Capítulo 25

파티

La música retumbaba en la calle, la fiesta se estaba llevando a cabo dentro de una gran mansión, cuyo dueño era un estudiante de secundaria, que era el hijo de los maganates más importantes de negocios petrolíferos en Corea del Sur, éste se llamaba Kim Seokjin.

Y sin duda ese evento sería una mina de oro para la pandilla de Jeon, ya que los adolescentes ricos eran los que más fortuna poseían y muchos, estaban dispuestos a probar estupefacientes contando con la ventaja de que tenían mucho dinero para gastar.

Una gran fila de personas esperaban por tener siquiera la opción de entrar al recinto, que de hecho estaba vigilado por cuatro grandes hombres de seguridad que tenían una lista con los nombres de los jóvenes que podían entrar.

Justo al lado de la acera de la calle, habían coches muy lujosos aparcados, eran de marcas automovilísticas como Lamborghini, Ferrari o Mercedes entre otros.

Jungkook una vez estuvo al final de la cola, tomó la mano de Jimin para seguidamente andar tranquilamente hacia la cabeza de la gran fila de personas.

Jimin vio sorprendido como nadie rechistaba cuando veían a Jungkook colarse junto a su persona.

Una vez llegaron al principio de la cola, el vigilante miró serio al pelinegro y luego al menor, aunque al pelirrosa le observó como si fuera una cosa insignificante.

—Soy Jeon. —Habló el mayor y a la vez mostró una cadena de plata que llevaba colgada en el cuello y que segundos antes estaba escondida bajo su camiseta, acreditando ahora su identidad en una plaquita que llevaba su apellido imprimado.

—Adelante. —Dejó pasar a Jungkook pero se interpuso cuando Jimin también quiso entrar.

—Viene conmigo. —Dijo el pelinegro seguro de sí mismo, cosa que funcionó porque el menor pudo entrar también.

Una vez cruzaron la gran puerta, música que retumbaba los oídos acompañada de jóvenes bailando, fumando y bebiendo, les recibió en el gran jardín de la mansión que estaba iluminado con luces neones debido a que ya había anochecido.

Jimin se quedó embelesado mirando a su alrededor, los asistentes de la fiesta estaban vistiendo ropa cara, por lo que por unos segundos se sintió algo cohibido por su atuendo tan casual y carente de valor, sin embargo se sintió bien al sentir un leve apretón en su mano por parte del azabache. Además de que el hecho de que Jungkook también iba vestido con ropa normal como él, hizo que se calmara y aquello pasara a segundo plano en seguida.

Pronto Jimin miró la gigante y lujosa casa con asombro, ésta gritaba lujo por allí donde se mirara.

La música electrónica estaba tan alta que Jimin se sentía abrumado debido a que era la primera vez que estaba experimentando aquello.

Por otro lado, Jungkook tras el pequeño apretón que le brindó a Jimin para que se tranquilizara, se encontraba buscando con su mirada a Namjoon o a cualquiera de su pandilla.

Sin embargo a cambio de eso, sus finos oídos pudieron escuchar sobre el barullo, lo que un chico dijo muy cerca.

—Qué asco, ¿por qué han dejado entrar a dos vagabundos? —Una voz cansina resonó, y tras ello varios chicos que estaban alrededor del que habló, rieron.

Al instante el grupito miraron con repulsión tanto a Jimin como a Jungkook.

Ante ello, Jungkook apretó su mandíbula, porque si algo tenía corto era la mecha que le permitía aguantar las mínimas tonterías.

Se aseguró de que Jimin no estuviera atento y en efecto, ya que estaba metido en una burbuja de emociones mientras miraba los detalles de la lujosa fiesta e ignoraba lo que pasaba a su alrededor.

Así que Jungkook aprovechó aquello para girar su cabeza hacia el que les había insultado dedicándole una sarcástica sonrisa.

