Cap.1 - The purple soldier and the red hell.

[El soldado morado y el infierno rojo]


Después de la caída de los líderes que mantenían a los Inhumanos bajo control, los sectores se sumieron en el caos. La ilusión de una paz fingida se desvaneció, y nadie imaginó que un joven pecoso sería el catalizador de un cambio radical. El sacrificio de Felix desencadenó una guerra que ha azotado la tierra durante cinco largos años.

Los Inhumanos, liberados de sus cadenas, ahora luchan por reclamar su libertad y su identidad. Sin embargo, el miedo a ser quienes realmente son y a utilizar sus poderes sigue presente. A medida que intentan encontrar su lugar en el mundo, dos facciones emergen: aquellos que buscan venganza por las heridas del pasado y aquellos que anhelan una vida normal y tranquila.

Mientras tanto, los sectores ansían recuperar el orden y la estabilidad de su pasado, pero la realidad es que nada volverá a ser como antes. La guerra ha cambiado todo, y ahora solo queda luchar por un futuro incierto.

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El mundo ahora se encuentra fragmentado en cuatro facciones antagónicas.

Por un lado, está "El Grupo de Golpe", liderado por Chan, que lucha incansablemente por la paz y los derechos de los inhumanos. Su objetivo es proteger y defender a su comunidad.

En el extremo opuesto se encuentran "Los Desertores", un grupo sediento de venganza por los sufrimientos pasados de los inhumanos. Sin importar el costo, buscan castigar a aquellos responsables de sus heridas.

En el otro lado de la balanza, el "Ejército de Soldados Negros" representa la oposición humana, que busca restaurar la dominación sobre los inhumanos y relegarlos al fondo de la pirámide social.

Finalmente, hay los "Soldados Blancos", mediadores de la paz que no toman partido por ningún grupo. Su misión es proteger la tranquilidad de los pequeños pueblos y sectores devastados por la guerra, sin distinción entre humanos o inhumanos. Eliminarán a cualquier amenaza que perturbe la paz en los sectores bajo su protección.

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El fuego azul había calcinado la mayoría del pequeño lugar, todo estaba en llamas y las pocas personas que estaban dentro ahora eran más que cenizas. Solo una persona salió del pequeño ex laboratorio de la sede: un hombre de cabello corto negro, tatuajes en todo el brazo derecho que llegaban hasta su cuello, guantes que cubrían sus manos y un anillo sobre aquel guante.

—¿Tenías que matarlos a todos? —preguntó un joven de ojos rasgados y cabello plateado.

—Es lo que se merecen —respondió Hyunjin—. Así que no te comportes como Chan, porque no te queda Jeongin.

Hyunjin acomodó su camisa blanca antes de que Jeongin interviniera.

—Hyunjin, no me comporto como Chan —dijo Jeongin, tomándole el hombro—. Sé la razón por la que desertamos, pero también sé que alguien te espera en casa. Cada vez que la ves, hueles a muerte.

—Vayamos a casa, Jeongin —dijo Hyunjin.

Hyunjin había perdido todo: la esperanza, la cordura y la persona que amaba. Estaba consciente de que se había comportado como un débil y cobarde, sin hacer nada para evitar que su ser querido se perdiera en la búsqueda de una paz que los tres habían soñado.

Su hermano lo salvó de sí mismo, mientras que aquella persona
abrió paso para un cambio, un cambio que el grupo de golpe no lograba entender. Por eso, Jeongin, Olivia y Woojin abandonaron aquel grupo para unirse a los desertores.

La personalidad de Hyunjin se nubló con el paso del tiempo. Le costó más de seis meses entender que Felix ya no estaba y que no tenía a nadie más que a sí mismo para sobrevivir, ya que su hermano lo había dejado de nuevo sin pedir perdón. Aunque un perdón no serviría de nada, ya que había sido parte de lo que le arrebató su total felicidad.

Al año, Hyunjin dejó el grupo de golpe, mientras que Jeongin nunca lo abandonó y lo acompañó en todas las decisiones. Pero un día, Jeongin desapareció durante más de una semana, para luego regresar con una sorpresa.

Un pequeño ser, una bebé con la nariz llena de puntitos cafés, ojos verdes y cabello amarillo, había cambiado todo. Según Jeongin, el "Zorro Plateado", la había encontrado abandonada entre el fuego de una guerra en un sector, sin otra opción que llevarla hacia donde estaba Hyunjin.

Y para Hyunjin, fue como si alguien le enviara un pedazo de corazón que creía perdido.

