XIII - Fashion Week (Parte dos)
Yang Jeongin tenía el título de abogado solo de adorno, pues no lo ejercía de manera convencional: ir a juicios, hacer convenios, presentar declaraciones y otras funciones no formaba parte de sus acciones ante sus clientes. Cabía recalcar que la clientela que pagaba por sus servicios era reducida debido al impacto legal que podría conllevar una investigación.
Minho había conocido a Yang en Australia en circunstancias poco comunes: durante un enfrentamiento entre pandillas. Hace diez años, Minho seguía siendo un chiquillo sin objetivos fijos, y como parte de su pasatiempo, se había unido a un bando de delincuentes juveniles. Sus delitos se clasificaban como vandalismo, pero eran territoriales, así que las riñas eran frecuentes. Fue casualidad que Jeongin estuviera realizando una investigación en la zona, hallara en su camino un rubio tirado en medio de la banqueta con múltiples contusiones en las costillas y la nariz rota. Lo llevó a su apartamento para curarlo y escuchar su historia. Terminó ofreciéndole trabajar para él durante un tiempo mientras se estabilizaba y conseguía otro empleo más lucrativo. Al final, Minho terminó su universidad, encontrando la perfecta oportunidad para aprovechar una beca en USA. De ahí, la historia como protegido de Hyunjin y su imperio de Lee's era de dominio público.
El vuelo desde Sidney hasta Nueva York tardaría 24 horas enteras, así que Minho necesitaba paciencia, pero estaba poniéndose demasiado a prueba con la mujer a lado suyo como pegamento. Como parte de su plática con Jeongin, le había enviado por mensaje el nombre de Dahyun, explicándole la extorsión que planeaba. Yang vivió el momento crucial cuando Minho se comprometió con ella, mirando de cerca la relación tóxica. Se alegró demasiado por el divorcio, sin embargo, ahora el asunto se había salido de las manos.
— Aún no hemos fijado fecha para nuestra boda. — declaró Dahyun frente a varios entrevistadores. — Será un honor tenerlos presentes. Les haremos saber cuando la realicemos.
Desde la distancia, Minho estaba rodeado de su grupo de amigos. Ya había dado varias declaraciones cortas y secas, tratando de permanecer lo más ecuánime posible. Dahyun era un foco de llamar la atención y estaba vigilando cada palabra que decía. Eso no quitaba que estuviera enfadado e iracundo. Tuvo que contarles a todos sobre el chantaje.
— Y yo que empezaba a disfrutar el evento. — comentó decepcionada Chaewon.
Cualquiera de los presentes entendía lo grave del asunto y lo peor era que el medio legal para deshacer el embrollo era demasiado complejo. Minho les había asegurado que lo resolvería, pero tendría que ser después del Fashion Week.
Jisung no sabía cómo reaccionar. Sentía preocupación, miedo, frustración, inseguridad, impotencia, ansiedad, desesperación y más sentimientos horribles. No era posible que esa mujer quisiera perjudicar a Minho. Sabía que el rubio no sentía nada por ella ahora, pero ella se colgaba de su antigua relación como provecho financiero. ¿Cómo podía caer en una bajeza así?
Miró a Minho. Demonios, quería abrazarlo fuerte para no soltarlo jamás, decirle que todo estaría bien mientras estuvieran juntos; quería besarlo, pero debía guardar compostura.
Le tomó la manga del saco, casi con temor a hacerlo enfurecer más. No deseaba importunarlo.
— Minho... — lo llamó solamente.
— No te preocupes. — se apresuró a responder, acercándose un poco para hablarle cerca del oído. — Tengo un plan, pero no puedo darte los detalles aquí.
— Quiero ayudarte.
— Lo sé, pero esto ha quedado fuera del alcance de los dos — respondió. — Escucha, nos iremos a casa esta noche, te haré el amor y te contaré qué haremos los siguientes días.
