Capítulo 6: Deathstroke
Bruce se encontraba investigando una vieja y abandonada propiedad que, según algunos rumores, había servido hacía años para reuniones de la Corte de los Búhos. Sin embargo, solo encontraba polvo, mugre y cosas rotas por todo el lugar. Si algún vez hubo reuniones de la Corte en aquel lugar, el paso del tiempo ya se había encargado de borrar cualquier evidencia.
Era frustrante para él ver como todos los lugares que visitaba no le daban pistas. Si Thomas Wayne seguía vivo, aquella sociedad secreta debía estar ocultandolo. Si los encontraba, finalmente podría cobrar su venganza y asesinar a su progenitor. Finalmente, salió de aquel lugar con las manos vacías y el pecho lleno de frustración. Sin embargo, había logrado llamar la atención de aquellos a los que buscaba.
—¡Despierta, vampiro!
La luz entraba con fuerza por la ventana, golpeando directamente la cara de Bruce. Este trataba de cubrirse a pesar de que Selina lo sacudía con fuerza de la cama.
—El almuerzo, lo que sería tu desayuno, ya está. Levántate.
—Ya voy.
A pesar de que ya hacían varios días que vivía con Selina, seguía resultandole raro. Se había acostumbrado a dormir en lugares sucios e incómodos, por lo que tener una cama cómoda era algo nuevo y extraño, lo mismo con tener buena comida. Selina ciertamente no era una chef profesional pero cocinaba bien y sabía hacer bastantes comidas como para no morir de hambre, aunque a veces se le quemaban algunas cosas. Bruce también sabía cocinar, se había visto obligado a aprender hace años, pero rara vez tenía las cosas necesarias para hacerlo. Por eso, casí siempre se veía obligado a robar comida. Cuando la pelinegra término de poner la mesa y servir el almuerzo volvió al cuarto, solo para encontrar a su compañero totalmente bajo las sabanas.
—¡Bruce!
La respuesta de Wayne fue una almohada voladora que ella atrapó con facilidad. El varon se destapó y sentó en la cama. Selina, sin ningún tipo de pudor, recorrió con los ojos el torso desnudo y lleno de cicatrices de su compañero. Bruce término levantándose y se encaminó hacia la cocina. Al pasar al lado de Selina, esta le dio una nalgada.
—¿Alguna noticia interesante? —preguntó Bruce mientras se sentaba frente a su plato: carne asada con puré de papas.
—Han hablado un poco de tus actividades de anoche. También nombraron al arquero de Starling City, cuyo modus operandi se parece al tuyo.
—Debemos ir a visitar a Oliver algún día.
—Más avistamientos del borrón de Central City, ¿creés que sea Gabriel?
—No sé. Pero si no lo es, estoy seguro que con lo que le gusta a Gabriel presumir sus poderes, ira a pedirle una carrera —afirmó Wayne antes de darle un bocado a la carne—. La verdad, me sorprende que él no se haya hecho notar a estas alturas. Siempre quizo que todo el mundo supiera lo poderoso que es.
—¿Y que tal esta la comida? —preguntó Selina.
—Tu puré esta crudo.
—¿Qué? —gritó sorprendida.
—Es broma, solo quería ver tu reacción.
—¡Eres un idiota! —exclamó entre risas.
En otra parte, Carmine Falcone se encontraba sentado en su oficina. Frente a él, había otro hombre sentado.
—Esta es la primera mitad de tu paga —exclamó Falcone—. Tendrás la otra mitad cuando me traigas la cabeza de ese ninja psicótico.
—Aceptó el trabajo —afirmó el hombre.
—Confío en que harás un gran trabajo, Deathstroke.
Esa misma noche, Bruce recorría los techos de Gótica con su uniforme de ninja. Sin embargo, no tardo en notar que alguien lo estaba siguiendo de cerca. Finalmente se detuvo, dando un rápido giro hacia atrás. De entre las sombras, no tardo en salir un sujeto en traje militar y con una máscara de doble color.
—Eres difícil de encontrar, Wayne —exclamó Deathstroke.
—Sabía que tarde o temprano nos volveríamos a encontrar, Slade.
Deathstroke desenvaino su katana, sujetadola con ambas manos. Bruce no dudó e hizo lo mismo con su ninjato.
Tras eso, el mercenario fue el primero en atacar. Wayne movía rápidamente su espada, asegurando de usar la parte contraria al filo para bloquear los golpes de su enemigo.
—¿Un ninjato? ¿En serio, Wayne? ¡Esa espada nunca existió!
