Capítulo 13

Mentiría si no dijese que aquel fin de semana fue tan largo y tan lleno de emociones que en mi estado tras salir del hospital dormí más horas de las que hubiese imaginado nunca que pudiese dormir.

Básicamente Tae se instaló en mi casa desde que llegamos y me obligó a cumplir a rajatabla el reposo que el médico me había mandado.

Él se dedicaba a hacer todas las tareas de la casa por mi y cuando no teníamos nada que hacer pasábamos las horas tumbados en mi cama viendo películas y series o simplemente hablando durante horas. Por las noches nos abrazábamos como si el miedo nos consumiese y Tae dormía a mi lado mientras las pesadillas del accidente nos asolaban una y otra vez. Él tenía miedo de perderme y yo tenía miedo de perderle a él.

Todos los días tenía una visita, los chicos se turnaban para pasarse por mi casa a visitarme, a darle tiempo a Tae para irse a su casa o simplemente salir a dar un paseo con Jungkook que pasaba casi tanto tiempo en mi casa que parecía que también vivía allí. A veces aun se me hacía raro ver sus muestras de amor, verlos darse un beso de repente acariciarse o mirarse ya sin contener sus sentimientos. Tae pasaba los días canturreando por la casa y el pequeño no paraba de sonreír por él.

Me había acostumbrado tanto a la presencia de los chicos en los últimos días que cuando me queda solo por un rato se me hacía extraño el silencio.

Nam fue la excusa para volver a sacar tiempo para leer. Juntos devoramos las paginas de los libros o hablábamos de todo lo que se nos pasaba por la cabeza. Con Hobi y Jin era diferente, cuando venian a verme el primero iluminaba mi apartamento con su risa y pasábamos largos ratos riendo sin parar. En cambio Jin venia siempre cargado con comida para mi y Tae y su risa nos alborotaba a todos.

La tarde del sábado la pasamos todos juntos en mi salón jugando videojuegos y comiendo hamburguesas con la única ausencia de Yoongi. Cuanto más veía a Tae con Jungkook más ganas tenía de creer lo que me dijo Hobi la tarde del accidente sobre su amigo.

Como le había prometido, no deje de mandarle mensajes contándole todo lo que se me ocurria y el me respondía cuando se desocupaba lamentándose por no poder compartir con nosotros aquel planazo.

El domingo por la mañana mi madre me llamó mientras Tae y yo ojeábamos Twitter. Estuvimos un rato con el altavoz puesto y luego mi amigo se retiró para que pudiese hablar con mi madre tranquilamente.

-¿Entonces, como te encuentras cariño?-preguntó en cuanto nos quedamos solos.

-Estoy bien mamá, Tae es un enfermero excelente y no me deja hacer nada asi que estoy mas aburrido que otra cosa-me lamenté.

-¡Te escucho! Cualquiera estaría encantado de tener un asistente que no le dejase hacer nada y de tener las visitas que tienes todos los días-anunció el aludido apoyándose en el marco de la puerta. Mi madre rió al escucharlo pero inmediatamente volvió a seguir con su interrogatorio.

-Estoy preocupada cielo, es raro...-comenzó a decir. Nos vimos interrumpidos por el estridente sonido del timbre de la puerta. Mi madre calló y yo también me quedé en silencio.

-Puedes abrir Tae por favor-le pedí. El asintió y se perdió por el pasillo hacia la puerta.

-¿Perdona mamá que decías?-pregunté prestando otra vez toda mi atención a la conversación.

-Decía Jimin que estoy preocupada, es un poco extraño, te atropellan en una calle tan transitada y solo te pasa algo a ti ¿Seguro que no estas en problemas? ¿Seguro que estás bien? Tengo un mal presentimiento...-apreté los labios con culpabilidad, mi madre y yo siempre habíamos compartido todo desde que era un niño y tener que omitirle una parte tan importante de mi vida me ponía enfermo, pero solo de pensar en su rechazo o en que al saberlo pudiese estar en peligro me aseguraba de que yo mismo no quería correr ese riego, no con ella, no con la persona mas buena del mundo entero, así que hice de tripas corazón y cerrando los ojos con fuerza me dispuse a mentirle una vez más.

