Katrina

Llovía a cantaros, el cielo de un gris tormentoso como sus recuerdos. Quizás no debería estar ahí, tal vez lo justo era que se fuera en la más absoluta soledad, sin embargo, no podía. No se consolaba al pensar que ese pudo ser su destino, así como no podía olvidar que en algún tiempo hace algunos años atrás fue su amigo, quizás el único que tuvo por aquellos oscuros días.

Se sentía descorazonado y al mismo tiempo era imposible no sentir también cierto alivio que le provocaba una punzada de culpa. Pero siendo sincero consigo mismo no podía evitar en lo hondo de su pecho sentir al fin una tranquilidad que hacía mucho no había experimentado.

Vestía de negro frente a su tumba, con aquella lluvia torrencial empapándolo hasta la medula. Era triste pensar que acaban de enterrar al último de los Zabini. Su herencia pura terminaba con él, su apellido de abolengo dejaría de ser pronunciado y en algunos años nadie lo recordaría.

Draco dejaba que la lluvia lo empapara, con los ojos fijos en la lápida de mármol. Todavía se encontraba en la parte norte de la enorme propiedad, donde se erguía el cementerio familiar de los Zabini.

Nadie aparte de él había estado presente en los servicios funerarios. No era que le sorprendiera en lo más mínimo ese hecho, a pesar de que el mundo mágico no sabía realmente sobre su participación directa en la guerra, el peso de los crímenes que le fueron comprobados a su madre y que la condenaron a morir por el beso del dementor solo hicieron que perdiera todo tipo de amistades. Era más que obvio suponer que absolutamente nadie le tenía la estima suficiente para estar presente, aunque saberlo hacía que todo fuera aún más deprimente.

A pesar de todo el seguía ahí, de pie despidiéndose. No del mortifago sino de su amigo de la infancia y de alguna extraña manera también se desligaba de su atormentado pasado.

Le mortificaba pensar que si hubiera estado mas presente en su vida cuando la guerra estaba por estallar, su destino hubiera sido diferente. Que si tal vez Blaise hubiera tenido a una madre mas consiente que se preocupara por su bienestar, el no hubiera terminado siendo un mortifago asesino y despiadado. Pero sin duda ya no se podía hacer nada pensando en los hubieras o llenándose de mas amargura por la suerte que corrió su compañero de soledad.

Ahora firme a esa amistad que alguna vez los habia unido, estaba haciendo guardia en el ultimo adiós, sabiendo que Blaise nunca sabría que lo acompañaba con el corazón afligido por su suerte y el afecto verdadero que cultivaron cuando los dos eran unos niños que creían firmemente que su estatus de sangre les daría la felicidad.

La lluvia se mesclaba con sus lágrimas, ya no sentía vergüenza por ello. Lloraba por su amigo, pero también lloraba por el mismo, por todas esas veces que no se lo permitió para no mostrar sus debilidades.

-Adiós Blaise, quizás todos te olviden pero yo siempre te recordare. –Esas palabras fueron su despedida.

Draco era consiente que quien no recuerda su pasado corre el riesgo de repetir los mismos errores en el futuro, por esa razón no olvidaría.

. . .

Cuando Zabini se lanzaba al acantilado abrazando a Hermione, Draco se encontró con los ojos castaños de Granger. No había miedo en ellos, quizás solo una silenciosa y resignada despedida.

Lanzo un par de hechizos buscando detener su caída e inmovilizar al moreno, pero todo fue tan rápido que para su mala suerte solo logro desarmarlo mientras los veía precipitarse a toda velocidad al fondo.

Un grito se atoro en su garganta cuanto estaban a nada de estrellarse contra las rocas del fondo, tuvo que cerrar los ojos incapaz de seguir viendo. Un ruido sordo lo hizo estremecerse mientras un dolor tan profundo palpito en su pecho destrozándolo.

