CAPÍTULO 17

El joven de cabellos azabaches llamó a la puerta de una de las casas de aldeas. No tardaron en abrirle.

-- Luffy, ¿Qué haces aquí? ¿Pasó algo? -- Preguntó la mujer algo alarmada.

Pues no era habitual que el chico pasase por su casa, o al menos ya no.

-- No, no te preocupes Ririka, todo está bien. Solo vine a preguntar por Kid. ¿Está en casa?

La mujer de cabellos castaños comprendió entonces y no entendió por qué no se había dado cuenta antes, al fin y al cabo cuando era más joven Luffy solía ir a su casa a ver a su amigo.

-- Sí, está en casa. Pero está castigado Luffy, lo siento pero no puedo dejarlo salir por ahí después de todo el problemón que montó.

Eso el chico lo entendía perfectamente, sin embargo también sabía que con la maldita forma de pensar que tenía Kid, mantenerlo encerrado solo empeoraría las cosas. Necesitaba que alguien lo hiciera entrar en razón.

-- Ya lo se, pero solo sería hoy y un rato. Quería ir a casa de To... de Law, para ver si se podían reconciliar. A fin de cuentas después de lo sucedido Kid a perdido a muchos amigos, necesita pedir disculpas aunque no quiera admitirlo. -- Suspiró mirándola con súplica. -- Además estoy seguro de que está arrepentido de lo que hizo.

La mujer se lo pensó un poco pero finalmente aceptó soltando un suspiro. Si algo debía reconocer era que Luffy tenía un don para convencer a la gente con la sinceridad y confianza que desprendía.

-- Está bien, pero solo hoy y un poco. A las 8:00 aquí. Y eso va también por ti, que luego anochece y no es bueno estar deambulando a oscuras a vuestras edades.

El chico asintió con una gran sonrisa a causa del entusiasmo.

-- Iré a avisarlo.

Sin más que decir se adentró de nuevo en el hogar y subió las escaleras que daban a los dormitorios de la planta superior.

El pelirrojo se encontraba dormido sobre su cama con toda la ropa, libros y demás objetos desperdigados por el suelo de cualquier manera.

-- Hay que ver, ni aun después de estar 2 meses ausente has cambiado una pizca. -- Bufo la mujer. -- ¡Despierta!

Le agarró el tobillo y dio un fuerte tirón que lo espabiló.

-- Aghh, ¿Ririka que pasa? Ya hice todas las tareas que me mandaste. -- Rezongó restregándose los ojos con el brazo.

-- Ya veo. -- Comentó con sarcasmo. -- Tienes todo el cuarto patas arriba.

-- Habrán sido los mocosos.

-- Rika, Mocha y Sind salieron a jugar al parque con los niños de Makino hace ya buen rato Kid. Es imposible que ellos hallan entrado siquiera a tu habitación.

El muchacho se incorporó quedando sentado y alzó una ceja mirándola despectivo.

-- Bueno ¿Y a mi qué?

La mujer suspiró. La verdad era que la paciencia que tenía con ese chico era impresionante, quizá algo fuera de lo normal.

-- Tu amigo está en la puerta de entrada esperándote, corre. Te quiero aquí a las 8:00.

-- ¿Qué? -- La volvió a ver con descaro.
-- ¡Mira Kid no voy a seguir tus jueguecitos estúpidos! ¡Sal ahora mismo de esta habitación o quedate aquí encerrado hasta cumplir los 18!

Sin más se giró y cerró la puerta de un portazo dejando algo sorprendido al joven. Aunque tampoco podía quejarse, porque si hubiera sido otra persona probablemente ya tendría la cara cruzada.

Suspiró con pesar y, tras coger el montón de ropa y objetos que habían desperdigados por el suelo y tirarlos de cualquier manera encima de la cama, salió de la habitación para dirigirse a la entrada.

Nada más llegar divisó a Luffy en la puerta.

-- ¿Qué haces aquí?

-- Hola, yo también me alegro de verte. -- Sonrió el menor mientras hablaba con sarcasmo.

El pelirrojo lo ignoró y, tras asegurarse que llevaba las llaves encima, cerró la puerta.

Echaron a caminar hacia el portal que conducía a la salida del recinto. No dijeron una sola palabra durante ese corto trallecto.

-- ¿A donde vamos? -- Preguntó entonces el pelirrojo.

-- A casa de Torao.

Se paró en seco al oírlo.

-- Ni de broma.

-- Oh vamos Kid, ya va siendo hora de que hagáis las paces. -- Suspiró el menor girándose para encararlo.

-- ¡Jamás haré las paces con ese imbécil!

