Capítulo 34

Aviso: mención de violencia y acoso escolar.
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Un nuevo día llegó, era miércoles y Jimin estaba sumido en una severa depresión debido a la pérdida de Jungkook.

Ya se había cumplido una semana desde que en el instituto dieron esa nefasta noticia en la que el director había asegurado que Jungkook había... fallecido.

Y Jimin realmente todavía no asimilaba no tener al pelinegro a su lado o el simple hecho de poder tocarle cuando quisiera, escuchar su voz o incluso oírle decir malas palabras, echaba de menos todo lo que Jeon era y aquello le estaba pasando factura de la forma más tortuosa posible.

Jimin tenía claro que jamás se acostumbraría a la cruel ausencia del pelinegro, aquel mismo que había cambiado su vida de una forma completamente extrema, porque Jungkook le había enseñado el respeto, los buenos tratos y la completa protección.

Protección que en un principio había sido a cambio de tareas y el total permiso del menor para que el pelinegro copiara lo que quisiera de sus exámenes, sin embargo, una vez pasó aquello donde Jimin creyó que Jungkook también le quería sólo para su interés, el último mencionado decidió hacerse cargo de sus estudios con su ayuda.

Cosa que a Jimin le hizo darse cuenta de que Jungkook realmente le tenía aprecio y por ello, incluso el azabache hizo su mejor esfuerzo en estudiar aún y cuando le costaba bastante, y eso fue lo que desembocó en un amor completamente racional y bonito... tan bonito que era demasiado bueno para ser real.

Simplemente Jimin ya había asumido erróneamente que las situaciones positivas no estaban hechas para él, y que si las conseguía, tarde o temprano se irían.

Se irían como Jungkook, para finalmente dejarle abatido y totalmente perdido.

Mencionar que el castaño ya no tenía la pura a la vez que silenciosa protección que Jeon le aportaba antes. Sin embargo eso no le importaba en lo más mínimo.

Porque realmente el de tiernas mejillas preferiría mil millones de veces tener de nuevo a Jungkook a su lado y seguir sufriendo acoso, a no tenerlo.

Porque joder, no se iba a mentir, la pérdida del pelinegro le estaba volviendo completamente loco.

Jodidamente estaba enloqueciendo.

Sin exagerar, desde que el castaño se enteró del fallecimiento del azabache no había dejado de llorar frecuentemente y también había desarrollado una tóxica relación con todos los que le rodeaban, desde su madre hasta Taehyung o Namjoon, porque se había cerrado en banda a relacionarse con otras personas.

Además de que estaba muy deprimido y absolutamente nada ni nadie conseguía subirle lo más mínimo el ánimo por mucho que lo intentaran.

Añadiendo que sus notas habían caído empicado y la mejor calificación que sacaba había pasado de ser un diez, a un nefasto dos.

Sin embargo Jimin no podía batallar para ser mejor ahora que todo se había acabado respecto a Jungkook... la persona que llegó a su vida para cambiarla de la forma más bonita posible y que sin embargo, de un día a otro se había ido para no volver.

Y eso rompía su corazón.

Sin duda el mismo día que había perdido al azabache, gran parte de su corazón a la vez que cálidos sentimientos se habían marchitado para dar paso a una oscuridad arrasadora.

Ahora todo lo que quedaba para Jimin era un frío abrumador y un gran vacío en su pecho que se encargaba de recordarle a cada segundo que había perdido a Jungkook, que había perdido a la única persona con la que se sentía puramente seguro y querido, por supuesto, obviando a su madre.

Pero no era lo mismo, porque Jungkook se había calado hasta lo más profundo de su ser de una manera especial.

Fue su primer amor. Su único amor. Su todo.

Lo fue, pero ya no. Y eso mataba de angustia a Jimin por haber sido un cobarde y no haber confesado sus sentimientos al pelinegro cuando tuvo la oportunidad, para en cambio haberse hecho el tonto aceptando el hecho de que ambos eran solamente amigos.

Cuando eso no era así. Porque los amigos no se besan en la boca, no hacen cosas subidas de tonos ni...

Ni tampoco se miran como si el uno para el otro fueran lo único que necesitaban mutuamente en sus vidas.

Las miradas de amor, caricias brindadas por Jungkook o susurros llenos de cariño ya habían sido acallados por una fría realidad.

La realidad de la ausencia del mayor que había dejado completamente abatido a un frágil y maleable Jimin.

Todo se suponía que había acabado.

Pero... ¿realmente todo eso era cierto?

Volviendo a la realidad, Jimin se encontraba en la oscuridad de su habitación durmiendo finalmente después de haber estado por la madrugada largas horas en vela.

Y es qué, últimamente hasta dormir era un suplicio para él, ya que su mente no descansaba y a cada minuto le recordaba la pérdida de Jungkook.

Su salud mental y física estaba en peligro, aún así Jimin creía que no podía hacer nada para cambiarlo. Se sentía demasiado pequeño y frágil como para batallar con la pérdida del mayor, simplemente no estaba seguro de poder sobrellevar el intenso dolor anímico que sentía.

Además de que también lloraba mucho, ya fuera de día encerrado en los baños del instituto o de noche bajo las cálidas sábanas de su cama, todo estaba siendo un caos y el castaño ya no sabía ni qué hacer, ni a qué o quién acudir.

Su mundo se había derrumbado aquel día donde el director dio esa nefasta noticia y ya no había marcha atrás.

Todo, absolutamente todo se había ido a la más remota mierda.

Pero lo asumía y se lo comía, porque si la vida era así de hija de puta con él suponía que se lo merecía.

Después de todo ya se había rendido.

¡A la mierda todo! ¡Y que le jodan a todos!

Jimin había llegado a su puto límite y ya no había un cambio posible.

Que le den a la vida, pensó duramte todos esos días de amargura. Toda su vida estaba sumida en oscuridad y se había revelado. Si todo se iba a ir a la mierda, se iría bien y no se dejaría pisotear, lo haría por Jungkook y por su propia persona.

Y aunque pensando de forma realista sabía perfectamente que todo saldría mal, no podía hacer otra cosa que enfrentarla como pudiera.

Finalmente y tras media hora, su progenitora entró con preocupación a su habitación y rápidamente se dirigió a la cama de quién ella aún consideraba su bebé.

Así que rápidamente la mayor habló para despertar a su hijo... el mismo que había bajado las notas estrepitosamente y que además, hacía ya tres días que se negaba a acudir a clase.

—Buenos días bebé, arriba. —La madre del castaño habló liviana a la vez que subió la persiana de la ventana que se hallaba a un lado de la cama de su hijo.

Entonces los primeros rayos tímidos de esa fría mañana entraron por la misma, anunciando un nuevo día.

Un nuevo y cruel día.

A lo que el castaño retozó levemente en la cama ante los tímidos rayos de sol y rápidamente se tapó la cabeza con las sábanas y la manta para dejar de sentir el sol sobre su rostro. Quedando ahora escondido bajo la frazada.

Y aquello causó que su madre oprimiera sus labios impresionada.

La mujer no entendía qué había ocurrido con su hijo, aquel que antes adoraba acudir a clase, y que sin embargo ahora no quería siquiera levantarse para ir al instituto.

La verdad es que ella temía que fuera su culpa, ya que últimamente había estado tan ocupada en su trabajo de doctora que había cortado mucho el trato con Jimin, tanto que había veces que tenía turnos partidos que le obligaban a estar días enteros en el hospital y que por tanto, no les permitían más que hacer una llamada telefónica con su bebé.

Así que se acercó a la cama del menor y comenzó a hablar suavemente para saber qué le pasaba.

—Jimin... llevas tres días sin acudir a clase, bebé, no sé qué te pasa pero- —Dejó de hablar abruptamente cuando observó como repentinamente el castaño surgió de las sábanas para mirarle furioso.

—¡No me llames bebé!, deja d-de pensar que no he crecido, no es mi culpa que estés tanto tiempo fuera y que ni siquiera te hayas dado cuenta de que ya no soy un niño. —Bramó totalmente enfadado.

Sin embargo Jimin sabía perfectamente que no estaba bien el trato que le había dado a su madre, sabía a ciencia cierta que estaba pagando con ella su mal humor de haber sido despertado después de una malísima noche ddonde apenas había podido pegar ojo.

Jimin sabía perfectamente que en estos días se había convertido en un amargado. Una persona rehacia al contacto con los demás y muy enrabietado.

Estaba enfadado con el mundo y todo se reducía a estar de mal humor, triste o con ganas de tirarse de un puente.

En seguida el castaño mojó sus labios y se retractó del trato que le dió a su madre.

—L-lo siento. —Dijo en seguida disculpándose por haber soltado aquello, mientras que a la vez se recolocó con sus pequeñas manos su pelo que se encontraba despeinado.

