La bomba explotó (parte 2)
Word count: 853
Habían pasado exactamente dos meses desde la última vez que Bucky te vio. Dos meses desde aquella discusión. Después de eso, no había sabido nada de ti.
Sam se negaba completamente a decirle donde estabas, y Wanda también ya que había leído la mente de Sam. Por lo que el soldado estaba desesperado. Necesitaba hablar contigo. Necesitaba decirte que lo sentía. Necesitaba decirte que también te amaba de vuelta.
Sharon había intentado acercarse a él, invitarlo a salir e incluso se le había insinuado en múltiples ocasiones, pero no salías de la mente de Bucky. La rubia ya no le interesaba, lo único que quería saber es que estabas bien, y necesitaba hablar contigo.
Un día, a Bucky se le ocurrió ir hasta la casa de tus padres como último recurso para saber si ellos sabían algo de ti. Y se llevó una gran pero aliviadora sorpresa al ver que fuiste tú quien abrió la puerta.
–Muñeca...
–Ah... mierda... adiós.–Le dijiste igual de sorprendida, volviendo a cerrar la puerta en su cara. Pero el soldado puso su mano izquierda en ella para evitar que la cerraras.
–Oh muñeca no sabes lo preocuado que estaba por ti.–Entró en la casa y te abrazó con fuerza, respirando tu esencia ya más aliviado de tenerte en sus brazos.
Tu te quedaste quieta, sin abrazarlo de vuelta.
–Ya me puedes soltar, James.–Le dijiste sin expresión alguna, alejándote de él para poner distancia entre ambos.–¿Qué estás haciendo aquí y cómo me encontraste?
–Tranquila... ni Sam ni Wanda dijeron nada. Venir hasta acá a hablar con tus padres era mi último recurso. Pero no sabes lo aliviado que me siento con verte...
–Sí. Y ahora qué ya sabes que estoy viva, puedes irte. ¡Bye! ¡Hasta nunca!–Le dijiste con una sonrisa sarcástica, tratando de empujarlo hacia la puerta con toda fuerza, pero él ni si quiera se movía.
–Muñeca... por favor... solo escucha lo que tengo que decir.
–No... soy... tu... muñeca...–Dijiste mientras hacías fuerza para moverlo, pero no pasaba nada.
Bucky te tomó de los brazos e hizo que te pararas derecha frente a él, sin quitar sus manos de ti.
–Cometí un error. Jamás debí tratarte así, y debí de darme cuenta antes de tus sentimientos por mi.
–Eso ya no importa, James. Superalo. Yo ya lo hice.–Quitaste sus manos de ti y cerraste la puerta, sabiendo que no se iría de inmediato así que caminaste hacia la cocina para prepararte una taza de té.–Y ya no soy tu muñeca, por cierto. Como para que lo vayas asumiendo.
–Muñeca... no digas eso... éste tiempo sin ti ha sido una tortura...
Rodaste los ojos ante sus palabras, tratando de mantener tu postura fría e inexpresiva para no dejarle ver lo mucho que lo extrañabas.
La verdad es que aún no lo superabas, y y no estabas realmente segura de sí alguna vez podrías llegar a hacerlo. Amabas a Bucky mucho más de lo que te gustaría admitir, y eso sí que era una tortura.
–James, ¿por qué sigues aquí? Ya ves que estoy bien y que estoy viva, ¿por qué no simplemente te vas y me dejas vivir tranquila?–Dejaste la taza en el mesón y te diste vuelta para verle a la cara.
–Quiero arreglar las cosas entre nosotros. No puedo perderte, T/N. No quiero. Te necesito a mi lado.–Se acercó a ti para tomar tus manos en las de él.
–¿Para qué? ¿Para que cada vez que tengas una pesadilla yo esté ahí? ¿O para acompañarte cada vez que veas a Sharon con otro hombre?
–Sharon ya es parte del pasado... y créeme que deseo con todo mi corazón que tu seas mi futuro.–Puso su mano derecha en tu rostro, acariciando tú mejilla con suavidad.–Muñeca... sé que te hice muchísimo daño, pero créeme cuando te digo que ahora me doy cuenta de lo mucho que te amo. Fui un imbécil, lo sé. Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para que me perdones.–Llevó su otra mano para tomar tú rostro, y con ambas acariciar tu cara.
Soltaste un pesado suspiro, cerrando los ojos por una par de segundos, para después abrirlos y verle fijamente.
–Te odio, James. Porque incluso después de todo esto, aún... aún haces que sea muy fácil amarte.–Dejaste caer tu cabeza en su pecho, apoyando tu frente él.
Bucky soltó una pequeña risita, llevando una mano a tu espalda mientras la otra se quedaba en tu cuello.
–¿Eso significa que me vas a dar una oportunidad?–Levantó tu cabeza con ambas manos, dejándolas en tu cuello mientras acariciaba tu mandíbula con ambas, viéndote con un brillo en los ojos.
Volviste a soltar un suspiro, rodando los ojos con una pequeña sonrisa en el rostro.
–Sí... está bien... te voy a dar una oportunidad. Solo no lo arruines, ¿quieres?
–Lo prometo, muñeca.–Te dijo con una gran sonrisa, para después estrellar sus labios con los tuyos, a la vez que llevabas tus brazos para pasarlos por alrededor de su cuello, sonriendo en la boca del otro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top