-- Claro que lo harás.

Sin más lo agarró del brazo y volvió a andar llevando prácticamente arrastras a su amigo que, a pesar de ser el doble de fuerte que el moreno, se dejó llevar sin animo. A fin de cuentas en el fondo él también deseaba reconciliarse con el Mapache y volver a lo de antes como cuando aun eran tan grandes amigos... Pero nunca lo reconocería, su orgullo era poderoso.

Al cabo de un poco Luffy soltó a su amigo para seguir caminando normal. No iba a estar tirando de él durante los 45 minutos completos que duraba el trallecto a pie.

-- ¿Te echaron mucha bronca? -- Preguntó para entablar conversación.

-- Bueno, el viejo loco de Garp casi me mutila, pero por el resto no la verdad.

Luffy soltó una carcajada ante su comentario.

-- ¿Y no te interrogaron?

-- Sí, primero Garp y Ririka y luego la policía.

-- ¿Y que les dijiste?

-- Muchas cosas. Algunas eran verdad y otras mentira, pero da igual. -- Suspiró. -- ¡Pero no hablemos de mi! Refrescame un poco. ¿Qué novedades hay desde los 2 meses que estuve ausente?

-- No muchas la verdad.

Luffy le contó un poco de todas las novedades, del pueblo en si, ocurridas durante los dos últimos meses. Pero se reservó algunas cosas para poder tener más conversación cuando estuvieran con Law.

-- Ya veo.

-- Ah y voy a cantar y a hacer el solo en el concierto de música del instituto. -- Suspiró frustrado. -- ¡Mátame!

Su compañero soltó una gran carcajada ante el falso y ridículo puchero que le mostraba su amigo.

-- Pues será mejor que me acuerde de llevar el paraguas ese día. -- Comentó con sarcasmo. -- Porque seguro que diluvia.

El moreno le dio un empujón a modo de defensa, a lo que el otro le dio un pequeño puñetazo en el hombro como respuesta.

Ambos se echaron a reír e inconscientemente aumentaron el paso.

Al cabo de una larga caminata en la cual no paraban de hablar y comentar sobre todo en general, llegaron a su destino.

La enorme casa o pequeña mansión, dependiendo de como se viese, se alzaba por encima de sus cabezas.

Luffy se aproximó a la puerta para darle al interruptor del timbre.

-- Enserio, sigo sin saber como ese bastardo puede vivir en una casa tan grande. -- Rezongó el pelirrojo.

A lo que el menor soltó una carcajada.

La puerta se abrió de pronto dejando ver tras ella a una chica de cabello negro y ojos castaños que los miró algo sorprendida, bueno más bien a Kid puesto que ya estaba acostumbrada a la presencia de Luffy en esa casa al igual que el resto de sus residentes.

-- Kid... Has vuelto.

-- ¿Aun no te habías enterado? -- Exclamó el aludido estasiado, pues su repentina aparición era el chisme o cotilleo de todo el pueblo.

-- No. Ah emm... Pasad.

La joven se hizo a un lado dejando pasar a los muchachos que entraron enseguida a la inmensidad del lugar.

-- Law está arriba en su cuarto. -- Anunció antes de dar media vuelta e irse.

-- ¡Gracias Baby 5! -- Exclamó el moreno entusiasmado.

Y echó a correr a las inmensas escaleras que lo llevarían al piso superior donde se encontraban todos los dormitorios de la casa, entre ellos el de su amigo.

Una vez arriba entró al cuarto sin avisar como siempre hacía allí a donde iba.

Pilló a Law trastabeando con una de sus marionetas. Y se fijó en que curiosamente estaba haciendo una representación de una escena que ocurría en la historia de la radio que representaban. Concretamente una escena ocurrida en la saga Desrrosa.

-- Te aburres. -- Comentó el joven con una sonrisa.

-- La verdad es que sí.

Se giró a ver a su amigo recién llegado con una sonrisa. Ya estaba acostumbrado a que se le apareciera de la nada cuando estaba entretenido con sus cosas. A parte era miércoles, día que el muchacho aprovechaba, siempre que no tenía exámenes, para ir a visitarlo, así que en parte ya lo esperaba.

Su sonrisa sin embargo se borró nada más percatarse de otra presencia. Kid.

-- ¿Qué haces tú aquí?

-- No se, hacer el pino. ¿Tú que crees? -- Respondió el otro con reproche.

-- ¡Maldito bastardo! ¡Sal de mi casa ahora mismo!

-- ¿A quien llamas bastardo? ¡Mapache de mierda!

