Heridas del pasado (parte 2)

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TheGirlfriendOfFive

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Una vez derrotaron a los Flag Smashers, Sam aún le daba vueltas en la cabeza lo que había hablado con Bucky aquel día en el jet privado de Zemo.

No podía dejar de pensar en aquel nombre. Así que sin decirle al soldado, comenzó a buscar información acerca de ti.

Encontró un poco de tu historia acerca de que habías sido una enfermera durante el tiempo en que Bucky estuvo en la guerra, pero de pronto desapareciste sin dejar rastro.

Fueron meses y meses de búsqueda. Hasta que te encontró. Viva.

—————

Bucky estaba terminando de prepararse algo de comer en su pequeña cocina de su departamento cuando llamaron a la puerta muy temprano por la mañana.

Cuando la abrió, vio a Sam con una carpeta en su mano.

–Hice algo.–Fue lo primero que dijo una vez lo vio.

–¿Y eso me perjudica a mi?–Le preguntó Bucky.

–No...

–Entonces puedes ir a molestar a alguien más.–Le dijo a modo de broma caminando hacia la cocina y dejando la puerta abierta.

–La encontré.–Le dijo Sam entrando y cerrando la puerta tras él para acercarse al mesón de la cocina desde el otro lado.

–¿A quien? ¿A la gallina de los huevos de oro?–Rió ante su propio chiste, tomando el recipiente de comida del mesón para dejarlo en el refrigerador.

–A T/N. La encontré. Está viva.–Al momento en que las palabras dejaron su boca, Bucky dejó caer lo que tenía en las manos, esparciéndose por todo el piso.

–¿Q-qué...?–Se volteó hacia él con el ceño fruncido y le preguntó con voz temblorosa.

–Desde que me contaste su historia ese día en el jet, no pude dejar de pensar en ella y en sí de verdad estaba viva. Le pedí ayuda a Torres, y la encontramos.–Le explicó entregándole la carpeta al soldado.

Éste la abrió y con lo primero que se encontró fue con una fotografía tuya tomada por una cámara de seguridad en una calle.

Llevabas puesto el gorro en la cabeza de tu sudadera negra y bolsas de compras en cada una de tus manos.

–¿C-cómo? ¿Qué—

–Esa foto es de ayer por la tarde. Descubrimos que vive a las afueras de la ciudad en una casa en medio del bosque. Es más bien como una cabaña. No hay transporte hasta ese punto, está escondido y muy alejado de todo. El lugar perfecto para vivir tranquila después de ser prisionera de Hydra.–Le explicó mientras Bucky seguía viendo los archivos que habían recolectado.

Muchos eran de tu tiempo en Hydra, tus alias, misiones, fotos tuyas a lo largo de los años tomadas por las cámaras de seguridad, la patente de tu coche, fotos de éste en la carretera, y más.

–Te dije que no buscaras nada.–Le dijo Bucky molesto dejando la carpeta en el mesón.–Debe ser una equivocación. Ellos la mataron. Eso no es—

–Zola te dijo que estaba en buenas manos. Y es ella. Créeme que sí. Sé dónde está y puedo llevarte ahora mismo.–Le dijo Sam esperanzado.–Llevas años torturándote con la idea de que nunca más la pudiste ver. Bueno, yo ahora te estoy dando la oportunidad de reencontrarte con ella.

¿No te has puesto a pensar de que tal vez está sola y perdida en el mundo, tal y como tú lo estuviste cuando escapaste de Hydra?–Sam se inclinó un poco en el mesón para verle a la cara.

–Sí no es ella, te prometo que Redwing va a pagar las consecuencias.–Le apuntó con el dedo índice, para después ir a por su chaqueta.

—————

Sam condujo durante al menos unas seis horas hasta que llegaron a una cabaña en mitad del bosque.

Había otro coche aparcado fuera de la cabaña, el cual era el mismo de las fotos dentro de la carpeta.

Bucky y Sam se bajaron de la camioneta y subieron los pocos escalones hasta llegar a la puerta principal.

El soldado se quedó helado en su lugar por un par de segundos ante la puerta, debatiendo mentalmente en sí sería una buena idea o no. O qué sería lo que le esperaría del otro lado.

–No estás solo, Buck.–Sam puso su mano en el hombro del otro y le ofreció una pequeña sonrisa.

Justo cuando iba a golpear, escucharon el sonido de alguien quitándole el seguro a una escopeta para disparar.

–Quédense quietos donde están y pongan las manos arriba.–Les dijiste sin dejar de apuntar tu arma.

Bucky conocía esa voz demasiado bien.

Ambos hicieron lo que les pediste, el soldado aún procesando de que realmente era voz.

–Dense la vuelta lentamente y bajen las escaleras con cuidado.–Ambos hicieron lo que les pediste, y al verte, Bucky pudo sentir su corazón detenerse por un segundo, para después latir con tal ferocidad que sentía que en cualquier momento saldría de su pecho.

Bajaron las escaleras y quedaron a un metro y poco más de ti, mientras tú aún seguías apuntándoles.

–Quiénes son y cómo me encontraron.

–¿N-no recuerdas quién soy...?–Bucky al fin pudo decir unas palabras, sin dejar de verte.

–¿Debería?–Le preguntaste de vuelta sin demostrar emoción alguna.

–Muñeca, soy yo, Bucky.–Dijo ya desesperándose, bajando las manos y dando un par de pasos hacia ti.

–¡Quieto ahí, Barnes!–Apuntaste la escopeta hacia él y te hiciste un paso hacia atrás.

–Entonces sí sabes quien es.–Sam bajó las manos, viéndolos a ambos.

–Puede que haya leído de ti en el museo... y que haya soñado contigo una o dos veces.–Descargaste el arma y te la apoyaste en el hombro, caminando hacia la puerta y dejándolos atrás.

