Hooola! Este es un fanfic yuri de la Dulce Princesa y Marceline. La escribi hace mucho, pero ahora la publicare. Espero que les guste!

-Este es un one-shot. Solo tiene un capitulo, sin continuación.

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Una hermosa y tranquila tarde, la Dulce Princesa estaba caminando por el dulce reino, todo estaba en orden... así que decide ir al palacio, a descansar un poco en su alcoba.

-Buenas tardes, Dulce Princesa- le dijo Mentita al verla entrar al palacio- ¿no estaba usted haciendo una revisión por el dulce reino?

-Si- le respondió- pero ya termine y todo está en orden... así que cenare y luego iré a mi alcoba, y no quiero que nadie moleste. ¿Entendido?

-Sí, su majestad- le respondió. Mentita le sirvió la cena y ella subió a su alcoba. Entro a su alcoba y empezó por ordenar su cama, estiro las sabanas y puso en orden las almohadas, pero... debajo de una de ellas encontró la camiseta que le regalo Marceline y que usaba como pijama, sonrió; la olfateo un poco como era su costumbre y alzó la mirada para ver la hora en el reloj que colgaba en la pared arriba de la cama.

"Ya son las más de las ocho", pensó, "ya será hora de dormir enseguida". Se saco la corona y la puso en un estante, se desvistió hasta quedarse solo en ropa interior, se puso la camiseta y se recogió el pelo en una coleta desordenada. En ese momento se miro al espejo de cuerpo que estaba al lado de la ventana y se puso a pensar si ese era el aspecto con el que nadie imaginaria verla... Todavía no tenía sueño, así que se dispuso a buscar su libro favorito para leerlo, entre las paginas encontró una foto de Marceline y ella, y no pudo evitar sonreír. Pego la fotografía en el espejo, y se durmió. Mientras tanto, Marceline estaba flotando sin rumbo, pensando en sus cosas y balbuceando una canción. De repente bajo la vista y se percato que estaba sobrevolando el Dulce Reino. Sin quererlo recordó el momento en que le obsequio la camiseta a la Dulce Princesa... ella estaba en el Dulce Reino, con deseos de algo rojo para succionar, mientras que buscaba uno de los lugares que marcó como suyos para quedarse, ya que estaba recorriendo por ahí porque se aburrió de su antigua localización, iba con un bolso donde tenía su equipaje, entre ellas cosas muy preciadas como esa camiseta de su banda favorita que le había regalado Ash cuando estaban de novios, era su primera camiseta de una banda, así que era muy preciada para ella. De repente se tropezó con la Dulce Princesa y exclamo:

-¡Bonnie! Hace años que no te veía. ¿Cómo has estado?

-¿He? Bien... y tu; Marceline?- respondió, dirigiéndole una mirada de desprecio.

-¿Acaso sigues enojada por "eso"? - Dijo la vampiresa con una mirada burlona- ¡Entonces te daré algo como disculpa !- ella saco la camiseta y se la entrego, al tiempo que le daba un beso en la frente. La princesa solo se sonrojo y murmuro: "eso no soluciona nada, pero igual...gracias ", para luego dar media vuelta y retirarse.

-¿Para qué pienso en todo esto?- Marceline se enfurece consigo misma, pero al no poder dejar de pensar en eso, decide ir a echar un vistazo en la habitación de Bonnibel. Entra silenciosamente por la ventana y ve a la princesa dormida, y no pudo evitar pensar que estaba hermosa; y sin pensarlo le acaricia una de sus suaves y sonrojadas mejillas... La vampiresa empieza a caminar por la habitación, cuando de repente se percata de la foto pegada en el espejo, lo único que pudo hacer es mirar a la princesa dormida y sonreír. Estaba feliz... pero... ¿por qué? ¿Alguien estaría feliz por una persona a la que quiere? ¿Marceline quería a la Dulce Princesa?; todo en la cabeza de la reina vampiro estaba desparramado; ¿Sera que la quiero? ¿Sera que ella me quiere? De repente y por sorpresa la princesa despertó, se enjugó los ojos con las manos (sin poder evitar ser increíblemente tierna), miro a su alrededor y vio a Marceline...

-¿Marceline?- se pone de pie, sorprendida y camina hacia la intrusa- ¿Q-que es lo que haces aquí?

-Yo...-Marceline se sonroja y mira hacia cualquier lado menos a la princesa- solo estaba paseando por ahí, y decidí venir a verte- mira hacia el piso, avergonzada

-Está bien que quieras venir a visitarme, ¿¡pero en medio de la noche!? ¡Eso es raro!

-Lo sé, lo siento, solo quería darte esto- Marceline da un paso adelante y le besa la mejilla a la princesa, cerca de los labios. Bonnibel se sorprende y da un pequeño salto para atrás.

-¡Marceline! ¡Para con esta broma o llamare a los guardias!- su voz estaba entrecortada y ella estaba roja hasta las orejas.

-¡No es una broma! En... en serio me gustas Bonnibel. No puedo dejar de pensar en ti desde hace mucho tiempo. Pequeñas y dulces lagrimas se deslizaron por las mejillas de la princesa, y ella susurro al oído de Marceline:

"Tu... también me gustas" y acompañó estas palabras, con un dulce y tierno beso en los labios...

FIN...