❋ Capítulo 3: Winter ❋


El pequeño changlong no podía recordar la última vez que se sintió verdaderamente feliz al lado de otra persona que no fuese su padre o el Dr. Kenzo, la calidez y el afecto de alguien que se preocupe genuinamente por su bienestar, alguien con quien pudiera divertirse jugando al aire libre hasta agotarse, hacer lo que tanto les gusta, disfrutar de la compañía del otro y compartir la dicha de seguir juntos un día más. Se sentía extrañamente nostálgico con una fuerte opresión en el pecho, un nudo en la garganta y absurdas ganas de echarse a llorar cada vez que pensaba en eso; tenía la desagradable sensación de haber perdido algo muy importante en su vida, pero no era capaz de recordar que era, no importa cuanto lo intentase y eso lo hacía sentir peor que antes. No entendía porque sentía esas cosas de repente, sin explicación aparente.

A veces deseaba alejarse de su familia, en especial de todo lo que conlleva ser el heredero del imperio del mal, liberarse de aquel terrible sufrimiento que su madre le ha hecho pasar desde que tiene uso de razón debido a sus enormes ansias de poder, y finalmente tener la oportunidad de vivir cómo un niño normal sin preocupaciones, con una madre que lo amase de verdad y ser lo que él quiera cuando crezca. Pero sabía muy bien que, mientras viviera con esa malvada mujer, eso nunca iba a pasar.

Por esa razón, Frost no sabía lo que realmente significa divertirse, quedar tremendamente agotado después de haber jugado todo el día y estar satisfecho por haber podido compartir un momento especial con esa persona. Tampoco tenía amigos (ni recuerda haberlos tenido alguna vez) ya que su madre considera que esto era una pérdida de tiempo, una distracción para sus estudios y entrenamientos, provocando que sólo conociese aquel ambiente tan frío y hostil que lo rodeaba, las mismas personas (maestros, soldados, médicos y otro personal en el ejército de sus padres), y la misma rutina inquebrantable de todos los días en la cual no hay cabida para la diversión.

Su único "pasatiempo" (por así decirlo), era tener que enfrentarse a los constantes estudios y entrenamientos diarios, con muy pocas horas de descanso entre cada una. No hacía otra cosa aparte de eso, si contamos los viajes a otros planetas a los que sus padres suelen llevarlo de vez en cuando para que viese cómo destruyen, conquistan y/o comercializan con dichos planetas, ya que él será quien dirigirá la OIC cuando crezca. Gelice y Frode dividen su tiempo o se turnan para supervisar a su hijo en los entrenamientos, los cuales no son tan duros y agotadores cuando su padre lo entrena; pero no podía decir lo mismo de su madre.

Gelice era demasiado estricta, ruda y exigente en muchas cosas, especialmente con su hijo y no dudaba en usar la mayor parte de su fuerza sobre él, pretendiendo hacerlo sufrir cuanto sea posible para endurecer su carácter, pero no lo consiguió. El pequeño changlong apenas era capaz de hacerle frente a su madre, incluso esforzándose todo lo que podía ya que su fuerza no es tan grande cómo la de ella, por lo que siempre terminaba con el cuerpo cubierto de dolorosos moretones y heridas (y probablemente con secuelas psicológicas) por los golpes que ella le daba (o cuando lo tocaba uno de sus ataques de energía). De hecho, muchas veces quedó imposibilitado para seguir entrenando durante varios días, hasta que se recuperase por completo, y se convirtió en un niño miedoso y nervioso en extremo cómo resultado de los constantes abusos de su madre.

-¡¿ACASO ERES UNA MOCOSA LLORONA?!- Exclamó Gelice enfurecida durante uno de los entrenamientos, cuando vio a Frost con lágrimas de dolor en sus ojitos. Para ella, llorar es algo que sólo hacen los seres débiles de voluntad y carácter (en especial las niñas), y un miembro de la familia del mal no puede darse el lujo de mostrarse débil ante los demás- Si quieres llegar a ser un guerrero formidable, debes ser capaz de soportar las condiciones más extremas para fortalecer tu carácter y tus poderes. Los changlongs son los seres más poderosos en todo el universo, nadie es capaz de superar nuestra fuerza ¡Y ningún hijo mío se convertirá en un debilucho como el resto de las basuras que infestan ese universo, no lo permitiré!- Espetó hacia su hijo que la miraba encogido de miedo.

-¡No madre! ¡Seré tan fuerte que todos me temerán y jamás me derrotarán!- Dijo el pequeño changlong levantándose del suelo, ignorando los dolores punzantes en sus músculos.

-En ese caso, continuemos- Dijo la mujer con indiferencia y, sin previo aviso, golpeó a Frost en la cara, haciéndolo retroceder. Este respondió con uno de sus mejores ataques, pero su madre lo detuvo sin mucho esfuerzo- ¡HAZLO EN SERIO¡ ¡¿QUÉ ESTÁS ESPERANDO?!- Vociferó comenzando a perder la paciencia.

-¡Eso estoy haciendo, madre!- Replicó Frost aterrado- No entiendo cómo espera que pueda superar su gran poder. Apenas soy capaz de llevar un combate decente con ella- Pensó con mucha frustración.

-¡No es cierto! ¡Te estás conteniendo! ¡Olvida por un momento que soy tu madre y atacame con todas tus fuerzas!- Le pidió insistentemente. Frost dudó.

-¿Acaso es por eso que no puedo pelear en serio contra mi madre, porque recuerdo que es mi madre y no quiero lastimarla?- Se preguntó Frost confundido- Pero ella nunca duda para atacarme, aunque sea su hijo...

Frost hizo un movimiento, pero Gelice fue mucho más rápida, tanto que él no fue capaz de verla acercándose, y recibió un fuerte golpe en el estómago que lo dejó sin aire. Ni siquiera tuvo la oportunidad para recuperarse ya que su madre le dio una patada, haciéndolo caer al suelo. Luego esta se acercó y puso un pie sobre su espalda, impidiéndole levantarse.

-Sinceramente no sé cuántas veces tengo que decírtelo Frost. Nunca debes bajar la guardia durante una pelea porque tus oponentes pueden aprovecharse de eso y no tendrán ninguna contemplación contigo- Lo reprendió duramente, presionando su espalda con su pie.

A pesar del sufrimiento que estaba pasando, Frost no dijo nada, sólo se limitó a gemir por el dolor para no provocarla más, pero al mismo tiempo quería que aquella tortura terminase.

-Te golpeará a su antojo, como yo lo hago, hasta que no seas capaz de moverte por el dolor que carcome tus entrañas y la humillación que seguramente habrás pasado por confiarte- Continuó diciendo la malvada emperatriz sin importarle que estuviese lastimando a su único hijo- Perderás tu honor cómo miembro de esta familia y cómo changlong, y el respeto de tus seguidores ¿Crees que podrás vivir con eso en tu conciencia?- Preguntó, pero Frost apenas le estaba haciendo caso a lo que le decía, así que aumentó su fuerza y los gemidos de este se hicieron más fuertes- ¡CONTESTAME!

