El collar: parte 1
—¡Ay, al fin! ¡Ya casi es navidad!
—¡¿Ya casi es navidad Chester?! ¿Cuánto falta?
-Faltan nada más y nada menos que, ¡Dos días, Harold! Pasado mañana es noche buena, y eso significa, ¡Una cena grandiosa! -Celebró un poco en su lugar, imaginándose el pavo recien horneado que el papá de Mina haría.
—¡Si! ¡Cena! —Harold también festejo, entusiasmado, saboreando de lo que pronto sería, un delicioso puré de patatas con pollo en su hocico.
—¿Ce sărbătoresc ei?
—Bunnicula, ya has despertado —, anuncio el perro, prestando atención al recién llegado—. Estamos celebrando que ya casi es navidad.
—Si. Y eso significa que, nada de cosas sobrenaturales para estos días, ¿Entiendes? Mina estará en casa todo el día, y no quiero que le arruines la festividad, ¿Quedó claro? —. Frunció el ceño, mirandole serio.
—Ce spui —. Viro los ojos, haciendo una seña de despreocupación con su pata delantera.
—Tomare eso como que lo entendiste, gracias —, hablo sarcástico, dejando a los chicos solos en la sala.
—Oh vaya, no puedo esperar a ver qué regalo nos dará Mina, y el regalo que nos dará el papá de Mina. Y el regalo que me dará Chester, y el regalo que me darás tu Bunnicula, y el regalo que le daré a Chester, y el regalo que te daré a ti, Bunnic. Y el regalo que le...
—Da, l-am înțeles deja pe Harold —. Le interrumpió antes de que siguiera hablando.
—Oye Bunnicula, ¿Tu que le regalarás a Chester?
—¿Pe mine?
—Si tú —asintió a su pregunta—. Se que las cosas se pusieron raras entre ustedes, desde que Mina te puso ese collar de plata y lo besaste de repente, y bueno, yo pensé que sería buena idea que ambos se dieran algo para que volvieran a sentirse amigos de nuevo, y así ya no se sientan tan incómodos cada vez que hablamos sobre ese collar.
—Oh da —, se rasco la nuca incómodo, recordando el beso que le había dado en la nariz al gato tras su transformación adorable, y es que vamos, ni siquiera había sido en el hocico y de todos modos se sonrojaba cada que lo recordaba—. Mă voi gândi la ideea ta și eu, trebuie să plec, bye, bye —. Corrió lejos del perro, antes de que notará su sonrojó.
Termino por irse de nuevo al sótano, maldiciendo aquel día y a ese estúpido collar. Y es que no lo había hecho a propósito, no del todo, no tenía mucho control sobre si mismo. Esa transformación le provocó ser tierno, efecto que también le hizo reaccionar así con Chester, en el fondo lo sabía, el gato le gustaba, pero que, no directamente, se hubiese revelado ese gusto de aquella forma, fue patético para su ser.
Suspiro resignado, pateando sin querer, una cajita, curioso, la tomó, revelándose un collar de color azul marino para mascotas en el, junto a un dije de un pequeño corazón color oro. Sonrió en grande al imaginar una idea, ese podría ser el perfecto regalo para Chester, o no. ¿Sería muy obvio si le regalaba algo de ese tipo justamente a él? Digo, podría ser, no estaba preparado para el rechazo, y tampoco era como si el gato pudiese hacer algo en su contra como para alejarlo, siempre y cuando, podía obligarlo a estar con él. Agitó su cabeza, dejando de lado, pero no por completo, ese pensamiento egoísta que le vino de la nada, y es que, se conocía, solía hacer lo que quisiera y como quisiera, no escuchando a terceros jamás.
El otro problema era, ese collar, ¿Que hacía en el sótano? No recordaba haberlo visto alguna vez, y sabía que nada de allí era buena idea.
