Capítulo 42

Ambos personajes son mayores de edad ya.

.

Dar un paso para Jimin nunca en su vida había sido tan difícil.

Realmente nunca creyó que este lunes finalmente llegaría.

Parece que su mente había estado procrastinando días antes la idea de volver a estudiar con personas a su alrededor, el hacer frente de nuevo a todo aquello que alguna vez le había hecho tanto daño y que seguía incomodándole sin remedio, aunque luchaba contra esos pensamientos intrusivos.

Sin embargo, al verse de nuevo en la tesitura, los miedos parecían haber despertado.

Sus manos sudaban con vehemencia, su respiración parecía estancarse en lo más profundo de su persona por mucho que se esforzara en tranquilizarse y su cuerpo temblaba ante la situación.

Aunque ni siquiera le dio tiempo a arrepentirse de estar en la puerta de su nuevo y prestigioso instituto, cuando un cálido cuerpo se pegó suavemente a su espalda.

Seguidamente, una suave respiración se hizo presente en su nuca poniéndole los vellos de punta, el aroma de Jeon le abrazó consiguiendo tranquilizarle un poco.

Segundos después, una voz ronca que conocía a la perfección se dio paso en su canal auditivo.

-No te va a tocar ni el aire. -Jeon susurró tras él en su oreja.-Pero dime si quieres irte, y nos vamos de aquí lo más lejos posible, sin presión.

Jimin parpadeó varias veces sintiendo el latido de su corazón en su garganta. Y el estar viendo desde una esquina de la puerta el gran fluido de estudiantes en grupos que entraban sin parar en la institución, le causaba unos nervios terribles.

Mordisqueó su mejilla interior en un leve amago de apaciguarse y se giró para enfrentar al pelinegro, el mismo que estaba precioso en el uniforme color crema reglamentario del nuevo centro escolar de los dos.

-Ya estamos aquí, Jungkook. -Dijo tímido de echar a perder el primer día de ambos en la nueva vida que querían forjar juntos.

-Sí, y también podemos irnos.

-Tú madre ha dicho... -No le dio tiempo a terminar cuando el mayor ahuecó suavemente sus mejillas entre sus grandes manos.

-No estamos hablando de ella, sino de ti, y lo que quieres hacer. Te veo tenso, lo que no me gusta lo más mínimo.

El bajto lo pensó, frunciendo sus labios ligeramente. Ciñendo en el acto su mano  alrededor de su escayola que todavía estaba sanando su brazo fracturado bajo su manga de uniforme.

-Quiero... intentarlo. -Sus ojos brillaron tras sus gafas, ya se había quedado sin lágrimas después de tanto llorar.-Necesito enfrentar mi miedo, dejarlo atrás, descubrir qué se siente ser un estudiante normal.

Jeon frunció sus cejas en dos líneas rectas.

-Ya eres normal. -Su voz sonó más seria de lo que quiso ante el menor, pero no se frenó.- Y que sepas que a la mínima nos vamos.

El otro asintió provocando que su cabello brillara en el acto debido a la luz que incidió en el mismo. El pelinegro al ver el gesto, posó una de sus grandes manos en la nuca de su novio para darle una gentil caricia y besó su frente para aportarle seguridad.

Park sintió sus vellos de punta ante el gesto, y miró algo abochornado a su alrededor, sin embargo nadie parecía importarle tal movimiento por parte de su mayor, cosa que le tranquilizó.

Tras el momento, ambos decidieron comenzar a entrar en el interior del increíble edificio que parecía sacado de una película.

Se notaba a leguas que se mirara por dónde se hiciera, la institución gritaba lujo y exclusividad por allí donde se mirara.

Grandes ventanales que permitían que los primeros rayos de sol mañanero se colaran por los translúcidos cristales, y estos incidían sobre el suelo de mármol impolutamente blanco. El moviliario parecía recién comprado, las taquillas eran de un color metálico y pálido, refinado, tanto como todo lo demás que allí estaba dispuesto.

