044. Jimin

La ciudad se movía tan rápido, justo como se esperaría de Tokio, lucía como si lo viera todo en una velocidad adelantada mientras la escena se detenía cuando la miraba en ella. Las personas delante de ella seguían caminando apresuradas, o así lucía por la gran cantidad
que había, pero Jiyoon parecía en su mundo, caminando a su ritmo.

—Tierra llamando a Jiminie —canturreó de repente pasando su mano frente a mí rostro, riendo dulcemente—. ¿Todo bien?

—Todo bien —repetí mostrando una sonrisa que ella imitó, acto seguido sujetó mi mano para volver a caminar.

La sensación de calidez inundó mi cuerpo aún cuando Japón veía los inicios del invierno, el contacto de su mano contra la mía se sentía tan reconfortante. Suspirando entrelacé nuestros dedos para empezar a caminar a su lado, escondiendo mi sonrisa al ver como tomaba nuestras manos metiéndolas en el bolsillo de su abrigo.

Seguimos caminando calle a calle en busca de nuestro destino, yo burlándome de vez en cuando sobre lo perdidos que estábamos y ella quejándose sobre lo poco que confío en sus habilidades de localización. Para su desgracia tuvimos que parar a preguntarle a una pareja sobre la dirección del edificio encontrándonos con que nos habíamos pasado más de dos calles, teniendo que regresarnos y yo teniendo que soportar su leve golpe para que dejara de reírme de ella.

Probablemente se preguntaran algo, ¿por qué no usan la ampliación de mapa en sus celulares? Digo, estamos en el siglo XXI, es tonto perderte en una gran ciudad si cuentas con un mapa digital a un toque de distancia. Y la respuesta es muy simple: no queríamos encarar
las numerosas llamadas que seguramente tendríamos del resto de los chicos, en mayor cantidad de Namjoon hyung. Bueno, tal vez hubiera sido más fácil si les hubiésemos dicho a donde iríamos, pero en definitiva habría sido imposible venir solo nosotros dos. Además de que una vez Taehyung se perdió en París y de alguna forma el líder lo encontró, sigo pensando que hyung nos puede rastrear de alguna manera por nuestros celulares, cosa que da un poco de miedo.

— ¿Lo ves? Te dije que llegaríamos, deberías empezar a confiar en mí —se mofó cuando quedamos solos en el ascensor.

—Lo que tú digas, Yoon —digo con una sonrisa al verla. Es tan preciosa.

Mientras más la veía, más tranquilo me sentía, todo lo opuesto a lo que me imaginaba antes. Hace unos días a este punto me vería desmayado en el piso, sin embargo estaba de lo más tranquilo. En lugar de estar preocupado, me sentía ansioso. No veía el momento de dejarlo salir todo.

Cuando las puertas se abrieron de nuevo nos encontrábamos en la azotea, es decir, el mirador del edificio. Pues si bien no era el más alto de la gran ciudad, tenía de las mejores vistas además de que por la hora se encontraba casi vacío. No pude evitar sonreír al verla casi correr emocionada hacia el borde, mientras yo la seguía caminando con tranquilidad.

Inconsciente llevé la mano a mi cuello tocando el frío metal de mi cadena, sujetándola para darme valor.

—Esto es precioso —la escuché decir casi sin aliento mirando la gran panorámica de la iluminada ciudad.

En ese momento quise soltarle un comentario tipo “No más que tú, preciosa”, sin embargo me callé riendo en mi interior sin querer cambiar el ambiente, no sabría cómo hablarle luego. Seguramente quien se sonrojaría luego de esa frase sería yo.

—Mucho —murmuré apoyándome en la baranda junto a ella.

La vi extender su brazo hacia el vacío con una sonrisa mientras el viento hacía bailar su cabello, se veía como la escena final de un dorama. La escena decisiva donde uno de los dos se confesa, dejando todo su corazón en las manos de la otra persona,  entregándole el
poder de romperlo en mil pedazos si así lo quisiera. Es lo que estaba a punto de hacer.

—Jiyoon —la llamé en voz baja sin poder observarla, aún cuando sentía su mirada sobre mí, escuchando un sonido para que hablara—. ¿Alguna vez te has enamorado?

—Puede ser —respondió luego de unos segundos de pensarlo, ahora si tomé toda la valentía para mirarla a los ojos —. ¿Y tú, Mochi?

Me sentí nervioso de repente, ella sin notarlo había volteado la situación en su ventaja, me había puesto entre la espada y la pared con mucha más rapidez de la que esperaba.

“Respira, Jimin, ya habíamos ensayado todo esto”

Respiré hondo y por fin logré sacar las palabras por la boca, en vez de dejarlas en mi imaginación como siempre.

—En realidad lo estoy justo ahora  —confesé sin ver la más mínima expresión de sorpresa en su rostro, aunque los nervios seguían ahí —. Y no lo entiendo, nunca había sentido nada así por nadie y… me asusta. Me aterra que esta chica tenga todo mi corazón en sus manos sin siquiera saberlo, no sé siquiera si ella me ve como un hermano o como algo más. La conozco tanto, pero siento que son más las cosas suyas que desconozco.

De repente me quedé callado, no sabía cómo había logrado dejar salir tantas cosas, menos todas al mismo tiempo. Me imaginaba tartamudeando que hablando como de costumbre.

Sentí miedo de levantar la mirada para verla, no estaba listo para observar esa mirada incomoda. Así, aún con la mirada agachada y los puños cerrados, solté la frase que tanto había temido decir antes.

—Jiyoon, tú me gustas.

El silencio reinó entre los dos, tal como me lo esperaba.

Quería huir, esconderme bajo tierra y no salir nunca más. Quise que la tierra me tragara y no me escupiera nunca más.

Sentí entonces como una de sus manos tomaba una de las mías acariciándola con uno de sus pulgares.

Odie el tono que usó.

—Jimin, cariño, lo siento —me hablaba en un tono tan bajo que parecía hablarle a un niño—. Pero tú no me gustas.

Ahí estaba, el momento que tanto vi venir: había apretado su puño y había destrozado mi corazón.

Sin pensarlo deshice el agarre de su mano sobre la mía un tanto más brusco de lo que pensaba y quería, pero yo mismo me traicionaba puesto que ya sentía como las lágrimas inundaban mis ojos dejando mi vista borrosa.

Solo que justo en el momento en que me iba a disculpar para irnos, abrí los ojos asombrado al sentir sus labios chocando contra los míos, cerrándolos de inmediato al procesar toda la información en un instante.

El momento se terminó antes de lo que hubiese deseado, se separó de mí con suma lentitud quedándose relativamente cerca de mí, llevando sus manos hacia mi rostro acunándolo.

—Lo que siento por ti es mucho más profundo que “gustar” —susurró haciendo que abriera de inmediato los ojos y la boca para verla sonreír con diversión—. Yo te amo, Minie.

No dije nada más, con rapidez envolví mis brazos alrededor de sus hombros apoyando mi barbilla sobre su hombro sintiendo como un solitaria lágrima bajaba por mi mejilla, solo que ya no era de tristeza, estaba en extremo dichoso.

Jiyoon también me quería, no necesitaba absolutamente nada más en el mundo.

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