Tras ese gesto, alzó su rostro y sin remordimiento ninguno escupió al estúpido. Para que así tuviera asco, pero justificado.

Cuando el otro recibió el escupitajo que cayó en su cara camisa de marca, quiso abalanzarse contra el azabache, sin embargo uno de los amigos del chico reconoció quién era el pelinegro. Y rápidamente frenó a su amigo avisándole que delante de ellos se hallaba Jeon, uno de los líderes de pandilla más temido de Busan.

Por lo que el chico se achantó en seguida con temor de saber la identidad del azabache. Y a regañadientes se retiró con su grupillo hacia otro lugar del gran jardín lejos de los recién llegados.

Tras ese percance del que Jimin ni siquiera se enteró por estar tan atento a la fiesta, entraron en el interior de la mansión y ahí ya sí pudo divisar a Namjoon.

—Hey Jeon. —Saludó el moreno.—Yo ya he vendido todo lo que tenía, ahora me voy para ver si puedo hablar con el dueño de este casoplón. Ya me veo criando aquí a mis hijos y bañándome en oro. Aunque de momento solamente sé que se llama Seokjin, no sé ni cómo es. —Bufó divertido a lo que Jungkook fingió una arcada por lo interesado que el de hoyuelos estaba sonando.

—Después me das el dinero. —Contestó refiriéndose al dinero de las pastillas vendidas el pelinegro, obviando todo lo demás que Namjoon había dicho.

Entonces el alto se percató de que el pelirrosa también estaba allí, ya que lo pudo ver escondido tímidamente tras la espalda de Jungkook.

—Oh, hola Jimin, no te había visto. —Habló con una sonrisa nerviosa.

Jimin mojó sus labios y salió tras la espalda de Jungkook para ahora mirar a Namjoon y saludarle escuetamente. Debido a que en el pasado, el moreno también se había aprovechado de él y su inteligencia como los demás también hacían.

Tras unos minutos Jeon y Kim dejaron de hablar.

Después Park junto a Jeon se alejaron del montón de gente que se encontraban en el salón gigante de la casa para salir de nuevo al jardín.

Allí Jungkook dejó de tomar la mano de Jimin, para seguidamente encender por fin un cigarro de nicotina. Comenzó a fumar y miró a Jimin que tras sus gafas le miraba expectante.

Mientras fumaba ambos vieron como muchísimos adolescentes bailaban y saltaban sobre el cuidado césped del lugar.

Pronto un metre que llevaba una bandeja con bebidas alcohólicas y otra con bebidas no alcohólicas se acercó a ellos ofreciéndoles las bebidas.

—¿Cuáles no llevan alcohol? —Preguntó Jungkook sobre el barullo, no queriendo beber para estar en todos sus sentidos para vigilar a Jimin.

—Estas. —El metre les acercó la bandeja que contenía zumos de frutas y refrescos.

El pelinegro miró a su acompañante y le indicó con la mirada que tomara lo que quisiera, así que Jimin eligió un zumo de piña.

Por otro lado Jungkook eligió una coca-cola. Tras ello el camarero se alejó de ellos tras hacerles una respetuosa inclinación.

Ambos se bebieron la bebida en unos minutos debido a que eran vasos pequeñitos, indicando que se encontraban en una exclusiva fiesta de gente rica que usan cosas "gourmet". Tras ello, ambos entregaron los vasitos vacíos a otro metre que pasaba por el lugar.

—¡Verdad o reto!, ¡verdad o reto! —Comenzaron a corear de repente los adolescentes allí presentes con total diversión.

—¡Soy Seokjin, gracias por haber acudido a mi fiesta!, me habéis estado pidiendo que juguemos todos a verdad o reto, así que ¡acercaos para jugar! —Dijo una voz a través de un micrófono que estaba conectado a los bafles que daban música a la mansión.