Se obligo a abrir los ojos pensando en que se encontraría con la horripilante visión de sus cuerpos destrozados sobre un charco de sangre que rápidamente se mezclaría con el agua salada que besaba cada tanto tiempo las rocas del fondo.

Blaise yacía en el fondo sin vida, con los ojos abiertos y una sonrisa desquiciada en los labios. La sangre manaba de su cabeza abierta y sus miembros desmadejados se movían a la par de las olas. Busco con la vista el cuerpo de Hermione, sin notar siquiera que su rostro estaba húmedo por las lágrimas.

Un ruido a su espalda lo saco del sopor del desconcierto, giro aun aletargado por el dolor de creerla perdida y entonces todo fue felicidad o eso creyo pues no encontraba palabras para expresar el infinito alivio que supuso verla en brazos de otro, pero viva.

. . .

A manos de Potter llego la nota que torpemente escribió Draco, dándole la información necesaria para llegar a la isla donde aseguraba tenían a Hermione. No habia tenido el tiempo suficiente para dar mayores explicaciones y aun cuando su primer impulso fue mandar al rubio a la mierda, algo en su interior se removió. Hermione confiaba en Malfoy y a pesar de la aversión que sentía aun por el, sabía que solo había un camino posible.

Apareció en la isla, en el mismo lugar en que Draco apareciera tiempo atrás. Un hechizo de localización fue conjurado para asegurar que estaba en la dirección correcta y tenía que admitir que su rival era lo suficientemente inteligente para dejarle un camino de migajas de magia que seguir por decirlo de alguna manera.

Ni Malfoy, ni Zabini se dieron cuenta de su presencia. Estaban demasiado entretenidos discutiendo como para notarlo y Potter fue cauteloso de bordear los acantilados desde la formación de rocas para no ser descubierto.

Estaba a pocos metros de llegar al fondo en una saliente cuando vio cómo se caía el moreno llevando consigo Hermione. A pesar de la conmoción que supuso verlo saltar escucho con claridad los hechizos que conjuro Malfoy haciendo que Blaise soltara la varita y a la castaña, pero sin ser capaz de detener su caída.

En un intento desesperado conjuro un hechizo de atracción lo suficientemente fuerte para hacer que Hermione terminara deteniendo su caída y estrellándose contra su cuerpo, poco antes de que esta diera de lleno contra el piso.

Hermione parecía demasiado débil por las maldiciones recibidas, aun así fue capaz de sonreírle.

-Sabía que vendrían por mí. –Susurro.

-Siempre. –Respondió acariciándole el rostro con ternura, apartando algunos cabellos.

. . .

Las averiguaciones sobre lo que ocurrió ese día fueron detenidas hasta que Hermione Granger estuviera lo suficientemente repuesta para declarar. Como fueron muy cautelosos con la información que tenían sobre Zabini, eran muy pocas las personas que sabían la implicación real que el moreno tuvo en el primero y segundo secuestro.

En la prensa solo fue publicado el fallecimiento del heredero Blaise Zabini, en circunstancias desconocida, sin vincularlo en lo más mínimo con el reciente ataque sufrido por Hermione. Lo que resulto una ventaja al final cuando Draco recibió un par de días después un valioso paquete en su mansión.

Era temprano cuando llamaron a la puerta de la mansión Malfoy. Draco se encontraba en el estudio poniendo al día algunos pendientes antes de desayunar para ir a visitar a Hermione a la madriguera, pero sus planes se vieron frustrados al recibir una peculiar visita.

-Señor Malfoy. –Le saludo con propiedad un hombre de apariencia severa, tendiéndole unos documentos.

-¿Qué es esto?

-La última voluntad del Señor Blaise Zabini. –Indico.

-Tome asiento. –Pidió el rubio mientras comenzaba a leer los documentos que le entrego.

-Agradezco su ofrecimiento pero tengo un poco de prisa. Si me disculpa tengo que retirarme.

-Está bien.

