Capítulo 8

Eran las ocho menos veinticinco de la mañana y Jungkook estaba caminando por los pasillos del instituto que estaban prácticamante vacíos debido a lo temprano que era, ya que casi todos los alumnos solían llegar a las ocho y punto.

Era viernes y Jeon se había ausentado en la institución tres días, concretamente desde el lunes que defendidó a Jimin, no había vuelto a ir para aclarar sus ideas y actuar con su plan de la manera más fríamente posible.

Al llegar a clase, empujó con su lengua el interior de su mejilla al ver justamente a la persona que estaba buscando, el chico rellenito estaba sentado en su pupitre, no había nadie más ahora en clase, solamente él y el otro.

Notó como el chico le miró por tan sólo un segundo para cerciorarse de quién había entrado y tras haber comprobado que era él, sintió como el cuerpo del otro se relajó notablemente al instante al haberse dado cuenta de que era él quien había entrado en clase.

Y Jeon realmente se sintió removido por ese gesto, no, Jimin no podía bajar su guardia por el simple hecho de que él hubiera sido el que había entrado.

No cuando ahora sería él su nuevo acosador, con matices, pero esa era la idea principal.

Se acercó hasta el tierno chico y en seguida se dio cuenta de que la sudadera que llevaba puesta estaba desgastada y se notaba que no le abrigaba mucho.

Alejó esos pensamientos de él y con una postura llena de seguridad se sentó en la silla del solitario pupitre a un lado del pelirosa.

Entonces notó como las manos del otro comenzaron a temblar con nerviosismo y además la cabeza del mismo se agachó más.

Sin esperar un segundo más el pelinegro comenzó a hablar.—A partir de hoy solamente yo te puedo molestar. —Gruñó Jungkook con la voz más amenazante que tenía.—Si alguien te toca dímelo y esa persona deseará no haber nacido. Yo soy el único que podrá pedirte tareas, trabajos o que me dejes copiar en un examen, nadie más.

Por otro lado...

El menor que él por tan solo un año sintió su corazón romperse, creyó que ellos iban a ser amigos después de que el otro le hubiera defendido el otro día, pero ya había visto que no iba a ser así.

—Contéstame si aceptas. —Comentó el mayor con seriedad.

Jimin sintió algo en su corazón, algo que le dijo que aceptara porque si lo pensaba bien, el ser sometido solamente por una persona en vez de por básicamente toda su clase sonaba incluso tentador. El tener que hacer solamente una tarea a una sola persona en vez de a varias... sonaba bien.

—Sí. —Dijo el pelirrosa finalmente en voz baja aceptando.

—Mirame. —Le dijo el pelinegro cediéndole al inocente chico por fin el permiso de mirarle con libertad, Jimin le hizo caso al instante y alzó su rostro.

Jeon apretó su mandíbula y se tensó levemente cuando vio tras los cristales de las gafas del ajeno, un moretón verdoso cerca de su ojo.

—Como vuelvas a dejar que te golpeen, te castigaré, ¿lo entiendes? —Por un momento creyó que estaba hablando con uno de su pandilla callejera y mojó sus labios rápidamente con su lengua sintiéndose algo incómodo cuando el otro se encogió en su sitio con miedo. Así que decidió suavizar un poco su voz para no sonar tan amenazante ni brusco.—Ahora estás a mi merced solamente, si alguien te hace daño me lo dices sin chistar, y jamás me mientas. —Advirtió con seriedad.

Jimin siguió mirando al chico que ahora era su nuevo y único acosador con ojillos brillantes, quizá creyendo que él le daría un giro a su vida.

—Si algún día me mientes esa sería tu sentencia, y nunca digas a absolutamente nadie lo que yo hablo contigo o lo que hagamos, porque a eso se le conoce como un chivato, y no te gustaría saber lo que les pasa a los chivatos, ¿de acuerdo? —Amenazó con seriedad, todo lo que él decía era secreto de confesión entre la persona con la que la había hablado y él mismo, así funcionaban las cosas en la calle y se había criado de esa forma.

Jimin en seguida asintió decidido con sus ojillos curiosos y atento de todo el que el otro le decía.

Y Jungkook tuvo que reprimir una sonrisa que amenazó con dibujarse en sus labios cuando vio al otro hacer un gesto de que su boca estaría cerrada de forma totalmente tierna.

—Perfecto. —Terminó por decir.

Llegaron más estudiantes y Jeon se fue a su sitio, pero estuvo en todas las clases atento de que nadie se acercara al de gafas de pasta.

La hora del receso llegó y tomó su mochila negra, iba a acercarse a Jimin, pero entrecerró sus ojos cuando vio a dos estudiantes que no eran de esa misma clase pedirle algo.

Jeon se acercó a la escena y se dio cuenta de que esos chicos le estaban pidiendo la tarea de matemáticas al pelirosa.

Vio como el que estaba siendo hostigado para que cediera su tarea se negó con timidez a dárselas, y entonces Jungkook supo que el chico no le había mentido cuando aceptó, realmente le estaba obedeciendo a parte de lo que le ordenó. Concretamente a la parte donde le indicó que no podía ser molestado por nadie más que no fuera él.

—Maldita bola de grasa, ¿cómo que no? —Siseó con crueldad uno de los hostigadores.

Jimin en seguida cerró sus ojos tras sus gafas asustado cuando vio al chico que acababa de insultarlo alzar su mano de forma amenazante.

Entonces Jeon decidió que era suficiente.

Tomó sin cuidado la mano del que estaba amenazando al bajito y la retorció fuertemente haciendo gritar al otro de dolor.

—Este imbécil es mío. —Habló de forma fría.—Búscate al tuyo. —Escupió entre dientes.

Los dos alumnos salieron corriendo y se giró para ver a Jimin, este último tenía un puchero sobre sus labios y sabía que era porque le había insultado.

Aún así, no se permitió alterarse por el estado de decepción del otro y esperó a que terminara de recoger sus cosas con seriedad, una vez listo, Jimin entendió que iba a pasar el receso con Jungkook.

Y aunque le hubiera insultado, se sintió algo emocionado, ya que sería la primera vez que no pasaría el recreo solo desde que era un niño.

Ambos llegaron a un patio lejano donde ningún estudiante solía ir, se sentaron en un banco y Jeon en seguida tomó su cajetilla de cigarros para tomar uno y encenderlo.

Pero entonces una tímida vocecilla le habló.

—¿P-Puedo comer? —Frunció su ceño extrañado cuando escuchó aquello a su lado.

Giró su cabeza y unos ojillos expectantes le miraban tras unas gafas con cautela, esperando paciente por su respuesta.

El de pelo negro suspiró.—Jimin, puedes hacer lo que quieras, yo solamente te voy a pedir las tareas y que me dejes copiar en exámenes.

Entonces sintió como el otro se emocionó e incluso le sonrió abiertamente provocando sus ojos cerrarse tras sus gafas debido a sus carnosas mejillas. Entonces Jungkook alzó una de sus cejas curioso, ya que no entendió muy bien el porqué el otro se había alegrado tanto tras escucharle.

Y el porqué era sencillo, por primera vez Jimin había escuchado su nombre ser mencionado por alguien que acudiera a su clase de una manera limpia, sin un deje de burla o maldad.

Y el bajito sintió su corazón acelerarse con emoción ante ello.

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¿Qué os ha parecido? Espero vuestras respuestas.

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Saraslifes♡.

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