Cap. 7 - Shadow

[Sombra]

Sam estaba muriendo...

Cuando Sam y Hyunjin nacieron, sus padres supieron que ambos compartían una unión diferente a la de cualquier gemelo. Era como si una sola alma se hubiera dividido en dos. Las cosas fueron más claras cuando se dieron cuenta de que si uno lloraba, el otro lo hacía sin importar que no se escucharan, o que estuvieran muy lejos. Era como si ambos sintieran lo mismo.

Cuando Sam se dio cuenta de lo que pasaba con su hermano en la infancia, la burla que sufría por su extravagante color rojo de su cabello, él aprendió a soportar el dolor y la tristeza que llegaba a su corazón cuando Hyunjin estaba sufriendo. Se hizo cargo de ser el más fuerte de ambos, por lo que comenzó a defenderlo. Aunque no estaba claro si lo hacía porque él podía sentir lo que sentía Hyunjin o porque realmente amaba a su hermano.

Era claro la diferencia de tratos por parte de sus padres. Al final, podía notar cómo Hyunjin parecía más confundido y cómo odiaba sus propios poderes. Y cuando sus padres murieron por su culpa, Sam pudo sentir el odio de Hyunjin hacia sí mismo, hasta que aquel niño de pecas llegó a sus vidas.

¡Dios!, cómo odiaba sentir cómo su pequeño corazón latía tan fuerte por la culpa de su hermano cada vez que Felix tocaba sus dedos, cuando se tomaban de la mano, cuando los susurros de Felix tranquilizaban a ambos. Porque cuando su hermano tenía una pesadilla o lloraba por cómo lo habían tratado en el laboratorio, él tenía que soportar el dolor que compartía junto a su hermano menor, hasta que Felix les cantaba en voz baja.

—Sam... sácame de aquí, no quiero morir.

Aquella noche, Hyunjin dormía profundamente. Miró los ojos de Felix; parecía que no había luz.

—Te amo, Sam.

Mentiras, esas eran mentiras. Pero ¿Felix mentía? Ni siquiera sabía qué sentir. Su mente se sentía confundida, hasta que abrió los ojos. ¿Fue un sueño? No lo recordaba bien, por lo que lo dejó olvidado, hasta el día que tres pequeños corrían en el pasillo.

Sam había planeado todo para salir de ahí, junto con Felix. No mentía que quería dejar a Hyunjin atrás; estaba cansado de cargar con él. Pero al final, era consciente de que si Hyunjin moría, él también lo haría. Pero entonces, en aquella huida, con las luces rojas parpadeando, mientras el sonido de las sirenas retumbaba en su cabeza, vio como Hyunjin era tomado por un guardia.

—¡Sam, por favor, no me dejes!

El cuerpo de Sam se quedó paralizado por un instante hasta que vio como los ojos de Felix se apagaban de nuevo y pudo leer sus labios.

—Vamos, déjalo, no morirá.

Sus pensamientos confusos, su mente y miedo. Mierda, tenía solo 14 años, no tenía opción. Regresaría por él después.

Cuando ambos estaban fuera, fue cuando entendió la magnitud de su error y sintió miedo. Pero ya no había vuelta atrás. Tenía que salvar a Felix, tenía que cuidarlo, porque amaba a Felix.

Pudo sentir cómo su hermano comenzaba a odiarlo, estaba ahogándose en aquel dolor, una mezcla de miedo y dolor. Mientras veía al pequeño de pecas no dejar de llorar, detestaba sus decisiones pero más sus consecuencias.

Una noche sintió un calor arder desde adentro y, mientras Felix dormía, comenzó a caminar por aquel lugar para llegar a aquel lugar donde los tres estuvieron encerrados, para verlo.

Hyunjin se encontraba en medio de llamas, con las manos abrazando sus piernas, sus ojos azul profundo brillaban, mientras su cabello rojo aparecía como una llama más en aquel infierno. A su alrededor, niños gritaban en agonía, junto a los oficiales y doctores; todos estaban siendo calcinados por un niño que lloraba en silencio, porque sus lágrimas caían para esfumarse con el calor de su cuerpo.

