Prólogo: Un pequeño vistazo a cómo fue la vida de Bucky durante tu primer embarazo.

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Advertencia: Embarazo.

Ya tenías más o menos seis meses de embarazo, y no podían estar más felices.

Escapar y estar juntos, teniendo su propia familia había sido siempre su más grande deseo. El cual lograron cumplir gracias a Steve y Natasha, aunque no tuvieran información alguna sobre ellos. Lo cual les preocupaba bastante.

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Era de mañana y Bucky estaba quitando las malas hierbas de sus cultivos cuando saliste de su pequeña casa.

–¡James!–Le dijiste mientras te acercabas con una mano en tú vientre y la otra en tú espalda.

–¡Muñeca! Te ves muy hermosa hoy.–Dejó las plantas en el suelo y se quitó los guantes, para dejarlos ahí también y acercarse a ti.

Puso su mano derecha sobre la tuya en tu panza y la otra en tú espalda, acercándose a ti para besar tus labios.

–La verdad es que ya no sé si creerte cada vez que dices eso.–Reíste ligeramente, dejando ambas manos en su pecho mientras él dejaba las suyas en tu cintura.

–Debería creerle a su mejor guardia real, su majestad. Jamás me atrevería a mentirle a la princesa, al amor de mi vida, y a la madre de mi futuro bebé.–Te dijo con una sonrisa juguetona, haciéndose un paso hacia atrás y tomando tú mano en la suya para besarla mientras hacía una reverencia.

Tu rodaste los ojos mientras reías, para después acercarte a él y besar su mejilla.

–Sin duda eres el mejor guardia real que haya existido. Multitareas también.–Hablaste con una sonrisa coqueta, arreglando el cuello de su camisa y haciendo su pequeña coleta hacia atrás.

–¿Eso es lo que cree, majestad?–Se volvió a acercar a ti, dejando su mano izquierda en tu cintura y la otra jugando con la tuya y besándola, mientras que tu mano derecha quedaba en su hombro.

–Claro que si... aunque tal vez podrías hacer una demostración privada solo para mi...–Le dijiste con la misma expresión, viéndole a los ojos.

–Sería un placer, majestad. ¿Qué le parece si vamos a su habitación?

–¡Hijos míos!–Escucharon a alguien decir desde atrás de ustedes.

Cuando se voltearon, vieron al padre Fury acercarse en su caballo.

–¡Padre Fury! ¡Que gusto verlo por aquí!–Le dijo Bucky con una sonrisa, acercándose a él mientras éste se bajaba del caballo.

–Lo mismo digo, hijo.–Le dio un abrazo, y luego se acercó a ti, haciendo una pequeña reverencia mientras tomaba tu mano.–Es un gusto volver a verla, su majestad.

–Por favor, padre. Esos días ya quedaron atrás.–Reíste ligeramente, mientras te acercabas para abrazarlo.

–¿Y cómo está su futuro hijo o hija?–Les preguntó con una sonrisa, para después gesturar con su mano a tu vientre.–¿Puedo?

–Por supuesto, padre.–Le respondiste con una sonrisa.

El padre Fury puso ambas manos en tú panza, y sintió una pequeña patada, lo cual le hizo reír.

–Se nota que es sin duda un bebé muy enérgico. Estoy seguro será un varón tan fuerte como su padre, y tan bello e inteligente como su madre. Tiene muy buenos padres, eso seguro.–Habló con una sonrisa, mientras Bucky le observaba también con una en su rostro.

–Enérgico es. No puedo esperar a que nazca, también para tenerlo en mis brazos de una buena vez.–Le dijiste con una sonrisa, viendo hacia tu vientre.

–Yo tampoco puedo esperar.–Bucky se acercó y dejó su mano en tú espalda.

–Serán unos padres maravillosos.–Fury quitó sus manos de tu vientre y tomó tu mano con la suya derecha, y la otra tomó la de Bucky.

–Se lo agradezco, padre. Al igual de todo lo que ha hecho por nosotros. Jamás podremos pagarle por todo su esfuerzo y sacrificio.–Le dijo Bucky con una sonrisa.

–Oh, hijo, por favor. No es necesario qué me agradezcan. Aunque si insisten tanto, tal vez podría aceptar un trozo de esa tarta maravillosa con una jarra de tu cerveza tan especial.–Rió ligeramente, al igual que tú.

–No se diga más, pase por favor.–Bucky extendió su mano y apuntó hacia la casa, comenzando a caminar contigo con sus manos entrelazadas y Fury junto a ustedes.