Tú otra vez

Una imagen de ambos me llega de un contacto muy cercano y me derrumba la pared doble que instalé para no padecer de insomnio.

Una fotografía donde estamos agarrándonos del los brazos como dos parejas viejas que ya conocen sus manías tontas y sus costumbres cómodas.

Ambos sonriendo en paz y en un silencio dulce y sin esfuerzo. Puedo palpar la dicha y felicidad de tan solo ver nuestros rostros regordetes propios de la juventud.

Vuelves como un bumerán y no puedo no sentirme tambalear mientras el resto no lo nota, y sigue su día, como si un terremoto suave azotara el suelo a mis pies únicamente y nadie más que yo viera el pavimento rajarse.

Maldigo esa sonrisa que solo vos me hacías sacar aunque no dijeses una sola palabra. Odio la distancia que no parecía molestarnos aunque el aire estuviese frío, ya que nuestras manos nos ofrecían el suficiente refuerzo para mantenernos cálidos.

Pero sobre todo odio el no poder odiarte, el no poder dejar de amarte, el permitir que una parte de mi se quedara con vos, y que una parte de mí dejara de ser.

Si supieras lo duro y constante que fue el sentimiento de perdida luego de que te fuiste esas diez veces.

Si supieras lo nada fácil y poco frecuente que se me hizo mirar hacia adelante y caminar de forma derecha sin tropezar ni una vez.

Si tan solo supieras lo que se me remueve todo por dentro otra vez.

Si, tú otra vez aquí como si nada. Tú, otra vez sin hacer nada, ya lo haces todo.

Tú otra vez, yo otra vez.

Nosotros otra vez, y a la vez, ninguno es la misma persona.

El río nunca vuelve a ser lo que era, ni un año después ni diez. Ni aún intentando poner todo en el mismo lugar que en la foto, la misma chalina, el mismo tazón de té de frutos rojos, ni tu pelo rubio perfectamente cortado, ni mi cabellera rojiza-anaranjada por una tintura mal realizada.

Y si bien no debería subir esa foto de ambos siento que sería el final perfecto, como si el crimen se resolviera con la prueba concreta de que sucedió y caso cerrado.

Por eso esta vez, solo por esta vez, dejo la prueba casi viviente de nosotros, de ti, de mi, de nosotros, porque otra vez tú aquí y por primera vez diré quien fuiste tú y quien fui yo de manera directa y concisa.

Tú y yo, un día x, un día antes del nunca más:

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