CAPÍTULO 20
-- ¿Makino sobró algo de la comida del mediodía?
Luffy bajó las escaleras con el estómago rugiendo pidiendo a gritos el alimento que aun no había tomado a causa de no haber querido ir a otra parte que no fuera el acantilado hasta el momento.
La verdad era que hasta a él mismo le sorprendía el haber durado tanto sin apetito, pero finalmente este había vuelto y con un fuerte dolor de barriga.
-- Sí, hice demasiadas lentejas y sobraron bastantes. ¿Por qué? ¿No comiste en el Baratie o qué?
Makino se hizo presente a su vista al final de las escaleras.
-- No, hoy no fui, ni tampoco a la Radio.
-- Ya me parecía a mi raro que estuvieras aquí a estas horas. ¿Tu amiga comió?
-- No lo se.
El chico se dirigió al salón donde se encontraba esperándolo la muchacha.
-- ¿Pecosa comiste algo al salir del insti? Porque si es verdad que me seguiste hasta el acantilado deduzco que no es posible.
La joven se giró en el sofá para verlo.
-- No, no comí, pero tampoco tengo hambre, no te preocupes. Come tú.
-- Tonterías.
La agarró de la muñeca y tiró de ella hasta la cocina. La soltó entonces y fue hasta donde reposaba la olla en la que se encontraba la comida.
-- Enserio, no quiero comer. No me gustan las lentejas. Prefiero comerme luego un bocata o alg...
No pudo acabar la frase porque su amigo le plantó una cuchara en la boca. Saboreó el contenido y se sorprendió.
-- Está muy rico.
-- Nunca judgues la comida antes de probarla. -- Sonrió.
Acto seguido cogió dos platos hondos y un cazo y llenó los recipientes con las lentejas. Tras posarlos en la mesa no esperó más a sentarse y llevarse la comida a la boca.
La muchacha lo imitó sin parar de sonreír. Se sentía bien estando con él.
Al cabo de un poco se percató de que su amigo tenía toda la comisura de la boca manchada y estalló en carcajadas.
-- ¿Qué pasa?
-- Pareces un payaso. -- Exclamó sin parar de reír. -- Espera, te ayudo.
Cogió una servilleta y trató de limpiarlo sin éxito.
-- ¿Quieres estarte quieto?
-- ¿Pero qué haces?
La servilleta calló al plato manchándose por completo y Luffy inconsciente de la servilleta manchada la cogió y se la estampó en la cara a la muchacha.
-- ¡Olle!
El joven estalló en carcajadas al ver su cara completamente de color marrón.
-- Ahora eres tú la que parece un payaso. -- Siguió riendo a descontrol.
-- ¿Ah si? ¡Pues toma!
Una nueva servilleta manchada de lentejas acabó estampada contra la cara del chico.
-- ¡Maldita seas!
Empezaron a restregarse la cara el uno al otro manchándose cada vez más hasta que apareció la persona que los interrumpió.
-- ¡Makino me dejé el móvil aquí! ¿Lo has vist...? -- Se detuvo al ver el desastre que se estaba formando en la cocina. -- ¡Oh por Dios! ¿Pero que hacéis?
Ambos aludidos se giraron para ver al pecoso que los miraba ocultando una sonrisa. Finalmente no pudo aguantarse más y estalló en carcajadas.
-- ¡Parecéis dos espantapájaros!
Ambos amigos se vieron y se unieron a las carcajadas del mayor.
______
-- Bueno nos vemos mañana en el insti. -- Se despidió la muchacha alegre.
-- Sí, hasta mañana.
-- Espera. -- Ambos se giraron a ver sorprendidos a Makino. -- No me parece prudente que vallas tú sola por la calle a estas horas. Luffy acompañala.
El chico sonrió ampliamente y asintió entusiasmado.
-- Pero no te retrases mucho que tu tampoco deberías estar fuera hasta muy tarde.
-- ¡Vale Makino, no tardaré!
Saltó los dos peldaños de entrada y alcanzó a su amiga para echar a andar con ella rumbo a su casa.
