041. Hoseok
El joven Hoseok corría con su mochila en hombros, había llegado a su casa a las carreras luego de las clases para cambiarse y con la misma prisa irse a la agencia para sus ensayos.
Quería verla cuanto antes.
Saludó efusiva pero cordialmente a los trabajadores en la entrada para seguir corriendo por el pasillo hasta su salón, pero fue detenido por uno de sus compañeros cuando
prácticamente chocó contra él.
-Wow, wow, mira por dónde vas, Hoseok-ssi -se quejó al haber dejado unos papeles que llevaba en sus brazos.
-Lo siento -exclamó con la respiración acelerada por toda su carrera-. Venía apurado, mi error.
- ¿Ensayo de baile? ¿Ese no empieza en media hora? -Avergonzado bajó la cabeza rascando su nuca al escuchar la risa del sunbae-. Ella acaba de llegar, está allá adentro.
Primero que todo se sintió como un tonto al ser demasiado obvio, o era el hecho de que al parecer Kim Namjoon podía leer la mente de todos los trainees y saber lo que sucedía con sus vidas.
Pero no se dejó inundar por el sentimiento y, poniendo su mejor sonrisa, entró con mucha confianza a aquella sala. Adentro lo primero que vio fue a algunos de sus compañeros en un tumulto que impedía ver lo que, o a quien, rodeaban.
Aunque sabía a la perfección quien estaba entre todos esos chicos, nada más que Park Jiyoon, la sunbae de casi todos los chicos que la rodeaban, contándolo a él. Había estado
entrenando en BigHit desde muy joven al ser hermana de una de las integrantes de GLAM, solo que luego de la disolución del grupo se había puesto la regla de no aceptar a ninguna trainee femenina, sin embargo el CEO estaba tan encariñado con la chica, además de reconocer el gigantesco potencial que tenía, le fue imposible despedirla de la agencia. Esta justo acababa de llegar de América al haber pasado un mes entrenando allá, siendo calurosamente recibida por todos los chicos con quienes convivía a diario.
Como si sus súplicas hubiesen sido escuchadas, los chicos comenzaron a disiparse dejándolo ver claramente a la chica más hermosa que sus ojos hubiesen visto. Su cabello castaño ahora era negro intenso y un flequillo adornaba su rostro dándole un aire de ternura muy poco propio de ella a decir verdad. Aunque al momento de escucharla hablar se dio cuenta que seguía siendo la misma Jiyoon de siempre.
- ¡Hoseok-ah, extrañaba ver tu feo rostro todos los días! -exclamó entre risas acercándose a él. Sentía que su corazón estaba a punto de explotar-. ¿Me extrañaste?
Se sentía irreal tener ahí justo frente a él luego de lo que para él lució como una eternidad, tan solo quería estirar sus manos y tocar sus mejillas a pesar de que luego lo mirara como si estuviera loco.
-La agencia era tan solo un poco aburrida sin usted, sunbae -se burló con media sonrisa viéndola observarlo gélidamente-. Espero que no crea que solo por haber estado en L.A, ahora es mejor bailarina que yo.
-Pff, desde que llegaste a esta agencia he sido mejor bailarina que tú, Seokie -reía haciendo un énfasis en el apodo que solía usar para recordarle que sigue siendo mayor que él aunque no lo pareciera.
Ambos se miraron con sonrisas de burla, luchando entre sí en completo silencio.
Apareciendo en el momento menos oportunidad, apareció el profesor de baile saludando con ánimo a la chica pero pidiéndole que se retirara debido a que desconcentraba a sus chicos. Esta rió asintiendo y, justo antes de irse, dirigió su mirada hacia cierto chico guiñándole el ojo antes de cerrar la puerta a sus espaldas.
[...]
El joven no sabía a dónde más podía ir, desde el instante en que su ensayo terminó había salido en carrera para buscarla, necesitaba hablar con ella. Ese era el día en que por fin le
contaría todo.
Solo que había un obstáculo, no la encontraba por ninguna parte y sabía que ella seguía allí pues, junto a Namjoon, era de los últimos que se iban en las noches. Muchas veces se
había torturado pensando que estos dos tenían algo debido a todo el tiempo que pasaban juntos últimamente, pero no se rendiría tan fácil. Aunque parecía rendido apoyado en la
pared mientras pensaba de nuevo donde podría buscarla.
- ¿Cansado, Jung? -alzó la cabeza ante la voz femenina. Allí estaba, preciosa y brillante como siempre-. ¿Un ensayo fue mucho para ti?
-Nunca, solo la estaba buscando.
Esta no dijo nada viéndolo como se ponía de pie derecho frente a ella, solo que cuando lo vio a punto de hablar sonrió interrumpiéndolo.
-Deberás esforzarte más que antes, Seokie -dijo causando que el chico frunciera el ceño, siempre se esforzaba mucho-. Tienes que estar en el grupo que hará la agencia.
En voz baja por la curiosidad le preguntó la razón del énfasis en la primera palabra. Claro que soñaba con estar en el grupo, pero no entendía la razón por la cual era tan indispensable.
-Puesto que yo estaré en él, no puedes quedarte por fuera.
Y sin más se fue luego de una pequeña inclinación de cabeza, dejándolo solo y confundido.
Cuando por fin cayó en cuanta de lo que había dicho, una sonrisa apareció su rostro que se convirtió en una pequeña risa. Era el mayor incentivo que alguien pudo haberle dado, se
esforzaría más que nunca y más que nadie en la agencia. Ahora tenía una meta clara y muy importante, poder debutar junto a su preciada Jiyoon y por fin confesarle todos sus sentimientos.
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