Fecha de publicación original: 20 NOV 08
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𖤘     08 NOV 20     𖤘
19:50

Inspirado de la canción que les dejé arriba, solo porque me gustó.

733 palabras.

Lxs quiere, Bi. ♡

De la cama al sofá y del sofá a la cama. Incluso parecía que aquel sofá era mi castillo. Así habían sido mis días en la última semana. Me sentía mal, con una tristeza que no podía explicar, porque no tenía razón de ser. Solo aparecía y no podía librarme de ella aunque quisiera.

Tomé mi celular como cada día. Encendí la pantalla y vi el sinnúmero de mensajes y llamadas perdidas que tenía. Había leído cada texto, pero simplemente no contestaba a ninguno. Pensé en abrir algún chat y responder, pero mi intento se vio frustrado cuando la pantalla completa indicó que estaba recibiendo una llamada. Leí su nombre varias veces. Había perdido la cuenta de cuántas llamadas perdidas ya tenía de él. Min YoonGi, el chico que me gustaba y que, de hecho, pudo convertirse en mi pareja de no ser por esta última semana donde había estado evitándolo completamente.

La llamada terminó y se añadió a la larga lista para luego recibir otra de la misma persona. Mi interior gritaba que contestara, pero mi exterior hacía caso omiso. ¿Qué le diría? ¿Cómo explicar algo que no puedo entender? Suspiré y vi desaparecer su nombre. Creí que se cansaría, pero de nuevo una llamada más. Sin pensarlo contesté y puse el aparato en mi oído. Esperaba que él hablara primero, pues yo no sabía qué decir.

―Por fin, AhReum. ―Podía imaginar que estaba con su semblante enojado y restregando sus ojos de cansancio―. ¿Entonces?

Simplemente me quedé en silencio. Seguro pensaba que no me importaba nada, pero en realidad le daba vueltas a la situación. Aún así no conseguía concentrarme completamente. Solo veía por la ventana atenta a la lluvia que sucedía afuera.

―¿No vas a decir nada? ―Estaba enojado, lo sabía.

―Lo lamento ―dije de manera lenta demostrando, con mi voz, que no me encontraba precisamente bien.

―¿Qué sucedió? ¿Acaso estabas jugando conmigo? ―Le oí suspirar.

―No, nunca haría eso.

―Entonces explícame que has estado haciendo toda esta maldita semana. ―Se estaba controlando para no gritarme.

―Nada. ―Era verdad. Además de comer y respirar, no había algo extraordinario.

―¿Y por qué no contestabas? Ni un mensaje, maldita sea.

―No me siento bien ahora.

―¿Te enfermaste? ¿Necesitas algo? ―Su enojo cambió a preocupación. A pesar de su exterior indiferente, era muy atento con quienes le importaban. Sonreí de manera leve.

―No, solo quiero estar sola.

Empecé a dibujar figuras sin sentido con mi dedo en el sofá. La textura dejaba apreciar un poco mis intentos vanos. Pasé la mano para “borrarlos” y después dibujé un gato.

―¿Segura? Puedo ir a estar contigo.

Cada día encontraba más razones para seguir enamorándome. Sonreí por su intención. Quisiera tenerlo junto a mi y abrazarle. Que me contara todo lo que había pasado en esta semana, pero no estaba lista aún.

―No es necesario, YoonGi. ―Me levanté con la intención de buscar una cobija. Empezaba a hacer frío.

―Te he extrañado estos días.

―Yo también. ―Suspiré―. Perdón por no decirte nada. Ni siquiera sé qué me pasa.

―Creí que ya no querías verme. Con lo mucho que me costó acercarme a ti, me dolió.

―Yo siempre quiero verte. ―Le oí reír levemente―. Simplemente soy así, ¿sabes? Al principio soy reservada, luego muy social y después me llega esa tristeza inexplicable.

―Juro que podría ir ahora y abrazarte para no soltarte nunca.

―Tal vez después, cuando esto termine. No tengo muchas ganas de hablar ahora tampoco. ―Encontré la cobija que había estado buscando. La saqué y la llevé conmigo de vuelta al sofá: mi refugio―. ¿Está bien si desaparezco ahora? Tal vez en la mañana todo acabe. ―Me senté y cubrí con la manta.

―Quisiera que no lo hicieras, pero voy a respetar eso.

Veía la pantalla negra del televisor apagado. Me podía reflejar en él. Mi aspecto era tan deplorable en ese instante. No me había cuidado, porque no tuve ganas de hacerlo. Me preguntaba qué estaba mal conmigo. Siempre terminaba así, sintiéndome triste y sola incluso cuando no lo estaba. Quería llamar a alguien, pero nunca encontraba a quién. 

―¿Puedo llamarte cuando esto acabe?

Quisiera saber si estaba bien lo que me pasaba, incluso si no podía entenderme a mí misma. Regresé mi vista afuera para no ver una versión lamentable de mí. Únicamente escuché el “si” de YoonGi antes de perderme en el paisaje una vez más.

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