—Jimin... ¿te pasa algo? —Cuestionó la progenitora, todavía no daba crédito a la hostil contestación que su hijo le había dado hace tan sólo un minuto.

Algo muy malo le estaba pasando a su pequeño y no sabía el qué, pero debía ser bastante serio como para que las calificaciones del mismo hubieran bajado tanto como lo hicieron.

Por otra parte, Jimin tragó saliva sonoramente y se quedó en silencio no sabiendo qué contestar. Su madre no sabía
lo que había ocurrido con Jungkook y aunque ella lo hubiera visto como máximo dos veces, no quería cargar a su progenitora con esa caótica noticia.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿verdad? —Musitó liviana la mayor.—Necesito, em, hijo necesito que me digas qué ha pasado en tu vida como para que ahora incluso hayas bajado al último en la lista de notas, tú siempre has sido el primero de tu clase y te ha encantado ir al instituto... —Ella calló abruptamente cuando vio a su hijo levantarse con rapidez de la cama para dirigirse a su escritorio donde tenía sus cosas de estudios.

Entonces la mujer abrió al máximo sus ojos cuando vio al castaño tomar su mochila bruscamente para seguidamente estamparla contra el suelo.

—¡¿Eso es lo único que te importa?! —Gritó el menor viendo como su mochila al estar abierta, había desbordado sus materiales escolares rompiéndose varios de ellos por el golpe. Pronto Jimin siguió.—¡Las malditas notas y que yo sea el primero en la lista de calificaciones! —Gritoneó enfadado.

Algo muy grande y rebelde había despertado en lo más profundo de sur ser. Algo que nunca en su vida había experimentado y que había oprimido a toda costa, porque sinceramente él adoraba ser tranquilo, tímido, para nada violento y muy sumiso en todas las ocasiones que le hacían daño, sin embargo tras la pérdida del pelinegro algo había hecho click en su interior.

Una furia interna había florecido para quedarse, para poder ahogar en ella toda la mierda que estaba pasando.

Tras ello enfocó sus ojos rabiosos en el escritorio y tomó el libro de matemáticas para desesperadamente comenzar a romperlo, y fue tan violento que incluso se cortó varias veces con las hojas en sus pequeñas a la vez que gorditas manos. Sin embargo aquello no le frenó, ya que continuó rompiendo más hojas.

Y no contento con ello, su cuerpo siguió sumergido en pura rabia, porque ahora mismo lo que se había desencadenado era toda la rabia interior que había estado oprimiendo durante tanto tiempo desde que se enteró de la noticia.

Así que no lo pensó y con sus brazos barrió todo lo que tenía sobre su escritorio, provocando que todos los útiles escolares, libros y elementos de estudio cayeran contra el suelo violentamente provocando un gran estruendo.

Entonces escuchó a su madre gritar a sus espaldas.

—¡PARK JIMIN! —Riñó en un potente chillido para en seguida volver a pronunciarse un poco alterada.—Hijo, ¡compórtate y para de destrozar todo!, ¡no sé qué ha ocurrido, pero estoy segura de que tiene solución! —Intentó tranquilizarle, sin embargo cometió un error.

Es por ello que cuando Jimin escuchó a su madre decir aquello, se quedó completamente congelado en su sitio, su cuerpo se paralizó en ese mismo instante y comenzó a temblar a la vez que sus ojos se llenaron de lágrimas.

"Estoy segura de que se puede solucionar."

Aquello descompuso al menor hasta el punto donde sus labios formaron un lastimero puchero, y entonces con sus ojos llenos de lágrimas, habló con voz irregular.

—Acaso... ¿la muerte tiene solución? —Cuestionó Jimin lastimeramente y completamente desesperado.

Y cuando la madre escuchó aquello, se quedó paralizada y sin saber qué contestar, no sabía qué estaba pasando ahora por la cabeza de su hijo, sin embargo sabía perfectamente que nada bueno. Algo muy malo le había pasado a alguien cercano.

Entonces la mayor sintió sus labios secos, aún así hizo su mejor esfuerzo por no sonar alterada y a cambio, usó un tono de voz regulado a la vez que lleno de protección y seguridad, brindándole así al castaño cierta protección maternal.

—Cariño, ¿por qué me preguntas eso? —Preguntó con toda la suavidad que tuvo intentando desvíar el tema y no volver a mencionar aquella palabra. Muerte.

—Se me ha ido la persona más importante. —Dijo por fin y tras ello un profundo silencio se hizo en la habitación.

Sin embargo aquel silencio pronto se vio sustiuído por un triste sollozo por parte del castaño.

—Hi-hijo, no será... ¿tu amigo está bien, ve-verdad? —Preguntó asustada a la vez que se acercó rápidamente al menor esquivando todo lo que se hallaba tirado en el suelo por culpa del arranque de rabia que había tenido el contrario.

Entonces abrazó al castaño de forma maternal.

—No, él... no está bien. —Comenzó Jimin a hablar contra el hombro de su madre y ahí comenzó a llorar con más intensidad.—Y-ya no está en este mundo mamá. —Susurró en un triste hilito de voz totalmente roto y sumido en un lastimero llanto.

—¿Q-qué?, ay, dios Jimin, cariño, no tenía ni idea de eso, lo siento muchísimo. —Murmuró contra el cabello del castaño la mujer con mucha tristeza.

Ahora entendía perfectamente el porqué su hijo había bajado sus notas, adquirido un comportamiento tan rebelde y le había contestado de forma cortante, había perdido a ese chico pelinegro que ella misma había visto en casa dos o tres veces.

Aquel que era el primer y único amigo de Jimin que ella había conocido.

Tras unos minutos, ella intentó calmar al menor lo mejor que pudo y cuando el castaño dejó de llorar, y derrotado aceptó ir al instituto. A lo que su madre sonrió de manera rota pero muy orgullosa de que su hijo hubiera cedido a acudir a estudiar, ya que si su hijo quería tener de mayor un buen trabajo, debía estudiar y dar lo mejor de sí en el instituto para poder entrar en una buena universidad. Y más en un país como Corea del sur lo era, aquel donde las calificaciones y expedientes académicos excelentes se premiaban muchísimo.

Tras unos minutos más, la mujer salió de la pequeña habitación de su hijo y dejó que el mismo se preparara para ir al instituto. Despidiéndose antes de salir, ya que ella ya debía acudir al hospital para comenzar otra ardua jornada laboral.

—Adiós mamá. —Murmuró el castaño una vez la otra salió del cuarto y esta le dedicó una suave sonrisa de ánimo para desaparecer finalmente.

Y tras un corto período de tiempo, la puerta principal del hogar sonó indicando que su progenitora ya se había ido a trabajar.

Es ahí cuando Jimin pensó en si acudir al instituto o quedarse en la seguridad de su habitación, ya que últimamente en el instituto ya había sido amenazado por varios matones y ya estaba comenzando a ser todo justo como antes.

Como antes de que... Jungkook le hubiera defendido inteligentemente y en secreto.

Jimin respiró hondo sintiendo cierta ansiedad estancada en su pecho, la misma que le arrebata el aire y le angustiaba, sin embargo se dijo a sí mismo que Jungkook no querría que se encerrara en su habitación debido a la tristeza de la pérdida, y que a cambio al mismo le habría gustado ver a Jimin enfrentando a la vida y ser fuerte.

Así que sin pensarlo más, decidió que haría frente a todos sus problemas. Y entre ellos estaba el acoso escolar.

Quería hacer frente al bullying causado por todos esos matones que se empeñaban en hacerle la vida imposible de la mejor forma que pudiera. Se defendería e intentaría ser una mejor versión de sí mismo donde no se dejara derrotar.

Sin embargo y muy a su pesar, sabía que aquello era demasiado idílico y que algo iba a salir mal, aún así debía intentarlo, para así conseguir dejar de ser pisoteado para siempre.

—Debo... estar loco, p-pero lo haré. —Se susurró a sí mismo en forma de ánimos.

Entonces se metió a la ducha desprendiéndose de su suave pijama de osos y una vez dentro, se duchó con agua muy caliente.

Se enjabonó el pelo con un champú de menta y para el cuerpo usó un jabón con olor a melocotón dulce.

Una vez listo salió de la ducha, se enrrolló una toalla en su cuerpo y como acto reflejo se miró al espejo que se encontraba justo encima del lavamanos, entonces vio su rostro algo borroso debido a que aún no llevaba gafas.

Siguió mirándose y pudo apreciar borrosamente grandes ojeras oscuras bajo sus almendrados y redondos ojos, pero entonces algo llamó muchísimo más su atención.

Su corazón se detuvo en ese mismo instante y rápidamente acudió al interior de su habitación para tomar sus gafas, para acto seguido ponérselas, entonces se puso frente a otro espejo que tenía en su habitación y ahí pudo ver con más claridad aquello que tanto había llamado su atención.