Jisung inevitablemente se sonrojo por el comentario, pero pronto su leve felicidad se vio opacada al observar que Dahyun se acercaba a su grupo, acompañaba de otra modelo más joven que ella. La vibra que ambas mujeres emanaban era densa y venenosa.
— Minho, querido. Quiero presentarte a una muy querida amiga mía: Momo. — presentó, mirando a todos los presentes. — Qué lindo cuadrito. ¿Por qué no nos presentas, bebé?
El rubio ni siquiera se inmutó por el tono sarcástico y posesivo. No había cámaras cerca, no tenía por qué darle cabida a más problemas. Pero desconocía si Momo estaba al tanto del plan de la española. Sonrió forzadamente, estrechando la mano de la joven y presentando a su gremio.
— Mucho gusto... ¿Jisung, cierto? ¿Te importaría acompañarme por un canapé?
El inglés miró con desconfianza la petición de la chica, pero los demás le indicaron con la mirada que fuera a lado de ella, así que obedeció, mirando preocupado que Dahyun se quedara con Minho y los otros.
— ¿Es el primer Fashion Week al que asistes? — preguntó Momo al llegar a la mesa con aperitivos.
— Sí
— ¿Te gusta?
— Es emocionante, supongo.
— ...Sé que eres asistente de Minho, pero ¿no te ha comentado nada sobre la boda con
Dahyun? Llevas su agenda.
— No, él y yo solo discutimos sobre trabajo. Jamás me ha contado sobre su vida personal.
— ¿Ni un poco? Pensé que eran amigos. Se ven muy unidos — la rubia deslizó discretamente su mano derecha sobre la izquierda de Jisung. — Y dime, ¿estás soltero?
Jisung nunca estuvo más seguro de su inclinación sexual como en ese momento que sintió el toque insistente de Momo. Se petrificó. La chica comenzaba a subir su mano por la solapa, llegando a su hombro y acercándose para hablarle al oído.
— ¿Sabes? Estoy libre esta noche. Eres muy lindo. — dijo con tono lascivo. — podríamos perdernos por ahí tú y yo
El inglés hiperventilaba, sin saber qué responder. No era suficiente con el asunto de Dahyun a sus espaldas tratando de regodearse en su plan de extorsión, sino lidiar con el carácter de su amiga. ¿Acaso todas las modelos tenían problemas de promiscuidad o egolatría? No quería un escándalo extra, no quería...
— Jisung, hora de irnos — la voz de Minho resonó firme.
Momo se separó inmediatamente del castaño, notando el disgusto de Minho. — ¿Se van?
Pensé que pasarías la velada con Dahyun.
— No, querida. Le dije que mi empresa no se dirige sola. Qué fortuna que solo seas modelo y no debas trabajar más allá de tus capacidades. — respondió. — Si nos disculpas, Jisung y yo tenemos más proyectos en puerta que atender.
Minho tomó del hombro al inglés, dirigiéndolo a la salida donde los esperaban los demás chicos. Varios paparazzi y camarógrafos intentaron interceptarlos para sacar una declaración final de la noche del australiano, pero Minho solo respondió que debía terminar asuntos empresariales, subiéndose a la limusina de Hyunjin.
— Juro que voy a matar a esa mujer — declaró Hyunjin cuando el auto arrancó.
— Eso sería un poco extremo, ¿no crees? — respondió Félix, sentado a lado suyo, abrazándolo. — Además, Minho dice que tiene un plan.
— Sí, ¿de qué se trata? — preguntó Yunjin.
— Primero debo resolver otros asuntos, pero lo sabrán — respondió Minho, aprovechando para pasar su brazo por encima del hombro de Jisung y darle un beso en la sien.
La primera parada de la limusina de Hyunjin fue la casa de Jisung. Todos se despidieron cándidamente de la pareja, dándoles ánimos para que el siguiente día estuvieran más tranquilos en el Fashion Week.