-- ¿Como me llamaste? ¡¿Entras a mi casa y a mi habitación sin permiso y lo primero que haces es insultarme?!

-- ¡Pero si has empezado tú! ¡Además fue tu hermana quien nos dejó entrar así que permiso tengo de sobra!

Empezaron a decir cada vez más cosas sin sentido acompañado de un montón de insultos incoherentes.

Ante este escándalo el menor de los 3, que se había apartado un poco, salió de la habitación con cuidado de no llamar su atención.

Esto ya era algo normal y sabía que si quería que hicieran las paces tendría que dejarlos solos aunque al principio los dos muchachos quisieran matarse.

Bajó las escaleras y se dirigió al salón para sentarse en el grande, cómodo y mullido sofá.

Buscó el mando de la televisión que se encontraba en la mesilla y encendió la tele.

Se recostó acomodándose mejor entre los cojines y el acolchado y estiró las piernas. Prácticamente actuaba como en su propia casa, pero es que llevaba tanto tiempo llendo a aquel lugar que realmente era como su segundo hogar.

Aun desde allí se podían escuchar los gritos de sus amigos soltando cosas cada vez más incomprensibles. Sonrió ante esto. Estaba claro que echaba de menos esta clase de momentos en los que tenía que alejarse para presenciar en silencio con la vista o simplemente con los oídos los berrinches de esos dos payasos que tenía por mejores amigos.

Percibió unos pasos a su espalda y se giró para ver a Doflamingo que se dirigía a la puerta de entrada atravesando el salón. Este se sorprendió al verlo y sonrió.

-- Hombre Luffy, ya tardaba yo en verte por aquí. -- Comentó y soltó una carcajada. -- ¿No estás con Law?

El chico negó con la cabeza.

-- Está en su habitación haciendo las paces con Kid.

Un estruendoso ruido seguido del vocerío ahora más fuerte que antes llamó su atención.

-- Se ve que bien se están reconciliando. -- Comentó el hombre con sarcasmo. -- Bueno Luffy, me voy. No quemeis la casa.

-- ¡¿Pero por qué todo el mundo me dice lo mismo?!

El hombre volvió a caer en carcajadas mientras salia del salón y minutos después de la casa.

El joven moreno suspiró frustrado. Los gritos acompañado de los fuertes estruendos de golpes y objetos rotos se hicieron más audibles.

Luffy trató de concentrarse en lo que echaban en la televisión, pero acabó desviando la mente a los recuerdos que empezaron a inundarla.

Rememoró una escena que habían tenido él y sus amigos en esa misma casa en la que Doflamingo casi los mata. Sonrió al recordarlo. Ese día fue épico.

FLASHBACK

Los niños, tras jugar un rato en el gran patio trasero, entraron de nuevo a la casa ya algo aburridos.

Al pasar por el salón se encontraron con Doflamingo tirado en el sofá con su abrigo de plumas rosas cubriendo el mueble entero y parte del suelo. El hombre estaba dormido.

-- Tu padre es un vago Torao.-- Rió el pequeño del sombrero de paja.

-- No es mi padre. -- musitó el otro.

-- Fue él quien te adoptó ¿no? Así que teóricamente lo es. -- Argumentó el pelirrojo.

-- ¡Eso no tiene nada que ver! ¡Él no es mi padre! ¡Como mucho será mi tío! -- Protestó ya algo más molesto.

-- Es tu padre. -- Su amigo siguió metiendo baza al asunto.

-- ¡Que no lo es! ¿Acaso quieres pelea?

Ambos moreno y pelirrojo se encararon furiosos con la mirada.

-- ¿Y si le gastamos una broma?

Los dos peleones llevaron la vista al menor que sonreía divertido mientras veía al hombre que dormitaba.

-- ¡No es mala idea! -- Exclamó Kid entusiasmado. -- Vas aprendiendo enano.

Le dio unas palamadas en la espalda a su amigo.

-- Se va a cabrear mucho, él es de genio fácil aunque siempre parezca estar feliz. -- Advirtió Law mientras se les acercaba.

-- Bueno ¿Y que le hacemos?

-- ¿Le pintamos la cara?

-- ¿Le metemos bichos en su abrigo?

-- ¿Le despeinamos y hacemos chichitos?

Se miraron entre ellos y sonrieron con malicia.

-- Iré a por los insectos. -- Anunció Kid echando a correr de vuelta al jardín trasero.

-- Luffy mira en los cajones del mueble, deberían haber rotuladores y las gomas del pelo de Violet.

El aludido fue corriendo al mueble y abrió todos los cajones hasta encontrar lo que buscaba.