-Si mamá, tranquila, solo fue un golpe, nada más es un esguince en el tobillo y una pequeña contusión en la cabeza, acuérdate lo que dijo el médico, estoy bien, solo necesito reposo-aseguré. Ella suspiró a través del teléfono.

-¿Estas seguro de que fue un accidente?-preguntó ella con ligera sospecha en su voz. Rodé los ojos. 

-Si-mentí de nuevo -el conductor iba distraído y no me vio-expliqué mientras sacaba la pierna vendada de entre las sabanas azules que Tae me había echado por encima. Cuando levanté la vista, vi a Yoongi aparecer por la puerta. Lo vi contemplarme apenado y la vida se me fue en un suspiro cuando vi sus ojos brillar.

-Escucha mamá, voy a dejarte, necesito descansar y Yoongi ha venido a verme-dije intentando colgar sin ponerme nervioso.

-Ese chico...he visto como te mira sabes, algún día tendrás que contármelo-manifestó ella. Como si tuviese que explicarle nada, solo por lo que decía ya sabia que había construido la mejor película de romance de la historia.

-Es complicado mamá, pero lo haré, hablamos estos días-prometí.

-Te quiero cielo, llámame mañana-pidió ella con pena. Mi madre no sabía nada de mi mundo y de mis amigos ni mucho menos de en lo que estábamos metidos, pero era mi madre y sabía sin verme que mentía y que había algo más que no le había contado. También se había dado cuenta de que algo pasaba con Yoongi y si ella había notado algo en como me miraba eso no me daba más que esperanzas de que todos a mi alrededor tuviesen razón y pronto el se iba a dar cuenta de lo que sentía si no lo sabia ya.

-Claro mamá, yo también te quiero-contesté. Espere un segundo de cortesía y luego colgué el teléfono mirando la pantalla. Levanté la vista de nuevo para mirarle a él.

-Tae ha dicho que necesitaba pasar por su casa a por unas cosas y que aprovechaba que he venido...sonaba a excusa no te voy a mentir-dijo sonriendo tímidamente. Sonreí con él. Era su efecto, ese efecto narcótico que tenía sobre mi que me hacía sonreír con solo verle.

-No te esperaba hoy, el médico me ha pedido que permanezca en reposo hasta que me vea en unos días, siéntate por favor-pedí señalando la silla frente a mi cama. Él se acercó y miró el mueble. Dejó su americana sobre el respaldo y sé acercó a la cama para sentarse justo a mi lado. Sentí el colchón hundirse a mi lado y se acomodó para no molestarme.

-No te dije nada, en cuanto llegué me vine para aquí, quería darte una sorpresa-admitió.

-Te agradezco infinito que estés aquí Yoongi, si llego a saber que ibas a venir me hubiese arreglado un poco-confesé mirando mi aspecto. Tae me había ayudado a ducharme aquella mañana pero a pesar de eso llevaba puestos unos enormes pantalones grises subidos hasta la rodilla en la pierna en la que tenia el vendaje del esguince y una sudadera negra que también me quedaba un par de tallas mas grande, perfecta para estar en casa pero no para recibir a la persona que te gusta.

-Estás convaleciente y estas en tu casa, no necesitas arreglarte, necesitas estar cómodo-replicó mirándome de arriba abajo mientras pasaba la punta de su lengua entre sus labios. Aquel gesto me puso cardiaco así que me centré en otra cosa para no abalanzarme encima suyo en ese mismo momento.

-¿Que tal ha ido el viaje?-pegunté cambiando de tema. Él suspiró seriamente.

