Prólogo: Bucky debe actuar como el Soldado del Invierno para una misión (tfatws).

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La idea de que Bucky actuara como el Soldado del Invierno no les agradaba para nada, mucho menos a él. Pero era necesario para poder obtener la información que necesitaban.

Cuando Zemo le dio la orden de comenzar a pelear en el bar, Sam y tu compartieron una mirada de preocupación, aún tomados de las manos actuando como si fueran pareja.

Una vez terminó, podías ver lo agitado que se encontraba y el dolor en sus ojos.

Te acercaste discretamente para poder saber como estaba y hablarle sin que nadie se diera cuenta.–¿Estás bien?–Le preguntaste preocupada, susurrando para que nadie escuchara.

–Sí. No te preocupes.–Te dijo siguiendo a Zemo, mientras Sam volvía a tomar tú mano para seguir con su pequeña actuación.

(.....)

Una vez estuvieron en casa de Sharon, ella les facilitó una habitación a cada uno, excepto Bucky y tú que compartían una.

El soldado salió del baño que había en el cuarto con solo la toalla alrededor de su cintura, y aún algo mojado. Caminó hacia la cama y extendiste tus brazos para abrazarle, así que se posicionó encima de ti, dejando tu espalda apoyada en la cama, y escondió su rostro en tú cuello, mientras acariciabas su cuerpo descubierto, sobre todo la parte donde el metal y su piel se unían. Si hubiesen estado en otra situación, muy probablemente las cosas se abrían puesto intensas y acaloradas muy pronto, pero eso no era lo que él necesitaba en esos momentos.

Ambos se quedaron en un cómodo silencio por un par de minutos, mientras acariciabas su cabeza y dejabas besos en ella, y Bucky te abrazaba con fuerza cuidando de no lastimarte.

–¿Cómo te sientes?–Le preguntaste con voz suave, sin moverte de tu posición.

–Bien... no pasó nada, solo era parte de la misión...–Te dijo recostándose a tu lado, ambos girados en dirección al otro, mientras sostenías su mano de metal en las tuyas, y él las observaba.

–¿Estás seguro de que todo está bien? Sé lo difícil que fue para ti tener que volver a actuar como él...

–Sí... pero al menos tenía el control de mis actos ésta vez.–Te dijo con una pequeña sonrisa, viéndote a los ojos.–Además... tu estabas ahí. Tenerte cerca siempre es un alivio para mi.–

Le ofreciste una pequeña sonrisa, acercándote a él para abrazarlo y dejar que escondiera su rostro en tú cuello, dejando tierno besos en él, mientras acariciabas su espalda y besabas su cabeza. Cantando ligeramente su canción favorita para relajarlo.