③⑥: En coma

Posterior a una misión, entraste en coma por casi dos meses.

¿Cómo transcurrió hasta tu despertar?

[Agencia Armada de Detectives]

◈ Uff... No la pasaron nada bien. Cuando se les notificó de tu estado indefinido, la alegría en la oficina fue muriendo conforme los días pasaron. Aunque los mayores intentaron permanecer fuertes, algo imperceptible en ellos reflejaba que la situación también les había afectado mucho. 

◈ En cuanto a tu estancia en el hospital, no hubo día en el que no recibieras una visita. Aún cuando no fue posible que todos fueran a verte a la vez, siempre tuviste a alguien diferente acompañándote cada día hasta que los enfermeros le dijeran que debía retirarse.

Cuando Kunikida te visitaba se mantenía mudo en su silla, mirándote con tristeza y sintiendo decepción de sí mismo por no haber hecho algo más el día de la misión, pensando que un cambio en su actuar pudo haber evitado tú coma.

Siempre se mantuvo a distancia, aunque quería por lo menos acariciar tu mano. Su lado caballero se lo impedía al creer que al estar en ese estado inconsciente no hubiera sido consensuado.

Dazai fue un poco más hablador, expresando solo necesario. A veces solo te observaba, y en otras ocasiones decía lo mucho que te echaba de menos.

— Es difícil terminar los informes cuando tú no estás para regañarme, T/n-chan. 

En casi todas sus visitas -al igual que Kunikida- prefirió mantenerse alejado de tu cuerpo, pero hubo escasas ocasiones en las que el dolor emocional era tan abrumador que osaba besar ligeramente el dorso de tu mano para que ambos pudieran sentir al menos un ápice de calidez del otro.

Yosano fue lo contrario a los anteriores. De todos fue la que más conversó contigo y trató como si nada hubiese ocurrido. Su pláticas no eran sentimentales, eran triviales como solían ser antes del coma.

— ¿Recuerdas esa tienda dónde compré mis botas? El fin de semana tenían unas alpargatas en descuento y las compré. Pero cuando las probé en casa noté que no quedaban con el atuendo para el trabajo. Tiré el ticket así que no puedo devolverlas. Así que te las obsequio. 

Ella nunca impidió el contacto. Como doctora sabe que las personas en coma siguen despiertas aunque inconscientes, por eso siempre se mantuvo cerca de ti dando caricias e incluso besos en la frente cuando se despedía.

Un inesperado que también frecuentó el hospital fue Poe, aunque sus visitas no duraron más de 5 minutos. Solía llevarte siempre un ramo de petunias -flores simbólicas de la esperanza y la curación- que el personal médico encargado de ti llegó a asumir que eran pareja.

◈  Ahora que sabes lo mal que dejó tu ausencia a la Agencia entera, imagina cómo fue el día en que despertaste. 

UN. TREMENDO. CAOS.

¡Ring, ring!

— Agencia Armada, ¿en que podemos ayudar? ¿Mmh? Jefe, es del hospital.

— Gracias Kenji. —tomó el teléfono.— Si, soy yo. 

El resto lo miró preocupado, en todo ese tiempo el hospital jamás llamó para dar noticias. La angustia incrementó en ellos al ver a su superior tragar con dificultad después de escuchar algo -inaudible- de la persona al otro lado de la llamada. Ya estaban preparándose para lo peor.

— De acuerdo, gracias por avisar.— colgó aún estrujando el teléfono.— T/n despertó.

◈ Un lío se desató entre ellos al intentar elegir quiénes iban a ir primero al hospital, ya que solo había un vehículo y no todos podían ingresar a la sala. 

— ¡Pido ir primero, soy el miembro más importante! — gritó Edogawa.

— Aquí ningún miembro vale más ni menos, Ranpo.— corrigió Fukuzawa.

— Entonces como todos somos iguales, no tendrá problema en ver a T/n después.— dijo Dazai, poniendo las recientes palabras de su superior en su contra.

—...Eso es inaceptable.

— Que los niños se queden y los adultos vayan. 

— Pero Yosano-sensei, no podemos dejar a Kyoka y Kenji solos.— alegó Tanizaki al parecerle irresponsable la propuesta de la doctora.

— Ay perdón, no me expliqué bien, tú y Atsushi también se quedarán.

—¿Qué? ¡Yosano-sensei!— lamentaron los susodichos. 

◈ Al final el jefe -por default- fue uno de los elegidos para ir a verte, junto con Kenji, Kyoka, Kunikida (como conductor) y Ranpo, quien le quitó su lugar a Atsushi. Los desafortunados restantes terminaron molestos, viendo como los otros arrancaban dejándolos plantados en la agencia.

Aunque no por mucho tiempo.

— ¿Ya se fueron?— preguntó Atsushi a sus superiores.

— Ya. Dazai, te lo encargamos.— aclaró Akiko seria.

— No tardaré. Estén listos. — replicó el susodicho, ya teniendo en la mira a quién sería la pobre víctima de su encanto.

.

.

.

—  Mm...— miraba Ranpo con desinterés las afueras del auto, sumido en sus pensamientos. — Irán de todos modos.

— ¿Cómo dices?— inquirió Fukuzawa.