Marcas.

Pero no cualquieras, en su cuello aún se podían ver muy tenuamente las mordidas y algunos chupetones que hace ya más de una semana Jungkook le hizo, por supuesto ya estaban más que curadas, sin embargo en su lechosa piel aún quedaba impregnado levemente el dulce recuerdo de Jungkook.

Sin poder evitarlo, Jimin tragó sonoramente saliva y miró la palma de su mano. Ahí estaba la pequeñísima cicatriz que formaba una J, aquella ya muy blanquecina y curada.

—Ojalá no te hubieras ido para siempre. —Susurró y una lágrima cayó de cada uno de sus ojos.—A-aún así, voy a ser f-fuerte Jungkook, lo seré por ti. —Murmuró frente al espejo.

No le volverían a acosar ni maltratar, o al menos lo intentaría aún sabiendo que algo en su conciencia le decía que no podría contra el acoso.

Tras unos segundos dejó de mirarse en el espejo, para en seguida dirigirse a su armario, entonces abrió la puerta del mismo y mordisqueó algo nervioso su abultadito labio inferior.

Pronto sus ojos se fijaron en unas botas negras con una suela gruesa, y supo que le vendrían bien por si tenía que dar alguna patada, pues para que la misma doliera más. Esas botas se las había regalado su madre y que aún no se había puesto porque según él, ese estilo de calzado le parecía muy rebelde y algo atrevido.

Sin embargo, ahora era eso lo que buscaba, quería irradiar maldad y el ser "intocable", y aunque su carita llena de inocencia le delatara, quería vestirse como un verdadero macarra malicioso supuestamente lo haría.

Así que sin pensárselo más, tomó las botas del interior del armario para luego elegir unos vaqueros negros, una camiseta negra y una gran sudadera negra oversize.

Una vez eligió el oscuro atuendo que sin poder evitarlo, le recordó a Jeon, se vistió.

Cuando estuvo listo, decidió ponerse sus lentillas para no llevar las gafas y una vez terminó, se perfumó con su perfume de vainilla y finalmente se miró en el espejo.

Sus ojos se veían más grandes debido a las lentillas, su cabello castaño estaba ahora peinado un poco rebelde y su atuendo completamente negro le hacía lucir ligeramente rebelde y peligroso.

Al verse por primera vez así vestido, al principio ni siquiera se reconoció a sí mismo, pero pronto supo que quizá adquiriendo ese nuevo estilo, estaría desprovisto de burlas o acosadores.

Quería dar a entender a todos que había cambiado.

Pronto se giró para recoger la mochila y rápidamente se arrepintió de haberla tirado antes tan bruscamente al suelo, ya que era la misma que Jungkook le regaló por su cumpleaños, así que aquel arrebato de rabia había provocado el haber tratado tan mal el último recuerdo tangible del pelinegro. De nuevo y sin poder evitarlo se sintió mal.

Aunque de todas formas, ya estaba acostumbrado a sentirse de esa forma desde que todo se había derrumbado.

Jimin dejó lado sus pensamientos y rápidamente salió de su casa para dirigirse al instituto.

Tras el trayecto, cuando estuvo frente a la gran puerta de la institución respiró hondo y aunque tuvo el acto reflejo de ceñir sus manitas en las asas de su mochila, no lo hizo, a cambio adoptó una postura llena de fingida seguridad y avanzó por el pasillo principal.

Lo que causó que inevitablemente casi todos los estudiantes que allí se hallaban, le miraran con asombro, ¿era ese Jimin?

Muchos comenzaron a cuchichear y aquello sólo causó que un escalofrío recorriera la espalda de Jimin, no obstante no se dejó intimidar en ningún momento y continuó andando hasta que llegó a su clase y posteriormente, se sentó en su pupitre.

Despreocupadamente comenzó a sacar las cosas de su maleta y una vez listo, miró aburrido sus rechonchitas manos que tenían cortes debido a haber roto esa misma mañana el libro de matemáticas, entonces no pudo evitar sonreír levemente ante las heridas, ¿significaba que ahora todo iba a cambiar?

No lo sabía.

Pero igualmente lo descubriría.

Mojó sus labios y tras unos segundos, miró su teléfono y ahí encontró muchas llamadas perdidas y mensajes no leídos, casi todos de Taehyung (ya que se habían pasado mutuamente sus números de teléfono).

Mientras que tenía algunos mensajes esporádicos de Namjoon preguntándole si estaba bien y él contestaba que sí mintiéndole completamente.

Y aunque Jimin nunca en su vida decía mentiras, ahora estaba usándolas más veces de las que debería. Sin embargo no quería ser una carga para Namjoon, ni para Taehyung, por eso no contestaba a sus mensajes ni llamadas del último mencionado.

Realmente el castaño agradecía que Taehyung se preocupara genuinamente por él, pero debía alejarlo de sí mismo porque no quería meter en su mierda al pelimiel.

Jimin había asumido que ahora era él solo contra el mundo y así lo seguiría siendo.

Sin embargo la curiosidad le hizo ceder. Así que mordisqueó su labio y un poco nervioso abrió los mensajes de Taehyung.

Taehyung.

Miércoles.

Hola Jimin, quiero que sepas que te acompaño en el sentimiento y que me vas a tener para lo que necesites. ‐17:25 p.m.

Si necesitas hablar, estaré aquí. -14:27 p.m.

Y perdóname si me estoy atreviendo demasiado en hablarte tanto, no quiero presionarte, sólo quiero... ayudarte (?), si me lo permites claro. -14:28 p.m.

Jueves.

Jimin, todo bien? -19:27 p.m.

Por favor... podrías contestar a alguna de mis llamadas? Perdona si soy pesado, ay :( -19:28 p.m.

Viernes.

Jimin llevas todos estos días sin venir a clase, puedo ir a tu casa? -18:09 p.m.

Am... lo siento mucho, pero no puedo ayudarte si no me lo permites, no me respondes al teléfono ni los mensajes. Ya no te voy a molestar más 🥺 -23:56 p.m.

Aunque te voy a pasar todo lo que hemos dado en clase cuando has faltado. -1:06 a.m.

Entonces sus ojos se fijaron en varias imágenes que contenían la perfecta a la vez que legible letra de Taehyung, eran apuntes.

Entonces Jimin se sintió muy conmovido por la pura preocupación del pelimiel, sin embargo no contestó a los mensajes sabiendo que eso sería lo mejor. Le dejó en visto.

Tras un minuto, Jimin observó cauteloso como los estudiantes comenzaron a entrar en clase y se tensó completamente al ver a Sehun acompañado de su grupo de matones.

Pero lo que causó de que estómago se encogiera en nervios, fue el hecho de que Sehun le dedicó discretamente una pequeña sonrisa y tras ella, pasó por el lado de su pupitre y dejó un pequeño papel doblado en su mesa sin que absolutamente nadie se diera cuenta.

Entonces el castaño tragó saliva y con sus manos algo temblorosas abrió el diminuto papel para ver qué estaba escrito.

A lo que en seguida sus ojos se agrandaron en sorpresa al leerlo.

Necesito hablar contigo en el recreo, tengo información que te interesa saber. Nos vemos en el aula de arte que está en la segunda planta.

Tras leerla, al instante frunció su ceño, estaba seguro de que era una trampa, pero... ¿y si Sehun sabía algo de Jungkook que él no sabía?

No sabía si ir o no, pero tendría tres horas para pensarlo antes de que el recreo se hiciera presente, así que lo contemplaría fríamente, ya que no tenía nada que perder y además, si le iba a acosar no sería nada nuevo, estaba cruelmente acostumbrado a ser acosado a cambio de nada y si esta vez lo iba a ser para conseguir información a cambio, incluso sonaba meramente conformista.

Pronto guardó la pequeña nota en su vaquero negro y tras unos minutos, Taehyung apareció en la clase estando a su lado Yoongi.

Entonces el pelimiel de gafas centró su atención en el pupitre de Jimin y no pudo evitar que sus ojos brillaran tras los cristales de sus gafas con ilusión cuando vio al castaño allí.

Por fin había acudido a clase y Taehyung tenía tantas ganas de verle que ni siquiera lo pensó dos veces cuando se acercó al menor para saludarle.

Por otro lado, Jimin vio tenso como Kim se acercó a él, y en ese momento no pudo hacer otra cosa que sonreír como acto reflejo, porque ese chico realmente era un alma pura y ambos encajaban muy bien, tanto que estaba segurísimo de que los dos podrían haber tenido una preciosa amistad, sin embargo el castaño no podía.

