CAPÍTULO 23
El joven calló al suelo a causa de la fuerte estocada en el pecho.
-- ¿Zoro pero que te pasa? ¡Estás muy distraído! -- Exclamó su entrenador frustrado.
El peliverde suspiró. Ya era la quinta vez en esa tarde que lo derrumbaba por un despiste y eso no era normal. Sí, realmente tenía la cabeza en otro sitio.
-- Lo siento. -- Suspiró. -- Empecemos de nuevo.
-- No.
El chico miró al hombre sorprendido mientras se ponía en pie de nuevo.
-- No voy a seguir practicando contigo de esta forma. Vete y vuelve cuando te tomes esto en serio.
-- ¡Sabe que me lo tomo en serio! ¡Solo estoy cansado y...!
Se calló bruscamente. No podía estamparle así como así lo que no paraba de rondar su cabeza. Sin embargo el hombre de cabellos negros ya conocía de sobra al chico y se imaginaba lo que rondaba por su mente.
-- Es por mi hija ¿verdad?
El menor se lo pensó un momento, pero finalmente asintió resignado.
-- Mire, no creo que deba meterme en eso, puesto que es su hija y son sus problemas, pero... -- Suspiró. -- Creo que debería darle un respiro. Perona ya está bastante martirizada consigo misma y también arrepentida como para que usted ande a machacarla más.
-- ¿Algo más?
-- Sí, que creo que lo del aborto debería ser decisión de Perona. ¿No sabe el daño psicológico que puede resultar para una mujer perder a un hijo si ella no lo desea? Creo que debería dejarla, a fin de cuentas casi tiene 18 años, ya es mayor para tomar sus propias decisiones.
-- Vale, ¿Algo más?
-- No.
-- Entonces retirate de mi dojo y vuelve cuando estés dispuesto a entrenar y no a pensar en tus estúpidos problemas de amor.
Zoro no dijo nada al respecto, no quería empezar una discusión con ese hombre, a pesar de todo le tenía aprecio. Se giró y echó a caminar directo a la salida, pero se giró al escuchar su nombramiento.
-- Ah y Zoro.
-- ¿Sí?
-- Me lo pensaré. Quizá tengas razón.
El peliverde sonrió agradecido y salió del lugar para poner rumbo al bar de Makino. Necesitaba tomar un trago inmediatamente y sabía que ni su padre ni su hermano le darían alcohol en esos momentos.
****
-- ¡Makino ponme una caña! -- Exclamó asomándose en la barra al no verla.
Sin embargo el que salió de la cocina fue su amigo de sonrisa fácil y característico sombrero de paja.
-- ¡Hola Zoro! -- Exclamó alegre dirigiéndose a la manecilla de la cerveza con un vaso en mano. -- Makino está ocupada y nos ha dejado a mi y al cocinero al cargo.
-- ¿Enserio? No debería darte tanta confianza. Aun vas a incendiarle el local.
Estalló en carcajadas aceptando la cerveza pedida que le ofrecía su amigo.
-- ¡Vete al carajo! -- Sonrió el otro.
-- ¡Mocoso otra cerveza!
-- ¡Chico ven a atenderme!
-- ¿Hoy tampoco está la preciosa camarera?
Luffy suspiró frustrado mientras el peliverde aguantaba la risa.
-- Parece que hoy hay bastante gente.
-- Pues no te creas, la verdad es que hoy está bastante normal. Tendrías que haber visto ayer. ¡Era un maldito caos!
Estalló en carcajadas y se giró para ir a atender al resto de los clientes. Una vez terminó volvió con su amigo.
-- ¿Hablaste con Mihawk sobre lo de su hija?
Cogió un paño y se dispuso a limpiar la barra para tener una escusa de hablar con su amigo mientras y sin problemas.
-- Sí.
-- ¿Y?
-- Me ha echado del dojo... Por el momento.
-- Bueno, al menos hiciste lo que debías.