-Un placer haberlo conocido Señor. Por cierto en su estancia se encuentra el paquete.

-¿Qué paquete?

-Lo sabrá pronto. –Se limitó a decirle apresurándose a salir.

Un tanto confundido por la actitud nerviosa del hombre se dispuso a leer el contenido de los documentos. Las primeras líneas eran meros formalismos, lo que se espera de la redacción de un testamento, pero sin duda lo que vino después nunca lo hubiera esperado.

Le llevo varios minutos asimilar lo que leia, tuvo que leer varias veces más lo que tenía en las manos antes de digerirlo por completo. Se levantó nervioso de su asiento caminando de un lado a otro tratando de acomodar sus pensamientos dispersos.

No podía posponer más tiempo las cosas, intentando controlarse respiro hondo un par de veces antes de dirigirse a la estancia.

Cuando cruzo la puerta se encontró con "El paquete" era una pequeña niña de piel oscura, que contrastaba con unos hermosos ojos azules. A lo sumo debía tener no más de 4 años.

La niña al verlo se acercó a el tendiéndole otra carta, con una seriedad mas propia de un adulto que de una pequeña.

Con manos temblorosas abrió el sobre y comenzó a leer.

Draco:

Si estás leyendo estas líneas quiere decir que por fin he dejado de existir y pensar en ello me proporciona un gran alivio a decir verdad, sabía que este era el mejor destino para alguien que tomo las peores decisiones.

La vida y las circunstancias terminaron alejando nuestros caminos, pero a pesar de todo eres la única persona en la que puedo confiar para hacerte cargo de lo único bueno que he tenido nunca, mi hija Katrina.

Oculte su existencia para protegerla de las consecuencias de mi propia maldad y mi vida de mierda. Ambos sabemos lo que es vivir bajo el peso de un apellido por eso lleva el apellido de quien fue su madre mestiza y que murió al dar a luz. Cuídala y no permitas que sea como nosotros, dale la oportunidad que no tuvimos de ser feliz.

Yo nada merezco, pero te suplico que te hagas cargo de ella y por favor nunca le digas el tipo de moustro que fue su padre.

Blaise Zabini.

Cuando termino de leer se dio cuenta de que la pequeña no había apartado la vista de el y le miraba con curiosidad.

-¿Tienes hambre Katrina? -Fue lo único que se le ocurrió decir.

-Un poco. –Contesto con voz cantarina y una sonrisa tímida.

-Vayamos pues a desayunar. –Indico el camino, sobresaltándose un poco al sentir como una pequeña mano tomaba la suya.

-Mi tutor me dijo que si algún dia llegaba a conocerte te diera las gracias.

-¿Gracias por qué?

-Porque serias mi nuevo papa.

Sin más se dirigieron al comedor.

Blaise sabía que Draco era mucho mejor que el en muchos aspectos aun a su pesar. Mucho de ello lo atribuía mas a la suerte que a méritos propios, o quizás a la suma de muchos factores que el mismo tuvo en su contra. El verdadero carácter del heredero de los Malfoy siempre fue un misterio para la mayoría, pero ciertamente el tenia claro que aun cuando todo fuera resultado de un golpe de suerte su amigo habia sacado las cosas mejor de lo que el hubiera imaginado.

Pensando las cosas con frialdad la naturaleza de su carácter no era realmente mala, no le interesaba el poder mas que a cualquiera y no era del tipo que rezaba a diestra y siniestra que los fines siempre justifican los medios. Por supuesto que era un orgulloso empedernido, un niño malcriado en muchos aspectos pero no eran defectos que no se curaran con la madurez que llega con los años.

Cuando Zabini se enteró que sería padre había tomado todo tipo de precauciones para que nadie descubriera dicho evento, mas considerando que la mujer en la cual se concebía su hijo no era la mas adecuada, aun peor tomando en consideración que todo fue producto de una violación no habia mucho que esperar.