Pronto ambos miraron curiosos al dueño de la mansión y entonces divisaron a un chico muy esbelto enfundado en un traje de Dior negro a la vez que casual. Sin duda se podía notar a leguas el fino porte que poseía Seokjin, que también tenía pendientes de diamantes blancos.

Seokjin bajó del escenario y se acercó al gran círculo que se formó para jugar a aquel juego.

Entonces Jimin se emocionó demasiado porque nunca había jugado a nada así con personas de su edad. Así que al instante miró suplicante a Jungkook.

—¿Podemos jugar? —Musitó con sus ojos sumergidos en ilusión.

—Jimin ese juego va a ser dañino, las reglas son beber alcohol, revelar cosas íntimas si eliges verdad y si es reto, tendrás que hacer algo malicioso con la única intención de divertir a los demás. —El pelinegro le explicó sincero todo aquello para que el pelirrosa entrara en razón.

Porque no quería que le pasara algo desagradable a Jimin por jugar a aquél juego.

—Oh... —Musitó un poquito decaído Jimin pensando en que ya no quería jugar, por miedo de que llegaran a humillarlo.—Entonces nada. —Finalizó sonando algo triste por no poder participar en una actividad de personas con su edad.

—Pero si quieres podemos jugar tú y yo solos. —Jungkook propuso al tierno chico con una sonrisa ladeada.

Y aunque Jeon no había pensado en un doble sentido con sus palabras, Jimin sí se lo dio provocando que su cara se pusiera como un tomate.

—Hagámoslo Jungkook. —Cedió deslumbrado por la idea del mayor.

Jungkook asintió notando que poco a poco Jimin estaba dejando de lado su inocencia, claro ejemplo era que acababa de interpretar sus palabras con una connotación un tanto atrevida.

En ese instante la canción llamada Scream de Usher comenzó a sonar a toda voz.

Pronto el pelinegro se acercó al menor con una genuina sonrisa y le besó fugazmente dejándose llevar, creando así una pequeña burbuja donde tan sólo eran ellos dos. Nadie más.

Y ante la acción, Jimin sintió miles de mariposas revolotear intesamente en su estómago.

—Si te separas pierdes. —Jeon susurró aún sobre sus labios y se explicó un poco más.—Así se llamará nuestro juego, y el primero que se separe porque no pueda manejar más la situación, perderá.

El corazón de Jimin bombeó más rápido y lo notó acelerase a la vez que golpear con adrenalina contra su pecho.

—E-Está bien. —Aceptó el pelirrosa preparado para comenzar el arcade.

Jungkook comenzó dando frente a los ojos del pelirrosa una fuerte calada al cigarro, y no hicieron falta las palabras.

Porque Jungkook acortó por segunda vez la distancia y acunó las mejillas ahora sonrojadas del menor para pasarle una pequeña cantidad de humo una vez éste abrió su boquita.

Esto a Jimin le encantó, y aún con el humo que le había pasado el azabache a su boca, le besó algo torpe y con su pobre corazón latiendo a mil por hora.

Una batalla se libró entre los dos, que por supuesto, Jeon ganó con agilidad. Jimin se separó levemente de los labios del otro en un necesitado jadeo buscando aire. Sin embargo no dio ni un solo paso hacia atrás porque no quería perder.

Aún así, su rostro estaba rojo y sus hormonas estaban totalmente revueltas, realmente todas las sensaciones que el pelinegro le brindaba eran demasiado adictivas.

La gran mano de Jungkook se posó suavemente sobre la cadera derecha del menor atrayéndolo un poco más hacia su fibrado cuerpo y de nuevo le besó, pero esta vez fue un beso calmado que incluía ciertos roces de labios.

Hasta que Jimin se aventuró a aumentar un poco la intensidad y velocidad del beso, dejando escasos segundos después, que Jungkook liderara de nuevo el beso.

Sin embargo alguien interrumpió tocando repelentemente la espalda de Jungkook y éste gruñó enfadado contra los abultados belfos de Jimin, porque alguien estaba molestándole.