Se fijó en el pelo de color miel perfectamente peinado en forma de hongo de Taehyung, además iba vestido con un look bastante ochentero, suéter en pico color beige, bajo el mismo una camisa blanca perfectamente planchada, pantalones de pinza negros y sus gafas resaltaban sus bonitos ojos.

Y debido a que hoy era el día que no era obligatorio el uniforme, más alumnos estaban vestidos con ropa casual.

Por otro lado y tras unos segundos más Jimin salió de su pequeña admiración cuando sintió al mayor tocar su hombro, no.

Rápidamente el castaño movió su hombro para que el pelimiel dejara de tocarle y aquello causó que Taehyung en seguida diera dos pasos hacia atrás ante el rechazo, haciendo que se sintiera avergonzado al insante.

—Hola J-Jimin. —Murmuró Taehyung aún avergonzado, de hecho iba a disculparse por haberle tocado, sin embargo la voz aguda y seria del castaño frente a él le silenció.

—No somos amigos Taehyung, n-no te acerques a mí. —Mencionó Park duramente y esperando que eso alejara de sí mismo al mayor.

A lo que Taehyung sintió su pecho levemente oprimido ante el rechazo de su menor. Realmente el pelimiel había creído que después de que ambos hubieran estudiado juntos en la biblioteca y que él hubiera estado a su lado cuando intentó saltar de un puente, había causado que ambos ahora fueran más cercanos.

Sin embargo se había equivocado. Y después de todo... Taehyung no culparía ni cuestionaría a Jimin, porque realmente toda su vida había sido rechazado y el no tener amigos era algo muy común para su persona.

Así que sin saber qué más hacer Taehyung habló en voz baja fijándose ahora por primera vez en el oscuro atuendo que el castaño llevaba puesto, botas militares negras, vaqueros negros y sudadera del mismo color oscuro, además de que supuso que llevaba lentillas, ya que sus pupilas se veían un poco más grandes de lo normal por no llevar puestas sus gafas.

Tras haberse fijado en eso, habló muy tímido disculpándose.

—Perdón por haber sido tan pesado con mis mensajes, p-perdón, no te voy a volver a molestar más. —Dijo el pelimiel para finalmente irse a su pupitre junto a Yoongi sin siquiera esperar una contestación del castaño.

Por otra parte, Jimin hubo de morder su abultado labio inferior para no disculparse con Taehyung por lo repelente que había sido, sin embargo no podía hacer eso.

Todo estaba mejor así, ya que ahora a Jimin no le convenía tener a nadie al lado y menos después de que... hace unos días le hubieran amenazado de la forma en la que lo hicieron con Taehyung, porque Sehun quería verle completamente solo y lo había conseguido mediante sus crueles amenazas.

Fue que después de que Sehun y su grupo le hubieran amenazado la última vez que acudió al instituto con el hecho de que si le veían de nuevo al lado de Taehyung, no la tomarían con él, sino que acosarían al pelimiel.

Así que Jimin no tenía de otra que alejar al mayor de su persona, y aunque quizá Yoongi sí podía defender al otro, no quería jugársela, tenía miedo de meter en sus problemas a Taehyung y simplemente lo alejaría de su persona.

거짓된 모습

Jimin siempre se había caracterizado por ser un gran entusiasta de las largas clases de matemáticas o estadística, sin embargo ahora mismo tenía un dolor de cabeza horrible y estaba de un mal humor increíble.

Estaba harto de tener que soportar el asiento vacío a su lado, de no poder escuchar el cómo el pelinegro se quejaba contastemente de las clases o de los suaves soniditos que el pelinegro solía hacer con su bolígrafo cada vez que se aburría.

Estaba harto.

Respiró hondo y entrecerró sus ojos cuando finalmente la campana dio por finalizada la clase y ahora daba paso al recreo.

Rápidamente recogió sus cosas y lo pensó por enésima vez.

¿Acudir a donde Sehun le había citado o no ir?

Mojó sus labios rápidamente y se levantó de su sitio para salir de clase rumbo a la clase de arte de la segunda planta.

Ya había decidido cuidadosamente, iría a por la supuesta información que Sehun había asegurado que tenía en aquella pequeña nota.

Aligeró su paso y se movió por los pasillos.

Hasta que finalmente llegó a la escalera que le llevarían  a la segunda planta.

Subió y una vez allí, entró en el aula sin temer a nada.

Una vez dentro del aula esperó a un gran grupo de alumnos esperarle, y que todo aquello no fuera más que una trampa.

Sin embargo se quedó parado cuando vio que en realidad, solamente Sehun estaba allí.

Guardó silencio sin saber por dónde saldría el mayor. Estaba preparado para cualquier cosa, o al menos eso creía.

No pasó más tiempo cuando por fin Sehun habló.

—Jimin, necesito que escuches atento lo que te voy a decir. —Dijo con voz suave y aparentemente calmada, cosa que descolocó muchísimo al menor, porque realmente Jimin nunca había visto a Sehun de esa forma tan dócil.

Así que Jimin asintió suavemente y expectante por lo que el líder de sus acosadores tenía que decírle.

—Bueno, am, siento lo de Jeon, pero ahora que no está él... —El mayor hizo una pequeña pausa para en seguida continuar.—Me gustaría comenzar todo de nuevo contigo. —Mencionó finalmente algo avergonzado, porque básicamente estaba dejando de lado el ser un hijo de puta con el castaño, para en cambio brindarle su protección.

Protección que Jeon le había dado al menor y que él mismo se había muerto de celos al no poder haber seguido molestando a Jimin para conseguir su atención, por supuesto de una forma bastante cruel, pero igualmente la conseguía.

Por otro lado, Jimin comenzó a respirar de una manera más agitada, ¿qué estaba pasando? No entendía el porqué Sehun de un día a otro le estaba ofreciendo su protección cuando desde pequeño le había acosado de formas realmente deheznables y desagradables.

Así que mojó sus abultados labios y dio un paso hacia atrás aturdido.

Sin embargo la puerta del aula siendo cerrada tras su espalda le alertó, efectivamente, aquello era una trampa.

Jimin giró su cabeza y entonces se encontró con la puerta cerrada.

—No te vayas sin responderme Jimin, uno de mi grupo ha cerrado la puerta solamente para que no te vayas. —Aclaró el mayor.

Entonces el mencionado tragó saliva sonoramente.

—Siento mucho todos estos años de acoso Jimin, pero... no sabía cómo llegar a ti sin que nadie sospechara. —Continuó Sehun.—Y-yo, tú me gustas mucho Jimin. —Dijo finalmente.

Un crudo silencio se hizo en el aula.

Y al instante los ojos del castaño se abrieron al máximo, eso no podía ser cierto, ¿el chico que llevaba años haciéndole la vida imposible estaba secretamente enamorado de él?

Eso era imposible, sin embargo los ojos llenos de brillo e ilusión de Sehun le decían lo contrario, le decían que sí era posible.

Así que Jimin aún en shook preguntó por lo que había venido en un principio, sabiendo que actualmente Sehun estaba más sensible.

—¿S-sabes algo de Jeon?, ¿tienes a-alguna información de él que yo no s-sepa? —Preguntó, aunque se dio cuenta de que fue una mala idea debido a que el rostro del abusón se contrajo en enfado.

—Te acabo de decir que me gustas, ¿y lo único que se te ocurre hacer es preguntar por el muerto? —Siseó rabioso Sehun sin creérselo, porque muy en su interior él realmente creía que Jimin también estaba enamorado secretamente de su persona.

Y es que su complejo de superioridad le decía que por haber sido el acosador del menor, mágicamente éste se había enamorado también de su persona.

Ante el repentino cambio de humor del mayor, el castaño hubo de ser más cauteloso.

—P-perdona Sehun. —Murmuró y entonces notó como el mayor se destensó al escuchar su nombre ser mencionado por él, así que aprovechó para presionar más por lo que quería saber.—P-pero, ¿de verdad n-no sabes nada de lo que le ha pasado a Jeon? —Cuestionó con suavidad.

A lo que Sehun cedió suspirando.

—Solamente sé que el día que desapareció hubo una gran pelea entre bandas y que la policía tomó cartas en el asunto, y también que supuestamente hubieron muertos, entre ellos Jeon. —Mencionó finalmente.

Entonces Jimin asintió sintiendo una presión en su pecho, porque todavía tenía la esperanza de que Jungkook estuviera vivo y que eso era lo que Sehun quería decírle. Y aunque aquello sonara estúpido, todavía estaba en esa fuerte etapa de negación llena de dolor.

Y no pasaría por alto el tono despectivo que Sehun había usado diciéndole un momento atrás muerto a Jungkook.

Por otro lado, Sehun volvió a insistir.

—Jimin dime que aceptas que yo te proteja por favor, de verdad que ahora quiero hacer todo contigo de manera correcta. —Repitió.

