CAPÍTULO 16

-- Haced grupos de máximo 8 personas para esta actividad.

En cuanto el profesor de gimnasia acabó de dar la explicación todos se dispusieron a formar los grupos.

En esa asignatura, por alguna razón desconocida para los alumnos, juntaban a varias clases de distintos cursos siendo así que en esta se encontraban los de 3°ESO B con los de 1° A y 2° B de Bachiller.

Para Luffy sin embargo esto era un beneficio ya que en estas clases se encontraban todos o casi todos sus amigos por lo que podían practicar las mismas actividades juntos.

No tardó en reunirse con ellos y acabaron formando el grupo compuesto por: Nami, Zoro, Sanji, Usopp, Vivi, Rebecca y Phaedra.

Fueron a coger las colchonetas y una vez todo montado empezaron en divagar como podrían organizarse y que figuras deberían intentar hacer.

-- Haber para empezar ¿quienes serán los portores y quienes los ágiles?

-- Haber eso ni se pregunta Nami. Está claro que los varones pesamos más que vosotras y tenemos más resistencia física, así que seremos los portores. -- Senteció Zoro.

-- Vale, ¿qué figura hacemos primero? -- Preguntó entonces mirando la hoja que el profesor les había dado para guiarse.

-- Podríamos intentar esta. -- Luffy señaló la figura con el dedo.

-- ¿Una pirámide así de rápido? ¡Aun nos vamos a matar!

-- Olle que se podría intentar, no parece tan compleja. -- Argumentó Sanji.

-- Vale, ¿pero como haríamos? ¿Quien iría arriba?

-- Sanji, Usopp y yo podríamos ser las bases de abajo. Luffy y Rebecca las de arriba y luego estaría por ver quien va arriba de todo y quien a los lados. -- Comentó Zoro examinando la figura.

Tras una corto debate decidieron probar primero con Nami arriba, pero el resultado no fue muy efectivo.

-- ¡Ahh, Nami me estás clavando el pie en la espalda! -- Se quejó el moreno.

-- ¡Dios Nami para de moverte! ¡Pierdo el equilibrio! -- Esa era Rebecca.

-- ¡Olle los de allí arriba dejad de hacer el imbécil o nos vamos a matar!

Pero la advertencia de Usopp fue demasiado tarde pues Nami y Rebecca perdieron el equilibrio y ante esto a Luffy se le resvalaron las manos, de los hombros de su amigo, callendo de cabeza al suelo. Las otras dos calleron también aunque no se llevaron tanto golpe.

-- ¡Ahh! ¡Mi cabeza!

-- ¡Maldita sea! ¿No podéis mantener el equilibrio por unos segundos? -- Exclamó el peliverde ya de pie.

-- ¡A mi no me mires era ella la que me desequilibraba! -- Protestó la pelirosa.

-- ¡Es que no es tan fácil como parece!

-- Está claro que necesitamos a otra persona que valla arriba. ¿Hay alguien que sepa mantener el equilibrio?

-- Bueno yo hago parkour y para eso a veces hay que saber tener equilibrio en algunas situaciones...

Todos se giraron a ver a la pecosa de cabellos castaños.

-- Vale, pues tú irás arriba. Venga intentémoslo de nuevo. Haber si esta vez sale.

Volvieron a ponerse igual que antes solo que esta vez con Phaedra arriba. Finalmente lograron mantenerse los 5/10 segundos indicados.

-- Vale ya está.

En cuanto lo olleron deshicieron la pirámide humana pero tan bruscamente que nuevamente la ágil y los portores de arriba calleron al suelo con estrépito.

-- ¡Pero sereis merluzos! ¡Casi nos matáis!

La pelirosa le dio un zape a todos los que habían estado abajo de bases.

-- Al menos esta nos sale.

-- ¡Sí! ¡Pecosa es una gran equilibrista! -- Exclamó Luffy y todos junto a él se echaron a reír.

Todos menos la pelirroja que lo miró con molestia siendo acribillada una vez más por esos asquerosos sentimientos de malestar y desagrado que tenía hacia su nueva compañera.

