Cap. 2 - Should I be dead?
[¿Debería estar muerto?]
El sonido de una explosión hizo eco en su oído, dejándole un pitido que lo fastidiaba. ¿Dolor? No, no había dolor, solo un ardor que luego se convirtió en un calor intenso que salía del costado de su cuello. No podía ver nada; estaba sumido en la oscuridad y sus sentidos comenzaban a apagarse como el agua que se filtra gota a gota hasta extinguirse por completo.
"Estás vivo, aún estás vivo... gracias al cielo... oh, gracias..."
¿Vivo? ¿Debería estar muerto? ¿Por qué? ¿Yo deseo morir? Pero no lo entiendo. ¿Qué es este dolor? Tengo miedo... Sí, tengo miedo de morir. Pero si esto es la oscuridad en la que estoy, ¿esto es la muerte? El no sentir nada. Puedo ver el agua oscura debajo de mis pies, pero no puedo sentir su frialdad. Espera... no te vayas...
-Silencio-
Pudo sentir la nada debajo de sus pies para luego ser hundido en el agua oscura, pero no sintió ahogarse. Solo sintió una paz que no conocía. Cerró los ojos y los recuerdos eran como pequeñas luces revueltas y sin sentido. Solo estaba ahí, pero poco a poco se iban apagando para no regresar. Y de nuevo, luz.
-Mierda, mierda, ¡escucha! Tienes que despertar, tienes que volver. Volver por ella. Ella te necesita. ¿Lo entiendes? Sé que me escuchas. ¡Mierda, despierta!
¿Ella? ¿Quién es ella? Mi madre, no... Ella nunca me quiso. Además, está muerta. Espera, no te vayas, por favor. Explícame, ¿quién es ella?
-Silencio-
---🌙---
-Purple, ¿estás bien? -preguntó L.K. mientras Jeon caminaba al lado de Tae, seguido de Hyunjin y Sam, para finalizar con L.K. y él en aquel pasillo subterráneo iluminado, para su mala suerte, con antorchas.
-Odio el fuego -fue la respuesta, con una voz extraña, una combinación entre lo grave y algo roto, como si se tratara de alguien de 60 años que hubiera fumado toda su vida y se hubiera salvado del cáncer de garganta.
L.K. rio ante aquel comentario hecho por el soldado de cabellos morados y ojos de diferente color.
-Existe el puto foco, L.K. -dijo con molestia.
-Sólo sopórtalo unos minutos, ¿puedes? -preguntó el chico de cabello gris oscuro, con una sonrisa evidente en sus ojos, a pesar de llevar un cubrebocas.
-De acuerdo -respondió Purple.
Hyunjin no pudo evitar escuchar la conversación. La manera en que L.K. trataba al más bajo del grupo, con una voz que detonaba paciencia y amor, lo sorprendió. ¿Amor? Eso era estupidez en un mundo roto, quizá solo fuera gentileza, se apresuró a pensar.
El grupo llegó a una puerta que Jeon abrió con fuerza. Dentro, Woojin y Jeongin estaban sentados, uno en una silla y el otro recargado en la pared, bajo el resplandor de un pequeño foco que tintineaba.
Sam miró a Jeongin, quien tragó seco y desvió su mirada cuando Hyunjin se colocó a su lado, encendiendo un cigarro con un fosforo, rompiendo su costumbre de encenderlo con su dedo.
-Nosotros no venimos a pelear -dijo Sam, acercándose a la mesa-. Solo queríamos hablar con ustedes para aclarar algunas cosas.
L.K. le pasó una carpeta a Sam, quien continuó:
-Lo diré rápido: su cruzada debe terminar.
-¿Por? -preguntó Woojin, con tono agresivo.
-Miren, sé que nosotros no somos nadie para darles órdenes -dijo Sam.
-En eso estamos de acuerdo -interrumpió Hyunjin, mientras L.K. rodaba los ojos.
-Hace poco atacaron un laboratorio -prosiguió Sam, abriendo la carpeta-. Bien, sé que están castigando a los doctores involucrados en la matanza de inhumanos, pero en su odio infinito, mataron a otras personas que no fueron parte de eso.
Sam tiró fotos de personas calcinadas con sus nombres en la mesa.
-Tres inhumanos que trabajaban ahí fueron asesinados, mientras que 5 personas ajenas a lo que pasaba también fueron alcanzadas por sus poderes.
Hyunjin, quien había quemado todo, se acercó para ver el resultado de sus poderes. Sintió una punzada en su corazón, pero él solo acataba órdenes, aunque a veces sus propias convicciones lo llevaban a actuar sin razón. No solo Jeongin se lo recalcaba cada vez que podía, sino también Olivia, quien ahora era como su pequeña hermana.