En ese momento, Frost sintió algo más que sólo dolor y frustración, un nuevo sentimiento qué provocó que su sangre hirviera, su ritmo cardíaco se aceleró y una especie de corriente se extendió por todo su cuerpo, desde la cabeza hasta las puntas de sus pequeños pies. Se llenó de ira cómo nunca antes lo había hecho, ya que finalmente había alcanzado su límite de tolerancia ante la presión que su madre estaba ejerciendo sobre él, su cuerpo comenzó a temblar y lo rodeó un aura púrpura oscuro que se hacía más grande a cada segundo. Sin embargo, no supo qué sucedió después de aquello ya que perdió por completo la razón y el control sobre sí mismo, soltó una poderosa onda de energía que embistió a Gelice hacia el otro extremo del campo de entrenamiento y el aire se llenó de destellos de luz púrpura.

-¡FROST!- Gritó la mujer furiosa y sorprendida al mismo tiempo por lo que acababa de pasar.


-------------

-EN OTRO LUGAR-

Mientras tanto, a muchos kilómetros de allí, en lo alto de las montañas heladas del norte de Arcos, se encontraba Lady Eira meditando en posición de loto sobre un pequeño montículo de nieve con los ojos cerrados, y una expresión de concentración y serenidad absoluta en su rostro. Exceptuando por la fauna silvestre, no había nadie más que la mujer en ese lugar. Todo estaba demasiado tranquilo, pero era una tranquilidad muy acogedora y reconfortante gracias al sonido de la suave y fresca brisa pasando entre los árboles, las aves cantando, el correr del agua en un arroyo cercano e incluso un kryodonte aullando no muy lejos de allí.

La diosa solía ir con mucha frecuencia a ese bello y pacífico lugar en concreto, que se halla muy alejado de los pueblos y ciudades del planeta, para descansar, relajarse y distraerse un poco del estrés que viene con ser la protectora de Arcos. No es tarea fácil vigilar a miles de changlongs diariamente para asegurarse de que las cosas marchasen en perfecto orden y sin contratiempos, evitando que sus creaciones se metieran en problemas o que sucediera algo que pusiera en peligro la vida de todos, incluyendo la existencia de su mundo. Pero no sólo eso. También debe ocuparse de sus dos hijos (ambos varones) que son muy inquietos y necesitan de los cuidados de su madre, especialmente su hijo menor de apenas 7 años. Por suerte, cuenta con el apoyo incondicional de su esposo y padre de sus hijos, un mortal de su raza quien está al mando de una organización de beneficencia reconocida por todo el universo que ayuda a niños huérfanos, desamparados o de familias muy pobres en planetas con pocos recursos o que están en guerra, proporcionándoles comida, ropa, juguetes...todo lo que necesitan para reconstruir sus vidas y tener una infancia más feliz. Es un legado de su familia que se ha transmitido de un descendiente a otro por generaciones y ha cambiado para bien la vida de muchos niños en el Universo 6.

Ambos han mantenido una excelente y envidiable relación amorosa por años desde que se casaron, sin importar que uno sea una deidad y el otro no. Lady Eira ama a su esposo por ser un hombre muy bondadoso, generoso y solidario con las personas que necesitan ayuda (en especial con los niños), así como un marido ejemplar que la ama y respeta como mujer, y un padre bastante cariñoso y atento con sus hijos. Él se encargaba de cuidarlos cuando su esposa estaba muy ocupada con sus deberes como una diosa (o cuando necesita de un momento para sí misma como ahora), demostrándoles a ambos su cariño por igual sin tener favoritismos y aprovecha esos momentos para instruirlos sobre todo aquello que se hace en la organización, sabiendo que uno de los dos se encargaría de continuar con su noble labor en su adultez (el otro será el sucesor de Eira como el nuevo dios de Arcos). Además, él y su esposa les enseñan a actuar con honestidad y apreciar la vida de los demás para que sean buenos chicos en el futuro.

Eira sonrió muy feliz mientras pensaba en su esposo, sintiéndose muy agradecida de tener en su vida a un hombre como él que la apoya en todo y siempre estaba allí para ella cuando más lo necesita. Sus hijos son el regalo más precioso que este le ha dado, haciendo que su vida sea mucho más feliz y entretenida (obviando las travesuras de los pequeños) de lo que era antes de haberlo conocido. Los amaba con todo su corazón y no existía en el universo nada más valioso que su familia.

Sin embargo, su tranquilidad fue perturbada cuando sintió una energía muy poderosa que provenía de alguna parte del planeta, haciéndola abrir los ojos muy sobresaltada. No había sentido un poder tan intenso como ese desde hace unos años, pero tenía el presentimiento de quién podía tratarse. Así que volvió a cerrar los ojos y se concentró tratando de hallar al dueño de ese poder, lo cual solo le tomó unos segundos. En efecto, era el pequeño Frost a quien había ido a visitar cuando todavía era un bebé recién nacido.

-Justo lo que pensé...su poder ha crecido desde esa noche y ahora intenta liberarlo- Pensó la mujer muy seria y preocupada de ese hecho- ¿Qué pudo haber provocado que sucediera esto?- Se preguntó mientras buscaba la causa de aquello usando su poder divino y detectó una poderosa energía maligna cerca de Frost.

Eira notó que el pequeño changlong estaba peleando al mismo nivel que su madre, pero no era consciente de lo que hacía. La ira acumulada y el poder que había estado latente en su interior hasta ese momento, añadiendo las torturas constantes a las que esa mujer (que no merece llamarse "madre") lo sometía, habían hecho que perdiera el control de sí mismo por completo y se convirtiera en una auténtica máquina de matar como ocurrió hace 7 años. No se había transformado en monstruo reptiliano, pero un aura oscura rodeaba su cuerpo, sus ojos estaban en blanco, las uñas de sus manos se habían convertido en garras y unas púas negras cubrían toda su espalda y cola haciéndole parecer uno.

Esto se debía a que la barrera mágica que la diosa había puesto en él cuando era un bebé le impedía liberar por completo su poder, pero sí lo suficiente para causar muchos destrozos por todo el campo de entrenamiento e incluso logró hacerle un poco de daño a su madre, la cual estaba muy impresionada por lo que ocurría. Sabía que su hijo ocultaba un gran poder dentro de sí por su herencia familiar, pero no a esa magnitud. Casi se equipara al suyo.

-Ahora lo entiendo. Esa malvada mujer lo ha llevado hasta el límite para que liberase todo su poder escondido...- La diosa sintió mucha rabia hacia la malvada emperatriz. Ella nunca habría tratado a sus hijos de ese modo- Pero todavía no es tiempo de que eso suceda. Frost debe pasar por varias pruebas para encontrar el equilibrio que necesita y conseguir la vida que tanto ha deseado, lejos de ese mundo lleno de maldad...Nada debe ser cambiado, todo debe suceder cómo lo he previsto- Recordó el futuro oscuro que le depara a ese niño.