Su primer pensamiento era matar a la bruja antes de que llegara a termino y aun cuando sus manos hacia varios meses se habian manchado de sangre, no tuvo el valor suficiente para matarla cuando esta apelo a la poca humanidad que le quedaba.

Katrina nació en medio de los planes de guerra en un calabozo a costa de la vida de su propia madre, dejándola posteriormente a resguardo en un convento con las instrucciones precisas de ser entregada a Draco Malfoy en caso de que su "Tutor" Blaise Zabini muriera.

Ahí estaba pues una pequeña morena de cabello rizado negro, con toda la genética de los Zabini y que a pesar de todo su padre se estaba encargando en su última voluntad de que su apellido no fuera una carga insalvable como lo fue para el.

Recibiria un fideicomiso millonario junto con varias propiedades las cuales desligo por completo de los bienes familiares y era su ultima voluntad que el único al que consideraba su verdadero amigo la cuidara.

En el comedor ya se encontraba Narcisa esperando a su hijo y se sorprendió al verlo entrar acompañado por una pequeña niña que tomaba su mano. El desconcierto se hizo presente mas no llego a formular ninguna pregunta pues Draco se adelanto al hacer las presentaciones.

-Madre tengo el placer de presentarte a Katrina Brown.

-Un gusto conocerte pequeña.

-¿Puedo llamarle abuela? -Fue la respuesta de la niña a las presentaciones.

Los ojos azules de Narcisa se abrieron con sorpresa y se fijaron en los de Draco esperando una explicación mas amplia, pero este solo sonreía.

-Los padres de Katrina murieron hace un tiempo y su tutor, mi gran amigo Blaise Zabini la a dejado a mi cargo. A partir de hoy ella será mi hija y si tu quieres puede ser la nieta que tanto has querido.

Le basto a la Señora Malfoy ver con mayor atención a la pequeña para comprender el trasfondo de la declaración de su hijo. Era más que evidente quien era realmente el padre de esa niña, pues podía encontrar en su carita todos los rasgos de Zabini.

Si otro fuera el tiempo Narcisa se hubiera negado en redondo hacerse cargo o depositar sus afectos en una niña que no estuviera ligada a ella por los vínculos de sangre, sin embargo, ella también había aprendido grandes lecciones en los últimos años.

Acaricio con afecto la mejilla de Katrina que la miraba anhelante esperando ser aceptada.

-Sera un placer que me llames abuela.

Esa tarde Draco no llego solo a la madriguera para visitar a Granger. La sorpresa fue generalizada por los pelirrojos de la familia Weasley mas no hicieron ninguna pregunta al respecto, se limitaron a darle la bienvenida a la pequeña y hacerla sentir por primera vez en un hogar.

-Sería un abuso de mi parte pedirles que la cuiden unos minutos en lo que hablo a solas con Granger.

-No te preocupes. –Se apresuró a decir la Señora Weasley con una enorme sonrisa. –Estoy segura que ella y Victoria se entretendrán jugando en el jardín.

-Gracias. –Le dijo con sinceridad dirigiéndose a la habitación que ocupaba Hermione.

La castaña miraba por la ventana, se encontraba completamente restablecida pero todos se habían empeñado a que se quedara un día más en cama para asegurarse que estuviera bien. No fue necesario girarse para ver quien entraba en la habitación, lo había visto aparecer a una distancia prudente de la madriguera acompañado de Katrina.

-En hija de Zabini. –Afirmo la castaña.

-La ha dejado a mi cargo con las instrucciones de que nadie sepa que es su hija, no quería que Katrina cargara con el peso de su apellido.

-No crees que se parece demasiado para ocultar el parentesco.

-Es muy posible ¿Pero qué puedo hacer? La niña tiene el apellido de su madre y he investigado lo suficiente para saber que no tiene ningún familiar vivo.

-¿La adoptaras? –Pregunto con curiosidad.