-Según nuestras investigaciones, en ese lugar no había más que fieles a la Sede -dijo Jeongin, sacando a Hyunjin del trance.
Una carcajada tensó aún más el ambiente. Jeongin arrugó el ceño al ver al chico de cabello morado reírse de su comentario.
-El mundo está hecho una mierda por el grupo de golpe que comenzó todo con la explosión de hace 5 años -dijo Purple-. Luego aparecieron ustedes, idealistas que creen que por tener poderes pueden ir de un lugar a otro destruyendo lo que consideran malo.
Señaló a los demás.
-Pero saben qué es lo cómico? Son ingenuos. Creen que la información que surge es correcta cuando no lo es. Y lo peor es que se están volviendo parte del problema. Son una versión barata de la Sede. Un maldito jardín de niños.
Sam y L.K. bloquearon a Purple, empujándolo detrás de ellos, al ver a Jeongin tensarse y a Hyunjin apretar los puños.
-No necesitamos pelear -dijo Tae, alzando las manos-. No queremos peleas. Además, estamos en desventaja. Ustedes tienen poderes y de nuestro lado, el único con poderes es Sam.
-Eso lo hubieras pensado antes de que ese bocón abriera la boca -dijo Woojin.
Tae sintió un escalofrío y el sudor se posó en su frente.
-¿Quién dice que lo estamos protegiendo a él? -preguntó L.K.
-Los estamos protegiendo a ustedes de él -respondió Sam.
Un silencio se produjo antes de ser roto cuando Purple empujó a Sam. Este solo pudo mirar cómo el más bajo golpeó a Jeongin con una patada, que chocó con la pared, sacándole el aire. Inmovilizado, Purple usó sus poderes.
En ese instante, Hyunjin se quitó un guante, pero Purple había lanzado una navaja que atrapó la camisa de Hyunjin contra la pared. Cuando estuvieron a unos centímetros, sus ojos se conectaron y algo pareció conectar, pero fue solo por un instante. Sam había tomado al más bajo y lo había empujado hacia atrás, mientras que L.K. había quitado el seguro de su arma, junto a Tae, que solo se dejó llevar por lo que sabía.
Todo aquello había pasado en una fracción de segundos. Si Sam no hubiera tomado a Purple, estaba seguro de que hubiera matado a Hyunjin, porque este no se dio cuenta cuando la sangre de su cuello comenzó a salir en un pequeño hilo, hasta que vio al más bajo en el suelo con una pequeña navaja en la mano.
-El cazador de inhumanos -dijo Jeon con voz cansada-. Sam, trajiste al puto cazador de inhumanos a esta reunión. Ha matado a 30 de nosotros.
-Sí, mi error -dijo Sam-, pero...
-Es un puto loco de mierda insoportable que en un segundo podría matar a todo lo que se atreviese -interrumpió Tae, asfixiado por la situación que lo rebasaba en todos los sentidos.
Hyunjin se limpió la pequeña herida en su cuello, mirando al soldado morado. Pero por alguna razón, se sentía extraño. Quería matarlo por herirlo, pero cuando sus ojos se conectaron, era como si estos se conocieran. ¿Quién era realmente el soldado morado?
-No necesitamos pelear. Lo lamento -dijo Sam, mirando a Hyunjin-. Recorremos los sectores heridos por la guerra y eliminamos a quien daña a las personas que ya fueron heridas lo suficiente. Por lo que, a pesar de saber que ustedes han estado lastimados, pero también ayudando, no nos queda otra que eliminarlos si los encontramos dañando a las personas. Pero no hoy. La guerra ha llegado a un punto casi insostenible. Los soldados negros se han vuelto más y más fuertes. Al final de todo, puede que sepamos quién ganó y la falsa paz volverá a su lugar.
-Cada uno tiene una idea diferente y es claro que no todos pensamos igual -respondió Jeon-, pero al final solo hay algo en común: la esperanza. Hay muchas personas allá fuera que tienen la esperanza de que todo será mejor y por ello seguiremos luchando por nuestros ideales.
-De acuerdo entonces -dijo Tae-, quizá en algún momento nos encontraremos.
-Pero no en una conversación -agregó-, sino en el campo de batalla.
Cuando todo parecía fluir, el sonido de la alarma de ataque sonó. Los desertores fueron los primeros en ponerse alerta, pensando que quizá era una emboscada por parte de sus ahora invitados, pero todo fue descartado cuando Olivia abrió la puerta.
