"La Leyenda del Hada y El Mago"

Prólogo: El Soldado del Invierno se siente muy solo hasta que te conoce a ti, una doctora de la que se enamora estando aún en Hydra.

Word count: 1030

El o.s está inspirado en la canción con el nombre del título de Rata Blanca, así que espero les guste y lo disfruten ✨️

_Patheric

El Soldado del Invierno llevaba años en Hydra, era su mejor agente y el más exitoso, siempre cumplía con sus misiones y jamás fallaba.

Sin embargo, lo que los guardias no sabían es que cuando el Soldado se encontraba solo, en más de alguna ocasión había llorado por el cansancio y por el hecho de que se sentía muy solo, aunque jamás iba a dejar que lo supieran ya que probablemente lo castigarían por ello.

A veces sentía que la luna era su única amiga, la que lo acompañaba en esos momentos de soledad y le daba las fuerzas necesarias para soportar el dolor constante que sentía, a pesar de que él sabía que era imposible escapar de ese lugar.

Una tarde después de una pesada y dura misión, el Soldado te conoció a ti quien eras una doctora en Hydra y te habían puesto a cargo de él.

No sabía exactamente por qué, pero se sentía seguro contigo y ya no se sentía tan solo. No sabía si era porque eras la única que lo trataba con suavidad e incluso con cariño, o porque te preocupabas de él, le dabas de comer cuando no se debía, etc.

El Soldado había empezado a sentir cosas por ti y tenía una gran necesidad de querer protegerte, mientras que a ti te pasaba lo mismo, sin embargo sabías que debías ser cuidadosa para que a ninguno de los dos les pasara nada ya que los guardias no se tomarían muy bien la noticia de que su mejor arma estuviera sintiendo cosas por alguien.

Finalmente él te confesó lo que sentía luego de mucho tiempo y tu igual, por lo que intentaron mantenerlo en secreto y sin levantar sospechas de que intentarían escapar de ahí.

Desafortunadamente uno de los guardias se enteró y la que se llevó el peor castigo fuiste tu.

El Soldado te encontró un día tirada en una celda inconsciente con varios golpes en el cuerpo, y en ese instante supo que pronto lo llevarían para borrar su memoria por lo que se apresuró en tomarte muy delicadamente en sus brazos, y finalmente escapar a como diera lugar sin importar lo difícil que fuera.

En ese momento lo único que le interesaba era que estuvieras bien y nada más.

El Soldado no sabía cómo lo había logrado, pero consiguió salir de la base y escapar hacia una casa de refugio olvidada en medio del bosque donde sabían que no los iban a encontrar.

Hizo una cama como pudo con un colchón viejo y unas mantas que encontró por ahí, y luego salió para traer comida y ropa cómoda para ti cuando despertaras, y también para él.

Pasaron varios días en los que estuviste inconsciente, sin embargo no se atrevía a llevarte a un hospital donde los pudieran encontrar, así que robó suplementos médicos de una farmacia y empezó a anotar en una libreta todas las veces que tu misma habías curado sus heridas para no olvidarlo y así saber qué hacer.

En ese momento el Soldado estaba limpiando tu rostro con una toalla pequeña húmeda, cuando te sintió moverte muy ligeramente, y al verte fruncir el ceño su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho.

–¿M-muñeca...?–Preguntó en voz baja, como si le diera miedo que el más mínimo ruido fuera a hacerte daño.

Poco a poco comenzaste a abrir los ojos y notaste que no estabas en la celda que te había dejado, y al voltearte, viste al Soldado viéndote asustado y con lágrimas acumuladas en sus ojos.

–¿Soldado...?–Murmuraste tratando de sentarte, sin embargo él no te dejó y te arropó con las mantas.–¿Dónde estamos?

–No te preocupes que aquí nadie nos va a encontrar, te lo prometo.–Te aseguró con una sonrisa tomando tu mano muy delicadamente entre las suyas como si le diera miedo lastimarte, ignorando las lágrimas en sus mejillas.–Aquí vas a estar a salvo, no voy a dejar que nunca nadie te vuelva a lastimar.

–¿Estamos fuera de Hydra...?

–Si, cuando te vi inconsciente supe que ya no podía esperar más. No podía dejar... no voy a dejar que te vuelvan a hacer nada, te voy a proteger y te voy a cuidar.–Te dijo con voz temblorosa dejando un tierno beso en tu mano.

Una sonrisa se formó en tu rostro y llevaste tu otra mano para limpiar las lágrimas en sus mejillas, y el Soldado se recostó por completo en el suelo donde estaba el colchón en el que estabas, y muy delicadamente apoyó su cabeza sobre tu abdomen donde comenzaste a jugar con su cabello.

–Haz hecho un buen trabajo cuidando de mi.–Le dijiste con una sonrisa acariciando su mejilla.

–Aprendí de la mejor.–Respondió aún sujetando tu otra mano entre las suyas, volviendo a dejar un beso en ella.–Cuando estés mejor nos vamos a ir lejos de aquí donde no nos vayan a encontrar, ¿si? Déjame que me haga cargo de esto, tu ya has cuidado mucho de mi, déjame a mi hacer esto por ti.

–Okey...–Le dijiste con una sonrisa sin dejar de acariciar su mejilla.–Te amo...

Una gran sonrisa se formó en su rostro, y se levantó solo un poco para acercarse a tu cara y besarte con mucha ternura y delicadeza.

–Yo también te amo muñeca... te prometo que vamos a estar bien.–Te dijo en voz baja dejando un beso en tu nariz, y luego volvió a su anterior posición cerrando los ojos disfrutando de la sensación que dejabas cuando acariciabas su cabeza muy suavemente.

Ahora el Soldado sabía qué era el amor, y más importante aún, sabía lo que era sentirse acompañado. Es por eso que ahora tenía las fuerzas para seguir porque te tenía a ti, su muñeca a quien amaba más que a nada en el mundo a su lado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top