Jeon por otro lado, no se fijó en absolutamente nada de la decoración.

Solamente mantenía su atención en observar a todos los alumnos y alumnas que les rodeaban, a la mínima, ya estaba preparado para defender.

Aunque grata era su sorpresa de que absolutamente todos estaban inmersos en sus quehaceres, algunos corrían por el pasillo para no llegar tarde a clase, otros hablaban con sus grupos de amigos y nadie parecía perdido como ellos dos sí lo estaban al ser nuevos.

-¡Hola! -De repente una aguda voz hizo eco en el pasillo cuando este se quedó vacío.

Y es qué la pareja no sabía bien a dónde acudir, ya que la madre de Jeon sólo les dio la información de que estaban en el curso B, pero no sabían cómo buscar el aula.

Jimin ante el repentino saludo, sólo atinó a volver a posar su mano sobre su escayola y a trastabillar dos ligeros pasos hacia delante por el sobresalto.

Ante ello, Jungkook se giró al segundo poniéndose frente al castaño bloqueando el acceso de la desconocida a Jimin.

-¡Uy!, tranquilos, no pienso asustaros. -Una fémina de pelo liso por sus hombros y prólijamente maquillada les recibió con sus manos alzadas en son de paz.-Soy Jennie, presidenta y representante estudiantil de Seúl Prestigue, ¿sois nuevos, cierto? -Bajó sus manos para seguidamente ponerse de puntillas y juntó ligeramente sus labios con gloss Dior para intentar divisar al bajito que estaba tras el azabache.-Recordaría a un chico tan adorable como él.

Jimin parpadeó tras la espalda del mayor sin creerse que se había referido a su persona de una forma tan amigable. Su corazón bombeó con calidez.

¿Debían confíar en ella?

Bueno, era ahora o nunca. Quería empezar con buen pie en este nuevo sitio.

Así que salió de detrás de la espalda de Jeon con lentitud y parpadeó lento al ver lo perfecta que era la chica desde tan cerca. Wow.

-De mayor quiero ser como tú de perfecto. -Confesó, pero se sorprendió cuando ese pensamiento voló de su boca. Lo había dicho en alto. Creyó que ese pensamiento sería exclusivo de su mente, pero falló bochornosamente.

Qué vergüenza.

A su lado, Jungkook entrecerró sus ojos y miró al menor.

-Ya lo eres. -El pelinegro le habló al bajito y este se sonrojó hasta las orejas.

-Gracias... -Susurró de vuelta al mayor, aunque rápidamente se reverenció ligeramente ante la chica.-Discúlpame, lo siento.- Se estaba muriendo de vergüenza, había sido patético.

No obstante, ella le restó importancia.

-Tranquilo, te agradezco que me consideres algo a lo que aspirar, todos los días me levanto a las cinco de la mañana para venir milimétricamente acicalada. Además, tengo a mi equipo de estilistas en casa. -Confesó.

La carita del castaño se iluminó en asombro, sí que se tomaba en serio el estar totalmente presentable.

-Wow, increíble.

-Gracias cosita. -Sonrió y tocó con su dedo fugazmente la pequeña nariz del castaño salpicada en pequitas.

Park le devolvió el gesto de la sonrisa sin creerse que sin ni siquiera saber su nombre, le haya tocado tan amigablemente, y pronto aprovechó para que la misma les ayudara a llegar al sitio que buscaban.

-¿P-podrías por favor ayudarnos a llegar a primero B?

Jennie sonrió de nuevo, esta vez fue en grande mostrando sus perlados dientes.

-Por supuesto, de hecho compartimos clase. Y muchas gracias de nuevo por lo de perfecta. -Reiteró con una risita coqueta que salió de sus labios.

Y fue un segundo, sólo uno, en el que Park se dio cuenta de la miradita que ella le lanzó al mayor.

Parpadeó queriendo alejar el aluvión de pensamientos que llegaron a su mente arrasando, no quería ser inseguro, no lo iba a ser.