A lo que el azabache tuvo que separase del cuerpecito de Jimin y el mencionado, saltó en su sitio emocionado e inocente, creyendo que había ganado porque Jungkook no había aguantado más, y se había separado finalmente.

—¡He ganado! —Exclamó muy contento ajeno a lo que realmente había hecho a Jungkook separarse de él.

Iba a seguir hablando por su supuesta victoria, sin embargo cuando sus ojos vieron a cuatro chicos encarar a Jungkook, enmudeció. Sus manos comenzaron a temblar y sin poder evitarlo se escondió tras el pelinegro sintiéndose ahora más pequeño de lo que era.

Jungkook vio de reojo lo que Jimin hizo y un malestar se removió en su estómago, porque no le gustaba ni una pizca ver al de prominentes gafas ser fácilmente intimidado cada vez que veía a desconocidos. Debido a que era como si... como si cada vez que conocía a alguien nuevo, solamente esperara que esa persona le dañara y por eso se recluía en sí mismo.

Dejó de pensar y fastidiado, se giró totalmente con cara de pocos amigos y alzó una de sus cejas cuando vio directamente a uno de los imbéciles que a la entrada se había reído por el insulto que el imbécil principal les dijo a los dos.

—Tío, queremos disculparnos por lo que mi amigo os dijo. —Se pronunció con una sonrisa amigable, tras él habían tres chicos más. Todos parecían niños mimados.

Sin embargo Jungkook alzó su mano derecha mostrándoles su dedo corazón, sabía que ese tipo de personas jamás se disculparían y que solamente estaban maquinando algo malicioso. Y que por ello estaban hablándole ahora, para hacer tiempo antes de que algo malo ocurriera.

—Iros a la mierda. —Masculló dejando de hacer la peineta y tomando de la mano a Jimin para alejarle rápidamente de esos chicos que no le daban buena espina.

Aunque su andar fue cortado por tres grandes hombres que parecían ser vigilantes.

—¡Él!, ¡él es el que me ha escupido! —Gritoneó cansino el chico de antes que se llamaba Changbin.—¡Sacadle de aquí, es un jodido psicópata, me ha jodido la camisa balenciaga!

Jungkook masculló una maldición. Mientras que Jimin no entendía nada de lo que estaba pasando, porque él no ha visto a Jungkook escupir a nadie, ¿acaso eso pasó antes cuando llegaron a la fiesta y estaba tan ensimismado en el ambiente?

Así que Jimin decidió ser valiente por una sola vez en su vida.—Él no ha escupido a nadie, y-yo he estado con él desde que llegó. —Habló a los guardas esperando que le creyeran.

Sin embargo los seguratas ni siquiera le prestaron atención y siguieron viendo al pelinegro con mirada amenazante.

—Abandone el lugar. —Dijo gravemente y sobre la música uno de los gigantes ignorando completamente al pelirrosa.

—No. —Masculló entre dientes Jungkook cabreado.

Pero entonces dos grandes hombres le tomaron muy bruscamente por los brazos, y tuvo que soltar la mano de Jimin.

El azabache intentó zafarse del agarre, pero entonces el tercer hombre musculoso le inmovilizó, y joder, eran tres guardas que parecían gorilas, Jungkook era buenísimo peleando, pero actualmente se encontraba en desventaja.

Le arrastraron lejos de allí y justo cuando Jimin iba a seguir a Jungkook, dos chicos que formaban parte del grupo de Changbin le frenaron en un crudo empujón que casi provocó su caída al suelo.

—Tú no vas a ningún lado, me vas a pagar el dinero de la camisa que tu amigo me ha jodido. —Farfulló Changbin sobre el alboroto que se había formado de personas que habían visto la escena de Jungkook ser arrastrado lejos.

—¡Jimin! —El pelirrosa escuchó a Jungkook gritar su nombre.—¡Jimin sal! —La voz del pelinegro dejó de escucharse.

