Cap. 12- Meeting

[Encuentro]

Felix volvió a aquel lugar en el vacío dentro de su mente, estaba sumergido en el agua, no se estaba ahogando; al contrario, sentía una paz que lo hacía estar tranquilo, por lo cual cerró los ojos dejándose llevar por aquello sin saber que poco a poco se sumergía en la profundidad de su mente para quedar sellado ahí.

—Si sigues cayendo, quedarás atrapado en el vacío —esa voz era igual a la de aquella sombra que desde pequeño aparecía cuando algo lo consumía en el terror; creía fielmente que era una manera en la que se protegía del dolor.

—Aquí no hay dolor —respondió Félix, aún sumergido en aquella oscura agua.

—No, no lo hay, pero tampoco hay amor, ni esperanza, ni un futuro —respondió aquella sombra que estaba parada sobre el agua mientras Félix estaba sumergido en ella—. Has luchado tanto para que al final solo te dejes llevar por esa paz.

—No sabes lo que es el dolor —respondió con los ojos cerrados.

—Lo sé porque yo soy tú, pero tú no eres yo —respondió la sombra.

—No te entiendo —pronunció Félix sin abrir los ojos.

—Tú fuiste creado para que mi alma tuviera un lugar donde volver —habló la sombra con calma—. Como una vasija vacía.

—Así es —respondió Yongbok—, pero aquella persona que tanto deseaba que volviera jamás imaginó que la vasija crearía su propia alma.

—Un alma que, a pesar de ser creada en el caos, es noble, amorosa y fuerte, muy fuerte —aquella sombra comenzaba a tener forma humana—. Un alma que se sacrificó para salvar a quienes ama.

—Yo… —Felix.

—Felix —lo llamó Yongbok, y este abrió los ojos para mirarlo a través del agua—. No debes permanecer aquí; vuelve.

Yongbok se inclinó para sumergir la mano en el agua y llegar hacia Félix.

—Las respuestas están cruzando el agua —dijo.

Aquel chico que se había sacrificado estaba cansado de todo; el mundo era cruel y los humanos le mostraron la cara de la maldad, del dolor y la crueldad misma. Sin embargo, afuera de aquel refugio estaban las personas que le mostraron el amor, la comprensión, la compasión y el deseo de un futuro.

Felix tomó la mano de Yongbok y salió de aquella agua para observarlo bien; ambos eran parecidos pero a la vez tan diferentes; eran un reflejo de dos almas.

—Ya no regreses aquí, Felix; debes enfrentar todo; debes usar aquella fuerza para pelear, para avanzar hacia aquel futuro deseado —indicó Yongbok con una cálida sonrisa.

—¿Y tú? —cuestionó Félix.

—Solo estaba aquí por ti; ahora me iré a esperarlo —se acercó a Felix—. Adiós, Felix.

Colocó su frente y todo lo olvidado fue recordado. Felix tocó su vientre y las lágrimas cayeron; su cuerpo se sintió pesado, pero esta vez no cayó en el vacío.

(…)

Agua. La nieve con el fuego se vuelve agua.

Minho observó cómo Hyunjin rompía el poder de Félix con los suyos, mientras eliminaba a quienes lo intentaban capturar de nuevo. Todo fue tan rápido que apenas pudo reaccionar. Su cuerpo quería correr hacia Felix cuando este cerró los ojos para caer, pero no se movió, pues Hyunjin ya sostenía a Felix con desespero y preocupación. Entonces, entendió que él no entraba en esa ecuación.

Recordó a Sam y caminó para llegar a él, limpió la sangre de su rostro y lo sostuvo. Quizá si aquellos sentimientos de Sam hacia su persona hubieran sido correspondidos, ahorita no sentiría como si una flecha hubiera atravesado su pecho. Pues cada latido le dolía, cada respiración era más y más dolorosa. Pero, ¿no se supone que estaba preparado para eso? Para ver a Felix y Hyunjin juntos, pues aquellos dos eran almas gemelas.

Dio un suspiro y cargó a Sam.

Hyunjin sostenía a Felix con una mezcla de sentimientos de amor, preocupación y alivio. Después de tanto tiempo, por fin podía sostenerlo en sus brazos. Incluso había miedo en su corazón de que fuera solo un sueño, uno de los tantos que tuvo cuando él había muerto.

Tocó su rostro con amor, calentando sus mejillas frías con sus poderes sin causarle daño, mientras miraba aquella cicatriz con odio. El odio a sí mismo por no haberse dado cuenta de todo.

Pero ya no existía tiempo para los arrepentimientos. Ahora estaba en sus brazos y necesitaba moverse, llevar a Félix con su hija para protegerlos ambos.

Con Felix, buscó con la mirada a Minho y fue cuando por fin pudo observar el cuerpo de su hermano en los brazos de aquel hombre.

—Necesitamos movernos. No tardarán en enviar refuerzos. Además, se acerca una tormenta —indicó Hyunjin, mirando a Minho.

—Avanza, yo enterraré el cuerpo de Sam. Luego llegaré a donde están —respondió Minho.

—Al que traes entre tus brazos, te recuerdo que es mi hermano. Por lo cual, yo necesito saber dónde quedaran sus restos. Así que vienes con nosotros —ordenó Hyunjin ante la negativa de Minho.

—Por más que sean fuerte, no puedes protegernos. No sabemos cuántos soldados vienen. Por lo que es mejor que lleves a Felix contigo. Yo me llevaré a Sam por otro camino, para que ellos no sepan cuál camino es correcto. Esperaré a que la tormenta pase. Eso te dará tiempo —indicó Minho con decisión.