Pero todo fue peor cuando de repente, un chico con la corbata mal posicionada y la camisa de uniforme arremangada hasta los codos, se colgó con su brazo derecho del cuello de la chica con una risa que le erizó la piel.

Una risa llena de maldad.

-¿Ayudando a los nuevos? -Su voz sonó llena de sorna mientras miró hacia abajo a la que parecía ser su amiga.

-Cállate Sunwoo. -Rápidamente ella se quitó el brazo de encima con brusquedad, mirando con odio al chico.

-Vete, no molestes. -Masculló.

-Es mi novia. -Dijo el otro sin obedecer y clavó sus ojos de forma casi amenazante en Jeon.

El pelinegro sonrió sarcástico ante el subnormal que ni siquiera sabía mirar desafiante, daba pena.

-Si no nos vas a ayudar, nos vamos. -Jeon dijo dirigiéndose a Jennie, y tomó la pequeña mano de Jimin para desaparecer de allí.

Aunque a Jeon le sonaba ese chico, aunque no caía aún de qué.

Por otro lado, no pasó ni dos minutos, cuando aquella les alcanzó de nuevo.

-Tranquilos, ya se ha ido, perdonad, es mi ex, pero aún no me ha superado. -La misma se puso a caminar delante de ellos guiándoles hacia la clase. En el camino, se giró para hablarles mientras andaba hacia atrás.-Quiero ser vuestra amiga, de verdad, lo que pasa es que he tenido una ruptura un poco... traumante para Sunwoo, aunque parezca mala persona no lo es.

Jeon frunció sus labios, estaba a puntito de decir que le daba más que igual lo que ella haya tenido con ese chico que le había intentado enfadar, aunque la pequeña mano de Jimin dándole una caricia, le indicó que este no quería que dijera nada para evitar problemas.

Así que se calló, porque además había notado tenso a Park y no quería empeorar aquello.

Tras unos cinco minutos, finalmente llegaron a la clase que les correspondía.

Allí el profesor les indicó que pasaran, pero ni siquiera hizo falta que se presentaran, simplemente se sentaron juntos en dos pupitres que estaban unidos y sacaron sus cosas para seguir la lección, que por supuesto, Jimin fue el que más provecho le dio a la misma.

Cuando llegó el descanso, y sin pensarlo,  Jeon tomó la mano del castaño a su lado para llevarle a algún lugar fuera de la clase, una vez Jimin estaba listo. No sin antes haber tomado el desayuno del castañito en su otra mano para ayudarle.

Jimin se dejó guiar y los dos terminaron en una clase perdida del centro en un pasillo que parecía olvidado, aquella parecía un club de ajedrez.

El mayor giró el pomo para probar suerte de si estaba abierta y chasqueó su lengua satisfecho cuando pudo abrirla.

-¿Y si nos pillan aquí? -La vocecilla mezclada de susto y una pizca de emoción resonó por parte del castaño.

-Si lo hacen, diremos que estamos jugando al ajedrez. -Resolvió pícaro incitando a que el otro pasara.

Ligero cerró la puerta tras ellos y encaró al castañito poniéndole nervioso.

-Yo no sé jugar, eh. -Jimin avisó medio ido, la cadena de plata del pelinegro brillaba en la media oscuridad del aula, sólo entraba luz por parte de la pequeña ventana que se hallaba en la puerta del mismo, y las luces del sitio no estaban encendidas.

Parecía un lugar que no se usaba desde hace bastante.

-Yo tampoco, pero sé juegos que se nos da mejor, ¿no? -Jeon habló un poco ronco.

-Jungkook... ¿qué somos? -Su voz sonó más segura de lo que jamás hubiera pensado que lo haría al preguntar algo de este calibre.

-¿Cómo que qué somos? -Cuestionó mientras dejó el desayuno del castaño en una mesa libre y sin tableros del juego.

-Quiero decir, n-nuestra relación, sabemos que nos queremos, sí, pero nunca hemos dicho...

-Sé mi pareja. -El pelinegro lo dijo lo más serio posible dando pasos concisos hacia el otro.