-Blaise me pidió que fuera su tutor pero he contemplado que sería mejor para ella darle un verdadero hogar.

-Eso sería genial. –Contesto girando para verlo por primera vez. –Aunque creo que en algún momento ella se enterara quien fue su padre biológico.

Draco se tensó. –Tratare de protegerla.

Hermione suspiro. –No podrás protegerla de todo, más si sale a la luz su implicación en la guerra y mi secuestro.

El rubio abatido se sentó en una silla cercana con desgana. –Lo se.

-Creo que lo mejor será no hablarle a nadie de lo ocurrido. –Dijo con simpleza.

-¿Mentiras en tu declaración? –Pregunto sorprendido.

-He declarado ya que perdi la memoria y no recuerdo quien o quienes me secuestraron la primera vez. Nadie aparte nosotros dos y mis amigos más cercanos saben lo que ocurrió hace unos dias, incluso evitaron contarle a tu madre para no alterarla. Lo poco que sabe el ministerio es que sufrí un ataque aunque no saben con claridad donde, cuando o quien esta implicado.

-¿Esta segura de esto?

-Katrina tiene derecho a ser feliz, por lo que dices Blaise Zabini a pesar de lo que fue se aseguro de protegerla ¿Por qué no darle esa oportunidad?

-¿Crees que Potter acepte mentir?

-Harry sabe que la verdad tiene muchas caras, diremos que quien me ataco escapo, que no fuimos capaces de reconocerle. En cuanto a lo demás todos creen que Zabini se accidento en su casa en la playa y tu declararas que su hija vivía escondida para protegerla por miedo a que llegaran a ellas los efectos de las malas decisiones de su madre.

-Eso levanta sospechas.

-¿Quién dudara de la palabra de los héroes del mundo mágico? –Pregunto con ironía.

-No conocía ese lado tuyo Hermione. –Sonrió petulante.

-Hasta hace poco ni yo me conocía, perder mis recuerdos por tanto tiempo me obligo a crearme otra personalidad, ahora que todo se junta supongo que no soy la misma persona que alguna vez fui.

-Supongo que tienes razón, todos cambiamos un poco estos últimos años.

-Lo se.

No notaron en qué momento se acercaron tanto el uno al otro hasta estar separados solo por algunos centímetros. Y después toda distancia murió para dar lugar a un tierno beso que aguardaba su oportunidad desde hacía varios días.

La puerta se abrió con un leve sonido que ni Draco o Hermione escucharon por estar entretenidos.

-Cof... cof... -Se escuchó toser a alguien aclarándose la garganta, logrando que se separaran. –Disculpen pero Katrina quería preguntarle a Malfoy si se quedarían a comer. –Dijo una evidentemente incomoda pelirroja seguida de la niña que miraba con ilusión a Hermione.

-Nos encantaría quedarnos. –Afirmo el rubio

Hermione tenia las mejillas sonrojadas y no le ayudaba mucho a sus nervios sentir la mirada de la hija de Blaise. Katrina se acercó con cautela a la castaña sin apartar sus ojos azules de ella. Parecía debatirse internamente entre hablar o quedarse callada.

-¿Ocurre algo malo? –Pregunto preocupado Malfoy, inclinándose para estar a su altura.

-Ella es Hermione.

-Sí, así es.

-¿Hermione será mi nueva mama? –Pregunto con timidez.

Draco sonrió. –Creo que antes de eso tendría que preguntarle a Hermione si quiere casarse conmigo. –Dijo mirándola con intensidad tomando su mano.

-¿Y si solo quiero ser mama de Katrina? –Soltó la pregunta intentando contener su acelerado corazón.

-Lo siento pero el trato es el paquete completo. –Comento con una sonrisa de suficiencia señalando alternativamente a la niña y a él mismo.

Hermione se lo pensó un momento antes de contestar-De acuerdo, acepto ser tu mama. –Abrazo con cariño a la pequeña que ya le tendía los brazos emocionada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top