— Quiere verme hundido desde que la conozco. Por imbécil no me daba cuenta — dijo
Minho al entrar al recibidor, quitándose el saco y arrojándolo al sofá. — Lamento haberte involucrado en todo esto, Jisung.
El inglés colgó su gabardina en el perchero, mirando desde la puerta a Minho. Cielos, nunca lo había visto tan cabizbajo. Deseaba contribuir con algo porque, bueno, eran pareja. Quizá los medios de comunicación podrían publicar notas falsas con respecto a Dahyun, pero nunca le quitarían el cariño de Minho. El no soportaba que esa mujer quisiera quitárselo, aunque fuera de manera ficticia. El...
— Te quiero, Minho.
El rubio tenía las manos cruzadas detrás de la cabeza para calmarse. Abrió los ojos de golpe, levantándose para mirar a Jisung.
— ¿Qué dijiste?
Jisung estaba consciente de lo que había dicho, pero del impacto no. Había salido tan natural y sin vueltas, que en seguida un par de lágrimas. Sin embargo, no cambió su postura. Minho seguía de pie, viéndolo con asombro. Quizá no era el momento para confesarle cómo se sentía, y más sabiendo que el australiano tenía mil y un problemas más que resolver esa semana, pero necesitaba decírselo. No sabía de qué otra forma apoyarlo, más que dándole todo el apoyo posible, incluyendo el emocional.
— Que te quiero respondió volteando para secarse las lágrimas. — Y me da miedo que algo malo te pase. No me importa si ella quiere Lee's, yo no voy a quedarme callado; no soporto que alguien quiera perjudicarte, y disculpa, no quería que me vieras así... Es que, Minho...
El rubio sonrió para sí mismo, caminando hasta él para abrazarlo con fuerza para reconfortarlo. — Todo tiene solución, como sea, la tiene. Ahora que te tengo no permitiré que ni ella ni nadie arruinen nuestra felicidad — lo tomó del mentón para poder perderse en esos ojos aqua que tanto adoraba. — Yo también te quiero, Jisung. No lo olvides nunca.
El inglés se sorprendía del magnetismo que le producía, de todo lo abrumador que significaba querer a ese australiano amante del mar y confiar en cada una de sus palabras. ¿Qué le había hecho?
Se refugió en sus enormes brazos, tratando de tranquilizarse. El rubio levantó su rostro una vez más y lo besó. Jisung se perdió en los labios posesivos que lo reclamaban en medio de la sala, esperando que todo se resolviera. No sería por arte de magia, pero estaban juntos en esto. Ojalá se hubieran conocido antes. Cuan feliz hubiera sido.
— No olvides lo que te dije antes de irnos del recinto. — mencionó Minho, juntando su frente al finalizar el beso. — Te haré el amor.
Sin dar tiempo a que respondiera, Minho lo aprisionó contra la pared, besándolo acaloradamente. Jisung no opuso resistencia, sosteniéndose del cuello del otro. Dioses, qué tanto podría quererlo para sentir ese cosquilleo en su espalda, sus rodillas, la electricidad con cada beso y las caricias que bajaban por su cadera hasta sus glúteos. Sabía que era una noche diferente, porque a pesar de que Minho tuviera el enorme dilema con su compañía, seguía dándole prioridad al tiempo que pasaban juntos.
Jisung sabía que el rubio no era el hombre perfecto, pero se acercaba bastante. Tan solo con besarlo, con llevarlo de la mano hacia la habitación y tocarlo con suavidad en medio de todo lo que estuviera atormentándolo. Sus manos entrelazadas, su cuerpo de dios, su intensa mirada al comenzarlo a desnudar, lo delicado que podía ser al acomodar su cuerpo entre sus piernas para aumentar la sensibilidad.
— Ah...
— ¿Estás bien?
Si, lo estaba. Perfectamente.