-Bien, era bastante sencillo de solucionar, pero tenía que ir aunque no quisiera-admitió él con pesadez. Entendí que se refería a que hubiese querido estar allí conmigo en vez de en ese aburrido viaje de negocios.

-No puedes cambiar tus planes porque a alguien le de por atropellarme-dije riéndome ligeramente del chiste tan absurdo que acababa de hacer.

-No eres gracioso Jimin en serio, me has dado un susto de muerte-susurró mirando mi tobillo vendado entre las sábanas. Su cercanía me ablandó el corazón y me incorporé para acercarme un poco más hacia él.

-Pero si solo es un esguince-comenté haciendo un gesto con la mano quitándole peso al asunto.

El sopesó lo que le estaba diciendo y se llevó la mano al pelo para retirárselo de la cara. Tuve ganas de hacerlo yo y poder acariciar sus hebras oscuras con mis propios dedos.

-¿Y tu cabeza? Jimin, volaste, literalmente, delante de mis ojos, creo que nunca había tenido tanto miedo como cuando vi la sangre en la carretera, te sostuve entre mis brazos y no respondías y cuando la ambulancia te llevó y te internaron corriendo para ver que daños tenias por poco me muero, no nos dejaron verte hasta el día siguiente, solo nos decían que estabas fuera de peligro y ya. Dios, estoy tan enfadado contigo ¿Por qué hiciste eso? te fuiste literalmente de mi lado y lo siguiente que vi fue como ese puto coche te arrollaba, a Tae por poco le da un infarto, no viste a los demás...tus padres...-dijo todo de golpe como se lo hubiese guardado durante mucho tiempo. Me hundí un poco más en el colchón y agaché ligeramente la cabeza con un pequeño mohín en mis labios.

-Solo protegí a los míos como tenia que hacer, se supone que es lo que se espera de cada uno de nosotros, que nos cuidemos, que nos protejamos-murmuré ante la reprimenda que acababa de darme. Lo miré a los ojos y vi su preocupación y el miedo que había pasado mientras negaba con la cabeza frustrado. -Estoy bien de verdad, solo me golpee un poco al caer y el tobillo giró en una mala postura, el impacto de mi cabeza contra el suelo fue inevitable-intenté explicar para que se quedase más tranquilo.

-Ya, y los 5 días inconsciente ¿no los contamos no?-replicó irónicamente mientras se reincorporaba y levantaba las mangas de su camisa hasta sus codos.

Reí un poco por la ironía en su voz -Estas exagerando...como siempre-dije rodando un poco los ojos.

-Y tu siempre siendo tan positivo-objetó. -Ojalá pudiese hacer algo para compensarte por esto-añadió simplemente mientras apoyaba su mano en mi rodilla y me miraba a los ojos.

-Hay algo que puedes hacer por mi-comenté después de intentar por enésima vez volver a acomodarme en la cama.

Él abrió mucho los ojos y por mi mente pasaron cientos de perversiones y pensamientos sucios mientras nos quedábamos callados. Sin querer una pequeña carcajada escapó de mi pecho y relajó el ambiente. Esta vez había sido yo quien lo había dejado sin habla.

-Podrías ayudarme a llegar hasta el sofá, estoy más que harto de estar todo el día en esta cama-le pedí.

Él se incorporó en su altura para ayudarme. No me había dado cuenta de lo cerca que habíamos estado hasta ese momento. -Parece una cama muy cómoda-murmuró inclinándose hacia mi un poco. Jadeé por su cercanía y me ayudo a incorporarme al borde de la cama.

-No sabes cuanto-murmuré en el mismo tono que el lo había hecho.

Con delicadeza enlazó sus brazos con los míos y me ayudo a ponerme de pie. Colocó su brazo alrededor del mío mientras aseguraba su otra mano en mi espalda. Poco a poco, caminando pegado a su pecho llegamos al salón y me depositó en el sofá con la misma delicadeza.

Mi pie golpeó un poco el borde del mueble y torcí el gesto ante el pequeño pinchazo. El lo vio y se arrodilló delante de mí quedando su bonito rostro redondo a mi altura.

