Tiempos difíciles

Prólogo: Las cosas no van muy bien después de que Steve los deja a Bucky y a ti para volver con Peggy.

Los pedidos están abiertos, así que escríbanme por privado sin miedo al éxito de pedir lo que deseen. Cualquier cosa que quieran, yo siempre la escribiré.

Word count: 1484
Advertencia: Aborto espontáneo y alcoholismo. No lean sí se sienten incómodas.

Desde que Steve te dejó para irse con Peggy al pasado después de derrotar a Thanos, tu vida se fue derrumbando poco a poco.

Te quedaste sola y embarazada de su hijo con tres meses, sin saber qué hacer con tu vida. Pero cierto soldado inestable de unos 106 años de edad, se quedó contigo en todo momento, sin importarle sus propios problemas.

Bucky sabía que esto sería muy difícil para ambos, sobre todo para ti por tu condición, así que se prometió jamás dejarte sola y acompañarte en todo el proceso.

El hecho de que Bucky se haya quedado contigo haciéndote compañía, y que te haya permitido vivir con él en su departamento para que no estuvieras sola, te había ayudado bastante.

Pero cuando una mañana despertaste con sangre en las sábanas que provenía de tu entrepierna, un miedo tremendo te recorrió por dentro, y llamaste a Bucky desde tu habitación, desesperada y sin saber qué hacer.

–¡¿Bucky qué está pasando?!–Le preguntaste asustada.

–Muñeca tenemos que ir al hospital, AHORA.–Fue lo único que te dijo, ayudándote a levantarte de la cama y tomándote en sus brazos después de ponerte una sudadera de él.

El soldado te cargó hasta su auto, y partió contigo al hospital, sin soltar tu mano en ningún momento, con el miedo evidente en él.

Cuando llegaron ahí, te dieron la noticia que no querías escuchar, pero sabías que era inevitable. Habías tenido un aborto espontáneo.

—————

La noticia terminó por destruirte por completo. Hasta el momento lo único que te mantenía a flote era el hecho de que ibas a ser madre, y ahora que eso ya no era posible, caíste en un pozo, y tocaste fondo como nunca antes lo habías hecho.

Comenzaste a beber, y a beber, y a beber, hasta el punto en el que caías desmayada de tanto alcohol que había en tu cuerpo. Y esto a Bucky le preocupaba muchísimo.

Intentó ayudarte en múltiples ocasiones, hablando contigo e intentando hacerte entender que esto lo único que haría, sería matarte, pero no escuchabas, y en lugar de hacerle caso, peleabas con él.

Los sentimientos que tenía hacia ti lo hacían todo más complicado, porque el verte así, le destruía por dentro y le daba impotencia no poder ser quien tú necesitabas.

Fueron meses y meses de sufrimiento, tanto para Bucky, como para ti. Hasta que consiguió inscribirte en un centro de rehabilitación, donde te dejó por un tiempo para que te recuperaras.

Iba a verte cada vez que podía, y si no podía, se hacía el tiempo de ir, pero siempre te visitaba.

Al principio las primeras veces que iba, estabas tan enojada con él, que ni si quiera accedías a verle, lo cual le dolía, pero sabía que era necesario para tú proceso de sanación.

Con el tiempo, accediste a verle, y Bucky al verte, se dio cuenta del progreso que habías hecho, y de lo mucho que estabas mejorando. Se notaba a la hora en la que hablabas, o reías, o simplemente observabas alrededor. Ese brillo en tus ojos que tanto amaba que había desaparecido, volvió y te veías más radiante que nunca.

Cuando te permitieron volver a casa, eras una persona totalmente distinta a la rota y vulnerable que había dejado en el centro de habilitación, y eso le gustaba. Le gustaba ver que ya habías vuelto a ser tú realmente después de todo lo que habías tenido que sufrir.

—————

Ambos se encontraban en la sala de estar del pequeño departamento una noche de invierno, bebiendo chocolate caliente, sentados en el suelo apoyados en el sofá detrás de ustedes, y viendo películas, cuando una duda inmensa surgió en tú cabeza. Ya llevabas tiempo queriendo preguntarle, pero no te atrevías, tal vez por miedo a lo que podría decir.

–¿Oye Buck?

–¿Sí muñeca?–Respondió juguetonamente con una sonrisa, sacándote una a ti también, dándole mariposas en el estómago.

–Hay... hay algo que siempre he querido preguntarte, pero no sabía cómo... aún no lo sé, pero ya no puedo aguantarme...–Le dijiste soltando una pequeña risita.

–Claro. Te escucho.–Respondió pausando la película, y volteando su cuerpo hacia ti, dejando la taza a un lado.