-Los soldados negros están atacando -dijo.
Fue entonces cuando todos se alertaron.
-Lleva a los más débiles a la salida de emergencia, ya sabes qué hacer -ordenó Jeon.
-Nosotros les daremos el tiempo para que huyan -dijo Sam, y los tres lo miraron con el ceño fruncido.
-No me culpen, es culpa de Purple por andar peleando -agregó.
-Estupideces, nosotros sabemos cómo defendernos, no los necesitamos -vociferó Hyunjin.
-Si lo sé, hermanito -dijo Sam-, pero hay alguien que te espera.
Entonces, miró a Jeongin, que estaba en el suelo, intentándose recuperar del golpe.
-Y esto es peligroso.
Antes de que Hyunjin pudiera decir algo, sacaron sus armas y los soldados blancos fueron los primeros en salir. Pero claro, el orgullo de Hyunjin no le permitiría que hiciera algo por él. No quería más personas en su lista de deudas, menos seguir siendo el débil.
Al abrir la puerta principal, los disparos fueron evidentes. Hyunjin comenzó su ataque con bolas de fuego, mientras Jeongin avanzaba con sus poderes, atacando al grupo de soldados negros, que no eran más de 12, pero aún así eran peligrosos porque, a diferencia de ellos, no sentían dolor ni miedo a morir.
Sam avanzó, dando indicaciones a su grupo. Los disparos comenzaron de ambos lados, pero los de los soldados blancos eran más precisos. L.K. avanzó con arma en mano, mientras el de cabello morado avanzaba detrás de él.
A Purple no le gustaba usar armas porque estas tenían fuego; las usaba cuando era necesario, pero prefería el cuerpo a cuerpo. Entonces, cuando L.K. lo llevó hasta ellos, fue cuando el desplante de habilidades del de cabello morado apareció. Era como un bailarín, con movimientos suaves y precisos, pero con fuertes golpes.
Sin dudarlo, cortó un par de cuellos y rompió uno que otro hueso, mientras Sam protegía su espalda junto a L.K. Tae, por su parte, disparaba de manera concisa, pero a una distancia prudente; no tenía ganas de morir.
Woojin cuidaba la espalda de Jeon, quien estaba movilizando a las personas dentro del lugar.
-Jeongin, ve a asegurarte de que Layla y Olivia vayan con Jeon. Nos veremos en el punto dado -indicó Hyunjin.
Jeongin gruñó bajo y obedeció, odiando que lo sacaran de la pelea.
En ese instante, cuando Jeongin se marchó, un disparo se acercaba hacia él. No tenía miedo de morir, pero aún no podía morir. Por lo cual, intentó mover su cuerpo para que la herida fuera menos grave, en cuestión de fracciones de segundos. Pero cuando creyó que el impacto llegaría, no sucedió porque su cuerpo fue empujado al suelo.
Sintió la nieve en la cabeza y el dolor del golpe. Debajo del hielo, solo había tierra y piedras. Pero cuando pudo reaccionar, vio sobre su cuerpo al de cabellos morados. La bala pasó a un costado de su cabello y rostro, rompiendo su cubrebocas y dejándole una leve herida en la piel de la mejilla.
Fue entonces cuando pudo contemplar por completo aquel rostro. La sangre de la herida fluía en un camino ya hecho, una cicatriz que salía desde el cuello para cruzar por su mejilla y terminar casi en su ojo, un ojo de color amarillo sin luz. Era un ojo de vidrio, sin vida.
Sus labios se movían, pero Hyunjin no escuchaba, estaba observando cada detalle de aquel rostro. Notó las manchas en la piel de la mejilla, explotando en esa pequeña y respingada nariz, para finalizar en la otra mejilla, como si el sol hubiera estornudado en su rostro.
Sus labios, que se movían, eran de un tono rosa pálido, resecos, pero no dejaban de ser perfectos.
No recordaba cuántas veces había soñado y suplicado por ver ese rostro de nuevo. Sus ojos se nublaron y parecía que aquel rostro se estaba desvaneciendo. Con prisa, se limpió las lágrimas y tomó del hombro al chico frente a él.
-Félix... estás vivo... -su voz sonó rota y dolorosa.
Ardía hablar. Y Purple lo miró.
"Otra vez esas palabras", pensó Purple. "¿Por qué todos tenían que pensar que estaba muerto? ¿Quién era esta persona? ¿Por qué estaba llorando?... ¿Por qué no lo recordaba?"
Espero les haya gustado el capitulo.
Editado: 19/Sep/25
M. K.
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