Parte Uno
En las siguientes semanas, todo sucedió a una velocidad vertiginosa. Comencé a empacar mis cosas y a organizar mi mudanza a Busan. Hablé con mi familia sobre el cambio y recibí su apoyo incondicional, lo que me brindó un gran alivio.
A medida que se acercaba la fecha de partida, la ansiedad que había sentido en un principio fue reemplazada por una creciente emoción, como si cada día se llenara de posibilidades nuevas y emocionantes.
Finalmente llegó el día de mi traslado. Con una maleta llena de ropa y un corazón rebosante de expectativas, tomé un tren hacia mi destino. Mientras el paisaje se deslizaba por la ventana, vi cómo los campos verdes y las montañas se alternaban con pequeñas aldeas.
No podía evitar preguntarme qué aventuras me esperaban allí, en esa ciudad costera que había escuchado tantas veces pero que nunca había tenido la oportunidad de conocer.
Al llegar a Busan, me recibió un clima cálido y soleado que contrastaba con el bullicio de Seúl. La ciudad era vibrante y hermosa; podía ver el mar desde donde estaba parada, sus aguas brillando bajo el sol como un manto de diamantes. A medida que me instalaba en mi nuevo apartamento temporal, la emoción crecía dentro de mí. Los muebles eran sencillos, pero el lugar tenía un aire acogedor que me hacía sentir como en casa.
Decidí entonces salir a conocer un poco la ciudad. Nunca había venido a Busan, así que me alegraba bastante poder apreciar sus maravillas. Las calles me recibieron con un agradable clima, y mientras caminaba, observaba cada tienda, cada restaurante, cada esquina.
El ambiente en Busan era más relajado y confiado que en la capital; aquí, los transeúntes parecían tener tiempo para sonreírse unos a otros y detenerse a charlar.
Con mi celular en mano, tomaba fotos de algunos lugares para enviárselas a Jieun, mi mejor amiga. Ella chillaba de emoción al verlas, enviándome mensajes llenos de emojis y palabras de aliento. Su entusiasmo era contagioso y me hacía sentir aún más emocionada por esta nueva etapa de mi vida.
Sentí ganas de probar algunas bebidas locales. Así que, como la borracha que soy, entré a un bar que se veía acogedor desde la calle. Era de noche y el lugar estaba lleno de gente riendo y disfrutando.
Vi una silla vacía en la barra y, con rapidez, la alcancé antes de que alguien más lo hiciera. Pedí una botella de cerveza, una de soju y una cajita de leche de banana; una combinación poco convencional, pero curiosamente popular entre los jóvenes coreanos.
Sip. Los coreanos son bastante raros en cuestión de bebidas alcohólicas. Mezclé todo muy bien en un vaso, y cuando sentí el trago bajar por mi garganta, una sensación de satisfacción me invadió. Era un sabor peculiar pero delicioso.
No fue hasta que alguien me habló que detuve mis movimientos con la bebida.
—¿Por qué tan sola? —preguntó curiosamente, y me detuve en seco.
Y esa fue la vez en la que creí firmemente que una voz puede resucitar a una persona.
—¿Vas a responderme o te comió la lengua el gato? —un atisbo de sonrisa burlona se posó en sus labios y ¡demonios! Culpen al alcohol, pero tenía unos bellos labios. Cuando finalmente me percaté de su rostro no podía creerlo.
¡Oh Dios Mío!
¿Acaso estoy en el cielo?
¿Así se siente estar en el paraíso?
Porque definitivamente este chico era un ángel. Tenía el cabello oscuro ligeramente despeinado y unos ojos que parecían brillar con una luz propia. Su mirada era intensa pero cálida al mismo tiempo.
Mantuve mi compostura e intenté parecer normal. Aunque lo único que alcancé a decir fue un:
—¿Disculpa? —me abofeteé mentalmente. ¿En serio Lee Ha Ni? ¿Es así como vas a iniciar una conversación?
Él chico se echó a reír, una risa profunda y melodiosa que resonó en mis oídos como música. En ese momento, supe que este encuentro podría ser el inicio de algo inesperado. La tensión del día se disipó al instante; todo lo que había imaginado sobre Busan se concentró en esa interacción fugaz pero electrizante.