-- No vives muy lejos ¿verdad?
-- Que va, a 20 o 10 minutos de aquí aproximadamente.
-- Bueno ¿qué cuentas? ¿Por qué no me hablas un poco sobre ti? ¿O sobre tu familia? O algo, es que me aburro.
-- Pues... vivo aquí con mi tío y mis hermanos. Mi hermana mayor es una completa pesada, siempre me está echando bronca por todo, como si fuera mi madre. Y el enano es un completo revoltoso que no para quieto. Y mi tío es un hombre súper serio que se pasa la mayor parte del tiempo fuera trabajando. Pero aun así se les acaba cogiendo cariño.
Se giró a verlo sonriente.
-- Tu hermana me recuerda a mi hermano Sabo. -- Soltó una carcajada.
-- ¿Tambien se comporta como una madre contigo?
-- ¡Sí, se pasa todo el día preocupado porque no me meta en líos, porque apruebe todas y porque no haga cosas que "no son apropiadas para mi edad"! ¡No es capaz de entender que ya no soy un crío! ¡Tengo casi 16 años joder!
-- ¿Cuando cumples?
-- El 5 de mayo.
-- ¿Y estás a punto de cumplir los 16 dices? ¡Si aun faltan 6 meses para mayo! -- Exclamó exaltada.
-- Sí, pero se pasan rápido. ¿Y tú cuando cumples?
-- El 28 de abril. -- Sonrió. -- Soy más mayor que tú.
-- ¡Por una maldita semana! ¡Que injusto! ¿Por qué todos mis amigos son más mayores que yo?
Se cruzó de brazos haciendo un puchero lo que le provocó una carcajada a la chica.
-- Olle y hay algo que no entiendo. -- El chico se puso serio de pronto.-- ¿Como es que vives con tu tío si el otro día dijiste que estabas aquí por el trabajo de tus padres?
Pudo percibir como su amiga se puso tensa y nerviosa de pronto.
-- Bu... bueno, es que... -- Suspiró rendida. -- Mentí. No tengo padres, murieron hace 6 años cuando mi hermano aún era un bebé. Hemos estado viviendo con nuestros abuelos hasta el momento y como ya no podían ocuparse de nosotros nos vinimos a vivir con nuestro tío.
Luffy se sorprendió ante la confesión de la muchacha y se paró en seco.
-- ¿Y por qué no nos lo dijiste desde un principio? -- La miró consternado.
-- Porque pensé que podríais juzgarme mal por ser huérfana. ¿Como iba a saber yo que en este pueblo precisamente lo que más hay son casos como el mio o peores, y que por tanto os da exactamente igual estas cosas?
Se giró a verlo esperando alguna acusación por parte del muchacho por haberle mentido, sin embargo solo se encontró con su sonrisa.
-- Pero mira que eres tonta. ¿Quien se burlaría de alguien por ser huérfano? ¡Las personas no somos tan desalmadas!
-- Creeme, hay gente muy ruin en este mundo.
-- ¿Y quien es tu tío? -- El chico prefirió cambiar de tema. -- Porque si ya vivía aquí desde siempre quizá lo conozca.
-- Se llama Crocodile.
El chico volvió a detenerse en seco.
-- ¿¡Crocodile es tu tío?!
-- Sí.
-- Espera, espera, espera, ¿El viejo cascarrabias tiene sobrinos? ¿Desde cuando?
-- Desde siempre. Siempre nos ha dado dinero para subsistir con nuestros abuelos y nos ha ido a visitar de vez en cuando. Le gustan los niños aunque no lo parezca. Incluso me enteré de que quiso adoptar uno, pero no tubo éxito.
Luffy tragó saliva al recordar aquello y desvió la vista al percatarse de que sin duda alguna se refería a él.
Él mismo había sido el que se había negado a irse con ese hombre cuando era un niño. No es que le callera mal, todo lo contrario, había acabado por convertirse en algo así como un segundo padre para él, a pesar de todo. Pero cuando era pequeño el hombre era tan serio y estricto que le daba miedo. Demasiado miedo. Tanto que llegó a montar más de una escena poniéndose histérico por no querer irse a vivir con ese hombre.
