Fantasías y terapia

Prólogo: Ser la terapeuta de Bucky puede ser bastante desafiante a veces, sobre todo cuando un hombre como él comienza a insinuarsete.

Word count: 1209
Advertencia: Insinuaciones de smut.

–Muy bien James, cuéntame, ¿cómo has estado?–Le preguntaste tomando asiento en el pequeño sofá frente a de donde estaba sentado el soldado en tú pequeña oficina.–Han pasado dos semanas desde nuestra última sesión.

–Bien, bastante bien doc...–Respondió de vuelta con ligereza, mientras jugaba un poco con sus manos, evitando tú mirada.

–¿Seguro?–Cuestionaste arqueando una ceja.

–¿Acaso ya no me crees, muñeca?–Preguntó coqueto de vuelta, inclinándose hacia adelante en su asiento.–¿Dos semanas y dejas de confiar en mí?

–¿Dos semanas y comienzas a mentirme otra vez, James?–Debatiste de vuelta, manteniendo tú expresión neutral, ni si quiera sorprendida por sus intentos de coqueteo.

Una vez fuera del control mental de Hydra, y de que Shuri haya removido los códigos de su cabeza en Wakanda, el gobierno le asignó a Bucky ir a terapia para conseguir el perdón y liberarlo de todos los cargos por lo ocurrido en el pasado.

Las primeras sesiones fueron bastante difíciles ya que no confiaba para nada en ti, pero a medida que fue pasando el tiempo, Bucky empezó a abrirse más, e incluso a coquetear contigo.

–Vamos James, saca todo lo que tengas dentro y dime la verdad, no seas tímido.–Volviste a insistirle después de unos segundos de silencio.–¿Has estado teniendo pesadillas otra vez?

–No soy para nada tímido, muñeca. Voy a decirte exactamente lo que he estado soñando durante estas dos últimas semanas.–Habló seriamente, con su típica y distintiva pequeña sonrisa.

–Muy bien, te escucho.–Le animaste acomodándote en tú sofá.

–Lo único con lo que puedo soñar, T/N, es contigo desnuda en mi cama.–Te dijo como sí fuera lo más normal del mundo.

–No otra vez.–Murmuraste para ti misma, rodando los ojos y cubriéndote el rostro con una mano.

–Dijiste que fuera sincero doc, y lo fui. Ahora, ¿no merezco aunque sea un pequeño beso en recompensa por ello?–Te preguntó inocentemente con una sonrisita casi angelical en el rostro.

–Okey, primero. No, no vas a recibir ningún beso. Y dos, esas fantasías que tienes conmigo son muy comunes en otros pacientes, no solo en ti.–Le aseguraste mirándole directamente a los ojos.

–No eres el primero que me dice una cosa así, y te aseguro de que no serás el último James. Generaste un vínculo de confianza conmigo, es por eso que tú mente lo refleja presentándote situaciones como estas.–Le explicaste mientras dejabas a un lado tú pequeña libreta y lápiz.

–Ahí está la diferencia, muñeca.–Dijo sentándose al borde del sofá.–Yo no soy igual a tús otros pacientes.–Aseguró con convicción en sus palabras.

–¿Ah sí? ¿y qué es lo que te hace tan especial entonces?–Le preguntaste sarcásticamente sin inmutarte ni un poco.–Iluminame por favor.

–Lo que me hace especial, muñeca mía, es que yo realmente siento esto por ti. no solo porque seas mi terapeuta y fantasee contigo porque mi mente me hizo hacerlo.–Aseguró con una sonrisa coqueta.–Incluso estando despierto lo hago.

–No me digas...–Le dijiste con el mismo tono y falsa sorpresa en el rostro.

–Déjame llevarte a una cita.–Te dijo después de unos segundos de silencio, desviando su mirada por unos segundos a tús labios, y después a tús ojos.

