Imagina estar entrevistando a Sebastian, y que éste se distraiga y no escuche lo que dices al estar tan ocupado observando tu belleza. Literalmente quedó completamente cautivado por ti desde el primer momento en que te vio.

–¿Sebastian?–Volviste a preguntarle, pasando tu mano frente a él, tratando de captar su atención.

Parpadeó un par de veces, sacudiendo su cabeza ligeramente y riendo nervioso.–Lo siento. ¿Qué dijiste?

Soltaste una pequeña risita, haciéndole sentir mariposas en el estómago y sonrojarse un poco, su sonrisa creciendo aún más.–No te preocupes, entiendo que ser el mejor amigo del Capitán América puede ser agotador.–Reíste suavemente.

–Un poco, si. Acompañarlo en todas sus aventuras es toda una locura...–Rió sin dejar de verte.

–Bueno, ¿te parece si volvemos a la entrevista? Prometo que no quedan tantas preguntas.

–Puedo pasar todo el día aquí contigo de ser necesario, no importa cuantas preguntas sean. Mientras estés aquí...–Te dijo con una pequeña sonrisa viéndote a los ojos, haciéndote sonrojar bajando la mirada avergonzada.