—Mira, sé que Félix te necesita y solo decirte es un dolor de huevos, pero… —suspiró—. Él no me perdonará si no vienes conmigo.

—Dile que cuando la luna roja aparezca en el cielo, nos veremos. Promete decirte dónde estará Sam. Ahora, vayan —pronunció Minho.

—Estas son las coordenadas —Hyunjin le dio un papel antes de marcharse con Felix en brazos, dejando a Minho, quien sonrió con melancolía.

—Perdóname, Felix…

(…)

Obtener los recuerdos perdidos y aquellos que le obligaron a cambiar y olvidar hicieron que la cabeza de Félix doliera, pesara y se sintiera entumida. Por lo que, solo el hecho de abrir los ojos se le hacía tan difícil, así que permaneció tranquilo en los brazos de Hyunjin. Su corazón estaba inquieto y nervioso, el aroma a madera y a humo que desprendía Hyunjin lo inquietaba.

Escuchó el sonido de una alarma sonar y el chirriante sonido de una enorme puerta abrirse. Su cuerpo se tensó.

—Sé que tienes más de 10 minutos despierto —susurró Hyunjin—. Tranquilo, sé que estás inquieto, pero quiero que sepas que yo te protegeré de todo y de todos.

El murmullo, el sonido de las botas de soldados, las armas golpear en el inquietante movimiento solo hizo que su cuerpo se pusiera más tenso, así que no abrió los ojos, se quedó inmóvil.

Su cuerpo y rostro había cambiado; muchos no sabrían quién era, pues después de su acto aquel día hace 5 años, muchos lo odiaron, otros lo idolatraron y otros tomaron esa oportunidad para avanzar. Así que solo pensar en ver aquellos rostros lo miraron con desprecio, no era algo que quisiera en ese momento, apenas había recuperado sus recuerdos, por lo que todo era algo pesado para él.

Hyunjin entró con él en brazos; quienes estaban ahí los observaron desde arriba del segundo piso, entre ellos Seungmin y Woojin, como Olivia, quien aún tenía sentimientos encontrados hacia su hermano. Young le indicó que entrara en una habitación y eso hizo.

—Quiero vomitar —Félix se bajó de los brazos de Hyunjin para buscar un bote y descargar todo. Hyunjin le pasó una servilleta y este la tomó para limpiarse la boca.

Después de unos minutos, Hyunjin habló.

—¿No me mirarás? —cuestionó.

—Yo… —Félix se dio la vuelta para mirarlo.

—Hola —Hyunjin se acercó con cautela—. Bienvenido.

—Hyunjin —sus miradas se cruzaron y todos aquellos sentimientos acumulados en 5 años brotaron con lágrimas, gruesas y saladas en el rostro del pecoso.

—No llores, odio verte llorar —tomó su rostro y lo limpió con delicadeza para acunar su rostro con sus manos—. No tienes que decir nada, solo necesito que te quedes a mi lado.

Félix asintió con su cabeza suavemente entre lágrimas.

—Dios… cómo te extrañé… —se acercó a su rostro suavemente.

La puerta se abrió de golpe para dar paso a Layla, quien corrió hacia su papá Hyunjin, quien la sostuvo entre sus brazos con prisa y nervios, mientras que Félix se limpiaba la cara con rapidez.

—Félix, te presento a galletita, mi hija Layla —“Nuestra hija” pensó Hyunjin.

El menor miró a la pequeña y notó sus pecas, su mirada, sus hermosos ojos, que eran parecidos a los de Hyunjin, como sus lindos labios. Sonrió cálidamente. Félix sabía que dentro de su vientre hubo un bebé que le arrebataron, que no supo nada de él, ni siquiera si había vivido, por lo que al mirar a aquella niña imaginó que quizá así se vería su hija.

—Hola, soy Félix —se presentó con una cálida voz, aunque estaba rota por la consecuencia de aquella explosión.

—¿Puedo cargarte? —la pequeña asintió para alzar sus pequeñas manos. Félix la sostuvo y el tiempo se detuvo.

—Hola bebé, lamento no poder darte una buena vida. Sé que luchas dentro de mí, pero papi cuidará de ti. Tienes que ser fuerte. Te prometo que cuando nazcas estaremos juntos y nada nos separará —aquellas palabras fueron un recuerdo, uno muy cálido y doloroso. Félix no pudo ver el rostro de su bebé, pero sí sentir sus latidos.

Layla jamás se preguntó: “¿Quién era su madre?” Porque se aferraba a una voz, un recuerdo; quizá sus poderes o los de Félix hicieron que aquello no fuera olvidado. Layla era la hija de Félix, y Félix era aquella voz que siempre cuidaba de Layla en sus sueños.

La pequeña comenzó a llorar mientras abrazaba a Félix con fuerza, como si hubiera encontrado algo que siempre había estado buscando. Félix también se sintió abrumado por la emoción, sosteniendo a su hija en brazos, sintiendo su calor y su amor.

—No llores, mi amor —susurró Félix, acunando a Layla en sus brazos—. Estoy aquí, estoy contigo. Nada malo te pasará.

Layla se aferró más a Félix, como si no quisiera dejarlo ir nunca más. Hyunjin sonrió, viendo la conexión entre padre e hija, sabiendo que todo iba a estar bien. La familia estaba reunida, y nada podría separarlos ahora.

Publicada 01/oct/2024

Espero les haya gustado.

No olviden comentar o no regreso ja

A veces mi auto corrector me coloca Felix con acento una disculpa.

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