Este gesto no fue ignorado por el moreno que al darse cuenta hizo una mueca. No entendía por qué su amiga se ponía así. Quizá debería preguntárselo a sus hermanos o a Makino ya que ella no quería darle la respuesta.

-- ¡Chicos a los vestuarios! -- Exclamó el profesor.

Los alumnos se calzaron y salieron del gimnasio.

Una vez en los vestuarios. En la estancia de los varones empezaron las bromas pesadas.

-- ¡Ei Zoro! ¡Pilla! -- Exclamó Luffy.

Antes de que al peliverde le diera tiempo a reaccionar ya tenía los calzoncillos malolientes de su compañero en la cara.

-- ¡Pero serás guarro!

Se levantó cabreado del banco dispuesto a propinarle lo suyo al moreno, pero este ya había escapado.

-- ¡Maldito bastardo!

Lo vio escondido en las duchas desternillándose de risa.

En cuanto Zoro llegó a su encuentro fue acribillado por una buena ducha de agua fría mientras el menor se escabullía evitando el agua helada.

El mayor de ambos no fue el único en mojarse pues los curiosos también se habían asomado a ver el escándalo y como premio habían recibido el mismo castigo que el peliverde.

Algunos ya estaban vestidos y otros acabaron con la toalla empapada. Sin embargo el pensamiento que mantenían todos los hombres de ese vestuario era mutuo.

-- ¡Luffy, date por muerto!

Al cabo de poco las toallas, las prendas sucias interiores y los botes vacíos de champú no tardaron en volar por toda la estancia. Todo debido al joven alborotador que iba provocando escándalo halla por cada punto de la estancia por la que pasaba.

_______

Mientras en el vestuario masculino armaban más escándalo que una evacuación de emergencia a causa de incendio, en el femenino todo era chismorreo y cotilleo.

-- ¿Os enterásteis de la vuelta de Kid?

-- Sí, es la noticia de la semana. Apareció antes de ayer, fue él mismo el que se dejó atrapar por la policía...

-- No se dejó a atrapar por nadie. -- Replicó Nami algo molesta por los falsos chismes que contaban sin saber. -- Él sólo volvió a aldeas, nadie lo cogió ni lo llevó.

-- Vale tranquila, no me comas. -- Protestó con sarcasmo la muchacha del chisme. -- Aunque supongo que es normal que lo defiendas tanto, a fin de cuentas ambos venís del mismo sitio.

La pandilla y parte del resto de las chicas se echaron a reír.

-- Sí, lo que tu digas.

A pesar de ser ella alguien con bastante genio en esa ocasión no tenía ganas de pelear, tenía cosas más importantes en las que pensar.

-- ¿Tienes algún problema con la procedencia de Nami? ¡Porque sí es así podemos remediarlo! ¡Estoy segura de que te verás mejor sin dientes!

La joven pelirroja se giró sorprendida a ver a la chica de pecas que miraba a la otra con cara de pocos amigos.

Nunca se habría esperado que esa chica a la que tanto desdén le tenía por su confianza con Luffy, de pronto fuera a defenderla de esa manera.

Lo cual también le dio algo de vergüenza, pues ella no era alguien que necesitara defensa de los demás, al menos no con esas mocosas estúpidas.

Se quedó esperando alguna reacción por parte de alguien al igual que el resto de expectadoras. Sin embargo las entrometidas giraron la vista para recoger sus cosas, pues ya habían acabado de cambiarse, y salieron del vestuario sin decir una palabra ni devolverle la mirada a la cabreada pecosa.

-- Cobardes. -- La olló murmurar.

Al cabo de unos instantes todo volvió a la normalidad siendo así que todas las chicas volvieron a sus asuntos aunque sin dejar de murmurar y chismorrear sobre la recién medio pelea. Si a eso se le podía llamar pelea claro.

-- Gracias. -- Murmuró la pelirroja.

-- No hay de qué. Para eso están las amigas ¿no? -- Mostró una gran sonrisa.

-- Claro.

La aludida sin embargo no pudo hacer otra cosa que mostrar una sonrisa forzada. Por más que quería, y realmente lo deseaba, no era capaz de empatizar bien con esa muchacha. Los celos la calaban y corroían cada vez más a niveles que nunca había llegado a imaginar. Esa no era ella, lo sabía, pero tampoco podía hacer nada por cambiar sus devastadores sentimientos.

