Capítulo 1
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Castillo de Stirling, Escocia; junio de 1314.
Robert de Bruce había sido declarado rey en el 1306, iniciando así un revuelo en contra de las fuerzas inglesas que buscaban imponerse sobre Escocia, tierra de mitos y leyendas, al igual que páramos preciosos y castillos majestuosos.
Inicialmente trataron de mediar la paz con los ingleses quienes, representados por el rey Eduardo I, invadían sus preciosas tierras, pero ante la negativa de éste y la traición de Wallace, el ahora soberano no tuvo más opción que acabar con la vida del inglés dándose a la fuga pocos meses después. Más tarde y al ver que Eduardo II, quien era más débil que su predecesor, ahora gobernaba a los ingleses; juntó a diversos clanes, encabezado por los Campbell, sitiaron el castillo de Stirling como base militar y marcharon a Bannockburn, donde firmarían un tratado de paz entre ambas fuerzas.
— Ya casi es hora, hermano — Edward se acercó al ahora coronado Roberto I, quien desde la cornisa divisaba los grandes acantilados bañados por la luz del amanecer — ¿Qué vais a hacer, mi señor? —
Era una difícil decisión, cientos de hombres estaban bajo su mando, dispuestos a luchar y arriesgar no sólo sus vidas, sino también las de aquellos pertenecientes a sus respectivos clanes. El potencial de traición era alto, no podían confiar plenamente en los ingleses y sus palabras de paz. Para el ahora monarca aquellas promesas no tenían valor, así que debía prepararse para lo que pudiera suceder.
— Id y prepararos — indicó con voz calma, al único pariente que le quedaba después de incontables luchas — Partiremos al alba —
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— ¡¿Qué estás diciendo?! — reprendió a baja voz, su hermano podía ser muy sincero en malas ocasiones como aquella — Os escucharán —
— ¿Acaso importa? — malhumorado, llevó la cerveza hasta su boca para refrescar su garganta — No es secreto para nadie, cientos de clanes esperan ganar el favor del Rey —
"En especial el bastardo de Campbell" la indignación llenaba cada fibra de su ser, aquel maldito pensaba dejarlo por fuera de la armada del rey.
— Aún así... —
— ¿Acaso has olvidado? — siseó dejando su jarra sobre la desgastada mesa con un golpe seco.
Claro que no había olvidado, ¿cómo podría?. Las incontables burlas y desprecios a su gente desde la caída de su abuelo y la deshonrosa muerte de su padre debido a sus malas decisiones. Fueron los Campbell quienes mostraron mayor desdén hacia su hermano, quien antes de cumplir la mayoría de edad quedó a cargo de un clan armígero pronto a caer en la ruina. Fue mucho lo que se dudó sobre su habilidad, pero gracias a sus esfuerzos los McRae no habían perdido aún el honor que les quedaba.
"Gracias a un lobo sangriento" recitó en su mente la forma en la que llamaban a su hermano. Madara, el lobo negro/lobo sangriento del campo de batalla.
— ¿Entonces... qué harás? —
— ¿Qué crees? — espada en mano se paró con porte orgulloso, como si el alcohol en sus venas no pudiera surtir efecto — Iré con nuestro señor mientras tú te quedas aquí. Ningún bastardo nos hará perder la cara —
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Al final había tenido razón, no sólo fueron lo suficientemente inteligentes para dividir sus fuerzas, sino que los habían sitiado en lo llano, desde donde sus flechas podrían alcanzarlos sin mayor problema y debilitar su formación. Era molesto, pero ya se esperaba que aquellos ingleses no cumplieran su promesa.
"La palabra de un vástago, hasta el final, no vale nada", en momentos como ese daba gracias por tener al joven MacRae en las filas, sus ideas habían sido de mucha ayuda.
— Mi señor, estamos listos —
Sin demora se reunió con sus hombres, quienes escuchaban atentamente las palabras de lord Ashina. Aun fuera el rey, así lo prefería. Robert no era precisamente un hombre de muchas palabras, sino de acciones a tomar. Había sacrificado sus tierras, sus bienes y su familia por su hogar, así que no le importaba arriesgar su propio cuello una vez más para acabar con todo aquello de una vez por todas. Era suficiente, el derramamiento de sangre había sido atroz y las vidas perdidas demasiadas, así que debían terminar todo justo ahora.
En eso pensaba cuando Ashina Campbell llegó hasta él, esperando su señal para empezar el fin de una larga guerra.
— No importa lo que pase hoy — con una mano encima de su hombro y una mirada de determinación, afirmó — Si he de morir, me alegra hacerlo luchando por usted, mi señor —
— Admiro vuestro valor — estrechando su hombro, el sabio rey infundió valor — Pero esta tierra no caerá, hoy no — con firmeza, alzó su espada de frente a su armada y su voz de guerrero resonó por el lugar — ¡Por Escocia! —
— ¡Por Escocia! —
Rugieron con fiereza aquellos clanes, dispuestos a recuperar su amada patria, sus tierras, su valor y su identidad.
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Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
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