— Que el resto irá a ver a T/n, sin importar lo que acordamos. Yo haría lo mismo que ellos.

— Habíamos acordado esto. No creo que- — El rugido de un auto pasar de prisa a su lado hizo callar a Kunikida. Todos en el auto miraron sorprendidos como el otro coche continuó su andar perdiéndose en una esquina, girando de manera violenta. 

— Oniisama, Dazai-san está yendo muy rápido. —chilló la menor de los Tanizaki aferrándose al brazo de su hermano.

— ¡Lo sé, pero mantente en tu asiento Naomi!

— ¡Fue una mala idea dejarte conducir!— gruñó Yosano agarrando fuertemente el asidero del copiloto.

— Tampoco lo hago tan-

— ¡Tope, tope, tope, tope, tope...!— advirtió Atsushi histérico.

¡Pam!

El cuerpo de todos rebotó hasta golpear sus cabezas con el techo.

— ¡DAZAI! — gritaron.

— ¡Miren, ya llegamos! 

◈ Los 4 pasajeros jamás se imaginaron que Dazai, uno de los seres más inteligentes que conocieron, fuera un asco al volante y peor para estacionarse. Su estupidez para parquear era tal que el auto de Fukuzawa los alcanzó. 

— ¡Los demás ya llegaron!— anunció Junichirou.

— ¡Corran y busquen a T/n! ¡Los alcanzo en un momento! 

Los cuatro obedecieron a Osamu y bajaron del auto. Las habilidades al volante del castaño no mejoraron de un momento a otro, simplemente recorrió un poco más el estacionamiento, encontrando tres espacios disponibles y aparcó ahí, sobre los tres espacios.

◈ El personal en recepción recibió -tal vez- la peor parte de esta travesía, lidiando con cuatro sujetos gritando disparates y la incorporación del resto de sus compañeros locos. 

— ¿Disculpen?

— T/n, ¿donde se encuentra T/a T/n?— aclaró Yosano.

— ¿¿¿OIGAN QUÉ HACEN AQUÍ???— gritó Kunikida, apareciendo detrás de él Fukuzawa, Kyoka, Kenji y Rampo.

— Les dije. — dijo el último.

— ¡No pueden gritar aquí!— advirtió un oficial.

— ¿Vienen todos juntos?— preguntó el recepcionista.

— No.— replicó Akiko.

— ¡Ya llegué!

— Dazai maldito. ¡¿Eras tú quién manejaba?!

— No pueden entrar todos a la habi-

— ¡¿Dónde está T/n?!— golpeó Yosano el directorio, ya entrando en cólera.

— ¡Yosano-san!

— ¡Ha-habitación 863!

— De acuerdo, les pediré a todos que me acompañen a- ¡OIGAN! — el oficial no pudo terminar, pues los diez agentes corrieron al pasillo en busca de la habitación. L@s doctor@s y enfermer@s en el recinto tuvieron que pegarse a los muros para no ser atropellados por la estampida de maníacos que no tardaron en reconocer.

— ¿Esa no era la Agencia de Detectives?— preguntó una doctora a otro colega tras casi chocar con ellos.  

◈ De tu parte, no esperaste una respuesta tan inmediata de ellos después del aviso de tu despertar... hace 28 minutos, mucho menos esperaste una entrada tan sorpresiva a tu habitación. Literal, la puerta golpeó la pared y todos cayeron al suelo.

— Hola... — dijiste con voz débil. Comprensible al no haber hablado por dos meses.

— ¡T/n-san!— los cuatro más jóvenes - Kenji, Kyoka, Atsushi y Naomi - chillaron en lágrimas, apunto de lanzarse a la cama para abrazarte.

— ¡Alto! Podrían lastimarla. — pero la advertencia de Fukuzawa hizo que se detuvieran. Pero no los adultos.

¡T/n-chan! — antes de que el peligris pudiera reprender nuevamente, Dazai, Yosano y Ranpo se lanzaron a la cama para estrujar tu cuerpo y sollozar, haciendo que los menores no tardaran en formar parte de la montaña de cuerpos aferrados a ti.

Fukuzawa y Kunikida -ya resignados- se limitaron a permanecer de pie sollozando silenciosamente.

Para ese punto la sala se había llenado de hipeos, gemidos, suspiros y lloriqueos.

— No te vayas o-otra vez...

— Te quiero mucho...

— T/n...

— Waaaaaah...

— Estoy bien. —hipeaste — Ya estoy bien. Los quiero mucho.

◈ Fuera de la habitación, el guardia persecutor miraba la escena con emotividad. Si bien aún iba a reprenderlos, no tenía el corazón para interrumpir. Además, no habían hecho nada malo, ¿verdad? Solo alteraron un poco la paz pero eso fue todo. 

Si hubieran dañado a alguien o propiedad pública, ahí sí se vería obligado a actuar.

Crag. Crag. Crag... ¡PTAF!

La cama en donde todos estaban acostados se quebró.

— MUY BIEN. ¡FUERA DE AQUÍ!

• Si se preguntan dónde consiguieron el segundo auto, Dazai se ligó a un dama parqueada cerca de la agencia y ella cayó en sus encantos.

● Sinceramente visualizaba este escenario más corto. 

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