-Lo llevas-murmuró sacando de mi cuello con su dedo índice la fina cadenita con la estrella que me había regalado. Un escalofrió me recorrió de pies a cabeza cuando su dedo rozó mi clavícula. Respiré acelerado y volví a mirarlo a los ojos. Cuando me hablaba tan cerca mi mente no respondía y lo único que podía pensar era en besar esos labios hasta la saciedad.

-Claro, desde el momento en que me lo regalaste-afirmé como si fuese lo más obvio del mundo.

-¿Sabes porque te lo regale? ¿Por qué concretamente este?-preguntó sonriendo un poco de lado. Yo negué lentamente y me atreví a quitar un mechón de su pelo que molestaba en sus ojos.

-Bien, como ya sabes, la estrella polar siempre ha sido la estrella guía para todas las civilizaciones del mundo, la encontraban y encontraban su norte, su brújula-explicó despacio mientras trazaba círculos en mi rodilla donde se había apoyado para mantener el equilibrio -Así fue contigo, entraste en mi vida de sopetón, como una estrella brillante y preciosa, iluminándolo todo a tu paso, como si nada pudiese pararte, luchando contra todo y todos, incluso contra mi-

-No es para tanto-susurré pasando mi pulgar por su brazo que había abandonado mi rodilla y ahora se encontraba casi apresando mi cintura.

-Si lo es, tu no lo ves pero iluminaste mi vida, le diste sentido, me encontraste, me guiaste a casa...tu eres mi estrella polar, te has convertido en mi lugar seguro...-sentenció. Su voz profunda arañó mi alma con aquellas palabras, con aquella confesión, estábamos compartiendo más espacio del otro que nunca y por primera vez no era incomodo ni intimidante. Tuve miedo de hablar y romper aquella magia pero me vi en la obligación de responderle y hacerle saber lo importante que era para mi lo que acababa de decirme.

-Wow, yo...nunca nadie...wow- Repetí en bucle sin saber que más decir. -Yoongi nadie nunca me había dicho algo así-declaré llevando mi mano de manera inconsciente a su mejilla. Él cerró los ojos ante mi contacto y de inmediato volvió a mirarme a los ojos.

-Es mi manera de decirte lo importante que eres para mi...y que siento tanto todo esto Jimin-murmuró con lastima.

-Deja de culparte Yoon, tu no me arrollaste con un coche-Él se sobresaltó por el apodo pero siguió manteniendo la expresión seria.

-Pero si yo no te hubiese permitido entrar en la banda, si no hubiese dejado que vieran lo que eres para mi...esto no hubiese pasado y lo sabes-declaró volviendo a sacar el tema de la banda. Lo habíamos hablado cientos de veces, pero aun así el seguía pensando que era peligroso y solo había hecho falta un accidente para hacerle volver a creer que se encontraba en lo cierto.

-No te deje opción Yoongi, ni te pedí opinión, acepte asumir los riesgos, además, yo no era el objetivo y eso me preocupa más que otra cosa-volví a decir contándole la que ella mi mayor preocupación.

-Eso no lo sabes, podrías haber muerto-dijo alterado.

-Podrías haber sido tú que estabas a mi lado, Jungkook, iban a por el o Tae o cualquiera de los demás, pero fui yo y casi que lo prefiero así, no se que hubiese hecho si hubiese os hubiese alcanzado a vosotros-

-Estás diciendo tonterías-me interrumpió negando con la cabeza.

-Según tú siempre las digo-rebatí.

-Es que eres un tonto-aseguró. Nos quedamos unos segundos en silencio y reímos por la conversación. -Me alegro tanto de que solo sea un estúpido esguince y que esa dura cabecita tuya esté bien. Te prometo que encontraré al culpable y pagará por ello-prometió sin quitar su mirada de la mía. Trague saliva.