En cuanto lo tuvo en sus manos le dio los rotuladores a Law y él se quedó con las gomas.

-- Vale, hay que hacerlo con cuidado sino se puede despertar y entonces ya estaremos muertos.

La forma tan seria en la que hablaba su amigo ponía los pelos de punta al menor. Este asintió mientras tragaba saliva y acto seguido agarró un mechón de pelo del individuo para comenzar con su trabajo.

Mientras el mayor de ambos empezó a pintar garabatos y también palabras insultorias en la cara de su tío.

Al cabo de un poco el tercero de los gamberros apareció con un bote de arañas y hormigas bajo el hombro y en las manos sostenía una tortuga y un escarabajo.

-- Encontré también estos animales.

-- ¡Genial! Empieza a esparcirlos por el abrigo.

El pelirrojo obediente ante la idea de gastar la mejor de las bromas comenzó también con su trabajo.
En cuanto hubo tirado todos los insectos buscó con la mirada el mejor escondite en todo el abrigo para ocultar los dos animales que llevaba en las manos.

Law por su parte seguía pintando entretenidamente, aunque con cuidado de no despertarlo, mientras Luffy ya se había cansado de hacer coletitas y ahora estaba jugando con los insectos que se encontraban revoloteando por el abrigo.

Finalmente terminaron su cometido y cuanto antes salieron corriendo del lugar para ir a esconderse a la habitación del moreno mayor.

Al ver que aun no despertaba decidieron entretenerse mientras con algún juego. Empezaron a jugar con las marionetas de Law, prosiguieron con una actuación de médicos y finalmente acabaron pasándose el resto de la tarde jugando a los piratas.

Estaban tan entretenidos luchando con los palos de las escobas como si fueran espadas que casi no se percataron del grito que resonó por toda la casa.

Pero para su suerte o desgracia lo escucharon y se acordaron entonces de la jugarreta que le habían gastado hacía horas al único adulto que se encontraba en la casa en esos momentos.

-- ¡Mocosos os voy a matar!

Los niños se miraron entre y tragaron saliva. El hombre por su tono de voz no parecía muy contento.

-- Mejor será esconderse. -- Argumentó Law.

A lo que sus amigos asintieron conformes. Pero cuando estaban a punto de salir por la puerta ya era demasiado tarde.

El hombre abrió dando un portazo y los miró con una expresión que daba miedo. En su cara, la cual seguía toda pintada, se mostraba su característica sonrisa pero de su frente surgían unas enormes venas que demostraban su cabreo.

-- Mierda. -- Musitaron los niños al unísono.

-- ¡Fue idea de Luffy!

El mencionado abrió los ojos como platos y se le calló la barbilla al suelo al oír la acusación de sus dos compañeros los cuales lo señalaban con el dedo.

-- ¿Idea mía? ¡Pero si vosotros aceptasteis! ¡Teneis tanta culpa como yo!

-- ¡Me importa una mierda de quien fue la idea! -- Exclamó el hombre interrumpiendolos. -- ¡Me las vais a pagar mocosos insolentes!

-- Hay madre. ¡Corred!

Los niños salieron corriendo despavoridos pasando por al lado del hombre de cabellos rubios sin que a este le diera tiempo a reaccionar. Al cabo de unos minutos se encontraban corriendo por toda la casa seguidos de un muy cabreado Doflamingo.

Finalmente los niños acabaron con unos enormes chichones en la cabeza. Y Kid y Luffy además recibieron una buena reprimenda de sus propios tutores al llegar a casa.

Pero a pesar de todo, ese día había sido uno de los más divertidos e inolvidables de su infancia, uno de muchos.

FIN FLASHBACK.

-- Ei Luffy, ¿Qué estás viendo?

-- Nada interesante, la verdad es que no estaba atento a la tele. ¿Y vosotros? ¿Ya solucionasteis el problema?

Se giró a ver a sus dos amigos que lo contemplaban sonrientes.

-- Sí, bueno, algo así.

Ambos se sentaron en el sofá junto al menor acomodándose en el lugar.

-- ¿Y bien? ¿Qué contáis? Digo yo que en todo este tiempo que he estado ausente habrá pasado alguna anécdota digna de ser contada.

-- Pues haber...

Law y Luffy se quedaron pensando unos instantes.

-- ¡Oh, ya se! -- Exclamó entonces el menor de los tres. -- ¿Te enteraste de lo de Perona? No ¿verdad?

El pelirrojo negó con la cabeza.

-- Se quedó preñada. -- Comentó el ojeroso como si nada.

Kid casi se atraganta con su propia saliva.