-- Supongo. -- Se llevó el vaso a los labios para darle otro trago a su cerveza. -- ¿Y tú? ¿Qué tal lo llevas? No es normal verte aquí trabajando un domingo. ¿Qué has hecho ya?
El moreno estalló en carcajadas y sonrió.
-- Bueno, mangué 45€ de la caja registradora para ayudar a Nami con un problema, y ayer se lo confesé a Makino. ¡Este es mi castigo! -- Exclamó sonriente como si no fuera nada del otro mundo.
-- Que desastre. -- Zoro negó con la cabeza. -- Llego a ser yo y el viejo ya me calcina.
-- Cállate que mi abuelo aun no sabe nada. ¡Como se entere él sí que me mata!
El peliverde estalló en carcajadas ante la cara de horror que puso su amigo al imaginar la situación. Al poco el moreno también volvió a estallar en carcajadas con él.
Zoro suspiró. Sabía que le haría bien ir al bar de Makino para despejar las ideas.
****
-- ¡Luffy devuélveme mi trozo de carne!
-- ¡No quiero!
Ace se encontraba intentando recuperar su trozo de carne de las manos de su hermano mientras el otro procuraba impedirlo tironeando del trozo de comida.
Mientras tanto Sabo se desternillaba de risa y los niños jugaban juntos a las palmas ignorando la pelea.
-- ¡Ya he vuelto!
La voz de su tutora al entrar por la puerta llamó la atención de todos y Luffy aprovechó ese breve momento para arrebatarle del todo el trozo de carne a su hermano y llevárselo entero a la boca.
-- ¡Hijo de puta! ¡Ese era mi trozo!
Empezó a sacudirlo y le dio un golpe en la cabeza provocándole un pequeño chichón.
Tras recibir a los dos pequeños risueños la mujer entró en la cocina donde se encontraban los demás. Por la expresión algo seria que traía los chicos dedujeron que nada bueno venía a contar.
-- ¿Pasó algo Makino?
Luffy y Ace dejaron por completo su pelea para centrarse también en su tutora.
-- Tengo que hablar con Luffy.
-- ¿Conmigo? ¿Qué he hecho ahora?
La mujer soltó una pequeña risilla ante el comentario.
-- Tranquilo, no has hecho nada malo cielo, o al menos que yo sepa. Es por... -- Se detuvo para pensar como se lo diría. -- Bueno, iré al grano. Quieren adoptarte.
El chico se atraganto con el trozo de carne que aun estaba masticando mientras sus hermanos la miraban estupefactos.
-- ¡¿Qué?!
Sin previo aviso el moreno menor estalló en carcajadas.
-- Luffy esto es serio. -- Argumentó Sabo sorprendido por su comportamiento.
Pero el chico lo ignoró por completo.
-- ¡Oh por favor! ¿Quien diablos adopta a un niño de mi edad? -- Y siguió riendo.
-- Supongo que eso quiere decir que te vas a negar... otra vez. -- Suspiró la mujer.
-- ¡Por supuesto! ¡Tengo casi 16 años! ¡Por amor de Dios, en 2 ya seré mayor de edad! ¿Para que quiero tener una familia ahora si solo estaré dos años con ellos y luego me iré a hacer mi propia vida? ¡Hay miles de niños pequeños deseando tener padres como para que piensen siquiera en adoptar a un adolescente!
-- Ahí tiene razón. -- Concordó Ace.
-- Vale, vale, pero tendrás que hablar tú con la familia y darles a entender que no quieres. -- Comentó Makino sentándose a la mesa para comer.
-- Eso no hay problema, ya lo he hecho mil veces. Es fácil.
Luffy se llevó otro trozo de carne a la boca sin dejar de sonreír mientras era observado por sus hermanos.
****
-- ¿Nunca habéis tenido curiosidad?
-- Ya empezamos. ¿Por qué siempre que pasa algún tema de adopción saltas con eso? -- Protestó el pecoso frustrado.
-- Solo digo que no estaría mal haber tenido padres alguna vez. ¿Cómo será? ¿Enserio nunca lo habéis pensado?