—No te preocupes, no soy un extraño peligroso —dijo con una sonrisa traviesa. —Solo me pareces interesante.
Mis mejillas comenzaron a sonrojarse mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responderle. Sin embargo, en lugar de sentirme nerviosa, una chispa de confianza comenzó a encenderse dentro de mí.
—Interesante, ¿eh? —logré responder, intentando mantener la calma mientras mi corazón latía con fuerza. —Supongo que eso es un cumplido.
Él asintió, su sonrisa se amplió. —Claro que sí. Me llamo Jungkook. Y tú eres...?
—Lee Ha Ni —dije, extendiendo mi mano hacia él. A pesar de mi nerviosismo, su toque fue cálido y firme.
—Encantado de conocerte, Ha Ni. ¿Qué te trae a Busan? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia mí, como si realmente estuviera interesado en conocerme.
Tomé un sorbo de mi bebida para ganar tiempo mientras pensaba en cómo resumir mi vida en unas pocas frases.
—Acabo de mudarme aquí por trabajo. Quiero explorar la ciudad y disfrutar de todo lo que tiene para ofrecer. Además, siempre he escuchado cosas maravillosas sobre Busan.
—¡Es una ciudad increíble!— exclamó Jungkook. —Tienes que probar el marisco fresco en Jagalchi y visitar Haeundae Beach. Y si te gusta el senderismo, el monte Geumjeongsan ofrece unas vistas espectaculares.
Su entusiasmo era contagioso y me sentí animada por la idea de tener un guía local. —Suena genial. ¿Tú vives aquí?
—Sí, toda mi vida —respondió, tomando un trago de su propia cerveza. —Puedo mostrarte algunos lugares si quieres. La mejor manera de conocer una ciudad es a través de sus habitantes.
Asentí con la cabeza, sintiendo que la conexión entre nosotros crecía más fuerte con cada palabra. —Me encantaría.
La conversación fluyó naturalmente entre nosotros, como si nos conociéramos desde hace tiempo.
A medida que la noche avanzaba, el bar se llenó de risas y música, pero para mí solo existía él y la hermosa sonrisa que sus labios formaban.
Oh, esos labios.
—¿Bailamos?— extendió su mano hacia mí. La tomé con timidez y ciertamente por el alcohol que rondaba en mi sistema.
¡Viva el poder que ese líquido tiene!
La música cambió a una bastante sensual, por lo que mis habilidades ocultas del baile tendrían que salir a relucir. En serio, culpen al alcohol de esto.
Mis pies se movieron casi por instinto mientras me dejaba llevar por el ritmo. La pista de baile se iluminó a nuestro alrededor, y la atmósfera se volvió cálida y vibrante. Jungkook se acercó, su cuerpo casi tocando el mío, y la cercanía me hizo sentir un cosquilleo en el estómago.
—No tengas miedo— dijo él, sonriendo mientras movía sus manos suavemente por mi cintura, guiándome con confianza. —Solo déjate llevar.
A medida que nos movíamos al compás de la música, me di cuenta de que estaba disfrutando más de lo que había anticipado. Cada giro, cada paso, era como si estuviéramos creando nuestra propia coreografía en medio del bullicio del bar. La energía entre nosotros era palpable, y mi risa se mezclaba con la melodía que nos envolvía.
—Eres una gran bailarina— comentó Jungkook, mirándome a los ojos con admiración. —¿Has tomado clases?
—No, solo he bailado en fiestas y en casa— respondí, sintiéndome un poco avergonzada pero emocionada al mismo tiempo. —Nunca pensé que podría bailar así con alguien.
—A veces solo necesitas la compañía adecuada para soltarte— dijo él, acercándose aún más. Su aliento cálido acarició mi piel, y sentí que el mundo a nuestro alrededor se desvanecía.
La música cambió nuevamente, esta vez a una melodía más suave y romántica. Jungkook me tomó de la mano y me guió hacia un rincón menos concurrido del bar, donde las luces eran más tenues y la atmósfera se tornaba más íntima.
—¿Te gustaría que bailáramos así?— preguntó, su voz suave como la seda.