Habían pasado tantas cosas, que aunque había demostrado su gran amor por Jimin, era tan idiota que aún no se lo había propuesto formalmente. En su mente eran pareja, novios, pero joder, aún no le había preguntado.

Menudo imbécil era... Jeon se insultó a sí mismo en su mente.

Observó expectante al bajito y suspiró aliviado cuando la sonrisa más amplia además de bonita se dibujó en sus labios fresa.

-¿Te refieres a ser novios, verdad? -Se quiso asegurar el de pequeñas manos.

Jungkook asintió mordiéndose levemente su labio inferior.

-Claro. -Aseguró.

-Por supuesto que sí. -Jimin asintió también ilusionado como respuesta.

Un beso.

Eso bastó entre ellos dos para sellar el pacto se ser pareja.

Los fuertes brazos de Jeon apresaron la cintura de Park y le incitó a dar pasos hacia atrás al pequeño, hasta que el mismo quedó sobre otra mesa vacía, su boca jugueteó con la de su ahora novio oficial.

Y pronto una agradable risa surgió de los labios del menor cuando ante la efusividad del acto, los dientes de ambos chocaron por un fallo propio.

-Un poquito más lento, que me pierdo, no soy experto todavía... -La vocecita dócil de Park hizo estrago en el pelinegro.

-Te quiero comer Jimin, no me pidas que vaya lento. -El de ojos negros confesó llevando su mano derecha a la nuca del que habló algo tímido.

Los vellos de Park se pusieron de punta ante el toque, Jeon se alzaba imponente e inclinado hacia su persona. Su cuerpo estaba apresado por el mismo al estar sentado en uno de los pupitres.

El castaño no habló de nuevo, sólo acomodó sus gafas para algo nervioso, lanzarse en un tímido beso contra el pelinegro.

Cuando ambos se quedaron sin aire, se separaron y respiraron acompasados, sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo para amarse como pareja.

Jeon acercó sus labios al cuello del bajo inclinándose más, y fue algo hambriento cuando posó su boca sobre la sedosa piel.

-U-uy. -Park jadeó ante la sensación, y sus mejillas se encendieron cuando notó la lengua del pelinegro dibujar un corazón sobre su cuello.

-¿Te gusta? -Quiso asegurarse el pandillero separando sus labios de la piel.

Jimin papardeó suavemente y tímidamente asintió lanzándose en un abrazo al pelinegro.

-Gracias por la oportunidad de hacerme sentirme querido, de conseguir que me quiera a mí mismo cada día más. -Jimin empezó dejando de lado su corazón latiendo acelerado.-Porque noto que cuánto más te quiero a ti, más me estimo a mí mismo.

Jungkook quería rebatir aquello, quería decírle al castañito que debía quererse a sí mismo sin importar si él estaba en su vida o no.

Que era la persona más válida, valiente e inteligente que tenía el gusto de conocer.

Que... agradecía a la vida por tenerle a su lado y que entre los dos estaban siendo lo más fuertes que jamás habían sido.

Sin embargo, no quiso rebatir, sólo atinó a abrazar de vuelta el cuerpo ahora ligeramente tembloroso por la emoción.

-Eres lo más bonito que me ha pasado. Eres las ganas que necesito para luchar.

Jimin alzó su mirada y Jungkook la bajó, pero dicha ensoñación llegó a su fin cuando la puerta de la clase se abrió bruscamente.

Y ahí estaba un grupo de chicos que no habían visto nunca, excepto a uno, el chico de nombre Sunwoo que había molestado a la presidenta estudiantil esta mañana.

-¿Qué tenemos aquí? -Una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios del mencionado que parecía ser el cabecilla.

Dios.

Jimin quería que la tierra se lo tragara, rápidamente se levantó de la mesa intentando ponerse bien el jersey de su uniforme que se le había movido por el besuqueo.

Por otro lado, Jungkook sólo se puso frente al menor protegiéndole y frunció su ceño sin saber porqué cojones les estaban molestando.