Desde aquel remoto lugar donde se encontraba, Lady Eira usó su poder divino para detener a Frost y encerrar nuevamente sus poderes oscuros dentro de él, poniéndole una barrera mágica más poderosa para contenerlos hasta que sea el momento adecuado.

-----------

-DE VUELTA EN EL CAMPO DE ENTRENAMIENTO-

Gelice estuvo peleando a la par de su hijo, quien parecía un monstruo por aquel cambio en su apariencia, por el aumento tan brusco de sus poderes y porque él no dejaba de atacarla cómo si estuviera controlado por una ira irracional, hasta que se detuvo repentinamente sin explicación y cayó inconsciente en el suelo, boca abajo. Ella lo movió bruscamente con el pie para voltearlo y hacer que reaccionara, pero él permaneció inmóvil.

-¡MOCOSO TONTO! ¡ESTA VEZ TE HAS EXCEDIDO!- Gritó la mujer furiosa y conteniendo las ganas de darle una patada para que despertara de una vez. Luego trató de calmarse- Por otra parte, al fin has logrado liberar ese gran poder que tienes escondido. Sé que no puedes oírme, pero eres más fuerte de lo qué creí, me sorprendiste y desde ahora vamos a entrenar mucho más duro hasta que puedas controlarlo- Dijo con frialdad e indiferencia.

-¡POR DIOS, GELICE! ¡¿QUÉ LE HAS HECHO A NUESTRO HIJO?!- Frode entró corriendo al lugar y se horrorizó al ver a Frost inconsciente en el suelo con muchas heridas. Lo cogió en brazos con cuidado y miró furioso a su esposa- Creo que ya fue suficiente. A este paso, Frost terminará muerto antes de que pueda ser el emperador del universo- La regañó y se volteó para dirigirse hacia la salida.

-¡Espera Frode! ¡¿A dónde crees que vas?!- Alcanzó a su esposo- ¡No hemos terminado el entrenamiento! ¡Ese mocoso ha demostrado tener un poder tremendo y necesita aprender a controlarlo!

-Ya lo sé. Desde lejos noté cómo expulsó una gran cantidad de poder y estoy de acuerdo en que debe aprender a controlarlo, pero no en estas condiciones o lo matarás- Respondió el hombre sin mirarla- Por ahora necesita recuperarse y descansar- Siguió su camino mientras ella lo miraba con sus ojos rojos centelleando de furia, pero no dijo nada.

Frost no despertó hasta varias horas después, encontrándose acostado en una cama de la enfermería. Su padre estaba sentado a su lado, mirándole aliviado y luego sintió la mano de este acariciando su frente con suavidad. No podía recordar muy bien qué fue lo que sucedió para terminar ahí, sólo que estaba entrenando con su madre, o más bien, que ella lo estaba pisando con su pie y le gritaba por ser tan débil, pero nada más. Desde allí su mente estaba en blanco.

Le preguntó a su padre que había pasado y este le explicó todo, haciendo que el pequeño changlong se quedara asombrado de saber que había expulsado una enorme cantidad de poder y llegó a estar casi al mismo nivel de su madre, pero aquello no duró mucho. Miró sus manos, preguntándose si sería capaz de hacerlo nuevamente por voluntad propia porque lo anterior había sido de forma accidental. Sólo quería escapar de la tortura que ella le hacía sufrir y lo consiguió, pero saliendo malherido cómo siempre pasa en cada entrenamiento. Intentó sacar todo su poder en ese preciso instante, pero no fue capaz de hacerlo porque estaba muy débil y bajó la cabeza frustrado.

Frode notó aquello, se acercó a su hijo y puso una mano sobre su hombro.

-No te fuerces, hijo. Lo mejor ahora es que descanses para que te recuperes de tus heridas y luego de unos días podrás seguir con el entrenamiento- Le sugirió su padre comprensivo. Frost gimió muy asustado al oír esa última palabra.

-Papá, no quiero volver a entrenar con madre. Ella es muy ruda y me lastima- Dijo Frost con mucho miedo- ¿Hay alguna forma de que sólo me entrenes tú?- Le preguntó esperanzado. Frode miró a su hijo con pena.

-Me encantaría que pudiéramos entrenar solos tú y yo. Pero bien sabes que tu madre jamás lo permitirá- Respondió Frode sabiendo que su esposa jamás dejaría de entrenar a Frost, si es que a sufrir constantes maltratos de ella y terminar herido de gravedad en la enfermería casi todos los días se le puede llamar entrenamiento, y trató de controlar la rabia que sintió con sólo pensarlo.

-Ya...- Frost bajó la cabeza con tristeza. Ya sabía que sería inútil preguntar eso, pero tenía que intentarlo al menos.

-Pero procuraré estar cerca durante los entrenamientos para evitar que se sobrepase como hoy. No dejaré que vuelva a lastimarte de esta manera- Prometió Frode sonriendo para que su hijo se tranquilizara y funcionó.

-Gracias papá- Dijo el pequeño changlong más tranquilo y abrazó a su padre, sintiéndose más seguro estando con él. Este correspondió de forma protectora, no dejaría que nada ni nadie lastimase y le quitara lo más preciado que tenía en el universo.


----

Unos cuantos días más tarde, Frost se encontraba junto a su padre observando las estrellas y planetas cercanos a través de la ventana en la sala del trono de la nave, mientras este le explicaba cosas sobre el imperio. Para entonces, sus heridas habían sanado perfectamente gracias a los cuidados del Doctor Kenzo y ya se sentía muchísimo mejor, aunque el trauma psicológico del último entrenamiento tardaría mucho en desaparecer. Esa misma mañana había reanudado los entrenamientos con su madre, pero esta vez bajo la supervisión de su padre quien tenía miedo de dejarlo a solas con ella por lo sucedido la última vez (¿Quién lo podía culpar?), y porque le había prometido que no dejaría que lo volvieran a lastimar. Frost se sintió muy aliviado de que su padre estuviese allí para cuidarlo.

-Todo lo que ves será tuyo algún día, hijo- Le prometió el changlong mayor de pie a su lado.

-Padre, estoy ansioso de que llegue ese momento para demostrar lo que soy capaz y poner el apellido de la familia en alto, como madre siempre dice. Quiero ser el amo del universo- Dijo Frost muy decidido. Si sus padres hacían ese tipo de cosas, significa que está bien y él quería continuar con el legado familiar para no defraudarlos.

-No tengo dudas de que lo harás. Recuerda todo lo que te hemos enseñado, pues sólo así podrás gobernar sobre cualquier especie-Dijo Frode con plena confianza en su hijo. Este ya había demostrado tener la inteligencia necesaria para gobernar el imperio en el futuro. Sólo debía superar sus miedos y hacerse más fuerte para completar su formación.