-Sé que lo harás aunque te diga que no lo hagas-susurré. El aire empezaba a faltarme y no podía retirar la vista de aquel hombre que una vez más me tenía a su merced.

-Claro que lo haré, haría cualquier cosa por ti-murmuró demasiado cerca de mis labios como para no perder la cordura. Nos miramos a los ojos y su mano cubrió mi pómulo amoratado dulcemente mientras acariciaba mi cintura sobre la sudadera para atraerme hacia él. Respire su aliento mentolado y lo vi acercarse aún más así que cerré los ojos esperando el beso más ansiado de mi vida; pero no llegó.

-Ya estoy aquí, he tardado lo menos...posible-El golpe en la puerta de la entrada chocando con las llaves de mi casa y el grito de Tae aceleró mi corazón más si se podía y sentí a Yoongi retirarse entre mis brazos sin acabar de apartar su cuerpo del mío allá donde nos estábamos tocando.

-¿Interrumpo?-preguntó alzando una ceja. Sabía perfectamente que si.

-No-mentí. ¿Podía gritarle que sí y que diese media vuelta para que nos dejase terminar con aquello de una vez?

-En absoluto-gruñó Yoongi sin dejar de mirarme a los ojos. -Yo solo pasaba a visitar y a ver cómo estabas, ahora que Taehyung ya está aquí me voy, tengo papeleo que acabar, estoy agotado...del viaje y eso-se excusó levantándose para ir a recoger su americana a mi habitación.

Taehyung me taladró con la mirada y yo simplemente me dedique a tirar de uno de los hilos blancos que sobresalen del cojín que había a mi derecha para no tener que hacer contacto visual con el.

Yoongi apareció por el pasillo con la prenda en la mano -Luego hablamos-dije simplemente mientras me recostaba hacia atrás en el sofá. Él asintió.

Cerré los ojos de nuevo y me mordí los labios irritado sin dejar de fruncir el ceño. Mi amigo me miró todo el rato mientras Yoongi se volvía a poner la americana y se volvía de nuevo hacia mi.

-Escríbeme, y si necesitas cualquier cosa...lo que sea-pidió. Asentí con la cabeza y el se giro hacia Tae.

-Te veo mañana en la oficina-afirmó poniéndole una mano en el hombro. Este asintió también en señal de afirmación y ambos lo vimos salir por la puerta de mi apartamento. Como si se tratase de darle intriga al asunto, Taehyung se volvió hacia mí y sonrió con un gesto maquiavélico.

-Estabais a punto de besaros-gritó él emocionado.

-Cállate que te va a oír Taehyung por favor-pedí intentando hacerlo callar.

-¡Ibas a besarte con el jefe, otra vez!-volvió a gritar. He estado a punto de interrumpiros-siguió gritando mientras saltaba emocionado por la habitación.

-Tae por favor-pedí en un susurro para que bajase la voz.

-¡Niégalo! Niégalo Jimin y te juro que dejo de hablarte-gritó poniendo sus brazos en sus caderas. Suspiré agotado y cubrí mi cara con mis manos. Ojala pudiese negarlo y decir que no estaba esperando ese beso como si fuese lo que más necesitaba en esos momentos. Ojala hubiese podido negar que era adicto a Min Yoongi en todas sus vertientes.

-No puedo-susurré. El me miró atentamente en la misma posición mientras quitaba mis manos para observar su reacción -No puedo negártelo-dije un poco más alto.

Impredeciblemente Tae soltó un grito y vino a sentarse a mi lado llevándose mi pie herido con el. Solté un quejido de dolor pero él no se inmutó y lo fulminé con la mirada.

-¿Sabes lo que dijo?-Tae negó con una sonrisa esperando a que yo se lo contase.

-Dijo que haría cualquier cosa por mi y que soy su lugar seguro Tae, que por eso me regaló este colgante, porque soy su norte-

-Lo tienes idiota perdido-dijo tranquilamente. Yo rodé los ojos.

