Capítulo 3 (JIMIN POV)
El jueves de esa misma semana cuando me levanté agotado tras la intensa reunión de venta internacional a la que habíamos asistido el día anterior recibí un mensaje de mi querido padre.
-No hagas tonterías en la oficina, compórtate mientras yo no esté, vuelo hoy a Europa a visitar un par de sedes nuevas que hemos abierto, no quiero tener quejas de nadie a mi vuelta. P.H.- Leí en alto. Una sensación que experimentaba demasiado a menudo parecida a las náuseas y al desasosiego cuando mi padre me hacía sentir como si fuese un extraño para él se instaló en mi estómago y aunque no duró mucho fue suficiente para recordarme que mi padre no confiaba en mí.
Preparé mi desayuno mientras paseaba un poco por mis redes sociales viendo las ultimas noticias como hacía cada mañana. Cuando me senté en el taburete de la cocina ya estaba planeando y analizando lo que tenía pendiente para ese día en la oficina. Reunión a primera hora de la mañana con los inversores alemanes, presentar los registros de personal y luego entregarlos para su clasificación y firma. Parecía sencillo, nada que con un poco de paciencia no fuese a ser rápido.
Pese al frío exterior decidí caminar hasta la oficina y dejar el coche aparcado en su sitio. En el camino me dediqué a pensar seriamente sobre mi trabajo y las personas que estaba conociendo que hacían un poco más fácil el día a día en la oficina mientras me arrebullaba en mi abrigo y mi bufanda.
-Buenos días-dije mientras me quitaba el abrigo y lo colgaba en el perchero de la entrada.
-Buenos días Park-gritó Tae desde su mesa cargando un montón de impresos.
- ¿Necesitas ayuda? -pregunté mientras me ponía a su lado para empujar una de las carpetas que escurría entre todos los papeles.
-Tranquilo, solo necesito que pase ya esta reunión y a lo siguiente-bromeó con su entusiasmo de siempre. Sonreí contagiándome de su energía.
-¿Cuánto queda?-pregunté apoyándome en la mesa.
-10 minutos, así que será mejor que cojas los papeles del registro y empieces a moverte con esa grácil figura tuya hacia la sala de reuniones-dijo Jin atropelladamente apareciendo de la nada mientras me cargaba con un enorme bloque de carpetas.
-Buenos días a ti también-farfullé asombrado mientras me ponía en pie de nuevo.
El esbozó una sonrisa burlona. -Siempre es un placer ayudar a los nuevos-dijo tranquilamente. Lo seguimos hasta la sala de reuniones entre bromas
- ¿Algún día dejaremos de ser los nuevos Jin? -preguntó Tae abriendo la puerta de cristal con su cadera y haciéndose a un lado para dejarnos pasar.
-Quizás, cuando aparezcan nuevos chicos nuevo y eso no pasa muy a menudo, así que mientras tanto tendréis que cumplir bien vuestras funciones como nuevos, como invitarme a café para agradarme-expuso riendo mientras pasaba detrás de mí.
-No agobies a los muchachos Jin o se irán corriendo, necesitamos grandes cerebros en esta empresa-protesto una voz desconocida para mi hasta ese momento. Cuando me giré me encontré con un muchacho bastante más alto que yo de expresión amable y hoyuelos marcados en las mejillas.
-Estos dos están atados a la empresa hasta que las ranas críen pelo-aulló Jin entre risas.
-Que esperanzador Jin, muchas gracias-dije con ironía mientras dejaba todo lo que llevaba en la mesa. Agité un poco los brazos para aliviar la pesadez de los papeles que había transportado y me volví a incorporar a la conversación con el otro joven.
-Kim Taehyung, Park Jimin, este es nuestro jefe de finanzas y contabilidad Kim Namjoon y de lejos el hombre más inteligente en esta empresa-presentó Jin con adoración.
-Exageras Jin, esta empresa está llena de personas inteligentes. Encantado de conoceros-aseguró el aludido mientras estrechaba nuestras manos con diligencia.
-Siempre tan modesto-dijo apartando a Namjoon con la mano para ir a tomar asiento en su lugar. Este rió y se sentó en su sitio a mi lado. - ¿Eres el hijo del señor Park verdad? -preguntó con interés. Asentí con una mueca de disgusto.
-Tranquilo, todos aquí sabemos que es complicado, no vamos a juzgarte-sentenció sonriente.
Iba a responderle para darle las gracias, pero me vi interrumpido por una marabunta de gente entrando por la puerta. Los alemanes entraron en la sala y nos saludaron en inglés. Todos contestamos a coro y tras ellos llegó el director Min. Quizás fue mi imaginación, pero se quedó un segundo mirando en mi dirección como si me estuviese buscando. Humedeció sus labios pasando la punta de la lengua por ellos desde la comisura y en ese momento recé para que nadie me hubiese notado contener el aliento. Era el hombre más sensual que había visto en mucho tiempo. Retiró su mirada seria y caminó hasta su asiento en la presidencia de la mesa.
-Buenos días a todos, demos comienzo a la reunión-estableció autoritariamente con ese tono suyo. Mentiría si dijese que no me pasé toda la mañana con la mirada puesta en sus expresivos gestos.
