011. Seokjin

“Eres horrible”  “¿Qué haces en BangTan?”  “¿Por qué no le haces un favor a todos y te mueres?” 
“¿Cómo debuta una chica tan fea?”  “No haces nada bien” 

Mordiendo mi labio seguí bajando en el celular leyendo esos comentarios que toda esa gente escribía abiertamente en Twitter. Pensé estar acostumbrada después de tantos años pero definitivamente seguía doliendo, aunque la parte masoquista dentro de mí hacía que no pudiera soltar el aparato y dejar de leerlos. 

— ¿Me veo mejor con o sin la gorra? —Escuché la voz de Jin en los puestos de enfrente pero antes de que alguien dijera algo volvió a hablar soltando una risa— ¿Qué digo? Me veo genial de cualquier manera.

Los chicos rieron ante su típico humor narcisista, y probablemente en otra situación o si no hubiera leído todo eso yo también hubiese reído pero no me sentía de muchos ánimo.

—Claro que me veo increíble, soy Worldwide Handsome —dijo riendo con su peculiar risa
haciendo reír a los demás chicos.

Mientras, yo movía violentamente el dedo sobre la pantalla del celular tratando de ignorar todo. No sabía por qué razón sus bromas típicas de repente me estaban molestando tanto pero sentía a punto de explotar.

—Ah, ustedes si tienen suerte de tener un hyung tan guapo.

— ¡Ya sabemos que eres precioso! —grité de repente haciendo que todos se callaran, hasta el conductor pareció sobresaltar pues la camioneta dio un pequeño giro casi imperceptible—. Lo escuchamos, lo vemos, ya deja de repetirlo.

El vehículo entero se sumió en un silencio, también sentía varios pares de miradas sobre mí pero
me sentía incapaz de alzar la mirada por lo que solo veía las pequeñas gotas cayendo sobre la
pantalla del celular que estaba apretando con la mano hasta que otra me lo arrebató.

—Deja de leer esos estúpidos comentarios —gruño Yoongi metiendo mi celular en su bolsillo.

—No estaba leyendo nada —susurré secando mi rostro, no podía dejar que me fotografiaran llorando.

¿Cómo fui capaz de gritarle a Jin?

—Te vi, no intentes engañarme, Yoon.

Antes de que alguien más dijera algo los gritos empezaron a escucharse afuera y no hubo
necesidad de voltear a ver para saber que habíamos llegado al aeropuerto. Todo pasó bastante
rápido a partir de ese momento, la puerta se abrió con el mánager diciéndonos a todos que
bajáramos ya y al estar de última bajé luego de que todos lo hicieran solo quedando frente a Nam quien esperó para no dejarme al final.

Normalmente era Jin quien lo hacía.

Luego de pasar su brazo sobre mis hombros ambos caminamos tras los chicos.

A diferencia de lo que pensaba cuando entramos para dirigirnos a chequear los boletos el
ambiente entre todos estaba bastante calmado, todos reían y bromeaban como de costumbre. 
Cuando Namjoon se fue con el mánager no pude evitar darle una mirada a Jin viéndolo junto a Tae, no tuve la valentía para acercarme así que me encaminé rápidamente en busca de la máquina de comida.

—Agh, estúpido billete —gruñí a la quinta vez que la máquina regresó mi billete, por la frustración pegué la frente al vidrio que me separaba de todas las bolsas—. Por favor, yo solo quiero unos dulces.

Hasta que una voz me sacó del momento de frustración.

—Por que le llores a la maquina no te hará caso, Yoonie. —Giré con rapidez al reconocer la voz de Jin que tenía un toque de burla— Créeme, eso solo sirve con nosotros.

—Oppa…

—No, escúchame primero —me interrumpió dando unos pasos hacia mí—. Lo lamento.

¿Lo lamenta? ¿Él? ¿Por qué él lo lamentaría? Según recuerdo yo fui la tonta que gritó como una
niña malcriada.

Es muy probable que se haya dado cuenta de mi confusión pues soltó una pequeña risa y luego de mirar al suelo, suspirar  y volver a alzar la mirada, explicó.

—Fui un egoísta. Siempre he sabido sobre esos comentarios hacia ti y en vez de ayudarte con eso me la pasaba diciendo lo hermoso que soy yo — ¿De verdad se estaba echando la culpa?—. Eres mi hermanita, debería estar recordándote todo el tiempo lo hermosa que eres.

La culpa me carcomía y respiré hondo para calmarme y no romper a llorar por sus hermosas palabras. Con cosas así me doy cuenta de que Jin es lo más cercano a la perfección que existe.

—Igual lo lamento, no debí gritar —me disculpé mordiendo mi labio para luego mirarlo—. Lo
siento.

En vez de contestar algo soltó su bolso de uno de sus brazos y abrirlo, yo solo veía con curiosidad como rebuscaba entre sus cosas y de repente sonrió al sacar la pequeña bolsa.

— ¡Gomitas! —exclamé haciendo que él riera y extendiera el brazo para yo caminar hasta él y
tomar los dulces, aunque lo sorprendí pues justo al tomarla seguí y lo abracé con fuerza—. Muchas gracias, oppa.

Retiro lo que dije, Jin en realidad si era la perfección.

Recuerden que pueden hacer un pedido de lo que deseen.

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