Acabó de cambiarse y recogió sus cosas para girarse a ver a la muchacha de múltiples y destacadas pecas.

-- ¿Vamos?

Su compañera asintió y ambas salieron al pasillo. Puede que no le agradara mucho esa chica, pero por lo menos trataría de ser amable con ella. Era lo menos que podía hacer.

Una vez salieron al pasillo se sentaron en un banco que había contra la pared apostado entre ambos vestuarios.

-- ¡Luffy, maldito bastardo! ¡Estate quieto!

-- ¡Sanji devuelveme la colonia que me la vas a gastar toda!

-- ¿Alguien a visto mi desodorante?

-- ¿Dónde están mis calzoncillos?

Ambas muchachas se giraron a la vez para llevar la vista a la puerta azul que conducía a los vestuarios masculinos.

Cada vez había más gritos y el ruido de choques, golpes, cosas rompiéndose y destrozo por cuanto quier era increíble. ¡Eso solo por el ruido parecía un bendito terremoto!

-- ¿Pero que diablos hacen ahí dentro? -- Exclamó la pecosa anonadada.

-- Es así siempre, yo no se como no se mueren ahí dentro, porque con el ruido que montan yo diría que se están matando entre ellos.

Phaedra soltó una carcajada ante la respuesta de Nami.

-- Si no sabes lo que pasa ahí eso se puede remediar.

Ambas se giraron sobresaltadas a ver al joven que acababa de salir del vestuario y estaba apostado justo delante suya. Tenía el pelo aun mojado y las miraba con picardía. Especialmente a Nami.

-- Oh no, Luffy no. ¡Ni se te ocurra!

Demasiado tarde, el chico ya la había cogido a volandas y entró de vuelta a su vestuario con ella pataleando y gritando como una lunática por escapar de allí.

Al ver esa situación la joven pecosa no pudo evitar estallar en carcajadas ante el comportamiento de sus amigos.

-- ¡Luffy te mataré! ¡Sueltame maldito! ¡Aahhh!

Volvió a oírse de fondo un escándalo tremendo pero esta vez acompañado de los gritos de la pelirroja. Al final todo eso fue acallado por el indescriptible sonido de los duros golpes de Nami.

Minutos después esta misma salió hecha una furia con el pelo todo revuelto y mojado al igual que su ropa.

-¿Pero que te pasó? ¡Si solo has estado ahí metida 7 minutos como máximo!

-- Todos se compincharon para arrastrame hasta la ducha. -- Suspiró mientras se exprimía el pelo con las manos. -- Un día de estos los mataré, lo juro.

______

De nuevo ese bebé pelirrojo se encontraba ante él con los 50€ en la mano. Con su sonrisa pícara lo observaba.

A su alrededor empezó a amontonarse gente que él conocía perfectamente. Sus hermanos, Makino, toda su pandilla de amigos, Torao, Kid... Todos ellos lo miraban con una dolorosa expresión de decepción

-- No me puedo creer que hallas hecho eso. -- Comentó Ace.

-- Realmente no me lo esperaba. -- Argumentó Sabo.

-- Luffy me has decepcionado.-- Suspiró la mujer de cabellos verde uva con pena.

-- ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Eres un maldito mentiroso! -- Sin embargo la joven pelirroja le miraba más decepcionada que cabreada.

Escuchó la risa del bebé y todo a su alrededor empezó a dar vueltas. Se tapó los oídos con desespero en un intento de acallar todas esas voces conocidas que lo torturaban con sus terribles significados. Sentía que iba a explotar.

-- ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! -- Sollozaba mientras caía de rodillas al suelo desmoronándose. -- ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta por favor!

-- ¡Luffy! ¡Luffy!

***

-- ¡Luffy despierta!

El joven alzó la cabeza sobresaltado y miró a los lados desconcertado. Había sido una pesadilla. ¡Y menuda pesadilla!

-- ¿As disfrutado la siesta?

El moreno elevó la vista para encontrarse con la severa mirada de su profesor.

-- Ups.












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