-Lo haré papá. Sólo un changlong puede imponer un verdadero orden en este universo...- Volvió a mirar los planetas que algún día serían suyos.

En ese momento, un soldado se acercó para avisarle a su superior que estarían llegando a Arcos en breve, llamando la atención del pequeño Frost quien se sintió un poco incómodo al escuchar aquella noticia. Había pasado un buen tiempo desde la última vez que lo visitaron, aún no podía recordar bien lo sucedido ese día (sus recuerdos estaban borrosos) y cuando le preguntó a su padre al respecto en una ocasión, éste le había dicho que recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente mientras entrenaba e hizo que perdiera dichos recuerdos (Frode había decidido ocultarle la verdad a su hijo para que no sufriera).

Frost no siguió insistiendo en ese tema debido a la mirada feroz que le enviaba su madre en ese momento, pero algo le hacía dudar de las palabras de su padre. Ese vacío que había estado sintiendo durante meses, pero que no comprendía a qué se debía. Él tenía cualquier cosa que un niño podría desear: la presencia de sus padres, el cariño de uno de ellos, todo tipo de lujos y también un futuro prometedor ¡¿Qué más necesitaba?!

Cuando llegaron a Arcos, se bajaron de la nave y nada más poner un pie sobre la fría nieve, el pequeño changlong sintió como su corazón dio un salto violento dentro de su pecho, una inexplicable tristeza repentina y muchas ganas de llorar, otra vez lo mismo. Se alejó de sus padres sin entender porque estaba sintiendo esas cosas y corrió hacia el interior del bosque cercano, ignorando los gritos de furia de su madre y sin ver hacia donde iba. Cualquier lugar era mejor que estar cerca de ella que se enojaría muchísimo si lo viera llorar.

Se detuvo frente a una especie de mirador natural, hecho de hielo y nieve, desde el cual se podía contemplar la región que se extendía debajo y a su alrededor. Era una vista increíble, nunca había experimentado algo así: Aunque era de noche, las montañas brillaban gracias a la luz de la luna y abajo había una ciudad muy grande iluminada artificialmente, sus calles estaban cubiertas de nieve y escarcha brillante en algunos lugares, y se oía el bullicio de los changlongs que vivían ahí. Frost sonrió emocionado y decidió bajar para explorar ese lugar.

Llegó a la ciudad en cuestión de minutos y se puso a recorrer las calles llenas de tiendas de todo tipo, edificios y casas de estilo futurista. Todo lo que veía le causaba mucha curiosidad porque nunca había visitado ese tipo de lugares. Su madre le había prohibido socializar con otras personas porque, según ella, son seres inferiores que no merecen su compasión ni su tiempo y él gobernará el universo algún día, así que no debería preocuparse por ellos. Los changlongs entraban y salían de los edificios, algunos con bolsas de compra y también hay madres que llevan a sus hijos agarrados de la mano. Ellas tenían sonrisas alegres en sus rostros y eran muy cariñosas con sus hijos, algo que a Frost le pareció muy extraño ya que su madre es la única mujer que conoce y nunca la ha visto sonreír, ni ser cariñosa. Pensaba que todas las mujeres eran iguales, pero por lo visto se equivocó.

Todos los changlongs estaban tan ocupados con sus cosas que no le prestaron atención, no notaron que había un pequeño niño sin sus padres. Pero Frost no le dio importancia y siguió su camino a través de la ciudad, mirando todo a su alrededor para no perderse nada. Había tiendas de aparatos electrónicos super avanzados, ropa (los changlongs no la necesitan por la capa protectora que recubre sus partes íntimas, pero la usan por estética), jugueterías, supermercados, etc. Él podía adquirir cualquiera de esas cosas gracias a la gran fortuna de su familia, incluso comprarse una juguetería completa si quisiera, pero sabía que su madre nunca se lo permitiría.

-No importa. Cuando sea el emperador del universo, tendré todo lo que yo quiera y nadie podrá decirme nada, ni siquiera madre ¡Seré el emperador más rico y poderoso de todos!- Pensó el pequeño Frost muy eufórico, no podía esperar a que eso sucediera y una sonrisa maliciosa apareció en su rostro.

Unos minutos más tarde, llegó a un parque donde vio a muchas familias de changlongs disfrutando de aquella noche tan hermosa. Se distrajo tanto viéndolos que no se dio cuenta de que había unos niños jugando cerca de él.

-¡CUIDADO!- Gritó uno de ellos, haciéndolo volver a la realidad justo a tiempo para detener con sus manos un balón que iba directo hacia su cara- Por poco y te doy, niño,¡¿acaso no te fijas por dónde vas?! ¡No vuelvas a atravesarte en mi camino!- Se quejó molesto aquel niño que era un changlong de su misma edad.

-Eh, no digas eso...- Respondió Frost con cierto temblor en la voz por el tono que aquel niño había empleado hacia él. No sabía bien qué hacer porque nunca había tratado con otros niños de su edad, y temía equivocarse en algo.

-¿Qué te pasa?¿Por qué estás tan nervioso?- Preguntó el niño de forma burlona al notar el miedo en la voz de Frost- No me digas que te asusté- Se ríe.

-No...no me das miedo...- Respondió Frost, sin embargo, y lejos de demostrar que no estaba asustado, estaba estático en el sitio, y le temblaba un poco más la voz.

-A mi me parece que sí- Dijo el otro ensanchando su sonrisa y se acercó más a Frost, pero este retrocedió un poco por miedo a que ese niño le hiciera algo. Su madre se pondría muy furiosa si lo viera haciendo eso, en vez de enfrentarlo- ¡Lo sabía, eres un miedoso! Y eso es patético viniendo de un changlong.

-¡Cállate!- Ordenó Frost molesto ante las burlas de aquel niño, pero no pareció tener mucho efecto.

-Sólo digo la verdad. Mis padres dicen que los changlongs son una de las razas más poderosas del universo y que por eso no debemos temerle a nada, pero tu te intimidas con solo verme. Por eso eres patético- Siguió burlándose- Seguro que eres un niñito mimado que no sabe defenderse por sí mismo y necesita que sus padres lo protejan, ¿a que sí lo eres, miedosito?

-¡HE DICHO QUE TE CALLES!- Gritó Frost mucho más furioso que antes, dio un fuerte pisotón dejando un gran agujero en el suelo, sus ojos rojos brillaron por un momento y un poco de su energía salió de su cuerpo, asustando a aquel crío que no se esperaba esa reacción de su parte.

-¿Quién diablos eres tú?- El niño lo miraba asustado

¿Ahora quien tiene miedo?- Frost sonrió malicioso al notarlo. Aquello lo hizo ver ciertamente un poco aterrador y peligroso, casi como su madre cuando se enojaba, a los ojos del niño, olvidándose completamente del miedo que le tenía hace un momento.