—Hasta ahora —afirmó el ninja.
Ambos guerreros se apartaron, y empezaron a caminar en círculos sin dejar de mirarse. Slade volvió a atacar, tratando de cortar la piel de su enemigo. Bruce bloqueó el ataque y le conectó una patada en el pecho para apartarlo. Wayne tomó la delantera, siendo ahora el que atacaba con ferocidad. Deathstroke logró desviar la espada de su enemigo, y aprovechó para conectarle un puñetazo en el rostro. Tras eso, le devolvió la patada al pecho. El ninja se apartó unos pasos, antes de volver a bloquear y responder los ataques del mercenario. Ambos guerreros se entregaron completamente al duelo que estaban teniendo, usando sus espadas como una extensión más de su propio cuerpo. Nada más existía en aquel momento fuera de aquella danza mortal. La verdad, era que estaban muy igualados en habilidad. Ambos terminaron lanzando un corte, pero detuvieron sus filos a centímetros del cuello ajeno.
—¿Cuanto te pagaron para matarme, Slade? —preguntó el ninja.
—A tí, ¡te mataría gratis! —exclamó con furia el mercenario.
—Veo que sigues sin superar lo de tu ojo.
—Sigo sin comprender porque Ra's te prefirió a tí como sucesor.
Ambos guerreros dieron un salto hacia atrás, distanciándose momentáneamente del letal filo enemigo.
—Te daré una oportunidad, Slade: vete de mi ciudad y te perdonaré la vida.
Deathstroke miro con furia a su enemigo, el cual ya predecía lo que estaba por pasar. Slade tomó su pistola, al mismo tiempo que Bruce tomaba unos shurikens. Ambos hombres se movieron, y sus proyectiles fueron arrojados en contra del otro. Las balas impactaron en el ninja, y los shuriken en el mercenario. Una de las estrellas se clavó en la punta de la pistola, haciéndola explotar. Slade volteó un momento la mirada, y al volver a ver para delante ya no había rastro de su enemigo. Entre gruñidos de dolor, se sacó las estrellas ninjas de su cuerpo, dejando salir bastante de su sangre.
Más tarde, esa misma noche, Bruce se encontraba sentado en una silla mientras Selina le curaba las heridas.
—Necesitas un chaleco antibalas —exclamó Selina—. ¿Quién diablos te hizo esto?
—Slade —afirmó el varón—. Lo contrataron para matarme.
—¿Slade? No supe nada de él desde que Ra's lo expulsó de la Liga.
Flashback.
Muchos años atrás, un Bruce adolescentes se enfrentaba en un duelo de espadas contra Slade. Las armas de ambos chocaron, aproximando sus furiosos rostros. Los dos guerreros se apartaron, tomando un pequeño respiró. Slade bajo su espada, aproximándose mientras la hacia ascender. Bruce uso el agarre invertido, aprovechando que su espada era más corta, y bloqueo con esta el ataque de su enemigo. Con la mano libre, le conectó un puñetazo con tanta fuerza que logró derribarlo. Slade cayó boca abajo e intentó girar para quedar boca arriba. Sin embargo, Bruce le cayó sobre la espalda. Con la mano derecha, le atrapó la muñeca con la que sostenía la espada. Al mismo tiempo, clavó su hoja en la clavícula izquierda de su enemigo.
—¡Suficiente! —exclamó una voz potente, siendo Ra's al Ghul, que salía de las sombras—. Y es por eso, Slade, que Wayne es mi legítimo sucesor.
Bruce se levantó, sacando su arma del cuerpo de su enemigo. Slade apretó con furia sus dientes, y sus ojos solo reflejaron un odio puro.
Fin del Flashback.
—Sigue resentido por lo de su ojo —bromeó Bruce, antes de emitir un quejido.
—La bala te atravesó unos centímetros de piel, justo entre las costillas. Las otras dos atravesaron el hombro y el muslo, pero no es nada grave.
Selina apoyó su rostro en la ancha espalda de su compañero.
—Debes tener más cuidado, Bruce. Debes buscar la forma de protegerte más.
—¿Para qué? ¿Acaso no te gusta curarme?
—Habló en serio, Bruce.
Selina hundió su rostro en el cuello de Bruce, el cual le empezó a acariciar con cariño el cabello.
—Creó que sé como lograr eso —afirmó Wayne, mientras la mujer lo abrazaba desde atrás.
—¿Cómo? —preguntó, apoyando su mandíbula en el hombro sano del varón.
—Debo reclamar mi herencia.
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