Entonces se emocionó cuando el que estaba vestido entero de negro con la mochila posicionada en su espalda, se acercó a él.

El mayor vio con su corazón totalmente acelerado el cómo Jimin con una pequeña sonrisa se acercó más a él, hasta el punto donde el castaño estaba casi rozando su pecho con el suyo propio.

Causando al instante que Sehun bajara su cabeza para encarar al menor de forma suave, y entonces se atontara oliendo el suave olor a vainilla que el menor por meses siempre poseía y que le volvía loco.

Sehun ya se estaba imaginando una vida entera junto al bajito.

Estaba segurísimo de que Jimin había cedido ante su persona, ya lo tenía en sus manos y estaba jodidamente contento.

Unos segundos después Jimin le miró directo a sus ojos y Sehun se sintió morir. No se creía el estar tan cerca y de esa forma con Jimin, pero jodidamente le encantaba.

—Sehun... —Musitó en voz baja y relajada el menor.—Tú... —Continuó suavemente Jimin atontando más si era posible al mayor, hasta el punto donde Sehun incluso cerró lentamente sus ojos.

El mayor estaba segurísimo de que Jimin le iba a besar, y aunque le extrañaba que el menor siendo tan tímido hubiera tomado la iniciativa de una manera tan repentina, no se quejaría ni muchísimo menos, solamente se dejó llevar.

Volvió a abrir sus ojos y se sorprendió cuando notó la respiración de los labios de Jimin a centímetros de los suyos propios.

Joder.

El corazón de Sehun estaba a punto de explotar en ese mismo y maldito momento.

Así que el mayor comenzó a sonrojarse y cerró sus ojos esperando por el inminente beso.

Sin embargo dentro de su éxtasis y atontamiento algo le hizo abrir los ojos al instante.

Su mejilla dolía muchísimo.

Jimin jodidamente le había dado un puñetazo en su mejilla derecha, cosa que en ese momento jamás se hubiera esperado.

Por otro lado Jimin sintió su pequeña mano doler por el puñetazo que le había propinado al mayor, aunque aquello no le frenó para continuar.

Así que rápidamente y aprovechando el estado de desconcierto del mayor, se abalanzó contra él para darle más puñetazos algo torpes y cuando consiguió derribar a Sehun en el suelo, aprovechó el tener sus fuertes botas negras para darle una fuerte patada en su cara y luego otra en sus costillas, para que le doliera.

Para que Sehun sintiera el dolor que le había infringido al mismo durante largos años de acoso escolar en los que le había tratado como le había dado la gana. Desde darle cachetadas por el cruel juego que ya hace tiempo se inventó, cortar sus manos con el compás, quemarle o pegarle. Simplemente le estaba dando de su propia medicina al matón.

Entonces Sehun comenzó a quejarse de dolor y lágrimas abandonaron sus ojos mojando sus mejillas, Jimin no tenía mucha fuerza, pero la que tenía fue suficiente para que los golpes dolieran bastante.

—¡Nunca v-vuelvas a mencionar siquiera a Jeon en t-tu asquerosa boca! —Gritoneó Jimin.—¡Y nunca vuelvas a decir que te gusto!, me has hecho d-durante años la vida imposible, ¡te odio!, ¡TE ODIO! —Chilló potentemente a la vez que su pecho subía y bajaba agresivamente.

Había pegado al mayor por venganza de todos los años de mierda que le había hecho sentir y lejos de haberse sentido bien, ahora se sentía mal, porque odiaba la violencia y no se reconocía a sí mismo.

Y no se lo esperó. Porque al igual que Sehun no se lo había esperado, Jimin tampoco lo hizo cuando el mayor se levantó rápidamente del suelo para audazmente darle una patada a una de sus botas negras que le hizo caer de bruces contra el suelo.

El menor sintió su labio roto por el duro golpe, Sehun le había derrivado tan rápido que no le había dado tiempo a siquiera poner sus manitas en el suelo para amortiguar la caída, entonces su cara dio dolorosamente contra el suelo.

Y desde ahí volvió a ser él mismo. El pequeño y frágil chico que era acosado cruelmente y que temía a la violencia.

El Jimin tímido y miedoso había vuelto tras haberse dado cuenta de que él sólo no podría defenderse, y aunque había ideado ese plan de engatusar a Sehun para cobrarle el hecho de todos los años de maltrato y que se haya referido con tanto desprecio a Jungkook, se dio cuenta de que no podía.

Y que no por el hecho de tener rabia interna contenida, aquella haría que mágicamente pudiera defenderse de las agresiones.

Actualmente los papeles se habían invertido y Sehun estaba extremadamente enfadado.

Desde arriba Sehun escupió a Jimin con rabia, entonces Jimin tembló intimidado cuando el escupitajo cayó en su camiseta negra. Todo volvía a ser como antes.

Sehun posó su zapato sobre la espalda de Jimin a la vez que se limpió con rabia la sangre que estaba en su boca por la patada y el puñetazo que el menor le había dado en esa zona.

Si los ojos del matón pudieran echar fuego, estaba seguro de que los echarían. Porque aún no se creía que Jimin se hubiera atrevido a golpearle.

Y debía enseñarle a comportarse y ser sometido, aún así fuera por las malas.

Así que en seguida habló rabioso tomando por los hombros a Jimin para que ahora le enfrentara y así poder hablarle de frente.

Y Sehun no pudo evitar sonreír enfermizamente cuando vio el profundo miedo que causaba en el menor.

—No quieres que te proteja, ¿no? —Comenzó con voz extremadamente grave y oscura el mayor.—¿Me odias Minnie? —Cuestionó sarcástico y con una sonrisa totalmente enfermiza en su rostro a la vez que dejó de tomarle de los hombros.

Sin embargo Sehun siguió mirando con más intensidad al menor que estaba temblando sobre el suelo.

—Dios Jimin, te has metido en la boca del lobo de la peor manera posible, eres jodidamente valiente de haberme provocado de esta forma. —Sehun esta vez se acluclilló frente a Jimin y ladeando levemente su cabeza se pronunció.—De rodillas y las manos en la espalda, no me hagas comenzar de cero contigo, sé un buen acosado, que ya bastante me ha costado amaestrarte en el pasado. —Mencionó rabioso.

Entonces Jimin obedeció como acto reflejo.

Sehun sonrió sínicamente y lo felicitó con sarcasmo por haber obedecido tan rápido, tras ello sacó su teléfono y Jimin escuchó como el mayor estaba llamando a su grupo de matones.

—Jimin te prometo que si me hubieras correspondido nada de esto que va a pasar ahora habría pasado, pero me has pegado y me has enfadado bastante, así que atente a las consecuencias. —Dijo Sehun con sus ojos sumergidos en un potente vacío.

Aunque segundos después el mayor rió cuando se fijó con una ceja alzada en la ropa que llevaba puesta el menor.—Jimin, no porque te hayas vestido como un bala perdida significa que puedas defenderte, ahora que no tienes al perro de Jeon defendiéndote, estás putamente perdido. —Mencionó.

Entonces Jimin gruñó al escuchar lo que le había dicho a Jungkook, y rápidamente dio una cachetada a Sehun que hizo eco en el aula vacía.

—No vu-vuelvas a insultar a Jeon. —Mencionó rabioso y con sus ojos acuosos.

Sehun llevó una de sus manos a su mejilla caliente por el golpe del menor, y le miró rabioso, aunque no le hizo nada porque la puerta se abrió.

Tanto Jimin como Sehun miraron hacia la puerta y allí estaba el grupo de bravucones del segundo mencionado.

Sehun tomó ligero las manos de Jimin y las puso de nuevo contra la espalda del menor.

—No te muevas Jimin. —Mencionó cabreado.

Y ahí todo el caos se desató. Los recién llegados acataron las órdenes de su líder que básicamente se resumieron en golpear y humillar al menor.

Jimin tembló de miedo cuando cerraron la puerta y los cuatro chicos que habían llegado se acercaron peligrosamente a él.

—Hacedlo mierda. —Mencionó el líder sin remordimiento ninguno.

A lo que el grupo comenzó a reír y se pronunciaron varios de ellos.

—¿Qué haces vestido de chico malo? —Se burló uno de ellos.

A lo que otro en seguida le siguió el juego al que habló.

—¿Acaso pretendes ser la reencarnación de Jeon o algo así?, no porque te vistas de negro significa que como por arte de magia sepas defenderte o algo parecido. —Farfulló divertido otro.

A lo que Jimin sintió su pecho hundirse en ansiedad, no quería que mencionaran más a Jungkook, pero no tenían ningún respeto y seguían diciendo cosas de él.

Estaba harto, sin embargo el miedo que sentía en ese justo momento le tenía completamente paralizado, aparte de que la mirada asesina que Sehun le tenía clavada le estaba dando escalofríos.