-¡Yo no te tengo miedo!- Replicó este intentando recobrar la compostura, pero no pudo ya que se estaba asustando cada vez más de Frost. Y palideció cuando este se le acercó con una expresión un tanto psicópata y de furia- ¡No te me acerques!¡Aléjate!- Gritó. Ahora era él quien temblaba de miedo.

-No. Vas a pagar por burlarte de mí- Dijo Frost con los ojos brillando nuevamente- Nadie se burla del futuro emperador del universo- Pensó con verdadero odio, demostrando sin duda ser un digno heredero de su familia, pero no se daba cuenta de ello por estar dominado por sus emociones.

-Déjame ir...- Pidió aquel niño derramando alguna lágrima mientras soltaba la pelota- Lo siento...

Pero Frost no dijo nada, simplemente lo golpeó muy fuerte en el estómago a una velocidad increíble, con el puño cerrado y envuelto en energía oscura. El niño ni siquiera había tenido la oportunidad de esquivar aquel golpe que había venido de la nada, dejándolo inconsciente en el suelo y Frost se decepcionó, pues esperaba tener un buen combate con ese niño, ver que tan fuerte era, pero parece que solo estaba presumiendo; o es que él se había vuelto más fuerte de lo que creía gracias a los entrenamientos con su madre. De cualquier forma, había logrado cerrarle la boca a ese niño y esperaba que aprendiera la lección. Sí no, ya lo vería más adelante rogándole misericordia cuando ya fuese el emperador del universo y sin duda disfrutaría mucho eso.

-Como madre dice, que pérdida de tiempo- Dijo mirándolo con molestia, cuando escuchó unas voces.

Los otros changlongs habían oído el ruido de la "pelea" y se acercaban al lugar para saber qué ocurría, así se alejó rápidamente entre los arbustos para que no lo vieran. Llegó a otra parte con más familias y niños, algunos de los cuales estaban corriendo, gritando y huyendo de los demás como si intentasen atraparse los unos a los otros, pero también reían alegres como si lo disfrutaran. Frost no entendía qué estaba pasando, se preguntaba si aquello era algún tipo de juego y la diversión que tanto le prohíbe su madre. No veía que tuviera algo de malo, todos parecían muy felices participando en esa actividad.

-¿Por qué madre no me dejará hacer lo que esos otros niños?- Preguntó Frost en voz baja- Parece muy divertido.

Se detuvo a observar detenidamente a aquellos niños, la mayoría tenían su misma edad, mientras qué otros eran más grandes o más pequeños; y había niños y niñas. Eso le hizo recordar una ocasión en que su padre le había mostrado una foto de su madre cuando era niña, le sorprendió mucho verla sonreír en esa foto, en comparación con la mujer fría y sin sentimientos en la que se había convertido. Las niñas de ese parque eran todo lo opuesto, eran lindas y parecían ser las criaturas más inocentes y delicadas que haya visto, no tenían la malicia de su madre, pero fue lo único que le llamó la atención de ellas. En cambio, los niños tenían algo que no podía dejar de admirar, sus sonrisas alegres los hacían ver mucho más lindos que las niñas a sus ojos, pero no entendía por qué.

Por alguna razón, Frost quería acercarse a esos niños, saludarlos, tocar sus rostros, unir su cola con la de ellos, cosas así. No sabía de dónde venían esos pensamientos tan raros que tenía, sintió que sus mejillas se encendían y luego comenzó a temblar con una emoción indescriptible en su pecho sin saber la razón, nunca se había sentido así, ¿Qué le sucedía?

Miró sus manos sin dejar de sentir aquello, una sensación nueva y totalmente desconocida para él. Un niño se acercó a una niña, se sonrieron y a él se le pusieron las mejillas rojas como a Frost. Luego vio a otro niño que se encontraba jugando con otros dos, se veían muy felices entre ellos, pero ningún rubor apareció en sus caras. Volvió a mirar al niño y la niña y ladeó la cabeza, ¿Qué significa eso?¿Por qué el niño que está con la niña fue el único que se ruborizó?¿Por qué no ocurre lo mismo entre dos niños?¿Acaso será algo raro?.

Quería saber más del tema, pero no estaba muy seguro de hablarlo con sus padres ya que nunca los había visto sonreír el uno al otro o darse muestras de afecto cómo esos niños, y su madre probablemente se enojaría si le preguntase sobre esas cosas. Así que decidió no arriesgarse con ninguno de los dos para evitar meterse en más problemas.

-Pero tal vez el Señor Kenzo sí sepa de estos temas y responda amablemente a mis dudas. Le preguntaré más tarde cuando vuelva y mis padres no estén cerca- Pensó Frost decidido y entusiasmado con la idea.

El pequeño changlong no sabía cuando tiempo había pasado desde que se separó de sus padres, pero no le importó. Prefería quedarse en ese lugar un rato más y seguir disfrutando de aquella libertad que no tenía todos los días, en vez de regresar inmediatamente con sus padres y enfrentarse una vez más a la ira de su madre, pues eso era lo que le esperaba por haberse escapado así y tenía mucho miedo de verla a la cara en ese momento.

Se sentó bajo un árbol para seguir mirando a los niños que estaban jugando. Al principio no le apetecía participar en esos juegos, pero después de un rato comenzó a sentir ansiedad al ver que los niños se divertían mucho y él quería hacer lo mismo, quería poder experimentar esa sensación y divertirse como cualquier otro niño por una vez en la vida. Una oportunidad como esa no se presenta todos los días, tal vez no vuelva a pasar y tenía que aprovecharla. Así que se levantó decidido a acercarse a esos niños y preguntar si podía jugar con ellos.

Pero sólo dio unos pasos cuando alguien lo sujetó de la cola con mucha fuerza, tanta que le hizo daño y le impidió seguir caminando. El tacto de esa persona le hizo sentir escalofríos en la espalda, sabía perfectamente de quién se trataba y estaba aterrado. No quería voltearse, pero tuvo que hacerlo, encontrándose con unos conocidos ojos rojos que lo miraban con furia y confirmó sus temores. Era su madre.

-Mira donde te he encontrado, maldito mocoso- Le susurró ella furiosa, luego miró hacia los niños y sus familias. Como estaba oculta detrás del árbol, nadie se percató de su presencia- ¿Planeabas acercarte a esas alimañas, verdad?- Preguntó con desprecio en su voz.

-Yo...- Frost tenía tanto miedo que no podía hablar, pero eso fue suficiente para Gelice que intensificó su mirada sobre él. Quiso huir, pero ella apretó su cola con más fuerza.

-Eres un mocoso sin causa, ¿acaso pretendías escapar de mí?- Preguntó la mujer hecha una furia por el intento de escape de su hijo.

-So...solo quería jugar, madre- Respondió el pequeño changlong aterrorizado.