–B-bueno... ambos sabemos que las cosas no han sido nada de fáciles para ninguno de los dos. Con... con la ida de Steve, y... amm... b-bueno... el... el aborto que tuve...–Hablaste jugando con la taza que tenías en las manos, mientras Bucky escuchaba atentamente a lo que tenías que decir.

–Y... y aún así... después de lo mal que me comporté contigo... y todas las cosas horribles que te dije estando ebria, y no tan ebria también... aún así te quedaste conmigo, y me permitiste seguir viviendo aquí en tu hogar... ¿Por qué? Sinceramente no puedo encontrar la respuesta a eso.–Le dijiste, finalmente volteando la cabeza para verle a los ojos con expresión afligida.

–Porque me preocupo por ti, muñeca. Eres lo más importante que tengo, y si no fuese por ti, no quiero ni pensar donde estaría en estos momentos.–Te respondió con una sonrisa acercándose a ti, dejando tu taza a un lado para tomar tus manos en las suyas. Una fría, y la otra cálida.

–Aunque no lo creas, tu también me has sido de gran ayuda. Es verdad que hubo un tiempo en que las cosas estuvieron demasiado difíciles y tensas, pero eso ya pasó. Mírate ahora, ya estás mejor, y sí tu estás bien, entonces yo también lo estoy.–

La verdad no sabías como reaccionar ante sus palabras y lo único que se te ocurrió hacer, fue tomarlo desde la nuca, y estrellar tus labios con los de él, sorprendiéndolo inmensamente, pero devolviéndote el beso de todas formas.

Bucky puso una de sus manos en tú cintura, acercándose más a ti, y la otra posicionándola en tu rostro.

Al darte cuenta de lo que hiciste, te separaste inmediatamente, totalmente avergonzada y nerviosa.

–Ay dios. Lo siento mucho Bucky. N-no sé qué me pasó. Sólo lo hice y no lo pensé, no sé qué pasó conmigo que fue solo un impulso y no pude pensar antes de hacerlo y—Comenzaste a hablar muy rápido, hasta que Bucky te interrumpió.

–Hey, hey, hey... tranquila, está bien.–Te aseguró con una sonrisa, tomando una de tus manos.

–No. No lo está porque tú eres el mejor amigo del que iba a ser mi esposo y también mi amigo y no podemos por más que queramos y—Volviste a hablar rápidamente, hasta que el soldado te interrumpió nuevamente.

–¿A qué te refieres con "aunque queramos"? Muñeca... ¿Sientes algo por mí...?–Preguntó esperanzado, intentando no hacerse ilusiones.

–Y-yo... o-osea sí—quiero decir no... o-osea puede ser... m-me refiero a que... o-osea sí, pero no...–Comenzaste a hablar algo confundida, confundiéndolo a él también, mientras te levantabas del suelo y empezabas a caminar en círculos frente a él.

Bucky también se levantó, y se quedó observándote mientras ponías tus pensamientos en orden.

–Quiero decir sí, pero no—y-yo... es que es-es complicado... lo he sentido... no—Soltaste un suspiro pasando tus manos por el rostro, ya visiblemente frustrada.–¡¿Por qué tengo que complicar todo?! A ver... déjame pensar.–

Bucky solo rió por lo bajo al verte, lo cual te hizo dirigir tu atención hacia él.–¿De qué te ríes?

–Nada... es solo... es solo que te ves divertida así...–Dijo con una sonrisa, acercándose a ti, posando ambas de sus manos en tú rostro.–Muñeca, yo sí sé lo que siento por ti. Y lo vengo sintiendo desde hace mucho tiempo. La pregunta es, ¿Sabes tú lo que sientes por mí?–

Le quedaste viendo a los ojos nuevamente, como si estuvieras hipnotizada, y una gran sonrisa se formó en tú rostro.–Yo también sé lo que siento por ti James.–

La sonrisa más grande y hermosa que jamás hayas visto se formó en el rostro de Bucky, y ambos de lo emocionados que estaban, se abalanzaron contra el otro para besarle, chocando sus narices en el proceso.

–Lo siento...–Te disculpaste riendo, mientras le acariciabas la nariz.

–Está bien...–Respondió riendo también dejando un beso en tú nariz. Para luego acercarse lentamente, hasta que sus labios se tocaron, envolviéndolos en un apasionado beso.

Una vez que se separaron, ambos tenían sonrisas en sus rostros, y esta vez fuiste tú quien besó su nariz, para después abrazarse con fuerza.

–Te quiero tanto muñeca.–Susurró en tu oído, besando tiernamente tú hombro.

–Yo también te quiero, James.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top