La habitación era silenciosa, pero parecía que los sonidos emitidos componían una perfecta melodía para ambos. Al menos Jisung eso escuchaba al quedarse de lado y ser invadido lentamente por el rubio. Todo lo que significaba unir su cuerpo y mente con él, sentir esa chispa inextinguible tan potente hasta perder el control, gemir a la luz de la luna en medio de un ritmo salvaje, entreabrir los labios en busca de otro beso, juntar lo más posible sus cuerpos en una comunión amorosa, dejarse perder en los suspiros de Minho, ser llenado por completo, saber que el verdadero significado de hacer el amor, comprender que su corazón le pertenecía y suplicar que lo sostuviera al alcanzar el orgasmo. De esos éxtasis que solo la persona que amas te otorga: pleno.
— Te quiero, Jisung. Te quiero.
"Yo también..."
La noche siguiente del Fashion Week, no se hicieron esperar los mares de preguntas y aturdimiento general cuando Minho se presentó en el recinto junto a Jisung. Ambos estaban calmados gracias a la conversación posterior a su encuentro amoroso, quedando con el acuerdo de actuar desinteresados en el tema de boda, enfocando sus declaraciones al evento y los nuevos proyectos de Lee's. Por unos minutos, los reporteros dejaron de hostigar ya que no obtenían ninguna respuesta jugosamente amarillista, dando tiempo a la pareja de reencontrarse con sus amigos en la antesala.
— Hey, chicos, los esperábamos — saludó Hyunjin. — Minho, dime por favor que ya podemos desplumar a la gallina — refiriéndose a la española.
— Aún no. Necesito una confirmación de un contacto mío.
— ¿Un contacto? — preguntó Félix.
— Su abogado — respondió Jisung. Minho le había contado la historia de las pandillas en Australia y cómo conoció a Jeongin. Claro, era un pasado turbio, pero reconocía que Minho había salido para cambiar su vida y ahora sus viejos conocidos serían aliados poderosos. No le preocupaba, pues sabía que el rubio siempre se había cuidado solo y usualmente contaba con varios planes, como se lo había demostrado múltiples ocasiones.
— ¿Dónde está Chaewon? — preguntó Minho.
— Estaba deseosa de conocer algunos diseñadores, ya sabes, le gusta socializar. — respondió Yunjin, tratando de localizarla con la mirada. — Parece una espía. Desaparece muy rápido.
Chaewon se había quedado admirando algunos cuadros con diseños exclusivos enmarcados extraídos del libro de bocetos de artistas icónicos del mundo de la moda, entre ellos, Iris Apfel. Oh, con suerte podría tomarse una foto con ella, pero el grupo de seguridad que la rodeaba era impresionante.
De pronto, sintió que la observaban. Giró sobre sus talones, notando con desagrado que Dahyun se acercaba a ella, saludándola hipócritamente, creyendo seguramente que su
secreto con Minho permanecía oculto.
Chaewon permaneció observando el dibujo enmarcado.
— Chae, querida. ¿Qué tal ha ido la noche?
— Bien, gracias.
— Qué emocionante. Hoy comienzan las pasarelas, digo, las que realmente cuentan. Lástima que la línea de invierno la desplazaron hasta el jueves. Yo ya quería empezar a participar desde hoy, pero tendré que observar desde la banca.
— No me sorprende. — dijo antes de moverse hacia el siguiente dibujo.
— Oye, no te he dicho lo fabulosa que luces con ese vestido. ¿De cuánto estás? — preguntando sobre su embarazo.
— Ocho meses — respondió seca, tocándose el vientre por reflejo. No confiaba en ella, mucho menos que estuviera cerca de su bebé.
— Oh, qué adorable. ¿Es tu primer bebé?
Chaewon no respondió, simplemente caminó hacia el otro lado de la sala para curiosear los demás dibujos. No quería hablar con ella, pero era insistente porque la siguió.