-¡Te he dicho que eso es para débiles, mocoso engreído!- Respondió la changlong adulta aún más furiosa. Frost se tapó la cara con las manos y se encogió de miedo en el suelo- Eres realmente patético, no pareces hijo mío...- Hizo una mueca de desagrado.

-Lo siento...- Se disculpó Frost sin mirarla a la cara.

-Pero eso es culpa de tu padre por ser tan blando contigo- Dijo Gelice con odio, ignorando las disculpas de su hijo- En cuanto a ti, regresaremos a la nave ahora mismo para que sigas con tus entrenamientos y darte un buen castigo por desobedecerme- Lo amenazó.

Frost se asustó todavía más al escuchar eso, no quería recibir más castigos de su madre e intentó huir nuevamente, pero ella lo aprisionó entre sus brazos con una fuerza tremenda para impedírselo y le tapó la boca con una de sus manos para que no gritase, ni llamase la atención de la gente. El pequeño changlong luchó por liberarse, pero fue en vano porque su madre seguía siendo mucho más fuerte que él. Se alejaron rápidamente de ese lugar, lejos aquellos niños que tanto llamaron su atención y volvieron a la nave donde Frode los estaba esperando. Gelice pasó al lado de su esposo sin decirle nada y llevó a su hijo al campo de entrenamiento.

Y tal como lo había prometido, ella lo castigó muy severamente con una golpiza que, como siempre, le dejó muchas heridas en su pequeño cuerpo; y los mismos regaños y palabras hirientes que le decía todos los días por su debilidad, cobardía y falta de carácter. Se fueron del planeta esa misma noche para que Frost se mantuviera alejado lo más posible de la gente, su única prioridad eran sus estudios y entrenamientos como su madre siempre se lo dice. Sin embargo, le era imposible olvidar todo lo que había visto ese día, las dulces caras de los niños y esas sensaciones desconocidas que había experimentado. Se preguntaba sí algún día podría entenderlo del todo.

-ALGÚN TIEMPO DESPUÉS. NARRA FROST-

A los pocos días de este pequeño incidente en aquel parque rodeado de tantas caras agradables, mis padres (aunque más por obligación e insistencia de mi madre) y yo fuímos a un planeta algo alejado, si no mal recuerdo de nombre Zaruma, debido a qué los reyes del mismo nos invitaron a una reunión de negocios entre mis padres y ellos. Al parecer quieren darnos su apoyo con eso, además de qué también quieren meter a una de sus hijas en nuestras filas a causa de su comportamiento indebido como princesa.

No creo que eso sea lo mejor para ella, pues tengo entendido que las princesas son tiernas, delicadas y siempre necesitan de la protección de un caballero en armadura brillante, no encajan en un ambiente lleno de violencia y muerte como este (sobre todo con mi madre cerca). Pero tengo la sensación de que ella es un tipo diferente de princesa porque no se comporta como tal, eso me da mucha curiosidad y creo que tiene más o menos la misma edad qué yo, así que podríamos ser amigos. Definitivamente quiero conocerla.

-Me sorprende que unos reyes estén dispuestos a que su hija se una a un ejército como el nuestro- Dijo mi padre algo pensativo- No creo que sea...

-¿Qué importa eso?- Reprochó mi madre interrumpiéndolo - Es hija de reyes, seguro que con esto nuestro estatus social aumentará y encima para bien, si decimos que la hija de unos reyes está con nosotros. La gente creerá que es por una causa noble, no por algo "malvado" como muchos otros piensan...Así estaremos a un paso más cerca de conquistar y gobernar el universo- Explica ansiosamente mientras sus labios se curvan levemente en un intento de sonreír, pero más bien resultó en una mueca desagradable y perturbadora.

Sentí un fuerte escalofrío en mi espalda.

-NARRACIÓN GENERAL-

El matrimonio y el pequeño niño changlong aterrizaron su nave en la zona de aparcamiento de naves del castillo real de Zaruma. Las ansias de la mujer por cerrar el trato eran muy grandes, aunque su cara de poker dijera todo lo contrario, ya que bajó apresuradamente de la nave sin esperar a su marido y a su hijo, quienes tuvieron que correr para alcanzarla.

Allí fueron recibidos por la reina Cassandra Hashoto, acompañada de algunos guardias que se encontraban a pocos pasos de ella. Los tres changlongs hicieron una leve reverencia con la cabeza y la reina procedió a indicarles por dónde ir. El castillo era imponente, y parecía ser tan grande como el que había en el planeta Arcos. Y al pequeño Frost le recorría una cierta sensación de miedo y respeto al ver aquellos hombres (y algunas mujeres) diferentes a los que estaba acostumbrado a ver, por lo que iba detrás de su padre, bastante cerca de este.

-Menudo cobarde - Susurró su madre con enfado viendo el temor que mostraba el niño, provocando que este se asustara todavía más y escondiera su rostro detrás de la capa de su padre

-Déjale - Le contestó Frode de mala gana en el mismo tono- Dudo que consigamos nada de este planeta si te comportas así- Esa forma de actuar de su mujer lo traía sin cuidado y tuvo que controlarse para no gritarle frente a la reina.

Gelice se limitó a gruñir y guardó silencio hasta que llegaron a un gran salón donde los esperaba el rey. La mujer que les guió hasta allí les indicó que se sentaran en los asientos que les habían asignado y luego se sentó a la izquierda de su marido. Frost no dejaba de mirar a todos lados, apreciando cada detalle de ese lugar tan lujoso, hasta que su madre carraspeó llamando su atención.

-Majestades- Comenzó diciendo Gelice- Me agrada saber que han contado con nosotros para hacer negocios. Pienso que esta es una gran oportunidad para extender nuestra influencia y la vuestra hacia otros rincones del universo, considerando todo las cosas interesantes y provechosas que Zaruma tiene para ofrecer-explicó con amabilidad y cortesía, logrando esconder perfectamente su verdadera naturaleza maligna

-Como por ejemplo, aquellas sirenas y tritones que viven en las profundidades de los océanos de Zaruma y de los cuales se dice que tienen diversos poderes relacionados con los elementos, incluyendo la capacidad de transformarse en una versión oscura de ellos mismos obteniendo habilidades sorprendentes y peligrosas. Sí la leyenda es cierta, entablar una buena relación con los reyes de Zaruma me permitirá acceder más fácilmente a los secretos de este planeta y encontrar a esas sirenas que serán una gran adición para mi ejército. Ya puedo verme como la emperatriz absoluta de este universo- Pensó la mujer llena de euforia, aunque no lo demostró en su rostro para no despertar sospechas de los reyes

-Por eso hemos aceptado la invitación que nos enviaron y hemos venido hasta acá desde lejos. Para discutir los detalles sobre esta negociación...y el asunto de vuestra hija...- Continuó Frode por su esposa, sin imaginarse lo que ella estaba planeando.

-¿Creen acaso que podrán controlar a alguien como nuestra hija?- Preguntó la reina- Tenemos constancia de que ustedes son seres bastante...malignos y con intenciones malignas.

