¿Por qué me elgiste a mí?
Prólogo: Bucky se ve muy frío y serio por el exterior, pero cuando está contigo, deja ver su lado vulnerable y sensible.
Word count: 960
Advertencia: Sam hiriendo los sentimientos de nuestro soldado favorito, y un poco de lenguaje.
–De verdad, no entiendo cómo es que T/N puede verte algo... lo que sea como para estar contigo. Con esa cara que tienes, hasta la niña de la película del exorcista se asusta.–Le dijo Sam a Bucky, mientras bajaban del Quinjet junto con Steve.
Los tres habían sido enviados a una misión por una semana entera, lo que significaba que el soldado iba a tener que estar separado de ti, sin si quiera poder tener contacto.
Era tarde por la noche cuando llegaron, por lo que no esperaba que le estuvieras esperando cuando aterrizara.
–Ya cierra la puta boca, Samuel. Me tienes harto.
–Lenguaje.
–Que lenguaje ni qué nada. Ya me tiene harto el hombre pájaro éste. Si no me dejas tranquilo, te voy a meter a Redwing por el culo y te va a salir por la boca. Y las alas que tienes, te las voy a romper y también te las voy a meter por el culo.–Le dijo parándose frente a él, visiblemente enojado.
–Uuuy, parece que alguien anda de malas.–Se burló el otro, haciendo que Steve rodara los ojos y se fuera, dejándolos a ambos ahí.
–Cierra la boca porque te juro que estoy a la nada de romperte la cara y borrarte tu asquerosa expresión arrogante del puto rostro.–Le dijo con los dientes apretados, para luego darse media vuelta e irse hasta la habitación que compartían contigo.
Cuando abrió la puerta, te encontró recostada en mitad de la cama con la luz de la mesita de noche prendida, mientras leías un libro con tus grandes anteojos puestos. Que a ti no te gustaba como se te veían, pero a Bucky le encantaban.
Al verte, soltó un gran suspiro y dejó caer su bolso de su hombro, cerrando la puerta tras él, y se desvistió lo más rápido que pudo para quedarse solo con sus boxers puestos, y caminó hacia la cama.
–¡Bucky llegaste!–Exclamaste emocionada al verlo, pero en cuanto viste la expresión en su rostro y lo apresurado que estaba por recostarse, tu emoción se transformó en preocupación.–¿Está todo bien, cariño?
El soldado no dijo nada, y tomó el libro de tus manos para dejarlo en la mesa a la vez que te quitabas los anteojos, y apagabas la luz. Bucky te dio un largo beso en los labios, saboreando el momento.
–¿Te puedes quitar la playera?–Te preguntó con los ojos cristalizados, tirando suavemente de ella para poder quitarla.
–Por supuesto.–Le dijiste con una sonrisa, dejando que sacara la playera, haciéndote entender al instante lo necesitado que estaba de cariño y de tener contacto con tu piel, para poder estar lo más cerca de ti posible.
Después, levantó las frazadas y se recostó encima de ti, poniendo su cabeza en tus pechos y abrazándote con fuerza. Cuando sus pieles hicieron contacto, soltó un pesado suspiro, dejando que las lágrimas cayeran libres, mientras tú simplemente no decías nada y le ofrecías todo el cariño y afecto que necesitaba.
–¿Me puedes acariciar la cabeza?–Te preguntó con suavidad, besando tu piel expuesta.
–No tienes ni que preguntar, James...–Susurraste besando su cabeza, a la vez que hacías lo que te pedía, dibujando patrones en su espalda con la otra mano, sobre todo pasándola donde el metal y su piel se unían.
Ambos se quedaron así por largos minutos, sin decir nada y simplemente en los brazos del otro. Los pequeños sollozos de Bucky siendo lo único que se escuchaba en la habitación.
–¿Por qué me elegiste a mi?–Te preguntó de pronto en un leve susurro, aún con los ojos cerrados.
–¿A qué te refieres con eso?
–Me refiero... ¿por qué me elegiste a mi para ser tu novio, cuando puedes tener a cualquier otra persona con menos traumas y dolor?–Sus palabras te rompieron el corazón.
Sabías que Bucky no era la persona con más autoestima y amor propio del mundo, pero ya habían pasado por la etapa en su relación en la cual el soldado se cuestionaba de sí de verdad era merecedor de tu amor. Así que sabías que algo había ocurrido para que comenzara a comportarse así.
–James... yo te amo, mucho. Te amo, te quiero, te adoro... y te elegí porque contigo me siento completa, me siento amada, y porque me enamoré de ti. Y no hay nada en éste mundo que no haría por ti, incluso si eso requiere que deba de darle la paliza de su vida a Sam por meter cosas en tu cabeza que no son ciertas.–Le dijiste dejando besos en su cabeza.
–¿Cómo supiste...?–Dejó volando la pregunta, apoyándose en su mano derecha para levantarse y verte a los ojos, mientras la izquierda acariciaba tu cintura.
Posaste ambas de tus manos en sus mejillas para secar las lágrimas, y dejaste un tierno beso en su nariz, ofreciéndole una sonrisa.
–Estuviste una semana entera con él y Steve, y no creo que el Capitán te vaya a decir algo para hacerte dudar de mi amor por ti, cuando fue gracias a él que estamos juntos.–Le dijiste con la sonrisa intacta, haciendo que una se formara en su rostro también.–Ahí está la sonrisa que tanto me gusta.
–Te amo tanto, muñeca.–Susurró acercándose a ti, para dejar un beso en tus labios, y después volver a la misma posición de antes, abrazándote nuevamente.
Besaste su cabeza, abrazándolo de vuelta y acariciando su cabeza y espalda.–Yo también te amo, James. Jamás lo olvides, ni tampoco dudes de ello.
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