Tras un minuto, los cuatro chicos comenzaron a golpear de manera cruel al menor de todos los allí presentes.

Jimin solamente se limitaba a intentar no quejarse y a mantener la posición, sin embargo llegó a un punto donde sus ojos se cerraron y derrotado comenzó a gimotear de dolor.

Lágrimas llegaron a sus ojos, un puchero se hizo con su labio inferior y pronto sollozos le asaltaron.

Cuando una patada colisionó contra su rostro por parte de Sehun, perdió el equilibrio y cayó sobre el suelo quejándose de puro dolor.

—Última vez que me pones un dedo encima Jimin, te voy a hacer la vida más mierda de la que ya te la hice por haberte revelado en mi contra. —Mencionó venenoso el líder de matones sintiendo aún sangre en su propia boca por el puñetazo que el acosado le había dado.

Jimin ni siquiera pudo escuchar aquello, debido a que estaba encogido en el suelo en forma fetal, sus brazos rodeaban sus piernas que estaba flexionadas contra su pecho y no podía parar de llorar ante el dolor que estaban infringiendo en su frágil cuerpo.

Todo continuó hasta que Sehun habló.

—Vamos a quemar a este hijo de puta, a ver si así se le quita las ganas de volver a pegarme. —Mencionó cruel.

A lo que los otros dejaron de golpearle, para seguidamente comenzar a sacar cigarros de sus bolsillos y prenderlos.

Fue ahí cuando Jimin tosió algo de sangre aún en posición fetal y notó su ojo derecho tan dañado por un golpe que ni siquiera podía abrirlo.

Totalmente agobiado comenzó a oler el amargo olor a tabaco, y aunque normalmente cuando Jungkook fumaba a su lado no sentía ni una pizca de miedo, ahora todo era muy diferente.

Su cuerpo comenzó a temblar con vehemencia, el terror haciéndose con su pqueña persona.

Y cuando sintió como todos se acercaron a él para quemarle, se levantó del suelo y cojeando un poco corrió hasta la puerta del aula para intentar abrirla.

—N-no, no, no. —Dijo reiteradas veces cuando se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.

No le dio tiempo a hacer nada más, cuando sintió un fuerte agarre en su pelo que le hizo caer de nuevo al suelo.

—Quitadle la sudadera. —Ordenó Sehun.

A lo que en seguida tres de ellos forcejearon para dejar descubierto el torso del menor que solamente estaba siendo tapado por una camiseta también negra, aunque pronto la subieron en la zona de su espalda. Entonces su espalda quedó al descubierto forzosamente.

Y ahí una tortura enfermiza comenzó, ya que los matones comenzaron a quemar con los candentes la sedosa piel de Jimin.

—N-no más. —Susurraba con miedo el castaño llorando con más intensidad, intentaba zafarse del agarre, sin embargo Sehun se unió en inmovilizarse junto al otro menor causando que no se pudiera mover.—P-perdón, m-me rindo. —Murmuró aterrorizado sintiendo las ardientes a la vez que desagradables quemaduras en su espalda y el terrible dolor de la paliza que le habían dado.

No obstante los acosadores no pararon hasta que se cansaron y dejaron de una forma muy deplorable al menor.

Iban a seguir, pero la puerta del aula comenzó a ser bruscamente golpeada.

Los matones no abrieron, solamente se alejaron de Jimin cautelosos dejándole sobre el suelo y no pasó ni un minuto cuando una dura patada resonó contra la puerta, y luego llegó otra que hizo que la puerta cediera conpletamente.

Entonces cuando la puerta se abrió, Jimin vio desde el suelo como Taehyung entraba corriendo para acercarse a él, y como Yoongi se quedó quieto en la puerta con su boca entreabierta.

Yoongi era el que había abierto la puerta forzosamente rompiendo la cerradura, y se quedó impresionado cuando vio a Jimin sobre el suelo de una forma totalmente deplorable.

Y estaba segurísimo de que todos los hijos de puta que estaban ahora dentro de la clase habían maltratado al menor.

Por otro lado, Jimin sollozó más cuando Taehyung le envolvió en sus brazos. Y sin poder evitarlo se sintió... seguro y a salvo.

—¡Fuera de aquí cabrones! —Se escuchó chillar de repente a Yoongi.

Y todos los matones incluído Sehun, salieron corriendo del lugar temiendo al pandillero de Min.

Pronto el de ojos felinos suspiró y tomó de una recóndita esquina del aula la mochila de Jimin.

Tras ello, él y Taehyung ayudaron a Jimin a levantarse del suelo y von suavidad le sacaron de la clase, mientras el menor de los tres sollozaba silenciosamente y notaba lágrimas mojar sus mejillas debido a todo el daño que le había hecho.

Simplemente Jimin se sentía demasiado maleable y frágil en ese mismo momento, a la vez que avergonzado porque los dos que le habían salvado le hubieran encontrado de esa forma tan deplorable.

Y ahí se odió a sí mismo por dejarse humillar de esa forma, sin embargo no era tan fácil cambiar las cosas. Y menos cuando ya lo había intentado, y todo había salido terriblemente mal.

격노

Pronto los tres llegaron a los solitarios baños que se encontraban en el patio trasero del instituto.

Dejaron a Jimin sobre la taza del váter y Taehyung se encargó de consolarle para que dejara de llorar.

Sin embargo pronto el pelimiel no pudo quedarse callado y a cambio, reprendió al menor por no haberle llamado en busca de ayuda.

—Jimin, m-mira lo que te han hecho. —Murmuró Kim muy afligido por ver al castañito tan dañado y maltratado.—¿P-por qué no me has llamado?, ¿o por qué no has llamado a Namjooon aún y c-cuando te dijo que contactaras con él si era necesario? —Cuestionó totalmente agobiado Taehyung mirando esta vez fijamente los ojos a Jimin.

A lo que el menor sólo pudo hacerse más pequeño sobre sí mismo y apartó su mirada de la del pelimiel.

—N-no quiero meter a nadie en mis p-problemas Taehyung. —Susurró esta vez mirando sus pequeñas manos.

El mencionado suspiró.

—Jimin, no debes pasar por estas cosas solo, yo puedo ayudarte y p-podemos pasar juntos los recreos s-si quieres, p-por favor- —Kim intentó seguir hablando, sin embargo el castaño le cortó.

—No Taehyung, n-no quiero que te dañen a ti también. —Murmuró con voz lastimera.

Ambos siguieron hablando con suavidad, incluso Taehyung le dijo de ir al director para avisar de la agresión, sin embargo Jimin se negó sabiendo que al Sehun ser hijo del mismo, éste solamente haría la vista gorda como siempre solía hacer con el comportamiento de su nefasto hijo.

De hecho Jimin cuando era más pequeño, dio quejas por sí mismo a dirección sobre sus matones, pero el director sólo le ofreció que se cambiara de instituto, y eso claramente no podía ser, porque la madre de Jimin trabajaba en un hospital cercano a su casa y cambiarse de instituto provocaría que ella tuviera que cambiar de lugar de trabajo, y tal como estaban las cosas en el mundo del empleo, aquello era imposible.

Es por eso que Jimin nunca decía nada a su madre y aguantaba en silencio. Estaba sentenciado a ello y no sabía qué hacer.

Por otro lado, Yoongi salió del cubículo del baño cuando su teléfono sonó, ágilmente lo sacó del bolsillo trasero de su vaquero.

Algo nervioso y notando su corazón latir rápido en su pecho, descolgó.

Pero no habló hasta asegurarse de haberse alejado lo sufiente de los baños como para que ni Taehyung ni Jimin le escucharan.

Tras unos segundos, la voz de Jay Park, el pandillero que había abordado una semana atrás tanto a Taehyung y Jimin en la biblioteca del instituto, resonó en el parlante.

—Min, ¿lo has decidido ya? —La voz del otro pandillero sonó muy seria y grave.

A lo que Yoongi respiró hondo antes de responder.

—Sí, ya lo he decidido. —Dijo finalmente con voz segura.

A lo que Jay rió levemente entre dientes al otro lado de la línea, creyendo que ya sabía la respuesta de Min, sin embargo preguntó para cerciorarse.

—Entonces, ¿vas a traicionar a Jeon y nos vas a entregar a su ratita estudiosa? —Cuestionó divertido el pandillero.—Min, ¿vas a entregarnos a Jimin como nos prometiste?

Y tras ello un silencio profundo se hizo en la línea, Jay esperando ansioso por la respuesta del otro pandillero que se la tenía jurada desde hace muchísimo tiempo a Jeon.

Ahora Min tenía la oportunidad de hacerle daño entregando a la persona que más cariño había tomado desde que había nacido Jeon.