-Y porque no deja de pensar y se arriesga, sabe perfectamente lo mucho que me gusta y no se lanza y para una vez que parece que va a besarme, vas tu y apareces como un loco por esa puerta-reclamé pinchando con un dedo en el costado.

-Lo siento, haberme mandado un mensaje y me hubiese ido a dar una vuelta por ahí-replicó el retorciéndose para soltarse de mi agarre.

-Que cosas dices, estaba yo ahora mismo para mensajes-me quejé con una pequeña risa.

-Bueno ¿Y Porque no hablas con Hobi o Nam? Son sus mejores amigos-propuso Tae apoyándose en mi hombro.

-Hablé con Hobi-respondí solamente. El me miro interrogante alzando una ceja. -No te hagas el interesante, cuéntame que te dijo- pidió. Sonreí recordando la conversación.

-En resumen, que lo conoce pero que necesita tiempo, pero que sabe que está loco por mi y que va a caer mas pronto que tarde-

-Pues si está tan claro, ha dicho que puedes pedirle lo que sea ¿no? así que porque no le llamas, le dices que vuelva y simplemente le pides que te coma...-Lo interrumpí lanzándome sobre el con todo mi cuerpo y poniéndole las manos sobre la boca. Cuando Tae empezaba así no había manera de pararlo así que mejor hacerle callar en ese momento antes de que empezase a soltar barbaridades.

-La boca por dios, iba a decir la boca-dijo haciendo una mueca divertida con su cara. Luego rió y movió las cejas arriba y abajo para confirmarme lo que había pretendido decir.

Se supone que tengo que creerte no?-pregunté con ironía. El rió y yo le acompañé. Un rato después ambos nos quedamos mirando seriamente a los ojos como queriendo decir muchas cosas.

-Estoy jodido Tae-aseguré mirándole a los ojos.

-Lo estas Mimi pero tranquilo que todos aquí lo estamos-afirmó mi amigo abrazándome. Me hundí en su cuello y suspire frustrado mientras el acariciaba mi espalda.

Esa noche Tae se fue pronto a la cama porque al día siguiente viajaba a casa de sus padres para pasar la ultima noche del año en familia. Por el contrario y vistas las circunstancias mis padres hicieron una excepción a los demás años y pasaron un par de días en mi casa.

La ultima noche del año mientras mis amigos salían por ahí a despedir el año yo la pasé solo en casa con mi madre en la cocina y con mi padre que misteriosamente estaba relajado y tranquilo y pasó la noche intentando verme reír. Lo agradecí eternamente y cuando dieron las doce de la noche mi móvil se lleno de mensajes. El grupo echaba humo de todos felicitando el cambio de año. Tae y Jungkook me llamaron cuando se encontraron para salir a bailar esa noche estuve hablando con ellos como media hora hasta que llegaron a su destino y se encontraron con Hobi que los iba a acompañar. Este me saludó también gritando en medio de la calle y luego me despedí de ellos.

Nam también me llamó y me preguntó por como estaba tantas veces que ni siquiera llevé la cuenta. Jin me mandó un mensaje disculpándose por no poder llamarme ya que estaba con su familia pero quedó en llamarme al día siguiente.

El mensaje que más había esperado no llegó hasta bien entrada la noche, cuando ya me encontraba en mi habitación a oscuras revisando mis redes sociales. Yoongi se disculpó por las horas, pero cuando le dije que no podía dormir la videollamada no se hizo esperar.

-¿Como estás?-dijo nada más apareció mi cara en la pantalla. Comprobé mi imagen en la pequeña pantalla y tuve que contenerme para no gritar porque mi pelo estaba tan desordenado que simplemente parecía un puercoespín.