Sam tuvo miedo de Hyunjin, por primera vez en su vida. Cuando todo estaba reducido a cenizas y las torretas de emergencia sonaban a la distancia, pudo ver a su hermano levantarse débilmente mientras una lluvia negra de ceniza comenzó a caer sobre su cuerpo.

Se dio la vuelta para caminar sin antes decir:

—Seré el villano que los matará a todos...

Sam quiso dar un paso y tomar la mano de su hermano, pero tuvo miedo de él, por lo que se quedó en silencio mirándolo desaparecer en la noche, para luego volver con Felix..


——🔗——


Con el paso del tiempo, entendió y se confundió con muchas cosas, porque era una pelea interna siempre por culpa de sus sentimientos, confusos. Por un lado, odiaba la manera en que Felix comenzaba a mirarlo, distanciándose de él, mientras que aquello que compartía con Hyunjin lo hacía sentirse asqueado. Todo empeoró cuando Hyunjin regresó a la vida de Felix.

Peleaba por no amar tanto al pecoso como lo estaba haciendo Hyunjin. Había momentos en los que su conexión se rompía y era un alivio. También entendió que Hyunjin no se sentía de esa manera. Que Hyunjin no lograba sentir los sentimientos de Sam.

Con el paso del tiempo, su fuerza comenzaba a debilitarse como aquel lazo que compartía con Hyunjin. Fue cuando lo entendió: cuando el lazo se rompiera por completo, uno de los dos moriría, y estaba seguro de que sería él.

——🔗——

La pérdida de Felix lo volvió loco, lo hizo sentirse vacío. Se arrepintió de cada acción, pero estaba claro que no merecía perdón. Él y Minho habían encontrado a Felix, y su locura misma podía ver la desesperación de Minho porque lo recordara, mientras que él no deseaba que lo hiciera.

Yongbok, como se hacía llamar ahora el menor, estaba en una esquina de la habitación de Minho, como un pequeño cachorro asustado.

—Todo esto es mi culpa —pronunció—. Creo que mi existencia solo fue puesta para ser una pieza de ajedrez de un ridículo juego. ¿Sabes? Te amé con cada poro de mi existencia, y no por Hyunjin. Lo hice cuando tomabas mi mano, cuando sonreías para mí en aquella celda, cuando decías mi nombre. Pero me cegué y nunca me di cuenta de que tú también me amaste. ¿Por qué no lo vi, Felix?

Felix lo miró confundido y se acercó con cautela como un pequeño gato. Sam lo tomó de la cintura y lo sentó en su regazo, mientras acariciaba sus cabellos morados.

—Perdóname, pequitas —dijo—. Te juro que haré todo para que tu felicidad regrese, aunque yo no esté en ella.


——🔗——


Felix abrió los ojos después de estar en completa oscuridad. Solo recordaba que hacía unos minutos estaba con Minho en la cama. Cuando logró enfocar, vio que su mano empuñaba la navaja que siempre traía, regalo de Sam. Su mano estaba sosteniéndola, la sangre recorría sus dedos y muñeca. La navaja estaba enterrada en lo profundo del cuello de alguien.

Su mirada enfocó en los ojos de Sam, mientras este alzaba sus manos para limpiar las lágrimas que se sumaban en la mejilla del menor. Minho, quien miraba todo desde el suelo después de ser empujado por Sam para salvarlo, gritó.

—¡NO!

Mientras que Sam tomaba la otra mano de Felix y extraía de golpe la navaja, dejando fluir la sangre que era retenida por aquella arma en su cuello. Felix no sabía qué había pasado. Su cuerpo no podía reaccionar, su boca se secó, su voz estaba atorada en su garganta.

—Tienes que recordarlo todo... tienes —Sam se estaba desangrando—. Tienes que ir con Hyunjin. Nuestro lazo se ha roto. No morirá si yo muero. Tienes que ser libre y feliz...

Sam cayó al suelo, pero antes de que su cuerpo tocara el suelo, fue sostenido por Minho, quien lloraba desesperado mientras tapaba la herida.

—Idiota, idiota, idiota —pronunció en lágrimas—. No, no te mueras... Conocerte... fue de las mejores cosas que me pudo pasar... Amarte... fue lo único que me perteneció solo a mí... y soy feliz por eso... aunque tú no me amaras...