Y sí, esa era el plan de Yoongi desde que había llegado al mismo instituto que Jungkook, el vengarse de todas las perrerías que le había hecho cuando ambos eran más jóvenes el azabache.

Y quería hacerlo mediante una persona que realmente le doliera si le pasaba algo.

Park Jimin era esa persona.

Finalmente, Yoongi se pronunció a través de la línea con su respuesta.

청소년 센터

Por otra parte, en el centro de menores más vigilado de todo Busan, un abogado estaba conversando con su joven cliente sobre su inminente puesta en libertad.

Pronto el abogado respiró hondo y frustrado se frotó con sus dos manos su rostro.

Porque su cliente le había puesto muy difícil el poder desarrollar con rapidez su trabajo, ya que el defendido había pensado que podía salir de allí simplemente con sus contactos y con el dinero que su pandilla ganaba trapicheando en las calles con droga.

Sin embargo aquello no había sido posible debido a la gran cantidad de dinero que costaba la fianza, y finalmente su defendido había tenido que sucumbir a ser ayudado por sus padres para dejar de estar retenido.

Tras unos segundos el hombre volvió a mirar al pelinegro que estaba vestido completamente de negro con varias cadenas de plata en sus muñecas y una mirada totalmente intimidante.

El adolescente estaba sentado de manera despreocupada.

Como si estar retenido en un centro de menores no fuera gran cosa.

Pero en relidad sí lo era, y Jungkook no aguantaba allí ni un puto segundo más, y no porque lo haya pasado mal, después de todo absolutamente nadie se atrevería nunca a siquiera tocarle, porque sabían que en menos de un segundo él rompería la cara y hasta los huesos a cualquier persona que le retara.

Sino porque haber estado todos esos días sin Jimin había sido una puta tortura.

Él quería llamar a su menor, sin embargo los policías que le habían detenido hace ya una semana cuando una reyerta se había desatado entre la banda de Jay y la suya propia, le habían quitado su teléfono dejándole totalmente incomunicado.

Solamente le dio tiempo a decírle a Namjoon y Hoseok que cuidaran de Jimin antes de haber sido arrestrado, llevado a comisaría y finalmente haber sido internado en el centro de menores masculino y estatal de Busan.

Y decir que aunque el hijo de puta de Jay no había sido detenido, a Jungkook sí le habían pillado porque prefirió ser cazado por la policía él mismo, a que hubieran detenido a Hoseok, ya que el último mencionado no habría tenido ni por asomo la misma facilidad de salir del centro de menores tan rápido como Jungkook lo haría. Ya que si las cosas se ponían feas, el pelinegro tendría a sus padres multimillonarios haciendo hasta lo imposible para sacarle del centro.

No obstante, Hoseok no tendría la misma suerte, así que era por eso que Jeon se había sacrificado.

Y aunque a Jeon eso le jodía muchísimo, ya que no quería tener ningún tipo de contacto con sus padres, se había sacrificado por un miembro de su pandilla y... lo volvería a hacer, ya que a veces ser líder de una banda callejera conllevaba este tipo de mierdas.

Tras unos segundos, el abogado se pronunció.

—Jeon Jungkook, sus padres acaban de pagar la fianza y finalmente ya es libre. —Comenzó el abogado que había sido contratado también por el poderoso matrimonio Jeon.—Aunque sabe perfectamente que a cambio de la fianza, sus padres le han exigido varias cosas, entre ellas que se cambie a un instituto privado elegido selectivamente por ellos y que vuelvas a vivir con ellos.

A lo que en seguida Jungkook chasqueó su lengua divertido.

—Dile a mis padres que me paso por los cojones lo que ellos quieran para mí, y que no van a conseguir gobernar mi vida como ellos quieren. —Contestó el pelinegro mordazmente posando sus antebrazos en sus fuertes muslos cubiertos por un vaquero rasgado.—Dile que dejen de intentar hacerse los superhéroes conmigo y que se vayan a tomar por culo. —Terminó por decir venenoso recordando todas las mierdas por la que sus progenitores le hicieron pasar durante su infancia y parte de su adolescencia.

No les quería ver ni en pintura.

Entonces el mayor respiró hondo ante la rebelde actitud del menor, y aunque ya debería estar acostumbrado a ella después de haber estado toda una semana defendiéndole, no podía evitar sorprenderse por lo soez que a veces ese chico llegaba a ser.

Sin embargo, pronto volvió a pronunciarse ligeramente irritado por la actitud del menor.

—Jeon, le pillaron con cincuenta gramos de cocaína y sesenta pastillas de speed en los bolsillos. —Comenzó serio.—La fianza ha ascendido a más de cuatro millones y medio de wons, sus padres lo han pagado para sacarle de este centro por su bien e integridad, por favor considere... —Quiso seguir hablando, sin embargo una mirada llena de ocuridad por parte del otro consigió enmudecerle al segundo.

En seguida Jungkook se inclinó levemente hacia delante y con sus ojos furiosos habló con voz contenida.

—A mis padres mi integridad les importa una jodida mierda, a ellos lo único que les importa es que yo no manche mi apellido, porque ellos van a verse perjudicados. —Empezó y pronto continuó.—Así que última vez que intentas venderme la moto con la estúpida excusa de que ellos se preocupan por mí o por mi integridad. —Masculló esta vez con rabia.

—Cómo te pones, tranquilízate Jungkook. —Dijo el mayor olvidando hablarle cortésmente.—No creo que ellos te hayan hecho nada grave, son tus padres y saben perfectamente que ir de trapichero vendiendo estupefacientes por las calles no va a traerte nada bueno, además de que... —Iba a seguir hablando, sin embargo se calló cuando el tatuado dio un fuerte puñetazo sobre la mesa, causando que los papeles que habían en la misma se movieran un poco.

—¿Qué mierda sabrás tú como para hablar? —Cuestionó el pelinegro rojo de rabia recordando todas las mierdas que sus padres le habían hecho.—Dime, ¿ves normal que un castigo sea quemarte con un tenedor ardiendo la piel o que te peguen hasta perder el sentido?

Un silencio se hizo presente, el abogado no se atrevió a contestar. Por ello pronto el tatuado habló de nuevo.

—Pues eso, deja de decir que ellos quieren lo mejor para mí cuando nunca lo han querido. Y diles que gracias por haber pagado la fianza, pero que nada va a cambiar, ellos por su camino y yo por el mío. —Terminó por decir Jungkook.

El abogado respiró hondo y volvió a recobrar su postura, además de que volvió a dirigirse costésmente al joven que era su cliente.

—Primero, no puede culpar a sus padres de hechos tan fuertes sin pruebas. —Comenzó.—Y segundo, me dijiste que aceptarías a la parte de compartir casa con ellos si pagaban la fianza, así que debes cumplir. —Dijo, a lo que Jungkook sintió su propio pecho hundirse en ansiedad, no quería volver con ellos pero estaba seguro de que si no lo hacía, serían incluso capaces de dejarle dentro del centro que le había privado de su libertad y del poder salir siquiera a la calle.

Así que cedió.

Porque necesitaba volver a ver a Jimin, y si eso significaba quedarse sin un poquito de su dignidad, lo haría.

Porque había sido un puto infierno el haber estado encerrado allí sin la más mínima posibilidad de siquiera haber podido salir a la calle o contactado con nadie.

Y necesitaba saber que Jimin estaba bien. Necesitaba como el oxígeno volver a ver a su menor, abrazarle y decírle por fin todo lo enamorado que estaba de él.

Anhelaba volver a ver a Park Jimin y lo haría sin importar todo lo que le costaría.

Así que habló para aceptar finalmente el trato.

—Viviré con ellos, pero no pienso cambiarme de instituto. —Dejó claro.

Entonces el hombre carraspeó y tuvo que sincerarse.

—Sus padres... han hecho creer al director de su instituto que estás muerto. —Confesó.

A lo que Jungkook expandió sus ojos totalmente sorprendido.

—¿Cómo? —Preguntó fuera de sí, su corazón latiendo a mil por hora y su respiración se aceleró.

Sólo pedía una cosa; que esa mentira no hubiera llegado a Jimin porque no se quería ni imaginar el malestar y tristeza combinada con terror que aquella noticia podría haber causado en Jimin.

Joder.

—Sí, pero dijeron eso porque preferían decir esa mentira a que todos se enteraran de que tú hayas vuelto a estar en un centro de menores. —Afirmó.—Además de que creyeron que cederías a ir a un instituto privado y no al público que acudes ahora, quisieron... borrarte del mapa básicamente para que comenzaras una nueva vida. —Terminó por decir.

A lo que el azabache empujó su lengua contra el interior de su mejilla derecha no creyéndose toda la mierda que acababa de escuchar.

Así que rápidamente habló.

