CAPÍTULO 4
-- Aquí tienes, 15 euros. No te los gastes todos en comida. -- Le advirtió Makino mientras le entregaba el dinero al joven de pelo azabache.
-- Muchas gracias Makino.
El chico la estrechó en un fuerte abrazo y le plantó un beso en la mejilla para acto seguido girarse e irse dando brincos a lo Heidi hasta la puerta.
-- ¡Ten cuidado, no te metas en problemas y a las 10:00 en casa!-- exclamó la mujer de pelo verde oscuro al ver que el chico ya salía por la puerta.
-- ¡Vale!
Y la puerta se cerró tras esas últimas palabras que la mujer dudaba que siquiera sirvieran de algo. Estaba claro que el chico la acabaría armando: se metería en algún problema, gastaría el dinero en tiempo récord por comida y con su despiste llegaría más tarde de la hora indicada.
Era una rutina de todos los años que la mujer ya se sabía de memoria, solo esperaba que esta vez no le aparecieran dos guardias civiles en la puerta comunicándole que su chico había tenido un fuerte pleito con otro que había acabado bastante mal o hasta en el hospital. No espera, eso último era lo habitual en Ace no en Luffy. Con tantos niños que cuidar hasta se hacía un lío con sus malas acciones.
El muchacho cogió la bici que estaba aparcada en el muro de la casa y empezó a pedalear directo a la salida para dirigirse a la casa de Ussop.
Una vez llegó a su destino llevó la bici al garaje que, como siempre, se encontraba abierto, y fue corriendo a llamar a la puerta.
No tardaron en abrirle, mostrando tras esta a una mujer de pelo rizo azabache con una nariz larga y respingona. La verdad era que Ussop tenía un gran parecido con su madre, al menos en aspecto físico.
-- Hola cielo, Usopp aun está arriba en su cuarto. Corre a avisarlo para que baje. -- Dijo la mujer alegre de verle y haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
-- Gracias Banchi.
Tan alegre como había salido de su propia casa echó a correr por el pasillo hasta alcanzar las escaleras y una vez arriba se abalanzó a la puerta de la habitación de su amigo sin molestarse a llamar siquiera.
-- ¡Hola Usopp!
El nombrado soltó un grito del susto y se quedó pasmado al ver a Luffy con su radiante sonrisa en la puerta.
-- ¿Luffy cuantas veces tengo que decirte que no entres así? ¡Me has dado un susto de muerte! -- exclamó alterado.
-- Perdón. Uff aquí apesta.
El muchacho se llevó la mano a la nariz mientras contemplaba el desastre que su amigo tenia por habitación.
Todo era un completo desorden. Había bolsas, hojas, libretas y un montón de ropa sucia y mal oliente desperdigada por todo el suelo. Y la cama nisiquiera estaba hecha. Aquello apestaba a sudor, a pies y a comida pasada de ya varios días.
Nisiquiera Luffy era tan desordenado, y eso que él no era precisamente adicto al orden, pero aquello se pasaba tres mil pueblos de lo normal.
-- ¿Usopp has pensado en ordenar un poquiiito tu habitación? -- murmuró el muchacho alargando la "i" de poquito.
-- No, no miro que esté tan mal.
Sobre la nuca de Luffy apareció una gotita de sudor, pero prefirió no decir nada. Contempló a su amigo que se encontraba sentado en el suelo, entre tanta porquería, jugando a los videojuegos en su consola la cual se veía desde la televisión de plasma.
-- ¿A que juegas?
Se sentó al lado suya ignorando la ropa moliente que lo rodeaba y se concentró en el juego hasta que su amigo le entregó un mando para que se uniera.
-- Es un juego de piratas. Concretamente el nuevo que estrenaron por la serie de la radio que interpretamos. Mola mucho, mira yo que amo soy. ¡El Capitán Ussop!
Luffy soltó una carcajada ante la exclamación de su amigo.
-- Pero si el capitán soy yo. -- siguió riendo.
Fue a la guia de personajes para elegir el suyo y para sorpresa de Ussop en lugar de escogerse a si mismo cogió el personaje de Ace.
-- ¿No vas a hacer de ti mismo?
-- Nah, eso es muy aburrido. Prefiero ser el que lo quema todo.
Empezaron la partida y se pasaron así jugando al videojuego durante una hora entera.
Un sonido los sacó de su ensimismamiento en el juego.
"Bere Bere Bere, Bere Bere Bere"
Tras parar el videojuego, Ussop cogió su móvil y vio quien lo llamaba. Nada más leer el contacto y acto seguido por puro reflejo ver la hora se puso pálido.
-- ¿Pasa algo Usopp?
-- Se nos a pasado la hora de quedada con los chicos y...
En lugar de acabar la frase prefirió enseñarle a Luffy el nombre de la que persistentemente llamaba al móvil.
Al verlo Luffy se puso nervioso.
-- ¡Mierda! ¡Es Nami! ¡Nos va a matar!
-- Mejor no contestamos.
Pero justo cuando estaba a punto de colgar su amigo le mangó el teléfono de la mano.
-- Hola Nami, soy Luffy.