-No podía dormir, pero quitando eso estoy genial ahora-comenté incorporándome un poco en la cama. Él sonrió como siempre que le lanzaba algún comentario de aquel tipo, con esa timidez que me encantaba y que dejaba al Yoongi altanero escondido bajo ese bonito sonrojo en sus mejillas. Suspiró con calma y pasó una mano por su pelo alborotándolo. Nos quedamos en silencio unos minutos

-¿Acabas de llegar?-murmuré al rato para romper aquel silencio que podía cortarse.

-Si, normalmente pasamos esta noche en alguna fiesta que monta algún gran empresario amigo de mi padre y este año no podía ser diferente-explicó con cara de aburrimiento.

-Diría que te envidio pero sinceramente no lo hago-dije riéndome mientras el sonreía fastidiado. Lo observe quitarse la pajarita y tirarla al fondo de la oscura habitación.

-La tarde del accidente tenia un plan, iba a preguntarte si querías venir a la fiesta conmigo...-dijo tímidamente mirando hacia todos lados menos a mi. Mi corazón latió desbocado. Iba a pedirme que pasase el año nuevo con él. Maldije mi suerte y nos contemplé allí en la pantalla.

-Estas guapo-dije sin pensar. Cuando me di cuenta de lo que había dicho me llevé la mano a la boca para intentar disimular un poco mis palabras. El abrió los ojos sorprendido por mis palabras.

-Tu siempre lo estás-aseguró acercándose ligeramente a la pantalla. Me reí más alto de lo que hubiese querido y recé porque mis padres no me hubiesen escuchado al otro lado de la pared.

-¿Has visto las pintas que llevo?-pregunté pasando mi mano por mi pelo para intentar llevarlo hacia abajo. Comprobé con horror como los mechones que había intentado aplanar salían disparados hacia arriba otra vez. Lo vi aguantarse una pequeña risilla mientras se mordía el labio inferior. Ese gesto me mandó literalmente a mis sueños mas salvajes donde yo era el que mordía esos labios y el apretaba con fiereza sus manos en mis caderas. El calor se apoderó de todo en esa habitación y a pesar de estar en pleno invierno el edredón de mi cama con el que estaba tapado empezó a sobrarme.

-Sigues estando guapo-soltó de improviso sacándome del trance en el que yo solo me había metido con mis pensamientos. Un bostezo escapó de mi boca sacándonos a los dos de aquel trance momentáneo en que nos hallábamos. La medicación empezaba a hacer su efecto.

-Te dejo descansar ¿vale?-dijo solamente desabotonando los primeros dos botones de su camisa. Asentí ligeramente aunque si hubiese sido por mi me hubiese quedado hablando con el durante toda la noche y el resto de mi vida. Nos miramos fijamente a través de la pantalla.

-Yoongi, yo...-intente decir algo para despedirme pero tampoco sabía que era lo que tenía que decir después de lo que había pasado el día anterior.

-Lo se, no digas nada, mañana hablamos-dijo con una pequeña sonrisa. Me contagié de ese gesto y me despedí con la mano.

Cuando desapareció de la pantalla me deslicé entre las sabanas como un adolescente enamorado y me dormí con una tirante sonrisa en mi cara. 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Holiiiiii ya estoy aquí!

Hoy vengo con este capitulo cargadito, intenso y tan bonito...solo os digo que me ha encantado escribirlo y que estoy feliz con el capitulo y lo que viene a partir de ahora. 

Espero de corazón que os esté gustando mucho. A estos dos se les ve un poco ya el plumero jajajaja

Bueno, me pongo seria un segundo, porque hoy 24 es un día super importante, cumple 24 años la mujer mas increíble que conozco, tan buena y bonita que con palabras jamás podría describirla. 

Ella llegó a mi vida como la estrella polar y me enseñó mi lugar seguro. Se convirtió en mi amiga y en mi hermana sin lazos de sangre y quería felicitarla desde aquí y dedicarle este capitulo tan bonito para que recuerde, que no importa donde estemos, siempre estamos juntas.

Te quiero Irene. ¡Muchísimas felicidades!

Y a los demás, espero que os esté gustando y nos leemos en el siguiente. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top