-- Sabo mis padres murieron a mis 5 años, me acuerdo lo suficientemente de ellos como para saber lo que es tener una familia.
-- Yo ya tuve a mi tío Shanks y a los señores Trafalgar que me cuidaron como a otro de sus hijos. -- Suspiró triste al recordarlos y acto seguido volvió a sonreír risueño. -- Y además ahora os tengo a vosotros, a Makino, al abuelo, a los niños, a todos los de Aldeas y a todos mis amigos. ¿Para que quiero más? ¡Juntos ya somos una gran familia!
-- ¿Pero nunca pensaste como sería tener padres?
-- Ya se lo que es tenerlos, lo viví cuando pasé un año entero en el refugio de la familia Trafalgar, ellos fueron mis padres y Shanks también.
-- Eso es raro.
-- Como se nota que no has pasado por una guerra. -- Suspiró el pecoso mirando al rubio despectivo.
-- ¡Lo dices como si tú hubieras estado allí, cosa que no...!
-- ¡No habléis de eso!
Ambos hermanos se giraron sorprendidos a ver al menor que había gritado.
-- Sabeis que odio ese tema. ¿Podemos hablar de otra cosa? -- Suspiró frustrado.
Los chicos asintieron algo arrepentidos. No había sido la mejor opción sacar un tema tan fuerte en el que para colmo Luffy había estado involucrado.
Y aun en esos momentos se seguían preguntando como diablos era capaz de estar tan feliz y alegre como lo estaba siempre. Era un chico realmente sorprendente.
-- ¿Qué tal con Nami? ¿Al final la rechazaste entonces? -- Comentó Ace burlón.
-- Sip, simplemente fui sincero. ¡Y anda que menudo tema me vienes a sacar! ¡Ni que lo hicieras a traición! -- Rió divertido.
-- ¡Es que no se de que hablar! -- Exclamó su hermano frustrado.
-- Ya somos dos. -- Suspiró Sabo.
-- Tres. -- Remató Luffy.
Soltaron un sonoro suspiro a la vez y se miraron sorprendidos ante la coincidencia, para acto seguido acabar estallando en carcajadas.
****
Corría, simplemente corría con sus pequeños pies. Podía escuchar los fuertes disparos y los gritos de desesperación a lo lejos.
-- ¡Torao tengo miedo!
-- ¡Seguid corriendo! -- Fue su respuesta.
Alzó la vista para ver al niño de 8 años que lo arrastraba tirándolo de la mano al igual que a la otra niña más pequeña de cabellos castaños.
Una bomba explotó cerca suya y los hizo caer a los tres al suelo. Más disparos.
-- ¡Lami!
Alzó la vista del duro suelo y se encontró con una escena terrible. La niña se encontraba postrada en el suelo con una gran mancha de sangre en la espalda y otra en el hombro.
-- ¡Lami! -- Exclamó él también horrorizado.
Se dispuso a correr hacia ella, pero su amigo lo detuvo tirándolo de vuelta al suelo de un empujón, evitando así que una bomba estallara a sus pies.
-- ¡Tenemos que salir de aquí!
-- ¡Pero tu hermana...!
-- ¡Luffy tenemos que largarnos de aquí! ¡Ahora!
Pudo contemplar la expresión de agonía y anegada en lágrimas de su compañero. Y sin previo aviso se vio siendo arrastrado de nuevo por él.
Mientras corrían Luffy giró la cabeza por puro instinto y se paró en seco al ver como un hombre los apuntaba con un arma. Sería imposible escapar de eso.
Ante el brusco acto había soltado la mano del mayor, sin embargo su amigo también frenó más adelante al percatarse de ello.
-- ¡Luffy!
El hombre ahora apuntaba directamente a la cabeza del más pequeño que se encontraba tieso en el sitio observando con terror la boquilla del arma.
Cerró los ojos con fuerza en ese mismo instante y lo útimo que escuchó fue el fuerte sonido de la bala saliendo del horrible artefacto. El disparo.
¡BUM!
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