-- ¡¿Dónde carajos estáis?! ¡Hace media hora que estamos esperándoos en el parque!
-- Dile que se te rompió la bici por el camino, o que no encontraba mi ropa, o que...-- empezó a susurrarle Usopp alterado.
Pero el mentir no iba con el chico de sombrero de paja.
-- Lo siento, nos pusimos a jugar con la play y se nos fue la hora.
La cara de espanto de Usopp al oírlo no tenia precio.
-- ¡¿Qué que?! ¡Cuando os vea os vais a enterar! ¡Y ya estáis viniendo para aquí ahora mismo!
-- Vale, enseguida vamos, ya salimos de casa de Usopp ahora.
-- Espera, ¿¡pero aun estáis ahí?!
Luffy tubo que apartarse el móvil de la oreja para no quedarse sordo.
-- Ahora vamos, chao.
-- ¡Espera Luffy! ¡Aun no he acabado de...!
Antes de que la muchacha terminara la oración el chico ya había colgado la llamada.
-- Parece que está cabreada. -- comentó mientras le devolvía el móvil a su dueño.
-- ¿Como no va a estar cabreada después de lo que le dijiste? ¡Idiota!
Le dio un fuerte golpe en la cabeza que tumbó a su amigo.
-- ¡Pero es la verdad! -- Exclamó desde el suelo.
-- En fin, vámonos ya o no volveremos vivos a casa.
Sin más que decir ambos chicos se dispusieron a irse, pero cuando ya estaban en la puerta de salida Banchina los detuvo.
-- Alto ahí jovencito. ¿Adonde crees que vas con esas pintas?
Usopp se giró para ver a su madre y acto seguido agachó la cabeza para examinarse a si mismo.
Llevaba puesta una camiseta de rayas azules, verdes y lilas con un pantalón rojo y una gorra naranja.
-- ¿Qué tiene de malo esta ropa?
-- Que pareces un payaso a punto de desfilar por el circo. Sube a cambiarte ahora mismo.
El joven suspiró y obediente a su madre volvió a su habitación seguido por su amigo.
Sin pensarselo dos veces agarró una camiseta del suelo y la llevó a la nariz, hizo una mueca de repugnancia ante el hedor, la tiró y cogió otra, volvió a hacer el mismo gesto de asco. A la cuarta camiseta que recogió no le desagradó tanto el olor, con un poco de desodorante dejaría de apestar. Hizo lo mismo con los pantalones y una vez su ropa escogida, cogió el desodorante de esprai lo espoleó sobre las prendas y luego se las puso.
-- Listo, vámonos.
Luffy aun no se acaba de acostumbrar a esos actos ya habituales en su amigo, pero no dijo nada y lo siguió cerrando la puerta tras de si.
Lo único que realmente pensaba sobre la situación era que si él hiciera lo mismo sería presa fácil a los puños de su abuelo, seguido por los de sus hermanos con los que compartía cuarto y por último una gran bronca de Makino. Nada agradable que se diga.
En cuanto llegaron al parque fueron recibidos con dos fuertes golpes en la cabeza, seguidos de dos chichones, propinados por su amiga pelirroja.
-- ¡Auh! ¡Duele!
-- ¡Nami no seas tan bruta, jolín!
-- ¡Pues sed puntuales por una vez en vuestra maldita vida!
-- ¡Olle no seas tan bruta con mi Luffy! -- Exclamó Hancook y salió corriendo a socorrer a su enamorado.
-- Bueno, ¿ya estamos todos? -- preguntó el chico sobándose la cabeza con gesto dolorido mientras se ponía en pie ignorando a la morena por completo.
-- Que va, si aun queda el inteligente de "las paredes se mueven" -- Suspiró Nami exasperada. -- ¡No entiendo porque demonios no podía venir contigo! -- Se dirigió a Sanji que estaba encendiendo su pitillo.
-- Ya te lo dije, no es mi culpa. Ese cabeza de Marimo dijo que se había olvidado algo cuando ya íbamos a mitad de camino y volvió solo a casa a buscar lo que sea que dejó atrás.
-- ¿Y no podías acompañarlo?
-- No, porque si lo hiciera... ¡Me perdería unos minutos de estar con Nami! -- Exclamó con corazones en los ojos.
-- ¡Esa no es una respuesta logic...! -- pero fue interrumpida por otra voz.
-- ¡Al fin os encuentro!
El muchacho de pelo verde venia corriendo hacia ellos y al llegar frenó en seco para coger aire.
-- ¡¿Pero tú donde te habías metido?!
-- Perdón, es que las paredes se movieron.
-- ¡Maldita brújula estropeada! ¡Siempre dices lo mismo!
-- ¡¿Que me llamaste?! ¡Mr Cejillas Derrame Nasal!
-- ¡¿Perdona?! ¡Maldito cabeza de Marimo!
-- ¡No empecéis!
Ambos fueron acribillados por dos fuertes golpes en la cabeza.
-- Nami da miedo. -- murmuró Chopper mientras se escondía detrás de las piernas de Luffy.
-- Bien, ahora que estamos todos vámonos. -- Ordenó la pelirroja.