–T/N solo quiero hablar. Necesito saber cómo es que aún sigues viva.–Bucky se te acercó y caminó detrás de ti.

Pusiste tu mano en la manilla de la puerta y soltaste un pesado suspiro, cerrando los ojos por un momento.

Levantaste la cabeza y lo quedaste viendo por un par de segundos, para después abrir la puerta y permitirles entrar a los dos.

Después de que prepararas té para todos, los tres se sentaron en tu sala de estar, Sam en un extremo del sillón y Bucky en el otro que estaba más cerca del que estabas tú junto a él.

–¿Qué es lo que quieres saber?–Le preguntaste soltando un suspiro.

–¿Qué fue lo que te pasó? Lo último que supe de ti fue que Zola me dijo que estabas en buenas manos...–Se sentó en el borde del sillón, apoyando sus codos en sus piernas y tratando de acercarse a ti, pero estabas sentada en otro sillón a su lado izquierdo.

Su comentario te hizo reír fríamente mientras bebías un sorbo de tu té.

–En buenas manos dice... buenas fueron las manos que yo tenía cuando era enfermera. Después de eso, se mancharon con sangre, y las manos en las que caí yo estaban aún más manchadas.–Tomaste un sorbo de tu taza.

–¿Pero cómo es que llegaste a Hydra? No hay mucha información de ti. Lo último que se supo, fue que eras enfermera durante el tiempo en que Steve y Bucky estaban en el ejército.–Te dijo Sam con el ceño fruncido.

–Así es. Pero después de la muerte de Bucky y más tarde la de Steve, no tenía a nadie más. Peggy intentó hacer que me quedara al igual que Howard, pero realmente no había nada para mi en ese lugar. Así que hice mis maletas y conduje lo más lejos que pude de Broocklyn y todo. Pero Hydra al parecer sabía de mi.

En mitad de la carretera hicieron que tuviera un accidente y luego me llevaron a su base. Prácticamente me convirtieron en otra soldada del invierno, aunque utilizaron otros métodos en lugar de los códigos.

Cuando Black Widow liberó los archivos, vi la oportunidad de escapar y la tomé. Después de eso intenté llevar una vida normal mientras trataba de recordar quién era, pero era complicado así que me aislé aquí. Después durante el blip, también me refugié en este lugar de todo el caos que había. Hasta que llegaron ustedes.–Tomaste todas las tazas y te fuiste a la cocina para limpiar.

Sam le hizo un gesto a Bucky para que te siguiera y así pudieran hablar tranquilos.

–Durante todo este tiempo yo... creí que estabas muerta, muñeca.–Te dijo acercándose a ti, quedando detrás tuyo y apoyando la espalda en la isla de la cocina.

Soltaste un suspiro y apoyaste ambas manos en el mesón frente a ti, dándole la espalda.

–Tal vez debiste haberlo dejado así en lugar de buscarme.–Te secaste las manos y te diste vuelta, apoyando la espalda tras de ti y cruzándote de brazos.

–Realmente fue Sam quien lo hizo...

–Pero pudiste haber decidido no venir hasta acá, James.

–Extrañaba oír mi nombre de tu boca.–Te dijo con una pequeña sonrisa.

–No somos las mismas personas que recordamos, James. La T/N que viste por última vez todos estos años atrás, no es la misma que estás viendo ahora. Empezando por esto.–Le dijiste levantando ligeramente la pierna derecha de tu pantalón para revelar una pierna hecha de algo muy parecido a lo que era su brazo antiguo. Para después volver a dejarlo como estaba.

–Pero aún sigues siendo la mujer más hermosa ante mis ojos, muñeca... y si me lo permites, me gustaría poder volver acercarme a ti. Estar juntos otra vez. Superar esto juntos, tu y yo, como siempre ha sido.–Se fue acercando con cuidado hacia ti hasta que pudo tomar tu mano izquierda en la suya.

Tu le quedaste viendo a la cara, estudiando cada pequeño detalle de su rostro.

La vista de Bucky cayó en tu cuello donde tenías un collar con la sortija que te había dado años atrás, lo cual le trajo una sonrisa al rostro.

–Aún conservas el anillo...

–Fue una locura poder recuperarlo, pero lo hice. Era lo único que me quedaba de ti...–Le dijiste con una pequeña sonrisa, bajando la vista a tu collar para después volver a él.

–Y esto es lo único que me quedaba de ti.–Sacó la fotografía tuya que le habías dado años atrás, en la parte de atrás tus labios marcados con un beso por tu labial que a él tanto le gustaba.

–Aún la tienes...–Soltaste una pequeña risita, tomando la foto en tus manos.

–Así es. Esa fotografía siempre me dio fuerzas cuando ya no las tenía. Y aún lo hace... jamás pude olvidarte... y tampoco lo quería...–Sus palabras te hicieron levantar la vista para encontrarte con que él ya te estaba viendo.–No puedo alejarme de ti otra vez, muñeca... por más que me lo pidas, no puedo hacerlo...

–Yo tampoco quiero alejarme de ti...–Le dijiste con una sonrisa triste, tus ojos llenándose de lágrimas.

–No hay razón para hacerlo.–Susurró tomando la fotografía de tus manos para dejarla a un lado y después tomarlas en la suya izquierda, la otra en tú mejilla.–Sé que podemos salir adelante juntos... no me alejes, por favor te lo pido...

–Tampoco quiero hacerlo...–Susurraste llevando tus manos a su rostro para acariciarlo.

Bucky te ofreció una gran sonrisa, para después besarte en los labios con cuidado y pasión a la vez, y luego abrazarte como nunca antes, mientras Sam observaba desde lejos con una gran sonrisa.

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