Asentí, sintiendo cómo el corazón me latía con fuerza en el pecho. Él me tomó de la cintura nuevamente y comenzamos a movernos lentamente al ritmo de la música, como si estuviéramos en una burbuja solo para nosotros dos. Su mirada era intensa y no podía evitar perderme en esos ojos oscuros que parecían tener su propia historia.
Efectivamente me encontré a un caballero en medio de este océano de gente.
Posé mis ojos en sus labios nuevamente. Me atraían de sobremanera. Es como si sus labios fueran la última gota de agua del desierto. Me sentía sedienta y de pronto, hacía mucha calor.
No debía estar así con un extraño, pero mi falta de sexo y de hombres en general en mi vida tomaron el control en mi mente ya ocupada por los efectos del alcohol.
Tomé el valor suficiente y estampé mi boca con la suya.
¡Dios! Sabía a gloria.
Me agarró de la cintura y yo no podía dejar de tocar su pelo. Su boca era una combinación exquisita de vodka, chicle y un ligero aroma a cigarro.
La combinación perfecta para llevarme a la locura y olvidar por completo mis complicaciones.
—¿Mi casa?— preguntó una vez que nos separamos a respirar un poco.
Asentí con mi cabeza y no le tomó dos segundos sacarme de aquel bar y llevarme a su apartamento donde, debo admitir señoras y señores, que tuve la mejor noche de sexo que he tenido en mis 25 años de vida.
Al día siguiente me desperté con algo de dolor de cabeza y una sensación de confusión que me envolvía como una nube espesa. Abrí los ojos lentamente, dejando que la luz del sol que se filtraba a través de las cortinas me guiara de vuelta a la realidad.
Miré a mi alrededor y rápidamente comprendí que no estaba en mi habitación. Las paredes estaban decoradas con arte moderno, y una nota resaltaba en el lado donde mi acompañante debería estar al despertar.
Me senté en la cama, sintiendo cómo el movimiento provocaba un ligero mareo. Recordé la noche anterior: las risas, el baile, la conexión intensa que había sentido con Jungkook. Y luego, ese beso... ¡Dios! El beso. Una mezcla de deseo y pasión que había encendido algo dentro de mí que creía apagado.
Fue entonces que decidí leer su nota y mi momento de felicidad fue totalmente borrado por esas palabras.
"Perdón por no decirte esto en persona, pero no deberíamos vernos más. Fue una buena noche." JK
Sonreí con tristeza. Por supuesto que estaba conciente de que esto pasaría, pero realmente mi pecho se hundió y pensé que sus palabras habían sido sinceras. Solo fui una más de su lista, supongo. No pude hacer más que salir de allí lo más pronto posible.
Fue simplemente una noche de sexo y la disfruté bastante.
Sin más que pensar llegué a mi apartamento para acomodarme lo más rápido que podía. En treinta minutos debía estar en el trabajo y el próximo bus salía en diez minutos. O hacía un milagro o Dios sería bueno conmigo esta vez y me dejaría llegar temprano mi primer día aquí en Busan.
Como si él realmente me escuchara estuve lista exactamente en diez minutos y para cuando llegué a la parada, el bus estaba ahí en toda su gloria.
El trayecto no fue largo y cuando llegué entregué mi identificación y todos los papeles que mi jefe mandó de Seúl así como mi autorización de estar aquí.
Debo decir que la empresa se quedaba corta con lo que había visto en las revistas. En serio era demasiado gigante. ¿Me perdería aquí? No lo sabía con exactitud. Solo sé que la secretaria del señor Park Ji Min me llevaría a su oficina.
Con mis manos acomodé mis anteojos y mi cabello. Estaba nerviosa, estaba claro, pero jamás me imaginé que nerviosa era poco para cuando entré a semejante imperio.
Dos pares de ojos me observaban con intensidad. Uno de ellos con mucha curiosidad y el otro con notable terror plasmado en su rostro.
Abrí mis ojos y una sonrisa se posó en mis labios.
¡Pero qué pequeño es el mundo!
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Solo dos cosas:
1. Los capítulos serán un poquito largos.
2. Tendré portada en algún momento :)
Espero que lo hayan disfrutado <3
Por aquí pueden dejar sus insultos a Jungkook :v
learmy01
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