-Entiendo su preocupación, pero esto no es nada que nosotros no podamos manejar. Mi esposa y yo sabemos cómo imponer disciplina en los niños y en los miembros de nuestro ejército...Le aseguro que su hija mejorará su conducta en poco tiempo estando con nosotros- Respondió el changlong con seguridad, pero dentro de sí estaba un poco preocupado de las medidas que tomaría su mujer para el comportamiento de la niña.

-Nuestra hija es muy...persuasiva y no dudará en desobedecer cualquier orden que se le asigne...ya hemos tenido problemas con los soldados...siempre se mete en líos - Suspiró el rey en un tono cansado.

-Me recuerda a alguien...- Murmuró Gelice mirando seriamente a su hijo, pues éste hacía exactamente lo mismo con su mascota. Frost se puso muy nervioso- No importa...Me aseguraré de dejarle en claro a esa chiquilla lo que le puede pasar si me desobedece. Yo no tolero esa clase de insubordinación, ni siquiera de mi propio hijo- Dijo en un tono amenazante que preocupó a su marido y a los reyes.

-Lo qué mi esposa quiere decir es que nos encargaremos de darle un castigo adecuado sí se comporta mal, así no volverá a hacerlo. Espero no tener que ser demasiado duro con ella- A diferencia de su esposa, Frode no es tan estricto cuando se trata de disciplinar a su hijo.

-Si ese es el caso, no dudo que Winter podrá llegar lejos si se aplica esa disciplina - Comenta la reina decidida- Además, nos interesa que nuestra hija escale en la rama militar.

-¿Y eso por qué, altezas? Creí que querían educarla para convertirse en futura reina y aprendiera a ser una buena princesa - Habló Frode.

-Podría decirse que Winter no será la que reinará cuando llegue su mayoría de edad- Les dice el rey- Ese puesto se lo hemos reservado para nuestra otra hija.

-¿Otra hija? Creí que solo tenían una heredera, majestad - Cuestionó el changlong.

-Esa otra hija no tiene parejo alguno con Winter, aunque sean gemelas- Le respondió la reina.

-Así que son gemelas,¿no majestad?- La reina asintió en respuesta ante la pregunta del changlong- Suele pasar que los gemelos no se parecen mucho entre sí con respecto a su personalidad, a pesar de tener la misma apariencia...Pero os aseguro que su hija Winter aprenderá a ser una guerrera muy seria, poderosa y formidable sí acepta unirse a nuestras filas.

-Si es preciso, la convertiré en una máquina de matar- Pensó para sí Gelice con maldad- Majestades, si su hija sigue mis instrucciones de disciplina, es posible que llegue a ser la mano derecha del aquí presente mi hijo.

-¿Mi mano derecha, madre? Pero...¿Por qué una princesa se alistaría en el ejército? - Cuestionó el changlong menor recibiendo una mirada fría de su progenitora.

-¿Qué te he dicho sobre hablar en reuniones e inmiscuirse en nuestras conversaciones sin mi permiso, niño?- Lo reprendió duramente. El pequeño se asusta y se disculpa agachando la cabeza- Ya escuchaste a los reyes de Zaruma...Quieren más disciplina para su hija y nosotros se la daremos. Winter va a trabajar contigo, te guste o no, y ambos van a hacer todo lo que yo les diga sin reclamos, ¡¿está claro o no me expliqué bien?!- Dijo en un tono muy autoritario y frío que no admitía réplicas.

-Sí madre, lo he entendido- Dijo Frost aún con la mirada baja ya que no quería mirarla a esos ojos llenos de odio.

-Volviendo al tema que nos concierne - Carraspea un poco el rey- Creo que es conveniente que conozcan a Winter.

-Por supuesto, majestad...¿Dónde se encuentra su hija? - Preguntó Gelice ansiosa internamente - Esperemos que esa niña no me decepcione, por fin podré conquistar el universo gracias a mi hijo y a los poderes de esa muchacha - Pensó de manera malévola.

-La tenemos en una de nuestras torres vigilada por varios guardias- Respondió la reina - Por favor, siganos- Todos se levantaron de sus asientos para abandonar el lugar.

-Vamos hijo- Dijo Frode al pequeño Frost que se había quedado atrás, evitando que su madre fuera a jalarlo por el brazo. Frost obedeció caminando al lado de su padre en todo momento, mientras sentía que su madre lo fulminaba con la mirada.

-Padre, tengo miedo- Le susurra Frost a su padre con cierto temor.

-No te preocupes, conmigo no te pasará nada pequeño. Sólo quédate cerca y no te separes de mí- Puso una mano sobre su cabeza de forma cariñosa y le dirigió una mirada furibunda a su esposa quien no lo tomó en cuenta. Frost se limitó a asentir a lo que dijo su padre.

Los reyes guiaron a la familia del mal a través de varios corredores y luego subieron por unas escaleras hacia la torre donde Winter estaba encerrada, encontrándose con los guardias qué la vigilaban para evitar que saliera y escucharon una explosión que venía de arriba, provocando que el lugar temblara por unos instantes.

-¿Qué diablos fue eso?- Preguntó Frode sorprendido, mientras Frost se sujetaba a su brazo muy asustado y Gelice miró hacia arriba sin inmutarse, pudiendo sentir claramente la energía de Winter.

-Sólo es nuestra hija Winter. A ella le encanta hacer destrozos hasta en su propia habitación- Contestó el rey suspirando con enfado y frotándose las sienes- Le hemos dicho muchas veces que no debe utilizar sus poderes de esa forma, pero no nos hace caso.

-Comprendo majestad- Dijo Gelice sin dejar de mirar hacia arriba- Siento en esa niña una fuerza extraordinaria y me agrada esa tendencia de querer destrozar cosas por diversión. Con el entrenamiento adecuado se convertirá en una guerrera poderosa y temida por todos en el universo- Pensó satisfecha y con muchas ansias de comenzar a entrenarla- Deberías aprender de ella, mocoso cobarde...- Le dijo a su hijo en un susurro que sólo él y su esposo escucharon.

-¡QUIERO SALIR!- Se oyó gritar a la niña desde el otro lado de la puerta.

Los reyes dieron un suspiro algo asqueados por tener que soportar aquellas voces por parte de su hija. Las voces se detuvieron cuando la reina llamó a la puerta y se oyó como la niña se sentaba sobre la cama.

-Winter, hemos traído a alguien que puede interesarte- Le dijo la reina una vez que entró, seguida del rey y de los tres changlongs.

-¿A sí?¿Y quiénes son ellos, madre? - Se cruza de brazos esperando respuesta.

-Tus superiores- Responde el rey - Ya que no nos quieres obedecer, irás con ellos, cabe la posibilidad de que para siempre.

-Pareciera que te entusiasma la idea, padre- Responde la niña mirando a su padre con seriedad, para luego mostrar una sonrisa divertida mientras se levantó de la cama y siguió rompiendo algunos de sus juguetes.

