Cara a cara al fin

Prólogo: Bucky y tu se conocieron en Hydra al estar sus celdas juntas, y a pesar de hablar todos los días nunca se habían visto en persona, hasta que años después de que escaparas te encontraras con el Soldado del Invierno.

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MaiaGarfield
Advertencia: El o.s toma lugar cuando se revela quien es el Soldado del Invierno, pero muchas cosas cambian por el bien del capítulo. Final feliz.

El Soldado del Invierno y tu se habían conocido en Hydra. A ti te habían secuestrado y llevado con ellos para experimentar en ti, y él ya llevaba bastante tiempo en ese lugar.

Nunca realmente se habían visto, sin embargo un día a él lo encerraron en la celda junto a la tuya, y después de un par de días comenzaste a hablarle.

Al principio el Soldado ni siquiera emitía sonido alguno por miedo a que lo castigaran, además de que no creía que fueras real y todo se tratara de una prueba o trampa impuesta por Hydra, sin embargo a medida que fue pasando el tiempo se dio cuenta de que no era así.

Después de cada misión el Soldado se sentía emocionado por llegar lo más rápido posible a su celda y tener sus charlas diarias contigo, le gustaba escucharte hablar y de vez en cuando él también lo hacía.

Un día, fuiste enviada a una misión en la cual aprovechaste un descuido de los agentes que se suponía estaban a cargo tuyo, y escapaste apenas pudiste, sin embargo siempre seguiste buscando la forma de sacar al Soldado de ahí.

Eventualmente llegaste a trabajar a SHIELD, y fue ahí que conociste a Steve y se hicieron muy amigos, hasta el punto de él contarte sobre Bucky, y tú le pediste ayuda para liberar al Soldado.

No tardó mucho para que ambos se dieran cuenta de que Bucky era el mismísimo Soldado del Invierno, y un día que iban por la calle, este los atacó.

—————

Bucky soltó un pequeño quejido y poco a poco fue abriendo los ojos hasta darse cuenta de que estaba sentado, y al voltearse, vio su brazo izquierdo apretado por algo muy pesado que le impedía moverlo.

–¿Cómo te sientes?–Escuchó una voz demasiado familiar hablarle.–¿Quieres un poco de agua?

El Soldado pasó su otra mano por sus ojos al estar algo desorientado, y cuando los abrió nuevamente te vio agachándote frente a él y ofreciéndole una pequeña sonrisa.

–Es un gusto por fin conocerte en persona, Soldado.–Le dijiste con una sonrisa, y Bucky finalmente pudo reconocer tu voz.

–¿T/N?–Preguntó algo confundido y sorprendido a la vez, al fin y al cabo esta era la primera vez que se veían cara a cara.

–Me alegra saber que aún te acuerdas de mi.–Le dijiste con una sonrisa aún más grande, antes de ponerte de pie yendo a liberar su brazo.

–¡Espera!–Dijo captando tu atención provocando que te voltearas hacia él, y Bucky tragó saliva nervioso.–No quiero... yo no...

–Está bien, no te preocupes.–Le aseguraste antes de liberar su brazo.–Ahí está, ¿mejor?

Bucky asintió y bajó la vista hacia sus manos preocupado, por lo que tu te volviste a agachar frente a él.

–¿Yo te... te lastimé?

–No, tranquilo. No me hiciste nada.–Le dijiste sentándote en el suelo, y el soldado levantó la vista hacia ti.–Perdón por haberme ido, llevo años tratando de buscar la manera de liberarte, hasta que conocí a alguien de quien eras muy cercano años atrás.

Bucky frunció el ceño confundido, y se sentó en el suelo frente a ti para quedar a la misma altura.

–¿Cómo?

–Tu nombre es James Buchanan Barnes pero todos te decían Bucky. Tu mejor amigo Steve Rogers me ayudó a encontrarte, solo que no sabíamos que el Soldado del Invierno eras tu.–Le explicaste con una sonrisa acercándote a él.

–¿Ese era el hombre en el puente?–Te preguntó en voz baja, a lo que tu respondiste asintiendo con la cabeza.–Entonces no estaba tan equivocado con que lo conocía...

–No, no estás equivocado.–Le aseguraste posando tu mano sobre la suya derecha, sin embargo la quitaste de inmediato por miedo a que se molestara.–Perdón...

Bucky sonrió ligeramente y tomó tu mano en la suya para acariciarla con su pulgar disfrutando de la sensación, siempre había soñado con poder estar así de cerca contigo, y al fin se había cumplido.

Mientras tanto, tus mejillas se tornaron de un leve color rojo y sentiste mariposas en el estómago, sin embargo lo hiciste todo a un lado.

–Steve está aquí, le dije que esperara afuera mientras hablaba contigo porque si no, sería mucho que procesar, pero está ansioso por verte.–Le dijiste con un tono de voz suave, mientras que Bucky mantenía la vista fija en sus manos unidas.

–¿Podemos... podemos quedarnos así un rato más? Solo unos minutos... ¿por favor?–Te pidió levantando la vista hacia ti con una cuantas lágrimas acumuladas en los ojos.

–Claro que si, no hay apuro. Tenemos todo el tiempo del mundo ahora.–Le dijiste con una sonrisa, y te acercaste para sentarte a su lado.

Bucky apoyó su cabeza en tu hombro por lo que pasaste tu brazo alrededor suyo y llevaste tu mano para jugar con su cabello, mientras que con las suyas tomó la otra tuya libre y ambos se quedaron así, disfrutando de la compañía del otro.

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