—Meh, ¿Ce s-ar putea întâmpla? —Le resto importancia, tomando el collar junto a la cajita, dispuesto a forrarlo con papel ordinario de regalo para la navidad.
—Oye perro.
—Oh hola Lugosi, ¿Que sucede?
—¿Has visto un collar celeste con un dije de corazón? Juro que lo deje en su sótano.
—No, no lo he visto Lugosi.
—Que extraño, si alguien usa ese collar, sentirá amor hacia quien se lo regaló, pero, si esa persona ya siente amor, lo que ocasionara es que lo odie profundamente —aclaró, espeluznante—. En fin, tal vez lo deje en otro departamento—. Le resto importancia, yéndose de vuelta de por dónde vino.
—Adios Lugosi —Harold se despidió, continuando en perseguir a su amada cola.
Y los días pasaron, noche buena por fin había llegado, todos estaban listos para sus obsequios. Dando las 12, Mina junto a su padre, les dieron un nuevo juguete a sus mascotas, y también dándose regalos entre si antes de retirarse a dormir.
Las tres mascotas esperaron hasta que sus dueños se fueron, ya listos para darse sus regalos mutuos. Harold les dió a cada quien uno de sus juguetes favoritos nuevos, y a cambio recibió premios para perro por parte de Chester, y un filete común y corriente de parte de Bunnicula, quien en su idioma, pidió al perro que le dejara solo con el gato. El perro aceptó sin decir nada, alejándose contento con la comida que aún le faltaba devorar, hacia la cocina.
—Eh... Ten Bunnicula, se que los tuyos se acabaron —. Chester le dió al conejo un paquete de crayolas nuevas, junto a un paquete más chico de hojas blancas.
A pesar de no ser la gran cosa, para el vampiro significaba demasiado, sobre todo por qué el gesto provenía del felino. Contento, trato de pronunciar un gracias en inglés, antes de sacar su propio regalo para el minino.
—Oh vaya, gracias —el siamés no se esperaba siquiera un regalo proveniente de Bunnicula, por lo que al ver la pequeña cajita forrada, le tomo por sorpresa. Sonrió, emocionado, agarrando la caja para comenzar a abrirla, con una expectante mirada de parte del vampiro sobre si—. Es bastante... precioso, a decir verdad -exclamo, mirando el collar celeste con su dije de corazón. No tenía idea de dónde había sacado el lagomorfo aquel collar, pero decidió no darle importancia. Se quitó su viejo y desgastado collar rojo, colocándose el nuevo—. ¿Y bien, cómo me veo?
Bunnicula ensanchó su sonrisa, un ligero rubor en sus mejillas, a la vez que un hormigueo en su vientre aparecía, para sus ojos, el gato era hermoso con lo que fuera que se pusiera, pero el hecho de que fuese específicamente un regalo suyo, le emocionaba aún más.
—Hermoso —aseguró, mirando con alegría el sonrojo provocado al minino.
—Bien, iré a dormir —se despidió, tratando de mantener su actitud de siempre, alejando toda atmósfera incómoda, o romántica, entre ellos dos—. Buenas noches Bunnicula.
El lagomorfo solo hizo una seña con su pata como despedida, y Harold, no tardó en aparecer apenas Chester se retiró escaleras arriba.
—Hola Bunnic —. Saludó con entusiasmo, notando como el conejo veía hacia donde se había ido el siamés con una expresión boba—. Bien, iré a dormir yo también con Mina, nos vemos hasta mañana —Se despidió al no recibir respuesta, ya que Bunnicula parecía estar en un trance enamoradizo.
Harold, divertido, subió a prisa las escaleras, el sonido de sus uñas chocar con la madera, fue lo que hizo despertar al vampiro de su ensueño.
Este capítulo sería dividido en tres partes, y eso es porque no me decidí que final darle, tengo tres en mente pero solo hare dos.
Lamento la tardanza, realmente este capítulo ya tiene el año como borrador:v
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