –Sentencio.

-Si fuera una persona con estúpidos sentimientos, me sentiría herido de que hagas mas por esta zorra que por alguien de tu clase.

-Hace mucho tiempo entendí que las clases son una mierda.

-No recordaba que tuvieran tanto carácter como para decir ese tipo de cosas en voz alta.

-Ya no somos unos niños con la cabeza llena de estúpidas pretensiones o las creencias que inculcaron en nosotros nuestras familias. Somos hombres que tomas decisiones propias. Y has dicho toda la verdad, yo no soy el mismo que fui y se que tu tampoco lo eres.

-¿Ahora eres un hombre decente?

-Un hombre simplemente.

-Un hombre frente a un asesino ¿Quién lo hubiera imaginado? –La amargura se hizo presente en la voz del moreno.

-Vete a donde nadie pueda encontrarte Blaise. No voy a detenerte, solo déjala, no la lastimes más. –La vehemencia en las palabras de Malfoy le hicieron sospechar.

-¿La quieres? –Pregunto sin esperar respuesta con una sonrisa sardónica en los labios.

Draco no contesto, sabía que no era necesario. Solo esperaba que al saber sus sentimientos Zabini no intentaran tomar provecho de ellos.

-Lamento contrariarte mi querido amigo, pero no puedo, ni quiero complacerte. Yo no tengo futuro alguno y no me place vivir una vida escondiéndome, por tanto pienso que es justo tomar mi venganza.

Sin decir más, se lanzó al acantilado, arrastrando a Granger con él.


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