—Papá, papá —dijo la pequeña de 4 años, corriendo hacia Hyunjin—. Olivia dice que me veo fea con vestido.

—No, yo le dije a Layla que no debería llevar vestido porque no es práctico para el camino —respondió la chica que era tan parecida a Felix que a veces era doloroso para Hyunjin mirarla, aunque la chica no tenía pecas como las tenía Layla.

—¿Cómo les fue? —preguntó.

—Quemó todo —dijo un cansado Jeongin, cargando a la pequeña—. Pesas mucho, pulga.

—Jinnie, no deberías —fue lo que dijo la chica antes de ver el negamiento de Hyunjin.

—Ellos lo merecen, entremos, hace mucho frío.

Los desertores eran un grupo de inhumanos con bastante fuerza que se dedicaban a castigar a los humanos que fueron culpables de aquel genocidio de inhumanos en aquellos campos de eliminación, sin importar quien fueran; ellos lo cazaban, no se movían hasta terminar la cacería y cada uno de ellos no podían ser llamados por su nombre dentro del lugar. Jeongin era "Zorro plateado", Hyunjin era conocido como el "Infierno azul", la joven Olivia era llamada "Distorsión" por su poder de distorsionar la mente de las personas, mientras que Woojin era "Ojos de Alcón", y la pequeña Layla, que apenas tenía cuatro años, no tenía otro sobrenombre sino "Pulga". Realmente, aquel grupo no permitía a los humanos, pero como Layla había llegado a ellos como una bebé, lograron que el líder la aceptara.

—Papá —dijo la pequeña, pero fue silenciada por Hyunjin—. No me puedes decir papá aquí, ¿lo recuerdas?

La pequeña asintió.

—Por fin llegas, hay un problema —dijo Woojin—. El grupo de Chan viene a medio día de aquí, pero aún no terminamos de cazar.

—No creo que sea problema, a Chan le gusta hablar, evita las peleas —respondió Hyunjin mientras miraba por la ventana del edificio—. Esa es su debilidad.

—Eso lo tengo muy claro, lo conozco bien —respondió Woojin con un tinte de nostalgia en su voz—. Sin embargo, también vienen los "Soldados Blancos", por lo cual todo se complica.

—Esos hijos de puta han sido como un golpe en los testículos —dijo Hyunjin—. Tienen tiempo cazándonos, pero no tienen pruebas o no nos han atrapado en el acto. Y el bueno de Chan viene a negociar nuestra unión con su grupo de cobardes.

Hyunjin miró cómo Layla se dormía en los brazos de Olivia.

—Lleva a la pulga a su cama —ordenó el mayor mientras prendía un cigarro con su propio dedo.

—Tenemos armamento ilegal y, sobre todo, cada uno de nosotros tenemos un buen historial —indicó Woojin—. Aunque los Soldados Blancos no observan eso, si no encontrar un motivo para ponernos como los malos de este cuento.

—Según dicen, solo son 4 soldados blancos que vienen hacia acá —indicó Jeongin.

—Pero uno de ellos es un soldado fuerte —dijo Woojin—. Los rumores dicen que aquel soldado es más que un demonio, pues tiene en su haber una lista de muertes algo extensa.

—Pues démosle la bienvenida como los anfitriones que somos —ordenó Hyunjin, tirando su cigarro y avanzando.

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Por otro lado, los soldados blancos, quienes eran formados mayormente por humanos, entrenados para la guerra, eran como una versión de los soldados negros, pero un poco más humanos. Realmente, de humanos no tenían mucho, porque ellos solo vivían por sus propios ideales sin importar cómo iban a obtenerlo.

—Según lo dicho por Tae, los desertores están por este punto, mientras el grupo de golpe viene por este camino. Podemos acabar con los dos en un solo punto —dijo uno de los soldados.

—Sí, pero les recuerdo que el grupo de golpe no ha hecho nada para que nosotros intervengamos —respondió Tae, uno de los soldados sentados alrededor de aquella pequeña mesa.

—Pero ellos son parte del equipo que destruyó la sede —indicó otro soldado.

—Claro, pero nuestro grupo solo pelea por eliminar a quienes atentan contra la paz de los sectores —respondió otro—. Pero al parecer, a Purple no le interesa mucho.

Todos observaron a uno de aquellos soldados, que estaba con los brazos cruzados y en un estado que parecía dormido.

—Se cree intocable y que puede estar aquí sin aportar más que su magnífica presencia —dijo Tae, y los demás se quedaron en silencio.

—Mierda —exclamó uno de los soldados ahí presente como si este supiera algo más.