—Joder, ya sé que me prefieren muerto a que les joda la reputación, pero eso ya es extremo, espero que nadie aparte del director de mi instituto se haya enterado de esa puta noticia. —Pronunció viendo con intensidad a su abogado.

A lo que el hombre no le dijo que todos los del instituto lo sabían para no enfadar más al chico, solamente se limitó a decírle que debido a que se había negado a cambiarse de instituto, moverían contactos para que el pelinegro pudiera volver a su instituto público sin ningún tipo de problema. Y después de todo eso era cierto, mañana mismo Jungkook acudiría de nuevo a su instituto de siempre.

¿La única diferencia? Que ahora debería volver a vivir con sus padres en la ostentosa a la vez que carísima casa situada en el barrio más rico de Busan.

Tras varios intercambios más de palabras, Jungkook recogió sus cosas de su habitación del centro de menores.

Tras ello, se despidió de su compañero de cuarto que era un completo fan de Linkin Park, los piercings, tatuajes y que además estaba en una relación de un trío con un niño rico y otro chico más del centro de menores.

Y la verdad es que si hubiera una realidad más, Jungkook estaría seguro de que sería de la misma forma que su ahora ex compañero de cuarto, sin embargo se conformaba con su actual realidad.

—Adiós Numsan. —Dijo escuetamente.

A lo que el otro se quitó uno de sus auriculares y simplemente asintió con su cabeza en forma de despedida.

Tras eso, Jungkook arrastró su maleta negra con cosas que le habían traído sus padres y fue acompañado por uno de los educadores sociales del lugar hasta la salida.

Y una vez en el parking, se tensó al ver a su madre acercarse a él y fingir ser la mejor progenitora del mundo frente al educador.

Una vez se fue el último mencionado, el carácter duro y frío de su madre relució. Aquella ni siquiera se dirigió a su hijo, ya que rápidamente y con muy finos andares, volvió al asiento de piloto de su Maserati negro mate.

Jungkook suspiró para no mandar todo a la mierda temiendo por su libertad y guardó la mochila en el maletero del lujoso coche.

Luego entró al asiento del copiloto y fue ahí cuando el característico olor a almendras, madera, vainilla y haba tonka llegó a su nariz recordándole muchísimos malos momentos que por mucho que se empeñara en olvidar, no podía.

Pronto su madre comenzó a conducir, el único sonido en el interior del coche era el del potente motor y la radio que emitía música clásica.

—¿Todo bien Jeongguk? —Habló por fin la mujer.

Lo que causó que el pelinegro en seguida sintiera su estómago contraerse en disgusto y sus manos comenzaran a temblar levemente.

Y en ese mismo momento se odió a sí mismo por haber reaccionado así, pero no pudo ser de otra forma ya que odiaba con todo su alma el ser llamado así.

Lo que provocó que rápidamente hablara totalmente mordaz.

—No me llames así. —Gruñó con rabia.

A lo que la otra alzó una de sus finas cejas con cierto asombro por lo vulgar que era su único hijo.

Así que habló.

—Respétame, soy tu madre y ahora que por fin vamos a volver a vivir juntos con tu padre, debes volver a respetarnos tal y cómo solías hacer cuando era más pequeño y menos rebelde. —Espetó la mujer con un elegantísimo acento y con una postura totalmente recta y fina.—Y ya te quiero ver con los piercings quitados si vas a vivir en nuestra prestigiosa barriada. —Dijo finalmente con un tono de voz casi robótico.

Jungkook sabía perfectamente que su madre nunca había sido cariñosa, pero ahora era muchísimo más fría de lo que la recordaba, aunque aquello no le sorprendía al azabache en lo más mínimo, porque conocía a sus padres perfectamente y si algo tenía clarísimo, es que jamás cambiarían, aún así también sabía que no podrían con él.

Así que rápidamente contestó.

—No voy a quitarme nada, y deja de meterte en mis asuntos. —Dijo mirando por la ventana para evitar mirarla.

A lo que la madre simplemente emitió un sonido de disconformidad, pero siguió conduciendo en silencio.

Una vez en el destino, un segurara abrió la gran puerta del casoplón que tenían los Jeon y el azabache miró un poco nostálgico todo lo que hacía ya años había dejado atrás.

Minutos después el coche aparcó en el garaje exterior y ahí pudo ver que habían más coches caros aparcados, entre los que se encontraban eran un Mercedes o un Bugatti.

Todo lo que tenían el señor y señora Jeon gritaba riqueza, y aunque Jungkook ya hacía muchísimo tiempo que había dejado de lado ese tipo de vida, ahora que veía todo de más cerca se dijo a sí mismo que egoístamente no estaría mal aunque sea pasar unos meses en la mansión de sus padres.

Porque tenía muy claro que aquello no sería para siempre, así que aprovecharía por un corto período de tiempo y después huiría de nuevo, pero siempre pensando en Jimin, porque ahora ya no era él solo, actualmente él tenía a Park y lo quería muchísimo.

Sin embargo hubo de apartar esos pensamientos y centrarse en lo que le rodeaba, así que tras unos minutos tomó su maleta y entró al gran hogar.

Suelos de mármol blanco, estatuas a tamaño real estratégicamente colocadas, muebles de madera maciza y grandes puertas de cristal. Todo dentro de esa gran casa gritaba riqueza.

Todo parecía tan perfecto en el interior de la casa... aunque en realidad todo era mentira y es por eso que ya hacía tiempo huyó de allí para supuestamente no volver. Aunque allí se encontraba de nuevo.

—Ve a tu habitación. —Ordenó fríamente la mujer que andó hasta él elegantemente haciendo resonar sus tacones de Dior contra el reluciente suelo de mármol.—Mañana irás a tu instituto público, seguirás acudiendo a él si a cambio decides quedarte aquí a vivir, porque después de todo eres nuestro hijo. —Advirtió la mujer.

A lo que el azabache pronto soltó una pequeña risa burlona.

—Nada más que soy vuestro hijo cuando os conviene. —Soltó con veneno.—Joderos, porque yo ya no soy vuestro hijo. —Finalizó diciendo para dirigirse a su habitación.

Cuando llegó a su habitación, el olor a nuevo y limpio se hizo con él, todo estaba tal y como lo recordaba, sin ningún tipo de decoración, una gran cama y un escritorio sin nada encima, porque él nunca había sido estudioso, ni siquiera cuando sus padres le obligaban a sacar buenas notas con amenazas no muy apropiadas como para un niño.

Es ahí cuando Jungkook sintió un escalofrío ante los recuerdos que se hicieron con su persona, aún así los dejó de lado y comenzó a meter sus cosas en su antiguo armario que por dentro olía a algún perfume francés.

Y es que aunque pareciera mentira, sus padres habían conservado perfectamente su habitación, como si ambos hubieran sabido que él volvería tarde o temprano.

Y eso le hizo pensar que debía salir de allí lo antes posible, sin embargo primero debía habitar allí por un corto período de tiempo para "pagar" la deuda de que ellos hubieran pagado su fianza para salir del centro.

Cuando finalizó de colocar sus cosas y darse una ducha para ponerse un chándal negro, quiso correr e ir en busca de Jimin.

Sin embargo recordaba perfectamente todas las normas de sus padres y prefirió no enfadarles el primer día, ya más adelante haría lo que le saliera de los huevos, pero de momento debía ser cauteloso.

Tras unos minutos de estar ansioso por ver al castaño, intentó tranquilizarse a sí mismo viendo un poco la televisión para deshacerse de esa tortuosa sensación.

Ya que debía actuar de forma racionaly no impulsivamente si quería que todo saliera bien.

Tras unos segundos se acostó en su ahora grandísima cama y sin poder evitarlo, se quedó dormido debido a que esa última semana apenas había dormido por haber estado totalmente preocupado por Jimin, y el no haberle visto le había matado lentamente.

Y lo que le hizo caer rendido ante los brazos de morfeo fue el hecho de que sabía que mañana volvería a verlo.

Y estaba tan ansioso por verle que sabía que si se acostaba temprano, el mañana llegaría más rápido.

Además de que solamente esperaba una cosa.

Que Namjoon y Hoseok hubieran cuidado de Jimin y que absolutamente nadie le hubiera puesto un jodido dedo encima.

Porque estaba seguro de que si alguien se había atrevido a dañar a Jimin, lo mataría.

Solamente esperaba que Jimin estuviera bien y que no hubiera sufrido ningún tipo de maltrato durante su ausencia.

.

¿Os lo esperábais?, ¿os está gustando? Os leo.

¿Creéis que Yoongi va a entregar al pandillero llamado Jay a Jimin?

He tardado en actualizar, porque en febrero he tenido exámenes finales :').

Jimin en este capítulo (pero es castaño):

Like si ya quieres leer el siguiente capítulo♡.

Os estimo mucho, Saraslifes.

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