Hasta ahora aquello había parecido ser un instituto normal, sin macarras con complejo de matones.

Pero ya veían que se habían equivocado.

Aunque algo estaba claro, nada iba a salir mal.

Ya no.

Todo empeoró cuando entraron y cerraron la puerta, joder.

El líder fue el que más se acercó.

-Algo me dice que tú no te has roto el brazo por accidente. -Habló sobre el hombro de Jungkook intentando ver al castaño.

Aunque Jeon no permitió que se acercara más, y a cambio dio dos pasos al frente encarando al gilipollas que estaba intentando sonsacar información.

-A ti qué mierda te importa lo que le ha pasado. -Gruñó.-Sal de aquí. -Insistió, poniéndose nervioso cuando el riquillo se coló entre su cuerpo y el de Jimin pasando de su cara.

Encarando ahora él al castañito.

-¿Has tenido problemas en otro instituto? -La maldad con lo que dijo aquello Sunwoo le perforó la piel al menor.

-Y-yo, por favor, dejadnos t-tranquilos. -Su voz sonó entrecortada, notaba que su pecho se hundía en estrés.

Otra vez no.

Esto no podía estar pasándoles.

Sunwoo intentó tocar su escayola ahora ligeramente descubierta, sin embargo, no le dio tiempo a siquiera rozarla, cuando Jeon tomó con fuerza casi desmedida la mano del chico.

-Yo que tú no haría eso. -Su voz se tiñó de oscuridad.

-¿Hacer qué? -El bravucón intentó hacerse el valiente, su grupito reía sin saber contra quién se estaban enfrentando.

-Tocarle. No te lo recomiendo si aprecias tus dientes. -Habló conteniéndose.

Cinco.

El pelinegro estaba a cinco segundos de mandarlo todo a la mierda.

Pronto entrecerró unos de sus ojos al ver de más cerca al matón, y sonrió cuál gato con botas, ya sabía de qué le sonaba ese riquillo.

-Tú eres el que más pastillas me compras en las fiestas, ¿lo saben tus padres... Sunwoo? -El nombre del chico resonó con burla de sus labios a la vez que con su agarre afianzado, terminó empujando lejos del menor al chico.

El que fue mencionado abrió su boca y la cerró de nuevo sin palabras.

En seguida y contra todo pronóstico, se reverenció a regañadientes ordenando a su grupo que se retirara de allí.

-Joder, es Jeon. -Uno de los otros chicos jadeó con preocupación y miedo.

Sunwoo tragó saliva y rápidamente echó a correr sin mirar atrás, y pronto lo demás perritos falderos también lo hicieron.

Quedándose de nuevo ellos dos solos en el aula.

-C-casi me da algo. -Park dijo en un hilito de voz.

-Tranquilo, le tengo cogido por los huevos, en las familias ricas se tiene muy mal visto que se consuman drogas, pero realmente son los primeros que tienen dinero de sobra para comprarlas en fiestas de la alta élite. Sobretodo los jóvenes.

Jimin mojó sus labios.

-Sí que tienes estudiado el mercado.

Jungkook rió bajito y le guiñó un ojo.

-Muchos años ya.

Park asintió meditando el hecho de que pronto él también formaría parte de la mafia del alto.

A su lado, el otro se movió para sentarse en una silla del aula cercana a la mesa donde dejó el desayuno del castañito.

-¿Desayunamos? -Una de sus cejas se arqueó.

Jimin respiró tranquilizándose, estaba a salvo.

Todo estaba bien. Se convenció a sí mismo, todo controlado.

Miró a su alrededor centrándose en otra cosa que no fuera lo que había pasado dándose cuenta de algo.

-N-no hay otra silla. -Tragó saliva nervioso, sólo estaba la silla donde el mayor estaba sentado.

-Cómo si eso fuera problema... -Jeon dijo burlesco alzando y bajando sus cejas a la vez que dio dos golpecitos en sus muslos.