En una fracción de segundo, la mesa fue empujada hacia Tae, mientras que en el momento que tomaba compostura, pudo ver como aquel soldado brincaba de su asiento para llegar hacia él. Tae buscó su arma para atacarlo, pero cuando logró tomarla, en su cuello tenía un cuchillo pequeño. Mientras aquel soldado de cabellos morados y cubrebocas negro lo miraba con ojos que parecían más de un demonio que una persona, el chico tragó seco.

—Purple, ven —dijo uno de aspecto más alto y complexión fuerte—. Deja las peleas.

—Él me atacó primero, además no estaba durmiendo, estaba pensando —dijo Purple, y aquellos ojos cambiaron a los de un niño perdido.

—¡Maldito loco! —dijo Tae, limpiándose la poca sangre que salía de su cuello.

¡Debería cortarte la lengua! —dijo Purple, mientras era sostenido por aquel soldado.

—Tranquiliza a tu bestia, L.K —dijo Tae—. Ya mató a dos de nosotros en un ataque de histeria.

—Deja de provocarlo —respondió L.K, mientras sostenía la cintura de Purple.

—De acuerdo, L.K. Purple, Tae y yo nos reuniremos con el grupo de golpe y los desertores. Por mientras, ustedes van a estar pendientes de mi señal, que se activará si necesitamos de su apoyo. ¿Entendido? —ordenó.

—¡Sí, señor! —respondieron.

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Hyunjin estaba preparado para enfrentar a sus antiguos conocidos, aunque nunca realmente fueron amigos. Chan había utilizado a Felix a su conveniencia, mientras que Han parecía odiar a Felix porque después de su muerte, Minho desapareció. Seungmin, por su parte, había dado a luz a un niño que indicaba ser de Seo, quien le había revelado la verdad sobre su familia. Sin embargo, ambos llegaron a no estar de acuerdo con sus propios ideales, separándose.

Todo aquello hacía que Hyunjin no se sintiera bien en aquel lugar. El único que siempre estuvo a su lado fue Jeongin. Sin embargo, dentro de su corazón existía la probabilidad de que Sam hubiera salvado a Felix y que este estuviera vivo.

La luna brillaba y Hyunjin fumaba, un hábito adquirido después de todo lo ocurrido. Aunque la llegada de Layla a su vida lo hizo sentirse menos solo, aún había noches que no podía ni siquiera dormir porque los pensamientos lo perseguían, unos donde corría tras de Felix sin lograr alcanzarlo.

El humo se dispersó cuando vio a 4 soldados blancos. Sabía que la reunión no sería fácil, pero había algo más que lo estaba inquietando.

Bajó de un brinco del primer piso donde estaba para llegar a la entrada, donde Jeon uno de los lideres de la rebelión estaba parado. Todos los soldados estaban con cubrebocas, bueno, tres de ellos.

—Bienvenidos, pasen. Una tormenta de nieve caerá pronto —dijo amablemente Jeon.

—Gracias —contestó Tae.

—Hola, hermanito. No pensé verte tan pronto, bueno, ya pasaron 5 años —dijo Sam, con una voz que parecía sonar sarcástica, pero su sonrisa amable decía lo contrario.

—Me alegro que estés bien —agregó.

Hyunjin lo miró quitarse el cubrebocas y sonreírle, mientras que su mirada era tan distinta a lo que era en aquel entonces. En ese instante, se podía ver a sí mismo en el rostro de su hermano mayor. Sam tenía un vestigio de arrepentimiento y deseos de pedir perdón, pero la ruptura entre ambos era muy grande.

El menor de los hermanos no pudo más que darse la vuelta y entrar detrás de Jeon. Pero antes de eso, miró a los dos soldados blancos que estaban detrás de Sam y de Tae. Uno de ellos tenía una mirada extraña, como un niño perdido, pero con un gesto de estar riéndose. Mientras que el otro estaba muy cerca de él, de manera que parecía estar protegiéndolo.

Fue cuando se dio cuenta de que los ojos de quien parecía perdido eran de diferente color. Y el otro... le parecía conocida aquella fría mirada. Su corazón se detuvo cuando los ojos del chico de cabello morado conectaron con él. Su visión fue bloqueada por Sam y por aquel que tenía una placa que decía "L.K".

Hyunjin sonrió, creyendo que habían traído a sus soldados más débiles, sin saber que tenía dentro de aquel lugar al soldado morado, el cazador de inhumanos.

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Corregida: 17/09/24

Gracias por su apoyo.

Les quiero.

M.K•

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