Sin embargo sus piernas no funcionaban porque estaba demasiado agobiado viendo como ahora su persona era el centro de atención del lugar. Sus manos comenzaron a temblar, y el hecho de que todos ya hace tiempo hubieran dejado de jugar a verdad o reto, para actualmente estar mirando al menor con burla y maldad, no hizo más que empeorar la situación.

—Son doscientos mil wons, págame y te dejaremos irte. —Habló el líder burlón.

Y el corazón de Jimin se aceleró atemorizado, eso era una cantidad desmesurada de dinero, ni en broma tendría todo eso para pagarle. Así que se quedó en silencio con el único deseo de volver a estar junto a Jungkook.

El grupo pronto le rodeó y el pelirrosa se hizo más pequeño sobre sí mismo totalmente cohibido y miedoso, entonces dio pasos temblorosos hacia atrás hasta que el grupo dejó de rodearle y se pusieron todos frente a él.

—Lo que yo dije, un muerto de hambre. —Se mofó de Jimin mientras le veía con desprecio.

Y lo siguiente pasó demasiado rápido, risas resonaron en el lugar acallando levemente la música, los adolescentes comenzaron a gritonear emocionados por lo que iba a pasar.

Y ahí Jimin giró su rostro encontrándose con una gran piscina iluminada con luces acuáticas de color celeste.

Entonces su cuerpo comenzó a temblar con vehemencia ante el temor de estar tan cerca del agua.

Intentó alejarse de ella, pero el grupo de chicos dieron otro paso hacia delante de manera amenazante no dejándole salida alguna.

—Date un baño pobretón. —Masculló cruelmente Changbin aprovechando que ahora podía hacerle lo que quisiera a ese chico porque Jeon no estaba cerca.

Sin duda ese tonto pagaría lo que el pelinegro le había hecho, porque le había humillado y achantado frente a los demás cuando le escupió y no pudo hacer nada por miedo al enterarse de quién era. Pero actualmente solamente estaba ese indefenso  y maleable chico que acompañaba a Jeon.

—P-Por favor. —Suplicó Jimin en un jadeo ahogado cuando tuvo que dar otro paso hacia atrás.

No quería caer.

—Cállate. —Se burló el matón.

—N-No sé... —Sus ojos comenzaron a empañarse en lágrimas y sus labios formaron un puchero.

El grupo dio otro paso hacia delante y Jimin tuvo que retroceder de nuevo por miedo.

El menor intentó hablar de nuevo, pero no pudo, como tampoco pudo enseñar la marca de Jungkook porque su mente estaba colapsada de terror por si iba a caer a la piscina. Estaba completamente paralizado y asustado. Y se odió por eso, porque se sintió la persona más inútil del mundo.

Entonces, Chanbing sin piedad ninguna empujó a Jimin haciendo que éste trastabillara hacia atrás, tirándolo así finalmente a la piscina.

Lo peor no fueron las risas tras la caída del pelirrosa a la piscina, tampoco fue el hecho de lo humillado que el menor se sentía por ser ahora la diversión de la fiesta.

Lo peor era que Jimin no sabía nadar.

.

😭🥺

Posdata: no os enfadéis con Jungkook (en el próximo capítulo veréis el porqué). Decir que por favor me dejéis meter un poquito de drama a la historia porque a mí me gusta escribirlo.

Muchísimas gracias por entender de verdad.

Atención: hay personas que me dicen que no tienen aviso de actualizaciones de esta historia, así que si queréis que yo os avise por comentario contestad al comentario que voy a dejar en este párrafo para avisaros♡.

Por cierto estoy pensando en añadir a esta historia una relación polígama (fuera del Kookmin) de tres concretamente, dejadme en comentarios quiénes créeis que serán los tres ;). Ya tengo estructurado el cómo lo voy a hacer y todo, ¿qué os parece?

Like si ya quieres leer el siguiente capítulo♡

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