Hace muchísimo tiempo que quiero escribir una historia sobre el amor fraternal, por lo que Buscando el camino a casa salió de lo más profundo de mi ser. Espero que se haya notado el empeño que puse en ella y el amor que le tengo a estos personajes (incluso un poquito a Regan, pero solo muy poquitito), que se metieron hasta la última fibra de mi cuerpo como muy pocos han hechos. Pude sentir cada dolor y alegría que tuvieron, muchos que ustedes no conocen porque no tuve la oportunidad de agregarlos, y espero que les haya pasado lo mismo.

Primero quiero agradecer a mis principales fuentes de inspiración: la canción Always Gold de Radical Face (que, como pudieron ver en las playlist, el cantante tuvo mucha influencia en la historia); los hermanos Sam y Dean Winchester, que desde diciembre del 2016 están gritándome que escriba una historia sobre la hermandad (también espero que se haya apreciado el empeño que le he puesto para que Sean y Travis no parezcan un fanfic de Supernatural, y que poco a poco fueron tomando su propio rumbo y personalidad); la película Hasta el último hombre, que es una de las mejores películas de la Segunda Guerra Mundial que alguna vez vi (y se las súper recomiendo. De verdad vale la pena. Lloré como hija de puta, y quedé enamorada de la sonrisa de Andrew Garfield); y a mi papá, por pasarme esa morbosa fascinación por las guerras.

También a tres grandes personas: A mi amore, ArianaCoronado98, que fue a la primera que le comenté la idea y me ayudó a elegir los nombres y otros detalles de la historia (a ella deben agradecerle que Sean y Nancy hayan terminado juntos) a safeterra que fue la segunda en leer el borrador del primer capítulo y me dio el último impulso para seguir escribiendo, y a Ingrid Cuevas que fue la que se leyó toda la historia en dos días, me envió sus feels y me marcó cosas que antes no había podido notar (y a ella deben agradecerle que Travis no terminara solo como loco malo).

También a -sunsentz, que es un genio y me hizo reír y emocionarme con todos sus comentarios.

Y por último, pero no menos importante, a ustedes, que se gastaron su tiempo en leer esta historia. Gracias.