—No me hagas esto, Sam... —apretó el cuerpo de Sam hacia él—. No me dejes solo...

—Adiós, conejo...

——🔗——


—Soy Minho, estaré a cargo de las cosas técnicas de las misiones —se presentó con cara de indiferente—. Sam, mucho gusto —le sonrió levemente.


--

—No, Sam, es que no podemos hacer eso —dijo el chico mientras ambos estaban en la cima del edificio—. Anda, salgamos de aquí a escondidas y apaguemos todo el sistema —sonrió Sam-. ¿Somos amigos? —Sí. —Entonces, divirtámonos.

--


—Él es Felix, Minho —pudo ver cómo los ojos de Minho cambiaban cuando hablaba con Felix—. "Tú también caíste...".

--

—¿Por qué lo ayudas? —preguntó Sam a Minho—. No lo conoces, solo un par de días.

—Es algo extraño, no lo sé, solo quiero cuidar de él —contestó Minho—. Y eso haré.

--


—¡Tus malditas decisiones están dañando a muchos! —gritó Minho.

—Nada es mío, Minho, nada; soy solo una sombra, lo siento —respondió Sam con melancolía.

--

—Minho, aquel chico estaba en aquel edificio buscando entre los escombros, papeles y algo más con desesperación.

—No está muerto, Sam, no lo está; él está vivo, yo lo sé —dijo Minho, mientras sus manos heridas y frías eran tomadas por Sam—.

—¿Busquémoslo juntos? ¿Sí? —preguntó Sam, y Minho asintió.

--

—Debes dormir, tu cuerpo se agotará —pronunció Sam mientras veía a Minho en aquella computadora vieja.

—Falta poco, lo sé —respondió Minho sin despejar la mirada de la computadora.

Sam se acercó a él, giró la silla y tomó la barbilla del contrario para besarlo.

—Vamos a dormir —ordenó, y su pequeño conejo se aferró a su cuello.

--

—Él está vivo, pero no nos recuerda —Minho parecía llorar en cualquier momento, y Sam lo miró.

—Nos recordará —dijo Sam, aunque él no lo deseaba así—. Todo a su tiempo, lo importante es que está aquí, a salvo y vivo.

—Amo tanto a Felix —confesó Minho.

—Lo sé —respondió Sam.

---


—Él está vivo, pero no nos recuerda —Minho parecía llorar en cualquier momento, y Sam lo miró.

—Nos recordará —dijo Sam, aunque él no lo deseaba así—. Todo a su tiempo, lo importante es que está aquí, a salvo y vivo.

—Amo tanto a Felix —confesó Minho.

—Lo sé —respondió Sam.

——🔗——


Hyunjin caminó por los pasillos de aquel lugar, oprimiendo su pecho con su mano, mientras intentaba no caerse. Cuando logró salir, caminó unos pasos antes de caer de rodillas en la nieve.

Vio unas botas, extrañamente parecían no estar completas ahí. Alzó su cabeza y lo vio, a su hermano. A la persona que alguna vez fue su héroe, a la persona que más amaba y odiaba al mismo tiempo.

—Niño llorón —dijo su hermano, con una sonrisa triste—. Sigues siendo igual, ¿sabes? Siempre pensé que odiarte era más fácil que quererte, pero estaba equivocado. Amar al gentil Hyunjin es tan fácil. Deja de ser un llorón y lucha por tu felicidad, por tu futuro, y cuídalo, cuídalos ahora ellos son tu familia... Lo siento, hermanito, perdóname. Algún día odié ser tu hermano, pero ahora solo espero que la vida me permita volver a serlo. Adiós... Hyunjin.

Aquella imagen se desvaneció, y su esencia volvió a su lugar, entrando en el cuerpo de Hyunjin como si fuera un abrazo que lo cambiaría todo. Sam estaba muriendo. Sam había muerto. Y una parte de Hyunjin murió con él.

Algún día tu y yo nos encontraremos

[Sam a Hyunjin]

Espero les haya gustado el capitulo.

M. K.

Editado: 29/sep/2024

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top