Frost mostró una mirada curiosa desde detrás de su padre mirando a la niña que tenía frente a ella, podría decirse que su carácter era casi tan malvado al de su madre, con la gran diferencia de que aquella muchacha sonreía, cosa que sabía de sobra que su madre nunca haría ni intentándolo.

-Por lo menos aprenderás a tener mejor conducta, querida. Lo hacemos por tu bien - Aclaró la reina.

-¿Quién es ese niño?- Dirigió la mirada hacia Frost con curiosidad. Trato de acercarse a él, pero su padre la tomó por una oreja para reprenderla por su comportamiento- ¡Auch!! ¡Padre, basta, me estás haciendo daño!- Le da un golpe para que la suelte, alejándolo de ella.

-Será...- Comenzó diciendo el rey. Sin embargo, no sabía cómo explicarle que Frost será ahora su nuevo hermano, por lo que miró al matrimonio changlong en busca de una respuesta algo convincente. Pero su esposa se adelantó.

-Winter, te vas a ir a vivir con ellos, te guste o no- Le respondió la reina a su hija, molesta con su pregunta, antes de que los changlongs pudieran decir algo.

-¿Qué?- La niña se soltó del amarre de su padre y se fue a mirar a la reina- ¿Me odias?

-Si- Respondió la mujer fríamente y sin mostrar arrepentimiento al decirlo- Y sé que estarás más disciplinada con ellos que con nosotros.

-Para ser tan pequeña, tiene mucha fuerza- Le comentó Frode a su mujer en voz baja, sorprendido de ver la facilidad con la que la niña se soltó del agarre del rey.

-Justo lo que necesitaba observar...esta niña va a ser de gran ayuda - Gelice pensó de forma malvada mirando el comportamiento de la pequeña - Deberías obedecer a tus padres, niña...con nosotros tendrás una buena disciplina, educación y entrenamiento para el futuro - Habló la changlong con una expresión seria.

-¿Disciplina?- Quiso saber la pequeña niña haciendo un pequeño reproche, extrañada de oírle decir aquella palabra- No hice ningún caso a los reyes, ¿Qué le hace pensar que le haré caso a usted, señora con cuernos?- La miró desafiante.

-Si te sirve de consejo, Gelice...- Intervino Frode- ...Puede hacer que Frost se ponga las pilas- El aludido se sobresaltó al escuchar eso.

-Tienes razón. El ejemplo de esta niña es lo que el mocoso necesita para fortalecer su carácter y sus poderes ya que, por lo visto, mis entrenamientos no han ayudado en casi nada- Resopló apretando los puños y Winter vuelve a mirar a Frost, quien se asusta por la mirada seria que aquella niña le estaba dirigiendo- Eres un maldito cobarde, Frost. Incluso le temes a una niña más pequeña que tú- Gruñó.

-Lo que pasa es que eres demasiado exigente y dura con él, querida- Replicó su esposo todavía molesto por la forma tan cruel en que Gelice entrenaba a su único hijo.

-¡Tonterías! Sí me pongo tan blanda y suave cómo tu en los entrenamientos, Frost no se lo tomará en serio, no se esforzará lo suficiente como espero de él y se convertirá en un ser débil y patético como la mayoría de nuestros soldados. Por eso deberías ser más estricto con él, en lugar de consentirlo todo el tiempo- Espetó con furia hacia Frode, que la miraba pasmado.

-Trato de evitar que lo sigas maltratando...algún día acabarás con su vida - Pensó el changlong con dureza.

-¿Qué estás esperando? ¡Ve y preséntate con la princesa!- Gelice empujó a Frost hacia Winter. Frost se quedó mirándola nervioso y sin saber qué decir.

-Eres un niño raro- Responde la niña con cara confundida al verle.

-Yo...- Miró a sus padres pidiendo ayuda. Su madre entrecerró sus ojos rojos que brillaban de furia, haciendo que el pequeño tragara saliva- Hola...mi nombre es Frost...- Dijo tímidamente y sudando mucho debido a los nervios- Es...un placer conocerte, princesa Winter...

La niña se quedó confundida, observando que el niño se estaba poniendo cada vez más nervioso a cada palabra que decía.

-Ya no soy una princesa.....-Comentó algo molesta con los reyes.

-¡Winter!- Exclamó el rey molesto por el comportamiento de su hija.

-Es la verdad, me habéis abandonado- Le respondió la pequeña niña molesta con el rey.

Frost retrocedió asustado, le había dado una primera mala impresión a la princesa y tal vez ya se ganó su odio por tenerle miedo. Lo que es peor, su madre lo miraba con ganas de asesinarlo.

-YA ME TIENES CANSADA CON TU MALDITA COBARDÍA, FROST. NO ES ASÍ CÓMO DEBE COMPORTARSE EL FUTURO EMPERADOR DEL UNIVERSO. ESTÁS HACIÉNDONOS QUEDAR MAL ANTE LOS REYES DE ZARUMA- Le gritó Gelice hecha una furia.

-Lo...siento...madre - Se lamenta el niño a punto de llorar- Cada día intento hacer mi mejor esfuerzo para demostrarle a mi madre que soy digno de ser el siguiente emperador del universo, pero siempre termino fallando miserablemente debido a que todavía no he sido capaz de superar mis temores, tal vez no estoy hecho para ser emperador...

Winter agarró a Frost del brazo con energía para ir a jugar (las últimas horas que le quedaban a la niña en lo que una vez llamó hogar) con él, mientras los adultos terminaban aquella conversación en la que aquella niña posiblemente no volvería a casa en bastantes años, si es que algún día volvía. Cuando ya se decidieron a marchar de aquel reino lleno de islas y agua salada, había caído la noche, y Gelice, a pesar de su inexpresiva cara, gozaba de alegría al saber que los tratos realizados con aquellos reyes había salido como esperaba, además de llevarse a una nueva recluta consigo para que su hijo Frost se pusiera las pilas con los entrenamientos y las clases.

- Continuará -


*Primera aparición de Winter Hashoto, personaje de mi amiga Marta (@Windyanas), en la historia como se venía anunciando desde el prólogo. Ella me ayudó mucho con las escenas que ocurren en Zaruma, el planeta de origen de Winter, con sus padres la Reina Cassandra y el Rey Roz ˆˆ. En los siguientes capítulos veremos como se desarrollará la relación entre Frost y ella =D.

También pueden ver un dibujo de Winter, hecho por Marta, al inicio del capítulo :). 

*En este capítulo también conocemos más detalles sobre la vida de la Diosa Eira, que tiene un esposo muy cariñoso y dos hijos bastante inquietos, uno de los cuales será su sucesor como el nuevo Dios del planeta Arcos cuando sea mayor. De momento solo puedo decírles que dicho personaje tendrá una participación importante en la historia más adelante, y es posible que se lleven una gran sorpresa cuando llegue ese momento xD. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top