— ¿Sabes, Chae? Quiero disculparme por adelantado por no poder invitarte a la boda con Minho. Sé que son buenos amigos, pero la tenemos proyectada para el mes que viene. Supongo que estarás recuperándote de tu parto, no quiero que te arriesgues a salir mientras estás convaleciente. Quiero que seamos amigas.
— Qué predecible — contestó con voz tranquila, refiriéndose a lo mojigata. — Soy amiga de Minho hace cinco años y no me contó nada sobre su compromiso contigo. Conociéndolo no creo que avise en el último instante.
— Oh, pero él es muy reservado, ya lo sabes. Aunque las invitaciones ya las mandamos hace dos meses... Ay, no. No me digas que no estabas en la lista de invitados
Chaewon rodó los ojos. Dahyun creía que la estaba jodiendo, cuando la realidad era muy distinta.
— ¿Quién es el padre, querida? No veo una sortija... No me digas que no estás casada. — fingió sorpresa. — Serás madre soltera.
Lo último que dijo había sido tan fuerte que captó la atención de algunos camarógrafos. Chaewon miró a su alrededor y afortunadamente, se encontró con la mirada a Yunjin y le hizo una seña para que se acercara, aunque ella sabía cuidarse bastante.
— Correcto, querida — contestó. — No ves una sortija porque estás viendo mi mano derecha.
Dahyun dejó de sonreír, sonrojándose ante el comentario.
— La sortija de matrimonio se coloca en el dedo anular de la mano IZQUIERDA. — recalcó Chaewon mostrándole el dorso de su mano. De no estar frente a tantos reporteros, le habría mostrado otro dedo, por ejemplo, el medio. — Ese anillo Klamore de oro que llevas es precioso, lo curioso es que lo tienes en la mano derecha. ¿Cuánto habrá costado? ¿Quinientos dólares? No, trescientos... Querida, si tuvieras un anillo de compromiso real, sabrías algo tan básico como lo que acabo de decirte.
— Hola amor, ya casi comienza la pasarela, ¿vamos? — llegó Yunjin dándole un beso en la mejilla a su esposa.
— ¿Sabes algo gracioso, amor? Dahyun creía que sería madre soltera.
— Ja, tonterías — miró a la española riéndose. — Amo a esta mujer -Chaewon- Estaría loca si la dejo ir.
En seguida, el matrimonio se alejó, dejando a una Dahyun enrabietada y con el argumento en la boca. Casi podía sentirse que sacaría serpientes de su cabello como Medusa.
00:30 hrs. Llamada entrante: Yang Jeongin.
Minho había salido para atender su teléfono en el pasillo, cuidándose de no ser seguido.
— Hola Yang, ¿qué tal?
— El vuelo llegará en veinte minutos. Recabé bastante información con los datos que me diste, pero necesito hacer el trabajo de campo
— Aún debo quedarme otro rato más aquí. Mandaré un taxi. Te puedo conseguir un pase para hoy del Fashion Week
— Nah, es demasiado glamour para mí. Solo iré si requiero infiltrarme para hackear algo.
Minho asintió, mirando su reloj de muñeca. — ¿"S" está contigo?
— Justo a mi lado.
— ¿Puedo hablar con él?
— Viejo, "S" no habla demasiado. Podrás saludarlo mañana. ¿No has cambiado la cerradura de tu apartamento, cierto?
— Aunque la cambiara, sé que podrías entrar sin problema.
Yang soltó una risa leve, despidiéndose. Colgó el teléfono y miró a su colaborador "'S".
— Oh, quita esa cara Seungmin. Será divertido
— No me gusta que me llames así, lo sabes. — respondió el chico, sin quitarse los audífonos.
Yang era mayor que él y su mentor, pero a veces le preocupaba que no tuviera sentido del humor. Ambos eran antisociales, así que no importaba que se aislara del resto del mundo, pero para un trabajo de espía necesitaba desarrollar carisma.