Sin embargo ahora lo pensaba y le hacia gracia. ¿Como podía asustarlo tanto un hombre que a pesar de ser serio y de mano dura, en el fondo era cariñoso? ¡Si prácticamente era como el loco de su abuelo!: Duro, pero amoroso.
-- ¿En qué piensas tanto?
Su amiga interrumpió sus pensamientos.
-- En que quizás si de pequeño no fuera tan miédica ahora mismo tú y yo seriamos primos.
Soltó una carcajada ante la expresión desconcertada de la muchacha.
-- Pues vale... Eh, mira ya llegamos.
Corrió a llamar a la puerta de su casa y enseguida fue recibida por el alto y robusto hombre del que venían hablando.
-- ¿Qué horas son estas de llegar jovencita? Y tú. -- Se giró a ver a Luffy. -- ¿Se puede saber que haces aquí a estas horas? Deberías estar en casa.
-- Lo se, solo vine a acompañar a su sobrina.
-- Bueno, vale, gracias entonces. ¡Y ahora corre a tu casa antes de que salga ahí a calentarte el culo con el cinto!
Ahora recuerdo porque me daba tanto miedo. Pensó para si mientras se apresuraba a volver a su hogar.
________
En cuanto tocó la sirena salió escopeteado como una bala en busca de su amiga.
La encontró aun recogiendo sus cosas en su clase y sin previo aviso la sujetó de la muñeca y la arrastró hasta una esquina.
-- ¿Luffy, pero que haces?
-- Nami quiero hablar contigo sobre lo de ayer.
-- Ah ya claro, no hace falta que me expliques por qué no viniste a comer con nosotros ni a la Radio. Estabas demasiado ocupado pasando el rato con la mocosa de pecas. -- Argumentó molesta.
-- ¿Qué? No, no es eso. Yo quería decirte que me da igual...
-- ¡No Luffy, a mi sí que me da igual! ¡Si vas a seguir cabreado conmigo ya me importa una mierda, pero al menos podrías tomarte la molestia de venir a la Radio en lugar de joder al grupo solo por querer pasar el rato con tu amiguita! ¡Para eso no te hubieras apuntado a esta actividad! -- Exclamó ya alterada.
-- ¿Pero que estás diciendo? No falté por querer estar con Phaedra, ella vino después y...
-- ¡Me da igual! ¿No se suponía que ya no eramos amigos? ¡Pues eso! ¡Déjame en paz y vete a rozarte con esa estúpida!
-- ¡Olle! ¿Pero a ti que mosca te a picado?
-- ¡Ninguna! ¡Solo que podrías al menos tomar un poco más de responsabilidad sobre tus actos! ¡Ayer casi no pudimos hacer nada en la radio porque el imbécil del protagonista no se quiso presentar ya que estaba demasiado ocupado salvándole el culo a su amiguita!
-- ¡Olle si solo vas a insultarme ya te puedes ir a la mierda un rato! ¡Solo quería pedirte disculpas y aceptar las tuyas para poder estar como antes, pero veo que contigo no se puede! ¡Eres incomprensible! -- Empezó a alzar él también la voz.
-- ¿Incomprensible yo? ¡Si al menos tuvieras algo de cerebro te darías cuenta de las cosas! ¡Pero claro! ¿¡Qué se puede esperar de uno mocoso que va por la vida con el sombrero viejo y roto de su difunto tío?!
Luffy abrió los ojos como platos ante el comentario de la pelirroja mientras esta se tapó la boca dándose cuenta demasiado tarde de lo que acababa de decir.
-- Mierda Luffy, yo... no quería decir eso, enserio lo siento...
-- No importa. No te preocupes, no volveré a faltar otra vez a la Radio.
El chico se giró para irse tapándose los ojos con el sombrero y su largo flequillo en un intento de ocultar las lágrimas que no tardaron en salir ante las palabras realmente hirientes de la muchacha.
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