-- ¿¡Qué?! ¿Enserio? -- Los miró incrédulo mientras los chicos asentían. -- ¿Y cuando pasó eso? ¿Quien es el padre? ¿Mihawk no la mató cuando se enteró?

-- Fue el mes pasado, se desconoce quien es el padre, nisiquiera ella lo sabe, y sí, a Mihawk casi le dio algo cuando se enteró. Creo que está castigada.

-- A mi me parece que no, o por lo menos ya no, porque fue a la fiesta el fin de semana. -- Argumentó Luffy.

-- Espera, ¿Y como es que no sabe quien es el padre del bebé? ¿Y si solo pasó un mes no está aun a tiempo de abortar?

-- Fue a una fiesta, se emborrachó y pues pasó lo que pasó. Cuando se quiso dar cuenta, a la mañana siguiente, ya era demasiado tarde y ni siquiera se acordaba de con quien lo había hecho. Lo típico vamos.

-- Joder.

-- Por lo que tengo yo entendido ella aun no sabe si tener el bebé o no. Es una decisión algo difícil eso es lógico. -- Argumentó Luffy.

-- Bua, me habéis dejado algo impactado. -- Murmuró Kid. -- Bueno, ¿y algo más?

-- Que hay una alumna nueva en el insti.

-- ¡Sí! ¡Va en mi clase! ¡Es muy maja y se llama Phaedra, aunque todos la llamamos Pecosa porque tiene muchas pecas! -- Soltó una risita.

-- En realidad todos la llamáis Pecosa porque tú le pusiste el mote, como haces con todo el mundo. -- Protestó Law.

-- Eso no es verdad Torao.

El mayor lo miró con recriminación.

-- ¡Pero si lo acabas de hacer!

-- ¿Y es guapa?

Ambos se giraron a ver al de cabellos carmesí.

-- Sí, supongo. Fea no es. -- Respondió Luffy sin interes.

-- Ya ya, claro. ¿Y aun no has pillado novia Mono?

-- No, todavía no. ¿Para qué?

-- ¿Como que para qué? ¡Tienes casi 16 años y aun no has...!

-- Kid no todo el mundo es tan salido como tú. -- Lo interrumpió el ojeroso.

-- Chicos, ¿y si vemos una peli?

Ambos se giraron a ver a su amigo mirándolos con su característica sonrisa.

-- Vale, una de miedo.

Y su sonrisa se borró ante el comentario del pelirrojo.

-- Ahh, ¿tiene que ser de miedo?

-- ¡Pues claro! ¡Para rememorar los viejos tiempos!

Law ya había cambiado la televisión al canal PLUS donde tenia un montón de películas gravadas.

-- De terror hay: El bosque de los suicidios, La horca y Eliminado. ¿Cual vemos?

-- ¡Hijo de p*ta! ¡Tienes el PLUS! -- Exclamó Kid.

-- Hombre, mis tíos son ricos y se pasan la mayor parte del tiempo despilfarrando el dinero en cosas como esta.

-- No, despilfarrar lo dudo. ¿Vemos la Horca?

Sus amigos asintieron de acuerdo y mientras Law ponía la película Luffy agarró un cojín sabiendo que necesitaría espachurrar algo en los momentos de terror.

-- ¿Hacemos palomitas?

Como respuesta el ojeroso de ojos plata paró la película, que aun iba por los créditos, y dejó que sus amigos se dirigieran a la cocina a preparar el aperitivo.

-- Ei Luffy ¿le gastamos una broma al mapache?

-- Venga va. ¿Qué se te ha ocurrido?

-- Pan.

Ambos se miraron y sonríeron cómplices. Eso prácticamente ya no era una broma, sino una tradición. Lo extraño era que el muchacho mayor no se hubiera percatado aun de lo que sus amigos podían conspirar a hacerle... ¡Otra vez!

En cuanto el moreno y el pelirrojo cogieron un trozo de la barra de pan que reposaba en la encimera, se dirigieron sigilosamente de vuelta al salón procurando que su amigo no se percatara de su presencia.

En cuanto estuvieron justo detrás de él el pelirrojo alzó la mano en la que sostenía el trozo de pan y se lo estampó en la cara haciéndolo chocar contra la boca del moreno mayor.

-- ¡Come pan que te vas a desnutrir!

El muchacho escupió el trozo de pan sorprendido y cabreado.

-- ¡Me cago en vuestra p*ta madre!

Mientras los dos muchachos salían corriendo despavoridos el otro se levantó como un resorte y echó a correr en su persecución.

-- ¡De esta no salís! ¡Os mataré!

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