–¿Para que me lleves a la cama? Bucky ya hablamos de esto.–Respondiste levantándote de tú asiento, tomando tú libreta y lápiz para caminar hacia tú escritorio, dándole la espalda.–Eres mi paciente y yo tú terapeuta, nada más. Aunque quisiéramos no podríamos salir porque es ilegal.

Además, tengo novio, James.–Ibas hablando mientras ordenabas las cosas en el escritorio de espaldas a él, por lo que no te diste cuenta cuando comenzó a caminar hacia ti, hasta que posó ambas de sus manos en tús brazos, pegando su pecho a tú espalda. Haciéndote dar un pequeño salto de sorpresa.

Acercó su rostro a tú cuello, moviendo con su mano tú cabello del camino, y comenzó a pasar su nariz por la zona, para después dejar sus labios en tú oído, rozando mientras hablaba, dándote escalofríos por el cuerpo.–No actúes como sí jamás hubieses fantaseado conmigo también, muñeca.–Susurró.

–Sé que piensas en mí de la misma manera en la que yo pienso en ti... como sé que te mueres de ganas para que te desvista aquí mismo, y te de la cogida de tú vida...–Mientras hablaba, deslizó sus manos hasta tú cintura, haciéndola hacia atrás, frotando su erección contra tú trasero a través de la tela de tú apretada falda.

La forma en la que hablaba y los movimientos que hacía, te intoxicaban. Su esencia podías olerla debido a la cercanía, y no podías pensar en otra cosa más que en la fricción que estaba haciendo entre sus cuerpos. Estabas segura de que si bajabas una mano por tús bragas, estarían completamente empapadas.

Tenías las manos apretadas al borde del escritorio, los nudillos ya blancos y cerrando los ojos tratando de concentrarte en otra cosa.

–Apuesto a que tú novio jamás podría complacerte de la manera en la que yo podría... y estoy seguro de que mientras él te folla, lo único en lo que puedes hacer es pensar es en mí, y en cuánto te gustaría que fuese yo quién te haga gritar su nombre...–Susurró con voz ronca.

Miles de pensamientos corrían por tú mente en ese momento. Ya te habías mentido millones de veces a ti misma, asegurándote que era solo tú paciente, y que no sentías nada por él. Ningún tipo de atracción.

No podías negar que te morías porque te follara ahí mismo en tú oficina, pero no era correcto, corrías el riesgo de perder tú licencia como terapeuta, y que además el gobierno te descubriera... lo cual lo hacía aún más exitante. Pensamientos como esos corrían por tú cabeza cada vez que te masturbabas y tocabas en la soledad de tú habitación.

–Okey James.–Dijiste soltando el aire que estabas aguantado, saliendo de su agarre, caminando alrededor del escritorio para poner distancia entre ambos.–La sesión ya terminó, puedes coordinar con Maredith tú siguiente cita.–Aseguraste sin atreverte a mirarle a los ojos, temiendo que tú deseo pudiese jugarte una mala pasada.

Bucky soltó una pequeña risita, pasando su lengua por las paredes de su boca antes de hablar, haciéndote desviar la vista a sus labios.–Bien... supongo que nos veremos la siguiente semana doc.–Dijo, mientras se acercaba a tú lado, para dejar un beso en tú mejilla, manteniendo sus labios a centímetros de los tuyos, levantándote el rostro con su mano por la barbilla.

–Solo quiero que sepas, que no voy a rendirme fácilmente, muñeca.–Susurró, desviando su mirada por unos segundos a tús labios con una sonrisa coqueta, para después dirigirse hacia la puerta y salir de tú oficina, dejándote completamente impactada y sin saber que hacer o pensar.

–Dios este hombre...–Murmurate para ti misma, una vez que ya lograste reaccionar.–Compórtate T/N. Él es tú paciente, y tú su terapeuta...–Te dijiste a ti misma, haciendo a un lado tús fantasías y frustración sexual.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top