El castaño se sonrojó hasta las orejas. Y el otro volvió a pronunciarse divertido.

-Parece mentira que te de más vergüenza sentarte en mi regazo ahora, que cuando ni siquiera sabías mi nombre. -Soltó queriendo molestar al bajito.

Cosa que funcionó a la perfección.

-¡O-oye!, es qué, e-em, en ese entonces no tenía a-amigos y... -Se quedó sin palabras, no tenía fuerzas para mentir, ni tampoco quería.

Si se sentó en el regazo del mayor aquel día, fue porque quería hacer lo mismo del descampado... ya que ahí ya consideraba a Jungkook su amigo aún y cuando supuestamente sólo era su falso bully.

-Si te callas es por algooo. -Canturreó el pelinegro.

-Me voy, eh. -Jimin frunció sus labios ante la continua actitud juguetona del mayor.

Aunque se derritió cuando el mayor se levantó y le dio un pico fugaz en el cuello.

-Así no se vale. -Musitó pequeñito notando un agradable escalofrío recorrerle la espalda de arriba a abajo.

-Perdón, sólo quiero que te olvides lo que ha pasado, quizá mis bromas no son las mejores.

Park respiró hondo y agradeció por su consideración, de todas formas no se estaba molestando de verdad, sólo que se ponía tímido de recordar todo aquello que alguna vez pasó entre ellos dos.

-Siéntate tú si quieres, yo me siento en una mesa. -Terminó cediendo para solucionarlo.

Entonces Jimin se mordisqueó su labio inferior y lo pensó mejor.

-¿De verdad no te molesta que me ponga en tu regazo?

Jeon frunció su ceño confundido.

-Claramente no, si lo hiciera, ni siquiera te lo diría, además un poco más y te lo suplico, me encanta tenerte encima.

-¡Jungkook, calla! -Vociferó en un murmullo.

-Y eso que todavía no hemos...

Una pequeña mano se ciñó repentinamente en sus labios sellándolos.

-Silencio, shhhh, me da algo ehhhhh.

El pelinegro rompió en carcajadas.

-Te adoro Jimin. -Soltó sincero.

El mencionado sonrió y ambos comenzaron a comer sentados. Jimin encima de las piernas de Jeon y mientras, se pusieron un casco de música cada uno del mayor, escuchando una canción de las que tanto gustaban al mismo.

Parecía la combinación entre rap y drill, el castañito nunca había escuchado ese tipo de genero, pero no le disgustó en absoluto a pesar de la tonelada de palabrotas que contenía la misma.

Sin embargo, describía muchas situaciones de personas que lo pasan mal día a día y que salen adelante.

Que salen adelante como ellos.

Al final llevaban razón...

Si estaban juntos, podían con todo.

-Por cierto, ¿cómo va tu pandilla, necesitas ayuda desde las sombras? -Park preguntó repentinamente, la ayuda en las sombras era de su persona.

-Todo está bien, estamos volviendo a tomar terreno a Min y él parece estar menos violento, siento que tiene algo con Hoseok... pero no estoy seguro todavía, sin embargo parece que han firmado un trato de paz.

Jimin entreabrió sus labios y ató cabos.

Hoseok, Yoongi... y Taehyung. Él había notado algo en esos tres pero creyó que era su imaginación.

Ya veía que no.

-Me alegro de que vaya mejor, es genial ver como tu poder vuelve a tus manos.

-Muchas gracias lucecita.

Park ladeó su cabeza y rió contento cuando escuchó ese apodo.

-Me gusta que me llames así. -Confesó.

Y con un beso bastó.

-Algún día seremos imparables. -El pelinegro afirmó.

La mafia Jeon Park estaba a la vuelta de la esquina, y aunque sería algo difícil... aquello ya era una realidad casi palpable.

Sólo quedaba atar algunos cabos finales.

.

He vuelto. Ya no tengo dos trabajos a la vez :").

Muchísimas gracias a las personas que siguen aquí, de verdad y de corazón.

Quedan cuatro capítulos para terminar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top