Casi tres horas después y con los deberes bien hechos, los alemanes se retiraron junto al joven director que los despidió en la entrada y volvió a encerrarse en su despacho. Cada uno volvió a sus quehaceres y yo me dedique a pasar por todas las mesas de los interesados que debían firmar los papeles antes de entregárselos al director.
-Bien, pues ya está, ahora solo tienes que llevárselos al jefe y habremos acabado con Alemania-indicó Jin estampando su firma en su casilla correspondiente. Asentí entusiasmado con la idea de terminar mi primer trabajo con éxito y salí de nuestra oficina para ir a coger el ascensor que me llevaría al despacho del director Min.
Una vez más me maraville con las increíbles vistas de Seúl bajo mis pies.
Suspiré dándome ánimos y toqué un par de veces a la puerta. -Director Min-pregunté esperando a que me diera paso.
-Adelante-ordenó. Tragué saliva y entré cerrando la puerta tras de mí.
-Buenos días señor Min, vengo a entregarle los documentos firmados del registro de la sede en Alemania para que pueda firmarlos usted y clasificarlos-informé caminando hacia delante para
-Si, pasa, los estaba esperando-dijo simplemente.
-Yo...si eh...me gustaría pedirle disculpas por entregarle los documentos hoy y no hace un par de días como ordenó el señor Park, he querido revisarlos un par de veces antes de darles el visto bueno-expliqué lanzándome a hablar.
-Tu padre no está aquí ahora y tu presentación ha sido excelente, no tienes que disculparte por nada-argumentó austero como siempre.
-Ya, pero él dijo expresamente que...-intenté explicar. Él levantó la mano y me callé inmediatamente.
-Tranquilo, no voy a decirle que me entregaste los documentos a tiempo-comentó sarcástico mientras guardaba lo que le había entregado en una enorme pila de documentos para revisar.
- ¿Tenéis una relación difícil no es así? -preguntó fijando por primera vez su mirada en la mía. Un escalofrío recorrió mi espalda.
-Yo...si...muy difícil, soy una decepción continua para él, haga lo que haga nada está bien-dije retorciendo nerviosamente mis manos. Él me miró y me indicó con la mano que tomase asiento. Así lo hice, me senté frente a él y contemplé sus mejillas regordetas que se elevaron con satisfacción cuando estuvimos frente a frente.
-Te vi desafiarlo nada más entraste en mi despacho el otro día, el señor Park es estricto, pero es la persona más competente de esta empresa y la mano derecha de mi padre. Ambos son iguales, criados bajo el bastón de mando y acostumbrados a hacer lo que el mundo espera de ellos. Tú y yo no somos tan diferentes en ese sentido, yo también tengo una relación complicada con mi padre-dijo mirándome a los ojos. Me quedé perdido en su mirada durante un segundo y luego bajé la vista de nuevo a mis manos.
-No sé cómo podríamos ser parecidos señor-añadí esbozando una pequeña sonrisa tímida.
-Cuando mi hermano nos dejó para irse a Estados Unidos contra la voluntad de mi padre toda la responsabilidad de esta empresa recayó sobre mí, tenía 16 años, pero para mi padre era el momento de que me dejase de juegos y empezase a entender el negocio, tuve que renunciar a mi vida y mis sueños por algo que entonces aborrecía-señaló. No esperaba aquella confesión que me pilló por sorpresa.
- ¿Entonces? ¿Ahora ya no? -pregunté casi sin pensar. Me arrepentí al momento, pero él no pareció molesto solo se quedó en silencio un segundo como sopesando la respuesta.
-Me he acostumbrado a esto y ya no hay nada que sepa hacer mejor- explicó. -Y tú ¿tienes sueños fuera de esto?-preguntó sin dejar de repasarme de arriba a abajo.
-Si me disculpa señor Min, no creo que sea apropiado que yo esté aquí...-alegué retirando un poco la silla para levantarme
-Nadie dirá nada al respecto, podemos estar debatiendo acerca de cualquier tema relacionado con la empresa y llámame Yoongi, solo soy un par de años mayor que tú. Planeaba llamarte por tu nombre si no te molesta, me resulta difícil llamarte igual que a tu padre-pidió como si de verdad le importase mi opinión acerca de aquel pacto momentáneo sobre nuestros nombres.
-No es molestia, puede llamarme como usted prefiera mi nombre es lo que me diferencia de él a pesar de llevar siempre su apellido por delante-aclaré esbozando una sonrisa que se escapó de mis labios. -Buenas tardes señor Min-dije levantándome de la silla y avanzando de espaldas hacia la puerta.
-Yoongi-pidió con una singular sonrisa que me removió el corazón.
-Yoongi-corregí antes de salir por la puerta.
Yoongi, un nombre que llenaba el alma y despertaba mis sentidos.
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Hola a todooooos :)
Bueno, aprovecho a subir hoy este capitulo que técnicamente tenía que subir el lunes pero que he querido dejároslo ya porque el jueves es mi cumple y estoy preparando el siguiente que me gustaría que fuese algo más especial para ese día.
Bueno, seguimos conociendo gente y por fin Jimin ha podido tener una conversación un pelin mas profunda con Yoongi. a partir de ahora todo hacia arriba.
Espero que os guste y nos leemos en el siguiente capitulo.
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