— En fin, dime qué tanto has recabado de esta chica. — pidió.
Seungmin tenía su laptop encendida. Abrió algunas ventanas de navegación y señaló algunos datos relevantes que servirían para comenzar. No habían tenido tiempo de platicar demasiado en el vuelo porque, a pesar de haber tenido una duración de veinticuatro horas, ocuparon doce de ellas para dormir. Como era un transporte inestable, no habían tenido tiempo de instalar todo el equipo necesario para conectarse a la red, salvo a lo superficial del buscador de Google.
— No mucho. Necesito un firewall para extraer todo lo que quiero. La página de la CIA está bloqueada para usuarios civiles. No puedo acceder mientras estemos en vuelo.
— Bien, pero ya tenemos el plan de acción
— ¿Tengo que seguir a esta mujer a todas partes?
— Es una parte crucial. Además yo estaré monitorizando todo — dijo Jeongin.
Veinte minutos después el avión se hallaba aterrizando, tal cual tenían calculado. En menos de media hora estaban dentro del apartamento de Minho, junto con varias maletas que llevaban aparatos de informática. Jeongin texteó rápido un mensaje para avisarle que habían llegado para después encender un cigarrillo, recostarse en el sofá y encender su laptop
Normalmente trabajan con las luces apagadas por seguridad, pero Yang dejó una lámpara encendida porque el entorno no era familiar. Tecleó varios códigos para acceder a la base de datos de la CIA y comenzar a buscar antecedentes sobre Dahyun.
Seungmin por su lado había decidido sentarse en la alfombra y usar la mesilla del centro como escritorio para su laptop. También tenía un cigarrillo encendido, un hábito aprendido de Jeongin.
— Parece que la CIA no la tiene registrada — dijo Jeongin. — Utiliza una foto frontal y escanea rasgos similares en los videos de interrogatorios de la INTERPOL.
— ¿Estás tan seguro que tiene cargos penales?
— Nadie alega una extorsión del 50% de una empresa de la noche a la mañana solo por ambición, mucho menos una ex esposa de diez años. Vamos, debe tener algo escondido.
Seungmin tenía cinco navegadores distintos y tres memorias externas operando. Era muy hábil al momento de decodificar. — Tengo tres matches (coincidencias).
— ¿De dónde?
— Una chica de nacionalidad cubana, otra rumana y la última de Francia.
— Haz el pareo con los rasgos de Dahyun y haz una proyección de edad según las identificaciones.
Jeongin sabía que sería una larga noche, así que se dispuso a preparar un café punch para ambos.
— Recuérdame porqué estamos ayudando a Lee. — preguntó con sarcasmo Seungmin.
— Porque estuvieron juntos cuatro meses, ¿recuerdas? — remembró Jeongin. — Sé que no fue la gran cosa para ti, pero esa relación lo ayudó mucho durante su divorcio
— Era un idiota y lo sigue siendo.
— Sabes que siempre te ha guardado mucho aprecio.
— ¿Por ser el primer acostón gay que tuvo después de su depresión?
Jeongin sonrió de lado. Aunque Minho fuera muy joven e inexperto, vivir esos cuatro meses con Seungmin había hecho varias diferencias en su carácter, sobretodo al aprender a ser menos confiado, tomar ventaja de algunas situaciones, aprender a pelear sin romperse los dedos y sacar ese lado ingenioso para las negociaciones. Ese par era único cuando existió: Minho negociando y la inteligencia hacker de Seungmin... Dinamita pura.
— Sé amable, "S"
El día de hoy inicia la maratón hasta que termine la adaptación, faltan pocos capítulos !! Además disculpen si hay una confusión con los personajes había cometido un error, me confundí lo siento pero ya lo arreglé, si se confunden puede reeler el capítulo anterior, perdón ^^
Otra cosa, ¿Qué les parece la nueva portada? Esta preciosa!!
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