_______
-- ¡Vamos a la casa del terror! -- Exclamó Luffy señalando la atracción.
-- ¡Ah! ¡No! ¡Eso da miedo! -- exclamó Chopper asustado nada más ver el cartel de "Horror Show"
-- ¡Venga vamos!
El chico saltaba entusiasmado intentando incitar a los demás a entrar.
-- Luffy tú me protegerás si voy contigo ¿verdad? -- Dijo Hancoock amarrándose a su brazo.
-- Claro, a cualquiera que esté en peligro. -- Dijo con simpleza tan ajeno como siempre al notable enamoramiento de su amiga-- Pero es una atracción, no hay de que preocuparse.
-- Pues vamos a la cola.
Tras decir esas palabras el peliverde empezó a caminar por donde creía que se encontraba la cabina de venta de entradas.
-- ¡¿Pero a donde vas?! ¡Las entradas están al otro lado, cabeza de turco!
Este se giró para ver a Nami que le señalaba con el dedo la cabina al lado de la atracción a la que querían entrar.
-- Ya lo sabía, solo quería comprobar una cosa. -- mintió el muchacho en un intento de salvaguardar su orgullo.
-- Ya, lo que tu digas. Vamos.
-- ¿En... enserio vamos a ir ahí?-- A Chopper le aterraba la idea.
-- Chopper si no quieres no tienes por qué venir, puedes esperarnos aquí si quieres y de paso te vas a comprar un algodón de azúcar.
La idea propuestra por Robin le agradó bastante y accedió a quedarse allí encantado.
-- Yo... yo creo que también me quedaré. -- Musitó Usopp.
-- O vamos no seas cobarde.
El muchacho con sombrero de paja lo agarró del brazo arrastrándolo consigo e hizo lo mismo con Nami.
-- ¡Espera Luffy, yo no quiero ir! -- Exclamó la última.
-- Chicos tengo la enfermedad de "No puedo ir a esa atracción o me dará un infarto".
Todos menos Chopper siguieron a Luffy haciendo caso omiso de las quejas de los dos muchachos que eran arrastrados por el primero.
______
-- No me puedo creer que realmente esteamos aquí. ¿Por qué yo? -- se lamentaba la pelirroja.
-- No quiero morir. Tengo la enfermedad de "si entro ahí moriré". -- La acompasó Usopp.
-- Exagerados. -- Murmuró Zoro.
-- ¡Callate pelo espinaca!
-- ¡¿Como me llamaste?! ¡Bruja demente y descarriada!
Antes de siquiera darse cuenta ya se encontraba en el suelo con un enorme chichón en la cabeza.
-- Ei los de atrás, dejad de hacer tanto escándalo. -- Protestó una chica que se encontraba una fila delante suya.
Nada más alzar la cabeza con tan solo distinguir su larga cabellera rosa Zoro se sintió desfallecer.
"¡Agh, la chica fantasmas tenía que ser!" Pensó para si.
No la soportaba, se pasaba el día pensando solo en ella, en las cosas lindas y monas como los peluches y trataba a todo el mundo como si fueran sus siervos. La tenía que soportar todos los días en clase al tenerla como compañera de pupitre y resultaba una chica tremendamente rallante. Alguna que otra vez había pensado en estrangularla o incluso en cortarla con sus katanas, pero se había contenido por miedo a acabar en la cárcel.
-- Anda hola Zoro, hola Sanji, chicos.
-- ¡Perona! ¿Como estás? ¡Eres hermosa! -- Exclamó el rubio con corazones en los ojos.
-- ¡Hola Perona! -- exclamó Luffy entusiasmado de ver a alguien conocido.
-- Hola idiota.
El muchacho hizo una mueca ante el comentario pero no se quejó, ya estaba acostumbrado a que lo nombraran con esa palabra.
-- ¡Oye, a mi Luffy no le insultes!
-- O pero si es la metiche que siempre está pegada al payaso. ¿Aun no le has declarado tu amor?
Ambas muchachas se acribillaron con la mirada soltando chispas de furia.
-- Oye, oye, no vallais a armar un escándalo aquí en público. -- Dijo Ussop con miedo a entrometerse.
-- Chicas no os peleeis. -- protestó Luffy. -- Estamos en público, la gente nos mira y además no hay razón para pelear.
-- ¡Pero Luffy ella te insultó! -- protestó Hancoock claramente molesta.
-- ¿Y qué?
-- ¿Como que "y qué"? ¡Se supone que eso no está bien Luffy! ¡Tendría que molestarte!-- La apoyó Nami.
-- ¿Y por qué debería molestarme?
-- Pues porque, porque... ¡Agh! ¡Da igual, déjalo!
El chico se quedó mirando a la pelirroja con cara de niño de 5 años al que le acaban de explicar como hacer una ecuación de segundo grado.
-- ¿Veis? Lo que yo decía, es un idiota.
-- ¡Por lo menos es mejor persona que tú!
-- ¡¿Qué quieres decir con...?! -- Pero fue interrumpida por la voz del hombre que atendía la entrada de la atracción.
-- ¡Siguientes!
Todos se miraron y echaron a caminar hasta la entrada sin decir nada más.
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